Ya todo el mundo lo sabe
por Salka EmbarekSon miles, cientos de miles, millones, las personas que ya lo saben. La sociedad española en peso lo sabe, nos lo dijo este sábado 14 de noviembre en Madrid. Tenemos constancia de que en otros países tanto de Europa como de América y por supuesto África, también lo saben. Todos hablan de ello en sus diarios de prensa, en la televisión, en la radio. A pesar del fuerte bloqueo mediático que Marruecos impone sobre los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental, algunos lo han podido constatar con sus ojos, eso es El Aaiun, ojos grandes que todo lo ven, no se puede esconder un genocidio. Miembros de plataformas solidarias lo han vivido, lo están viviendo, no paran de repetirlo. El pueblo saharaui está siendo exterminado por el gobierno marroquí.
Muchos saharauis tienen familia en España, incluso tienen nacionalidad española, por ahora sabemos que uno ha muerto, otro ha sido salvajemente torturado, si es que puede haber otro tipo de tortura que no sea salvaje. En la morgue se cuentan los cadáveres por docenas, los primeros datos estiman que unos cuarenta, aunque el recuento resulta difícil de realizar por la represión que sufren a todas horas las familias saharauis. Los heridos son miles, centenares los presos. Las madres no encuentran a sus hijos y nadie puede ayudarlas en la búsqueda, algunas mujeres que no eran madres, de pronto tienen hijos de otras mujeres que están desaparecidas. El pueblo saharaui sufre un exterminio.
Los ancianos han perdido a sus familias y no encuentran los cuerpos de sus hijos, la esperanza de los desaparecidos es que alguien los descubra y los libre del sufrimiento de los golpes y las aberraciones físicas que infringen sobre ellos las fuerzas represivas de Marruecos. Los que gritan en las fosas de las cárceles, esperan que su voz ahogada en sangre atraviese los muros de la celda y llegue a los oídos y conciencias de los que tienen el poder de hacer algo. El pueblo saharaui está siendo torturado.
Los muertos no hablan, no dicen donde están, no se manifiestan o eso es lo que cree el rey de Marruecos que se ha dado prisa en cubrir de silencio su barbarie, en abrir nuevas fosas comunes en las que enterrar seres humanos, o tal vez todas no sean nuevas sino las mismas que utilizó su padre, reinauguradas para la ocasión. Este rey autoproclamado, que se cree descendiente del Profeta, este rey anacrónico y verdugo, se sabe de memoria el “libro de estilo” de su padre, a pesar de que le gusta posar ante las cámaras vestido de Armani. Ahora, para identificar a esos muertos hay que estar muerto, ésa es la única forma de saber a dónde se los lleva el ejército y la policía marroquí. El pueblo saharaui está siendo enterrado en fosas comunes.
El Sáhara Occidental es una campo de exterminio y El Aaiun una cárcel enorme de casas violadas, de campos de fútbol habilitados como centros de detención. No les queda sitio en donde meter a los presos y han tenido que trasladar a grupos de ellos a otras cárceles de Marruecos para liberar espacio en las de El Aaiun. Son miles los saharauis detenidos y encarcelados. Siete civiles saharauis van a ser sometidos a un juicio militar en las próximas horas, no es difícil hacerse una idea de lo que puede sucederles, ni de las veces que esta situación se va a repetir en otros presos políticos. El pueblo saharaui sufre la persecución aterradora de las fuerzas de ocupación marroquí.
Pero hay algo que todavía los verdugos no han comprendido, no parecen darse cuenta de que ya todo el mundo lo sabe, de que son miles, cientos de miles, millones las personas en todo el mundo, que lo saben. Que ya no sirve de nada que quemen el campamento de Gdeim Izik, que echen tierra y limpien la zona con la intención de ocultar lo que allí ha sucedido, ya todo el mundo lo sabe, hay vídeos, imágenes, testimonios, ya ha llegado la denuncia a todos los ojos y oídos del mundo, algún gobierno va a perder la posibilidad de mantenerse en el poder por no condenar esta masacre, algunos ya están dimitiendo. No se habla de otra cosa, el horror también se ha globalizado y la cara de los asesinos se conoce. El pueblo saharaui ha tenido que pagar un alto precio para quitarles la máscara, pero su sacrificio no ha sido en vano. Ahora los muertos sí hablan y están dejando un rastro claro para seguir. Los hombres y mujeres honorables conocen el camino y se están uniendo a cada paso, el ejército marroquí es insignificante frente a las tropas que conforman las conciencias de la razón y la justicia. El pueblo saharaui no olvidará jamás Gdeim Izik, pero el resto del mundo tampoco.
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