miércoles, 24 de noviembre de 2010

Hambre, pobreza y desvergüenza.


Dios, no existe para todos

por Víctor J. Sanz



undefinedPorcentaje de población que vive con menos de 2 dólares al día (2007-2008). En los colores cálidos los países en los que Dios no existe.

Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la pobreza mata a un niño cada 3 segundos y 2.800 millones de personas se ven afectadas directamente por la pobreza, que aumenta cada año sus víctimas en 25 millones de personas más. Es decir, más del 40% de la población mundial malviven con menos de 2 dólares al día; mientras el 20% de la población mundial tiene el 90% de la riqueza.

Según este mismo organismo de Naciones Unidas, para el 2.020 algunos países africanos podrían perder más de una cuarta parte de su población activa por causa del SIDA.

Según el Programa Mundial de Alimentos, quien planea alimentar a más de 100 millones de personas en 2.010 en más de 75 países; la cesta de alimentos básicos en Bangladesh tiene un precio 54% superior a la media de los últimos cinco años. Este aumento ya resultaría difícil de asumir en cualquier economía del mal llamado primer mundo, conque resulta imposible imaginar lo que supone en una economía cuya renta per cápita equivale al 1,5% de la española o al 6% de la argentina.

Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés), el aumento de precios en los mercados internacionales obligará a los países pobres a pagar en 2.010 un 11% más por sus importaciones de alimentos. Yendo más allá, la misma factura para los países dentro del grupo de Países de Bajos Ingresos y con Déficit de Alimentos (PBIDA), aumentará en un 20%. Entre los factores que contribuyen a este aumento se encuentran la inestabilidad de las divisas y la especulación del mercado. El informe augura además, un panorama incierto para los precios de los alimentos hasta 2.012.

Según una campaña de Médicos sin Fronteras, relanzada ahora por vía postal, el brazo de los niños con desnutrición severa mide, como mucho, 36 milímetros de diámetro. En todo el mundo existen 19 millones de niños con desnutrición severa.

Según el propio FMI, en su informe anual para 2010 y en un apartado con el eufemístico título de: “Apoyo a los países de bajo ingreso. Financiamiento concesionario”, este organismo detalla la fuerza financiera con que se estrangulan las posibilidades de los países más pobres del mundo. El apoyo no consiste en planificar la creación de una economía autosuficiente, sino de préstamos, de financiación, de mayor carga sobre países que no pueden hacer frente ni a las deudas antiguas. Ghana, la República Democrática del Congo, Moldavia, Zambia, Mauritania o Haití son los países que sufren el mayor aumento de peso financiero sobre sus maltrechas espaldas. Y dentro del programa que el FMI denomina “Shocks Exógenos”, literalmente “Golpes provenientes del exterior”, es decir, vaivenes del mercado, sacudidas de la especulación salvaje e inhumana…, se encuentran países como Etiopía, Mozambique, Tanzania, Senegal, Maldivas, Kenya o Camerún. Es decir, estos países reciben un préstamo del FMI por si la especulación de un mercado demasiado codicioso y artificial y, por lo tanto manipulable, les situara en dificultades económicas.

Por si esto no dejaba suficientemente al descubierto el espíritu retorcido y maquiavélico del FMI, aún hay más, bajo el título: “Iniciativas de alivio de la deuda” se explica la existencia de la IADM ó Iniciativa de Alivio de la Deuda Multilateral, que apunta a reducir la carga de la deuda externa de los países pobres más endeudados hasta niveles sostenibles. Esto es, hasta unos niveles en los que se pueda mantener en el tiempo tanto la deuda como el cobro de los intereses a los países más necesitados. Sostener una deuda es sostener la situación de pobreza del deudor.

A finales de abril del 2.010 el total de préstamos pendientes de reembolso por 63 países, ascendía a más de 7.700 millones de dólares. Y parece que al garrote vil del FMI le quedan aún muchas vueltas por dar.

No, definitivamente no parece que Dios exista para todos, al menos no en estos países cuyos ciudadanos se encuentran en el corredor de la muerte del Capitalismo. Un Capitalismo que les mantiene artificial y cruelmente en un permanente déficit económico, cultural, social y sanitario, porque ese parece ser uno de sus negocios más rentables.

Si uno mira una serie de televisión o un largometraje, podrá comprobar cómo tiene lugar una intervención divina en cada pequeño acontecimiento de la vida de sus protagonistas, cuyas vidas son por lo general disipadas. Tal vez por ello Dios no tenga tiempo de ocuparse de tantas desgracias como hay por el mundo y que afectan seriamente a miles de millones de seres humanos. No, parece que Dios no existe para todos.

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