viernes, 24 de octubre de 2008

Pensamientos que curan

La meditación entra en los hospitales.
Programas de meditación para pacientes crónicos.

Los científicos comienzan a dar la razón a los budistas: nuestra mente sí influye en el cuerpo. Pacientes con cáncer y enfermedades crónicas aprenden a pensar y sentir de otra manera.



Dharamsala, una ciudad al norte de la India, es considerada por los tibetanos su segundo hogar. Tras la persecución china, un gran número de pobladores del Tíbet encontraron en este rincón de la cordillera de los Himalayas, un lugar tranquilo para vivir gracias a la condescendencia y protección del gobierno hindú.

En Dharamsala está ubicada la residencia de Tenzin Gyatso, el decimocuarto Dalai Lama, y desde 1987 el líder religioso abre las puertas de su hogar para albergar a destacados científicos y discutir con ellos posibles puntos de encuentro entre la milenaria tradición budista y los más recientes avances de la ciencia.

Como lo recuerda Sharon Begley, editora de la revista Newsweek en su libro Entrena tu mente, cambia tu cerebro (Editorial Norma 2008), la pregunta que ocupó la atención del Dalai Lama y su selecto grupo de invitados en 2004 fue la misma pregunta que ha atormentado a filósofos, médicos y hombres de ciencia por siglos: ¿Cuál es el poder de la mente para cambiar el cerebro?

Fred Gage, del Instituto Salk de la Jolla, California; Michael Meaney, de la Universidad de McGill de Montreal; Helen Neville, de la Universidad de Oregon, y Phillip Shaver de la Universidad de California, todos neurocientíficos que han desarrollado investigaciones en torno a la capacidad del cerebro para transformarse a lo largo de la vida (neuroplasticidad), examinaron desde su perspectiva una creencia que ha acompañado a los budistas por más de 2.500 años: la mente es una fuerza capaz de influir en el mundo físico, en nuestro cuerpo.

“Hay muchos paralelos evidentes entre los hallazgos neurocientíficos y la literatura budista”, resumió Francisca Cho, experta en budismo de la Universidad de George Washington y entrevistada por Begley, “el budismo es una historia en la que sentimos dolor y sufrimiento y tenemos el poder para cambiar eso. Los hallazgos científicos sobre la neuroplasticidad suponen un paralelo con la narrativa budista de la iluminación, porque muestran que aunque tenemos formas muy arraigadas de pensar y que el cerebro está parcialmente predeterminado, también tenemos la posibilidad de cambiar”.

Pablo Correa

Fuente: http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso85537-pensamientos-curan

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