lunes, 15 de febrero de 2010

La manipulación de las conciencias.


Como estamos viendo, uno de los presupuestos ideológicos de la religión del mercado es el de reducir el anhelo de felicidad de los seres humanos a la simple esfera material. Prueba de ello es la obsesión de los economistas y políticos por medir el grado de desarrollo de una población exclusivamente por el PIB (Producto Interior Bruto) y por otros índices de crecimiento económico.

La enseñanza zen no es una mística espiritual destinada a aquellos que ansían dar la espalda a los problemas del mundo y refugiarse en un pseudo nirvana. El mismo Buda Sakiamuni permaneció siempre en contacto con el dolor y el sufrimiento de sus coetáneos. Las enseñanzas y la forma de vida de los primeros budistas despertaron la cólera de los sacerdotes védicos y de algunos reyes, debido por ejemplo al rechazo del Buda Sakiamuni a los sacrificios de animales, a la aceptación de las mujeres en la orden monástica y al rechazo del sistema de castas en la sociedad hinduista de la época.

La compasión que acompaña siempre el despertar de la sabiduría es representada en el Budismo por la figura arquetípica de Avalokitesvara (Kwan yi, en chino; Chenrezi, en tibetano; Kanzeon, en japonés).

El término japonés Kanzeon designa a “aquel que permanece atento al sonido del mundo”, entendiendo sonido como el dolor y el sufrimiento de los seres humanos. ¿Cómo podríamos permanecer sordos los practicantes zen modernos al enorme clamor de dolor y aflicción de nuestro tiempo?

¿Acaso no enseñó el Buda a reconocer la existencia del dolor, a reconocer sus causas profunda, a afirmar el potencial innato de la vida humana para acceder a verdaderos estados de bienestar y de felicidad, y a señalar el camino que conduce desde la aflicción al pleno gozo interno?

La Religión del Mercado es un sistema de pensamiento y una forma de vida profundamente destructivos que está generando un enorme sufrimiento a la humanidad y un desastre ecológico sin precedente. Por ello debe ser denunciada y su sistema de valores debe ser deconstruido a la luz de la sabiduría y de la compasión budistas.

No obstante, al utilizar la expresión Religión del Mercado no me estoy refiriendo solamente a un sistema de valores exterior a las mentes de los individuos, sino a un sistema de valores que se ha inoculado profundamente en el interior de las mentes de millones de individuos. Por lo tanto, no se trata de luchar sólo contra un poder externo, sino de transformar íntimamente nuestros propios sistemas de valores individuales. Todos y cada uno somos co-responsables de lo que nos sucede y de lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Tenemos que asumir nuestra responsabilidad individual y preguntarnos por qué los individuos sucumben (y sucumbimos) en masa a la persuasión de la Religión del Mercado. ¿Qué hay en nosotros que nos vuelve tan enormemente vulnerable a la seducción de la nueva religión?


del libro ZEN EN LA PLAZA DEL MERCADO
Dokushô Villalba
Aguilar, 2008

2 comentarios:

Isaac dijo...

Yo opino que el problema original de esta llamada “religión de mercado” o capitalismo desmoralizado, y donde habría que afrontarlo para poder modificarlo, es la falsa interpretación de felicidad que nos han venido vendiendo y siguen vendiéndonos, descrita bajo el caducado sueño americano.
Nuestra principal meta como seres humanos es ser felices, y el materialismo que propicia el poder económico que origina la programación mundial hacia el consumismo, ha logrado llevar el concepto de felicidad a un segundo plano, o algunos más abajo, dependiente de lo físico, lo sensorio, lo mundano, lo terrenal, lo material, para desvirtuar su concepto; un concepto que es su profundidad es más espiritual que material, pues nadie nos regala un kilo de felicidad, o podemos comprar un saco de alegrías.
Ciertamente necesitamos alcanzar un cierto confort material, pues tenemos necesidades físicas por la parte que nos corresponde, pero el sistema que se expande “a la fuerza” mediante la manipulación mediática, que es la guerra fría trasladada a los medios de comunicación gobernados por grandes poder económicos materialistas, se olvidó de nuestra parte espiritual y la degradó a una cinta que puede ser grabada para sus intereses. Es en el terreno de la desprogramación mental donde se debería hacer hincapié para despertar a una humanidad que entretenida duerme sufriendo: Creyéndose libre, cuando es esclava de la propia programación condicionada al mundo material, al consumismo exagerado que lleva a los vicios, la codicia y la separación entre seres humanos.

Un saludo de Isaac Fdez.

Anónimo dijo...

Antiguamente, la sociedad no requeria de un sistema consumista, pues se dedicaba a trabajos del campo y los nobles a usurpar la poca capacidad económic de aquellos que trabajaban. Después llegó la explotación laboral con la revolució industrial, y todo cambió. Las personas comenzaron a trabajar uera del campo, a tener dinero (aunque poco) y a comenzar a consumir. Esta tendencia ha ido creciendo hasta día de hoy, donde el sistema es plenamente consumista, nos han educado desde una visión del materialismo por motivos de mercado, a mayor visión materialista, mayor consumo y mayor riqueza para los mismos de siempre. Deberiamos aprender a ser felices con menos, a no querer buscar la felicidad por un alto grado de homeostasis y agradecer aquello que tenemos como forma de felicidad. ¿Renunciar al estado del bienestar, a la tecnología, al mndo tal como es ahora? No, pero si renunciar a la avaricia, al ansia de poseer ilimitadamente y buscar algo mas espiritual que te llene el corazon: en mi caso, las artes marciales (Budo).