domingo, 11 de enero de 2009

Acerca del antisemitismo_IV

Combatiendo el “antisemitismo”.

Por Adrian Salbuchi (*)

Sirvan estos datos y comentarios iniciales para poder mejor comprender ciertos hechos relacionadas con la especie de cruzada de lucha mundial contra el “antisemitismo” lanzada recientemente por los Estados Unidos. Efectivamente, el 16 de octubre de 2004, el presidente George W. Bush sancionó una ley denominada Ley de Revisión del Antisemitismo Global (Global Anti-Semitism Review Act of 2004), mediante la cuál se creó un área especial dentro del Departamento de Estado (la cancillería estadounidense), que tiene como misión monitorear el "antisemitismo" en todo el mundo. (1)
Como medida fundamental en la implementación de dicha Ley, el 22 de mayo de 2006 la secretaria de Estado Condoleeza Rice nombró a Gregg Rickman como “Enviado especial en el Dpto. de Estado para monitorear y combatir el antisemitismo” en todo el mundo. La tarea del Sr. Rickman en su nueva función de gendarme mundial del pensamiento, se vio facilitada por el hecho de que ni siquiera necesita definir qué es el “antisemitismo”, toda vez que el propio Departamento de Estado admite no saberlo con precisión; no que ello les preocupe demasiado.
El 8 de febrero de 2007, el Depto. de Estado emitió una “Working Definition of Anti-semitism” (o sea, una “definición provisoria del antisemitismo”), aclarando que "en su informe del 2004 sobre antisemitismo, el Centro Europeo para Monitorear el Racismo y Xenofobia (EUMC - European Monitoring Center on Racism and Xenophobia) señaló la falta de una definición común del antisemitismo y consecuentemente trató de armar una. Como resultado de ello, un pequeño conjunto de ONG's redactó una definición provisoria.....(que) consideramos brinda una guía inicial con la que el antisemitismo puede eventualmente ser definido y combatido y, por ende, presentamos esta "definición provisoria" como punto de partida en la lucha contra el antisemitismo".
De manera que Estados Unidos, firmemente avalado por las organizaciones sionistas mundiales, pretende llevar a cabo una “lucha global contra el antisemitismo”, sin siquiera saber cómo definirlo con alguna precisión. Incluso, en una nota al pie en dicha declaración oficial, el Dpto. de Estado aclara que "el hecho de que trascribamos la "definición provisoria" del EUMC sobre el antisemitismo no debe interpretarse como que aceptemos dicha definición" (sic!). Veamos qué dice esa “definición provisoria” que no hace más que agregar a la confusión programada con la que el sionismo aborda este tema:

"El antisemitismo es una cierta percepción sobre los judíos, que puede expresarse como odio hacia los judíos. Toda manifestación retórica y física de antisemitismo dirigida contra individuos judíos y no-judíos y/o sus bienes, hacia instituciones comunitarias judías e instalaciones religiosas":(2).

Luminoso. A renglón seguido, la cancillería norteamericana describe una serie de creencias y opiniones que, según ella, conforman "antisemitismo" y que, por ende, deben ser anatemizadas y combatidas a nivel planetario, pero que en el marco de nuestro análisis no hacen más que agregar a la confusión y profundizar la irracionalidad reinante en torno al concepto de “antisemitismo”. Seguimos leyendo en el sitio oficial del Departamento de Estado www.state.gov, lo siguiente:

Ejemplos contemporáneos de antisemitismo en la vida pública, los medios, las escuelas, el trabajo y en la esfera religiosa podrían – tomando en cuenta el contexto general – incluir pero sin limitarse a, los siguientes ejemplos:

• Hacer comentarios mendaces, inhumanos, satanizados o estereotipados sobre los judíos, alegando que los judíos individualmente o a través de su poder colectivo conforman una conspiración mundial judía, o que los judíos controlan los medios de difusión, la economía, el gobierno u otras instituciones sociales; (3)
• Acusar a los judíos como pueblo de ser responsables por los crímenes reales o imaginados cometidos por algún individuo o grupo judío, o por incluso por actos cometidos por no-judíos;
• Negar el hecho, los alcances, el mecanismo (o sea, las cámaras de gas), o la intencionalidad genocida contra el pueblo judío a manos de la Alemania nacionalsocialista y sus acólitos y cómplices durante la segunda guerra mundial (o sea, el Holocausto);
• Acusar a los judíos como pueblo, o a Israel como Estado, de inventar o exagerar el Holocausto;
• Acusar a ciudadanos judíos de ser más leales hacia el Estado de Israel, o más leales hacia las supuestas prioridades mundiales de los judíos, por encima de los intereses de sus propias naciones.

Algunos ejemplos de las formas en que se manifiesta el antisemitismo respecto del Estado de Israel tomando en cuenta el contexto general podrían incluir:

• Negar al pueblo judío el derecho a la autodeterminación (por ej., manifestando que la existencia del Estado de Israel conforma un proyecto racista);
• Comparar a las políticas actuales israelíes con las de los nazis;
• Considerar a los judíos responsables en forma colectiva por las acciones del Estado de Israel” (4)

Lo notable de estas políticas oficiales estadounidenses, radica en el hecho de que buena parte de esta ley está orientada a proteger y a dar una suerte de “cheque en blanco”, ya no a una etnia, sino a una determinada potencia extranjera: el Estado de Israel.
Ello no sorprende cuando se profundiza el análisis de las estructuras de poder que hoy rigen en los Estados Unidos y sus principales aliados. El autor del presente ha escrito un amplio análisis histórico y político respecto de la influencia que detenta una nutrida red de poder privado que desde hace casi un siglo pareciera haber copado los resortes del poder real en los Estados Unidos. Esta red de poder es de amplias características pluri-étnicas y se describe en forma detallada en la obra “El cerebro del mundo: la cara oculta de la globalización”.(5)
Más específicamente y como consecuencia de la política exterior del gobierno de Bush – en especial la “guerra contra el terrorismo global”, las invasiones de Afganistán e Irak, y el apoyo sistemático e irrestricto al Estado de Israel –, ha surgido en medios académicos de máximo nivel en Estados Unidos un creciente debate sobre lo que algunos describen como el “copamiento” o “secuestro” de ejes clave de la política exterior de ese país por parte de un conjunto de poderosas organizaciones privadas que priorizan los objetivos e intereses de una determinada ideología – la sionista – y de una potencia extranjera – el Estado de Israel.
Estas políticas estadounidenses que pretenden monitorear y combatir el “antisemitismo”, sin embargo, evitan sistemáticamente considerar cuáles podrían ser la causas que generan aquello que la Ley de Revisión del Antisemitismo Global señala como “actos de antisemitismo en países de todo el mundo, incluyendo a algunas de las más fuertes democracias (que han) aumentado significativamente en frecuencia y amplitud en los últimos años”.
Según este criterio, el “antisemitismo” surgiría espontáneamente como una patología psicológica que afecta a prácticamente todos los pueblos, a lo largo de siglos y milenios y en las más variadas geografías del mundo.
En un importante informe publicado por la facultad John F Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, su decano Stephen Walt y el profesor John Mearsheimer a cargo de la cátedra de ciencias políticas de la Universidad de Chicago, analizan con rigor y objetividad la influencia del así-llamado “lobby israelí” no sólo sobre la política exterior del gobierno de Bush sino, históricamente, desde hace ya varias décadas.
Walt y Mearsheimer llegan a un conjunto de conclusiones que parecieran demostrar que organizaciones pro-sionistas y pro-Israel como AIPAC – American Israeli Public Affairs Committee – habrían logrado “torcer ejes fundamentales de la política exterior de Estados Unidos para que priorice el interés nacional del Estado de Israel por encima del interés nacional de los propios Estados Unidos de Norte América”. Este documento de Harvard publicado en marzo 2006, fue luego ampliado a una extenso libro (6) generando un muy saludable debate en altos círculos académicos y políticos en la superpotencia del norte, hoy inmersa en una crisis sin precedentes en su política exterior debido a los gravísimos errores políticos, militares y económicos cometidos por sus máximos dirigentes.
Con el fin de facilitar la lectura del presente informe, incluimos en el “Anexo I” una descripción de algunos de los ejes principales esgrimidos en el informe Walt/Mearsheimer quienes, como era previsible, hoy son ruidosamente acusados de “antisemitas” por los grandes medios de prensa casi exclusivamente pro-israelíes de Estados Unidos.
Sin embargo, cabe destacar que figuras de altísimo prestigio como el ex-presidente Jimmy Carter y el geopolítico y ex-asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski no solo salieron en defensa de Walt y Mearsheimer, sino que han declarado abiertamente que hoy resulta importante para Estados Unidos que se abra un amplio debate público sobre lo que muchos analistas consideran conforma una indebida ingerencia de los lobbies pro-Israel dentro del gobierno de ese país. Como era de prever, también a Carter y Brzezinski el amarillismo periodístico les colocó el sambenito de “antisemitas”.
Otros intelectuales como Samuel Huntington, aunque no suscriben explícitamente las tesis de Walt y Mearsheimer, sin embargo señalan que resulta peligroso pretender acallar opiniones sobre temas políticos utilizando técnicas como las que se describen en el presente informe.

NOTAS.
(1) 08-Oct-04, 108th Congress of the United States, 2nd Session, S.2292
(2) Anti-[S]emitism is a certain perception of Jews, which may be expressed as hatred toward Jews. Rhetorical and physical manifestations of anti[-S]emitism are directed toward Jewish or non-Jewish individuals and/or their property, toward Jewish community institutions and religious facilities." http://www.state.gov/g/drl/rls/56589.htm
(3) Según esta definición, el ex-presidente Jimmy Carter, el geopolítico y ex-asesor de seguridad nacional Zbigniew Brzezinski, el ex-investigador estadounidense en la comisión de la ONU que buscó pero no halló las inexistentes armas de destrucción masiva en Irak Scott Ritter; el investigador israelí Israel Shamir; el investigador judío estadounidense Norman Finkelstein, y altos miembros de las facultades de Ciencias Políticas de Harvard y Chicago, entre muchos otros individuos e instituciones, deberán considerarse como "antisemíticas". Queda claro que al confundir categorías religiosas, políticas y étnicas, se abre el camino a una peligrosa dictadura del pensamiento so pretexto que toda crítica al accionar político-militar del Estado de Israel o al accionar político-económico de las entidades y lobbies sionistas en todo el mundo podrá acallarse al considerarlo como una acto “contra los judíos” como religión o etnia, lo cual es una falsificación absoluta y una tergiversación de la realidad.
(4) www.state.gov/g/drl/rls/56589.htm - Fact Sheet - Office to Monitor and Combat Anti-Semitism, February 8, 2007
(5) Ver del autor, “El cerebro del mundo: la cara oculta de la globalización”, Ediciones del Copista, 4ta. Edición, Córdoba, Argentina, 2003, 472 páginas.
(6) Mearsheimer, John J – Walt, Stephen M. – “The Israel Lobby and US Foreign Policy” – Farrar, Straus and Giroux, New York, 2007


Fuente:
El Traductor Gráfico, No. 48 - 8 de marzo de 2008
Informe sobre la verdadera realidad nacional e internacional del Proyecto MSRA - Movimiento por la Segunda República Argentina
Investigación y redacción: Adrian Salbuchi
www.eltraductorradial.com.ar
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www.m2ra.com
contacto: asalbuchi@infovia.com.ar
© Adrian Salbuchi, Buenos Aires, Marzo 2008

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