domingo, 11 de enero de 2009

Acerca del antisemitismo_III

¿Son semitas los judíos?

Por Adrian Salbuchi (*)

Aquí cabe plantear entonces una pregunta fundamental que es si a los propios judíos se los puede calificar de “semitas”, para así poder siquiera determinar si corresponde definir como “antisemitismo” toda oposición a sus objetivos, intereses o acciones. Notablemente, la porción de individuos auténticamente semitas entre las comunidades judías en todo el mundo, y muy especialmente en el Estado de Israel, pareciera ser relativamente baja.

Ello se debe a que únicamente los judíos sefardíes pueden reclamar una probable descendencia de los semitas antiguo-testamentarios. Sin embargo, los sefardíes conforman una minoría numérica y de relativamente baja representatividad e influencia dentro de las estructuras de poder judías, tanto en el Estado de Israel como en la Diáspora.

Debe señalarse que la mayor parte de los judíos en el Estado de Israel, al igual que en Europa, Estados Unidos y Argentina, son de origen Ashkenazim (1). En última instancia, los Ashkenazim descienden de los kázaros, pueblo euroasiático de origen caucásico que en los siglos VII, VIII y IX logró conformar un magnífico imperio de vasta extensión pero fuertemente descentralizado por tratarse de un pueblo eminentemente nómada.

Los kázaros eran regidos por un rey llamado genéricamente el Khagan, quien en el siglo VIII comprendió que la principal amenaza que se cernía sobre su pueblo era la de verse asimilados por alguno de los dos imperios políticos, militares y culturales euroasiáticos de la época: por una lado, el cristiano Imperio Romano Oriental regido desde Bizancio y, por el otro, el islámico Califato de Bagdad.

Urdiendo una compleja trama de casamientos políticos, los kázaros supieron insertarse en el decadente poder bizantino, mas ellos siempre eligieron mantener su orgullosa independencia, uno de cuyos pilares era no haberse jamás subordinado ni al cristianismo bizantino ni al Islam, sabiendo en aquellos tiempos que la religión era el factor de poder de gran importancia política y social.


Es así que los reyes kázaros desde su ciudadela en la ciudad de Itil a orillas del Mar Caspio, tomaron una medida revolucionaria, sin precedentes históricos, y única: en el año 740AD, los kázaros se convirtieron en masa al judaísmo como estrategia para frenar las peligrosas presiones cristiana y musulmana.


Con el devenir de los siglos, el ocaso del imperio kázaro, la caída de Bizancio, y el fortalecimiento del Islam, los descendientes de los nómades kázaros se expandieron hacia Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Polonia e ingresaron a Europa Central y Occidental a través de Rumania y Alemania llegando a tener amplia presencia en muchas de las principales ciudades de Europa. Dónde iban los kázaros, portaban con ellos la religión de Moisés.


Conclusión: los judíos Ashkenazim –mayormente rubios, de ojos claros, tez blanca, y a menudo pelirrojos (auténticos “arios” dirían quienes suscriben las anacrónicas teorías de Gobineau) poco o nada tienen que ver con los hebreos e israelitas de la Biblia. O sea, poca o nada sangre “semita” fluye por sus venas, y poca justificación histórica o étnica tienen para reclamar como propia a la Tierra Santa cananita.


No así los judíos sefardíes minoritarios, quienes al menos pueden esgrimir una descendencia probable de los hebreos bíblicos; de aquellos judíos expulsados por el procónsul romano Tito Augusto en el año 70AD, iniciando así la Diáspora; su deambular por España (el vocablo sephardim viene de la palabra hebrea para Hispania - España: Sepharad), y otras partes del Mediterráneo y de Europa. Lo notable entonces es que hoy se aplique el vocablo “antisemitismo” para describir toda oposición a los judíos, cuando la mayoría de ellos – y desde luego su alta dirigencia – ni siquiera tienen sangre “semita”, por cuanto descienden de los mayormente “arios” kázaros euroasiáticos.(2)


Como indicio de la candente actualidad del tema de los orígenes reales de los judíos, lo que tiene fundamental impacto sobre la justificación que tiene el sionismo para reclamar el territorio en el que hoy se asienta el Estado de Israel, trascribimos nuestra traducción de tramos de un notable artículo recientemente aparecido en el diario israelí Ha’aretz (3) que rescata las investigaciones del historiador Shlomo Zand publicadas en un libro (4) en el que asevera que el pueblo judío es “un invento”, ya que “nunca hubo un pueblo judío, sino únicamente una religión judía, y el exilio jamás ocurrió, de manera que no pudo haber un regreso. Zand rechaza la mayoría de las historias utilizadas para la conformación de la identidad nacional contenidas en la Biblia…indicando que se trata de ficciones y mitos que sirvieron como excusa para el establecimiento del Estado de Israel.

Luego agrega Zand que “los primero judíos provenientes de Ashkenaz (Alemania) no se originaron en la Tierra de Israel y no llegaron a Europa Oriental desde Alemania, sino que se convirtieron al judaísmo bajo el Reino de los Kázaros en el Cáucaso. Zand explica cuáles son los orígenes de la cultura yiddish: no se trata de algo importado de Alemania sino que es resultado de la conexión de los descendientes de los kuzari y los alemanes quienes viajaron hacia el Este, algunos de ellos como mercaderes. Correspondientemente, concluimos que los miembros de un conjunto variado de pueblos y razas rubias y negras, marrones y amarillas se convirtieron al judaísmo en grandes números. Según Zand, la necesidad sionista de inventar para ellos un origen étnico compartido y una continuidad histórica generó una larga serie de inventos y ficciones, junto con la invocación de tesis racistas. Algunas fueron inventadas por las mentes de quienes concibieron el movimiento sionista, mientras que otras fueron ofrecidas como resultado de investigaciones genéticas realizadas en Israel.

¿Estamos entonces ante una enorme falsificación de la historia por parte del movimiento universal sionista que ha sido utilizada como una de las armas para fundar y mantener con altísima violencia al Estado de Israel? Este creciente cuestionamiento al derecho de los sionistas sobre el territorio palestino pareciera explicar la también creciente vehemencia y violencia intelectual con la que atacan a todos sus críticos, aplicándoles el sambenito de “antisemita”.

NOTAS:
(1) Nombre hebreo de Alemania, también utilizado para describir a Armenia y el Monte Ararat – (Génesis 10,3., I Crónicas 1,6 / Jeremías 51,27)
(2) Koestler, Arthur, "The Thirteenth Tribe: The Khazar Empire and its Heritage” – Picador Books, Londres 1977
(3) Artículo "An Invention called “The Jewish people” ("Un invento llamado “el pueblo judío”) por el investigador Tom Segev en Ha’aretz, 28 de febrero de 2008 www.haaretz.com/hasen/spages/959229.html
(4) Zand, Schlomo - profesor de la Universidad de Tel Aviv – “When and How was the Jewish People Invented” – Resling, Tel Aviv, 2007, en idioma hebreo.


Fuente:
El Traductor Gráfico, No. 48 - 8 de marzo de 2008
Informe sobre la verdadera realidad nacional e internacional del Proyecto MSRA - Movimiento por la Segunda República Argentina
Investigación y redacción: Adrian Salbuchi
www.eltraductorradial.com.ar
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contacto: asalbuchi@infovia.com.ar
© Adrian Salbuchi, Buenos Aires, Marzo 2008

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