domingo, 11 de enero de 2009

Acerca del antisemitismo_V

¿Qué es entonces el “antisemitismo”?

Por Adrian Salbuchi (*)

Estas notables definiciones del “antisemitismo”, únicamente aplicable a los judíos, que hoy hace el gobierno estadounidense obligan a tratar de identificar de dónde surge esa animosidad universal contra una comunidad numéricamente tan pequeña. Y, como vemos, tan universal y ubicua es esa animosidad “antisemita” que la superpotencia estadounidense ha creído necesario legislar a nivel mundial para monitorearla y combatirla.
Aclaremos, en primer lugar, que si bien las persecuciones contra los judíos tuvieron una base religiosa en siglos pasados, ya hoy no puede decirse que el “antisemitismo” se refiera al ámbito de lo religioso, al menos no en Occidente y, desde luego, tampoco en nuestro continente, dónde felizmente la discriminación religiosa ha mermado casi por completo.
En rigor de verdad, la verdadera y agresiva discriminación religiosa que hoy existe en Occidente no va dirigida contra el judaísmo, sino principalmente contra la religión islámica. Particularmente, desde los eventos del 11 de septiembre 2001, cuando Estados Unidos y sus aliados lanzaron su “guerra contra el terrorismo fundamentalista islámico”, entre cuyas armas observamos un amplio proceso de guerra psicológica que busca estereotipar y satanizar al Islam como religión, y a todos los pueblos árabes musulmanes de Medio Oriente.
Otro factor importante es el hecho de que hoy en día la religión judía no genera animosidades entre las comunidades modernas, por la sencilla razón de que se trata de una religión no-evangelizadora y no-militante. Mucho más intrusivas – y por ende “molestas” y fastidiosas para mucha gente – son, por ejemplo, algunas de las confesiones y sectas cristianas pentecostales y evangelistas militantes, que procuran ganar adherentes, a menudo con un estilo vulgar a través de la televisión, la radio e incluso casa por casa.
De manera que decir que el “antisemitismo” es un delirio persecutorio contra la religión judía, tampoco resiste un análisis serio, amen de que en todos los países del mundo lamentablemente hoy exista una multitud de actos criminales y delictivos – todos condenables por cierto – que incluyen la profanación de cementerios, las agresiones personales y actos vandálicos de todo tipo perpetrados por inadaptados y criminales contra amplios sectores de ciudadanos de todas las religiones, razas, etnias y clases sociales. Este triste fenómeno no solo afecta a las comunidades judías, sino que la creciente violencia en nuestras ciudades es un fenómeno mundial que afecta a todos los ciudadanos, y es alimentado por un complejo conjunto de factores que abarcan desde las adversas condiciones sociales reinantes hasta la instigación a la violencia, la inmoralidad y las perversiones de todo tipo instigados por los medios de difusión masiva, a menudo con la excusa de “entretener” al pueblo (1).
Lo que hoy se denomina “antisemitismo” ya Herzl lo había descripto como “la cuestión judía”, muy en boga en la Europa del siglo XIX cuando Herzl lanzara el movimiento sionista universal. En “El Estado Judío”, Herzl señala que “la cuestión judía existe en todo lugar dónde vivan judíos en cantidades perceptibles. En los lugares en que la cuestión judía no existe, es portada por los judíos en el curso de sus migraciones. Esto es así en cada país y lo seguirá siendo, aún en aquellas naciones altamente civilizadas – por ejemplo, en Francia – hasta que a la cuestión judía se le halle una situación de bases políticas. Los desafortunados judíos están llevando actualmente las semillas del antisemitismo a Inglaterra; y ya las han introducido en América” (2)
Por su parte, el sociólogo judío francés Bernard Lazare escribiendo también a fines del siglo XIX decía,“en todos los lugares en los cuales los judíos… se han establecido, en todos ellos se ha desarrollado el antisemitismo, o más bien el anti-judaísmo, pues antisemitismo es una palabra mal elegida, que sólo ha tenido razón de ser en nuestro tiempo, cuando se ha querido ampliar la lucha del judío y de los pueblos cristianos y darle una filosofía al mismo tiempo que una razón más metafísica que material. Si la hostilidad y hasta repugnancia sólo se hubieran manifestado con respecto a los judíos en una época y en un país sería fácil desentrañar las causas limitadas de estas cóleras; pero por el contrario, la raza judía ha sido objeto del odio de todos los pueblos en medio de los cuales se ha establecido. Ya que los enemigos de los judíos pertenecían a las razas más diversas, vivían en países muy apartados los unos de los otros, estaban regidos por leyes diferentes y gobernados por principios opuestos, no tenían ni el mismo modo de vivir ni las mismas costumbres y estaban animados por espíritus disímiles que no les permitían juzgar de igual modo todas las cosas, es necesario, por lo tanto, que las causas generales del antisemitismo siempre han existido en el mismo Israel y no en quienes lo han combatido.”(3)
Efectivamente, un rápido repaso histórico consigna un mismo patrón de segregación, persecución y expulsión de las comunidades judías en a través del tiempo y la geografías planetaria: en la antigüedad, en Babilonia, Egipto, Judea e Israel (a manos de los romanos); en la Edad Media, hubo expulsiones en las islas británicas en el siglo XIII, en España y Portugal en el siglo XV; en épocas más recientes se produjeron persecuciones en Francia, Rumania, Rusia, Hungría, Serbia, Ucrania, Polonia, Alemania, y Austria a lo largo de los siglos XIX y XX, y en la actualidad son combatidos por los países islámicos en Medio y Lejano Oriente.
Paralelamente y con mucha menor intensidad, también ha habido episodios dolorosos de rechazo y conflicto en países de América como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México, y Perú; algo notable en Latinoamérica que ha sabido acoger a todas las razas del mundo con un alto grado de libertad y tolerancia.
Este fenómeno casi universal de rechazo a los judíos, está explícita reconocido por la legislación contra el “antisemitismo” sancionada por EEUU, lo que obliga a plantear una pregunta – obvia e incómoda – que es sistemáticamente ignorada por quienes propagan la falacia confusionista del “antisemitismo”: ¿Es razonable suponer que, a través de siglos y milenios, todos los pueblos que han tenido contacto con el pueblo judío sufran de alguna suerte de patología psicológica – denominada “antisemitismo” – que los lleva a rechazar e incluso expulsar violenta e irracionalmente a los judíos de su seno?
Semejante aseveración pareciera unilateral e incompleta, pues no evalúa la alternativa –bastante más verosímil, por cierto– de que puedan existir patrones de comportamiento social entre ciertos sectores de las comunidades judías que generan tal rechazo.
Insistimos: la pregunta es odiosa pero hace a la esencia misma del problema ya que su planteo permitiría empezar a desentrañar cuáles serían las verdaderas causas del así-llamado “antisemitismo” que tanto preocupa al gobierno estadounidense y a las organizaciones sionistas mundiales.
Tal pregunta, que tiene algo del enigma de “si vino primero el huevo o la gallina”, pareciera tener tan sólo dos respuestas posibles:

1. Todos los pueblos del mundo que han convivido con los judíos a través de la historia, y aún hoy, son culpables y psicológicamente enfermos al tiempo que los judíos son sus victimas inocentes, o
2. Existen ciertos patrones de comportamiento propios de cierta cultura, idiosincrasia y tradiciones judías que, tarde o temprano, generan resistencia y rechazo entre las sociedades en las que esas comunidades judías procuran insertarse.

Conclusión:

Si lo primero es correcto, entonces el “antisemitismo” es una enfermedad que afecta a toda la humanidad, salvo a los judíos;
Si lo segundo es correcto, entonces el “antisemitismo” surge como reacción ante el comportamiento asocial de ciertos sectores judíos, especialmente sus dirigencias.

He ahí la pregunta…

NOTAS:
(1) Indudablemente, sería muy saludable y sano para todos los pueblos del mundo que se realizara una investigación a fondo sobre quienes son los que desde “el mundo del entretenimiento” promueven y financian esta suerte de condicionamiento psicológico masivo hacia crecientes cuotas de violencia y perversión desde centros industriales “del entretenimiento” como Hollywood, Nueva York, y también entre nuestros multimedios locales.
(2) Herzl, The Jewish State, Nueva York, Doubleday, 1988
(3) Bernard Lazare, “El Antisemitismo. Su Historia y sus Causas”, escrito en 1894 - Ediciones La Bastilla, Buenos Aires, 1974. Páginas 11 y 12).


Fuente:
El Traductor Gráfico, No. 48 - 8 de marzo de 2008
Informe sobre la verdadera realidad nacional e internacional del Proyecto MSRA - Movimiento por la Segunda República Argentina
Investigación y redacción: Adrian Salbuchi
www.eltraductorradial.com.ar
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contacto: asalbuchi@infovia.com.ar
© Adrian Salbuchi, Buenos Aires, Marzo 2008

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