por Umberto Mazzei (*)
Los varios millones de millones que el Gobierno de Washington le dio a los bancos para evitar que naufragaran en sus propias trampas, hizo quebrantar más aún la confianza en el dólar. Quantitative Easing, Facilidad cuantitativa, lo llamaron, en efecto fue un aumento astronómico de la deuda pública de EEUU, cuyo déficit fiscal ya es mayor que su PIB. Pero esa deuda, estimada sobre la base de compromisos de respaldo gubernamental denominados en dólares, se estima que es de 155 billones (trillions), 11 veces el PIB.
El fraude comenzó en 1971, cuando EE UU renegó su deuda. Hizo un “default”, eso que criticaron ásperamente a la Argentina y ahora temen que haga Grecia. Entonces los EE UU estaban comprometidos solemnemente (Bretón Woods) con un patrón oro de 38 dólares /onza a cambio de que se aceptase el dólar como moneda de pago internacional y de referencia para el cambio con otras monedas. Desde el abandono del patron oro los EE UU parasitan la economía mundial con una moneda basada en deuda. El oro llegó a 1650 dólares /onza el 12/01/12 y la diferencia con el patrón de $38 es indicio de cuanto nos ha robado EE UU al usar su moneda.
La deuda del dólar es impagable y muchos países no lo quieren más como moneda de pago. Los libros de texto dicen que moneda de pago es aquella reconocida como estable, confiable y emitida en suficiente cantidad. El dólar cumple sólo con el último requisito: ¡Hay dólares de sobra!
El uso del dólar no es una transferencia de valor sino de deuda; es un impuesto que paga la economía mundial y que financia la violencia internacional de Washington. Por esos motivos Venezuela, Rusia, China, India y otros países, regresan a casa e incrementan sus activos en oro, para así respaldar los intercambios comerciales en sus propias monedas. Es una opción que evita la corrupción de Wall Street, las sanciones o “congelamientos” prepotentes y abre camino hacía una nueva y muy necesaria moneda de referencia.
El dólar comenzó a ser evitado desde el 2000, cuando Iraq vendía su petróleo en Euros. En 2001, en Moscú, Venezuela, propuso cotizar el petróleo en euros. En 2002, Corea del Norte rechazó el dólar en su comercio e Irán comenzó a cotizar en euros el petróleo para Europa. También desde 2002, Rusia vende a la Unión Europea el petróleo y el gas en euros.
China ha tomado ahora la iniciativa de comerciar evitando el dólar. Desde 2005 usa monedas del área para su comercio con la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean). En 2009 acordó un “swap” de pesos y remimbis con Argentina. Desde 2010 el comercio entre China y Rusia se hace en rublos y remimbis. Desde marzo 2011, cuando el Premier Wen Jiabao dijo que le “preocupaba” tener activos en dólares, China los evita, siempre que puede.
La campaña mediática contra el euro y las sanciones contra los activos del Banco Central de Irán acentuaron la fuga del dólar. El 26 de diciembre, 2011, China firmó con Japón para comerciar en sus monedas y el 28 hizo lo mismo con Iran. El 7 de enero, 2012, Rusia también firmó con Irán para comerciar sin el dólar. India ya hizo un “swap” de rupias contra yenes para comerciar con Japón y también anunció que no adhiere a las sanciones contra Irán y que pagará en oro el petróleo que le compra.
En Suramérica hay varias iniciativas para comerciar sin dólares, algunas originadas en ALADI y otras más recientes y novedosas entorno al Banco del Sur. Es una grave preocupación para Washington, cuyo ataque contra Libia estuvo muy ligado a evitar el denario de oro que Gaddafi propuso para efectuar pagos entre africanos.
El abandono del dólar crece y habrá más rescates de grandes bancos este año. Habrán más exigencias de austeridad y mayores impuestos para exprimir los últimos recursos de la gente a favor de los banqueros. Se perderán empleos y disminuirán de valor los ingresos de trabajadores, pensionados y ahorristas, que pagarán la cuenta hasta sangrar. Es inevitable, porque como demuestra la archiconocida circulación entre oficinas de bancos y oficinas públicas de Washington, desde hace mucho los banqueros se adueñaron de ese país. La única manera de revertir esa tiranía es el colapso del dólar, hacer que la economía virtual basada en un dinero inventado estalle y se reduzca a la talla de la economía real, la economía que produce. Es hora de repensar a Keynes y estudiar la propuesta para esa moneda internacional que propuso en Bretón Woods, en lugar del dólar: el BANCOR.
(*) Umberto Mazzei es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Ha sido profesor en temas económicos internacionales en universidades de Colombia, Venezuela y Guatemala. Es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Ginebra.
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