domingo, 11 de enero de 2009

Acerca del antisemitismo_II

¿Quiénes son los semitas?

Por Adrian Salbuchi (*)

Confusionismo

Comencemos por señalar que entre las técnicas de acción psicológica desatadas en torno al “antisemitismo”, tiene un lugar relevante la confusión que se promueve adrede que pretende mezclar – confundir - cuatro categorías muy distintas entre sí:

1. El judaísmo, como religión milenaria;
2. La etnia judía, como colectividad social dispersa en muchos países del mundo, cuyos miembros mantienen determinadas características culturales, sociales y religiosas, mas difieren –a menudo agudamente– en sus alineamientos ideológicos y políticos;
3. El sionismo, como ideología política nacionalista integrada en una poderosa red mundial de organizaciones de presión, choque y lobby, totalmente alineadas a los intereses del Estado de Israel (1);
4. El Estado de Israel, como entidad política nacional instalado en una determinada geografía.

Destacamos que arbitraria e injustamente, las organizaciones sionistas suelen arrogarse la representatividad de todo el pueblo judío –entre el que hay muchos judíos anti-sionistas que se identifican poco, incluso nada, con el Estado Israel– pretendiendo falazmente que quienes se oponen al sionismo sean por ello “antisemitas”.

De esta manera, cada vez que surge alguna crítica a su accionar, se escudan diciendo que, o bien se ataca al judaísmo como religión, o al pueblo judío como etnia, cuando en realidad lo que hoy mueve a millones de personas al escándalo son las políticas de terrorismo de Estado practicadas sistemáticamente por Israel contra Palestina y el Líbano, y las ingerencias indebidas e ilegítimas de poderosas organizaciones sionistas en los asuntos internos de distintas naciones.

Digámoslo claramente:

• Es una obligación imperiosa en toda nación civilizada oponerse a la discriminación por razones de religión o etnia. En el tema que nos ocupa, resulta inadmisible discriminar al judaísmo como religión, o a los judíos como pueblo pacífico dentro de nuestra comunidad; sin embargo, también:
• Es un derecho inalienable de todo ciudadano libre-pensante el poder criticar y desenmascarar las políticas genocidas de cualquier Estado que las practique, y de ideologías racistas y exclusivistas. En el caso que nos ocupa, debe defenderse el derecho a evaluar y comentar en amplios debates públicos, abiertos y respetuosos las bondades – o falta de ellas – de las políticas del Estado de Israel y de las propuestas y consecuencias de la ideología sionista,[…]

[…] Quienes se escudan detrás de las acusaciones –a menudo groseramente vehementes– de “antisemitismo”, pretenden confundir una inexistente discriminación por razones de raza, religión o nacionalidad, cuando en realidad se soslaya que lo que amplios sectores de la opinión pública local e internacional critican, es un conjunto de políticas y creencias ideológicas puestas al servicio de organizaciones de presión y choque supranacionales – las organizaciones sionistas -, y a favor de una potencia extranjera puntual: el Estado de Israel.


“Antisemitismo”

Las definiciones tradicionales indican (2):
Antisemitismo: Doctrina o tendencia de los antisemitas.
Antisemita: adj. y com. [Persona] hostil hacia los judíos, o hacia la cultura e influencia de estos.
Antisemítico: adj. Del antisemitismo o relativo a esta doctrina.

Estas definiciones son harto incompletas y ambiguas. Nos proponemos, entonces, comenzar por el principio diciendo, en primer lugar, que no se puede ser “anti” algo, si primero no definimos a ese “algo”. De manera que para definir al “antisemitismo”, necesitamos antes saber qué son el “semitismo”, el semita y lo semítico.

Semita proviene de Sem quien, según el Antiguo Testamento, fue hijo primogénito de Noé de quien descenderían los hebreos, los asirios, los babilonios, los elamitas, los canaanitas, así como los pueblos árabes actuales en Oriente Medio: libaneses, iraquíes, sirios, jordanos, egipcios y palestinos, entre otros. En verdad, el término semita comenzó a utilizarse en el siglo XIX para describir una categoría lingüística, o sea para designar a los pueblos hablantes de lenguas semíticas y sus culturas. Pese a carecer de toda base étnica –al igual que sucedió con el término ario popularizado por el Conde Arthur de Gobineau en su ensayo “Sobre la desigualdad de las razas humanas” (1855)– la voz semita mutó de tener un significado lingüístico, adquiriendo un nuevo significado pseudo-racial, por cuanto no existen razas dentro de la categoría homo sapiens que conforma, en sí, una única raza: la humana. De manera que semita a lo sumo puede utilizarse para describir a una etnia o lengua, mas no conforma ninguna raza.

Definido así el amplio significado del término semita, vemos entonces que su contrapartida –antisemita– debiera definir a quiénes se oponen a la influencia y la cultura de los semitas. O sea, se trataría mayormente de los pueblos árabes y su mayoritaria religión islámica, y a solo un sector muy pequeño del pueblo judío (o sea, los sefardíes cuya descendencia puede rastrearse a los hebreos bíblicos).

Dentro del marco de esta definición, las persecuciones y agresiones hoy se perpetran contra los pueblos semíticos en Irak, el Líbano y Palestina deben calificarse como genocidios antisemitas; o sea verdaderos casos de antisemitismo. Máxime si se considera que las potencias que los perpetran –Estados Unidos, Gran Bretaña y el Estado de Israel– están conformadas, al menos en sus máximas dirigencias, por líderes políticos que poco o nada tienen de “semitas”. Todo lo contrario: cuando observamos los caracteres físicos de líderes políticos como George W. Bush, Dick Cheney, Ehud Olmert, Ariel Sharon, Benjamín Netanyahu, Tony Blair, Richard Perle, John Negroponte, Douglas Feith, Richard Armitage, Paul Bremer III, Aviador Lieberman, Donald Rumsfeld, Gordon Brown, Ehud Barak, y Tzipi Livni, para nombrar a apenas unos pocos, comprobamos que se trata de individuos caucásicos – arios según diría Gobineau.








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Los dirigentes israelíes son judios ashkenazim de origen caucásico, no semitas.
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Pero todos sabemos que cuando los multimedios mundiales y las organizaciones sionistas hablan de “antisemitismo”, de ninguna manera se refieren a la violencia sistemática perpetrada contra los pueblos semíticos en Medio Oriente por las democracias occidentales. Incongruentemente, “antisemitismo” solo puede utilizarse para describir la oposición a las políticas y el accionar de la comunidad judía la que, sin embargo y como veremos a continuación, sólo porta una porción pequeña de “sangre semítica”.

En conclusión:

• En el ambiente de guerra psicológica hoy reinante, “antisemitismo” no puede utilizarse para describir la realidad, o sea la violencia concreta y verificable perpetrada contra los pueblos semíticos (los árabes en Irak, Palestina, el Líbano y Afganistán, entre oros), sino únicamente puede usarse para calificar un concepto falso: la supuesta oposición al pueblo judío (sólo mínimamente semítico) y su religión, mientras se encubre que lo que amplios sectores de opinión pública mundial critican es la ideología del sionismo y las políticas internas y externas del Estado de Israel.
• Incluso, mientras que por un lado se utiliza abusivamente esta palabra de gran poder - “antisemitismo” - para describir e identificar a toda persona que se opone al accionar del sionismo y del Estado de Israel, no existe, sin embargo, ningún vocablo de similar potencia e impacto negativo que describa e identifique las agresiones perpetradas por el sionismo y el Estado de Israel contra diversas personas, pueblos y organizaciones.

Claramente, estamos ante un enigma que sólo puede explicarse si se comprenden las razones por las que se pretende imponer a sangre y fuego la definición incongruente y falseada de “antisemitismo”.

Ya el padre del movimiento universal sionista, Theodor Herzl, decía en su obra fundacional de 1896, “El Estado judío”, que “el antisemitismo moderno no debe ser confundido con la persecución religiosa de los judíos que existió antaño. De vez en cuando toma ribetes de discriminación religiosa en algunos países pero la corriente principal de este movimiento agresivo hoy ha cambiado. En los principales países en los que prevalece el antisemitismo, el mismo es resultado de la emancipación de los judíos”.

Luego Herzl agrega algo muy importante en el contexto histórico relacionado al surgimiento del “antisemitismo” en el siglo XX, al decir que “cuando nos hundimos, nos transformamos en proletariado revolucionario, oficiales subordinados de todos los partidos revolucionarios; y al mismo tiempo cuando nos encumbramos también surge el poder terrible de la billetera.” De estas declaraciones pueden sacarse algunas conclusiones respecto de la evolución, tanto del comunismo y sus violentas revoluciones en la primera mitad del siglo XX, como del capitalismo plutocrático cuyo gigantesco poder sigue intacto hasta nuestros días.

NOTAS:
(1) Entre estas organizaciones que operan como una red mundial resaltamos a entidades y “lobbies” tales como:
- Estados Unidos: AIPAC (American Israeli Public Affairs Committee), American Jewish Congress, B’Nai B’Rith, ADL (Anti-Defamation League), American Jewish Committee, Conference of Presidents of Major American Jewish Organizations, y la Zionist Organization of America;
- Mundiales: Congreso Mundial Judío, Comité Mundial Judío, Organización Sionista Mundial, Agencia Judía,
- Argentina: AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) y OSA (Organización Sionistas Argentina)
(2) Ver Diccionario de la lengua española Espasa-Calpe S.A., Madrid, 2005)


Fuente:
El Traductor Gráfico, No. 48 - 8 de marzo de 2008
Informe sobre la verdadera realidad nacional e internacional del Proyecto MSRA - Movimiento por la Segunda República Argentina

Investigación y redacción: Adrian Salbuchi
www.eltraductorradial.com.ar

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contacto: asalbuchi@infovia.com.ar
© Adrian Salbuchi, Buenos Aires, Marzo 2008

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