Los consumidores vivimos en un mundo de fantasía. Creemos que la vida nunca ha sido mejor. ¿Por qué no? Podemos comprar todo aquello que nuestros padres y abuelos nunca pudieron soñar. Gracias a la medicina moderna, la expectativa de vida ha aumentado; la pobreza es un fenómeno marginal; y el consumo es el pasatiempo global…
Éste no es un libro sobre los orígenes desconocidos de los productos que consuminos o las mentiras comerciales que nos cuentan los propagandistas de la eterna juventud. Tampoco es un manual antiglobalización ni un manifiesto para una revolución de los consumidores. Ha sido concebido para dotar a los consumidores de información sobre el mundo en el que vivimos… Es un libro sobre la nueva forma que adopta el mundo en manos de unas fuerzas económicas que intentan sacar tajada, sobre la tela de araña de las ilusiones políticas y económicas que atrapan al consumidor en un mundo de fantasía construido sobre emergentes actores canalla;… se trata de un libro sobre la última batalla de una guerra eterna que sirve para recordarnos que, hoy como en el pasado, la humanidad paga un alto precio por cada una de sus conquistas.
Economista y periodista sindicada, Loretta Napoleoni sostiene que el mundo está experimentando unas rápidas e inesperadas grandes transformaciones impulsadas por lo que ella llama la economía al margen de la ley.
Economía canalla se basa en entrevistas por todo el estrato social: desde ejecutivos bancarios neoyorquinos, prostitutas rusas o trabajadores ingleses de la morgue. Además de la amplia experiencia personal de Napoleoni en las finanzas internacionales.
Economía canalla expone la paradójica situación económica del nuevo mercado global.
Entrevista Loretta Napoleoni. Economista y periodista
Por Fernando L. Mompó
Éste no es un libro sobre los orígenes desconocidos de los productos que consuminos o las mentiras comerciales que nos cuentan los propagandistas de la eterna juventud. Tampoco es un manual antiglobalización ni un manifiesto para una revolución de los consumidores. Ha sido concebido para dotar a los consumidores de información sobre el mundo en el que vivimos… Es un libro sobre la nueva forma que adopta el mundo en manos de unas fuerzas económicas que intentan sacar tajada, sobre la tela de araña de las ilusiones políticas y económicas que atrapan al consumidor en un mundo de fantasía construido sobre emergentes actores canalla;… se trata de un libro sobre la última batalla de una guerra eterna que sirve para recordarnos que, hoy como en el pasado, la humanidad paga un alto precio por cada una de sus conquistas.
Economista y periodista sindicada, Loretta Napoleoni sostiene que el mundo está experimentando unas rápidas e inesperadas grandes transformaciones impulsadas por lo que ella llama la economía al margen de la ley.
Economía canalla se basa en entrevistas por todo el estrato social: desde ejecutivos bancarios neoyorquinos, prostitutas rusas o trabajadores ingleses de la morgue. Además de la amplia experiencia personal de Napoleoni en las finanzas internacionales.
Economía canalla expone la paradójica situación económica del nuevo mercado global.
Entrevista Loretta Napoleoni. Economista y periodista
Por Fernando L. Mompó
Loretta Napoleoni examina en su último libro, Economía canalla (Rogue economics en el original inglés), cómo oscuras fuerzas económicas que operan al margen de la ley (que no ilegalmente) están dando una nueva forma al mundo mientras como consumidores vivimos en una Matrix de realidad ilusoria en la que la pobreza es un fenómeno marginal y el consumismo, nuestro principal pasatiempo.
¿Qué parte de la economía es la canalla?
La economía canalla tiene su base en áreas grises del capitalismo en las que no existe ningún tipo de regulación ni económica ni financiera. En éstas tienen lugar actividades que, sin ser exactamente ilegales, sí actúan al margen de la ley, desde donde pueden hacer mucho daño al conjunto de la población y a los estados democráticos. El ejemplo más reciente lo estamos sufriendo con las consecuencias de la crisis de los créditos subprime en Estados Unidos. La realidad en este caso es que nadie violó ninguna ley o regulación porque simplemente éstas no existen. Podríamos decir que las subprime son un caso de innovación financiera. La lección que debemos aprender es que incluso la innovación ha de ser regulada para que se dirija en una dirección correcta y no acabe siendo negativa para el conjunto de la sociedad.
Usted escribió el éxito de ventas Terror Inc, sobre los sistemas de financiación del terrorismo global. ¿Cuál es el vínculo entre la política estadounidense conocida como War on Terror y esa economía canalla?
Existen varios vínculos, aunque quizás el factor más directamente relacionado con la economía canalla y elemento clave de la actual crisis ha sido la especulación con el precio del petróleo que inició el atentado de las Torres Gemelas y la posterior reacción estadounidense. El barril estaba a 18 dólares antes del atentado y a 40 al iniciarse la guerra de Irak. Las posteriores subidas hasta los actuales precios han tenido como principal motor la expectativa de un importante ataque terrorista en Arabia Saudí o en cualquier otro de los países productores de la zona, ataque que nunca ha llegado a producirse.
Si es una cuestión de regulación, ¿por qué simplemente no se regulan esas áreas grises?
En primer lugar, porque en muchos casos se trata de fenómenos globales para los que todavía no existe ninguna especie de autoridad o gobierno mundial. Además, las transformaciones tecnológicas o económicas que impulsan ese tipo de actividades se desarrollan a una velocidad mucho más rápida que a la que son capaces de reaccionar los políticos.
En la sociedad de mercado global en la que vivimos, los consumidores, y no los gobiernos, son el elemento clave
¿Me está diciendo que los efectos perniciosos de la economía canalla no tienen remedio?
La única solución sería poner en práctica un nuevo comportamiento ético, pero no sólo por parte de los actores del capitalismo global, sino principalmente por parte de todos nosotros como consumidores. Ni los gobiernos, ni mucho menos las empresas y corporaciones van a reaccionar si no existe una presión por parte de los votantes o los clientes. En la sociedad de mercado global en la que vivimos, los consumidores, y no los gobiernos, son el elemento clave.
Creo que tampoco es muy optimista a este respecto...
Los consumidores de los países desarrollados vivimos en una especie de Matrix creada por la economía de mercado global en la que tenemos la sensación de poder comprar todo aquello que nuestros padres y abuelos ni soñaron en poder tener. En este Matrix el consumo es el principal entretenimiento y la pobreza es un fenómeno marginal. Desayunamos cada día desconociendo que existen en el mundo treinta millones de esclavos utilizados, entre otras cosas, en el cultivo del café, el chocolate o la fruta que nos estamos tomando. Como en la película, el primer paso necesario es ser conscientes de lo que ocurre y así poder tomar luego decisiones al respecto.
Se supone que los medios de comunicación deberían desempeñar este papel de Morfeo.
Los medios de comunicación tradicionales no son capaces de emitir el tipo de mensajes que realmente necesitamos para romper esta red de ilusiones. Y no porque estén controlados por las grandes corporaciones, sino porque ellos mismos forman parte de esa Matrix del mercado.
¿También Internet?
Internet ciertamente puede desempeñar un papel importante en este sentido al propiciar otras formas de transmisión de la información, aunque en este medio persiste el problema de la fiabilidad de las fuentes. De todas formas, considero que el solo hecho de facilitar la comparación entre diferentes informaciones ya es bastante positivo. Lo principal es que el consumidor sea hoy escéptico con todo, sean productos o noticias. Aceptar de primeras unos y otras tal como llegan es una equivocación que acabará por repercutir en todos nosotros. En última instancia, las víctimas de la economía canalla son los consumidores. Hoy sufrimos todos una enorme crisis que podríamos haber prevenido hace un año. Simplemente, no sabíamos que se estaba gestando.
Fuente:Bitsinfonomia
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