jueves, 30 de octubre de 2008

Entrevista con el filósofo Salvador Pániker

''Intento asombrarme por cualquier cosa''

Este hombre vitalista y polifacético afirma que, en la época actual de incertidumbre, intenta ver todo lo que ocurre como un milagro, y vivirlo a fondo.

por Gaspar Hernández


--Háganos, por favor, un diagnóstico de la época actual.
--Estamos en la era del hibridismo. Se puede ser a un tiempo anarquista y budista, homosexual y cristiano, ateo y místico, socialista y nacionalista. O puede haber un capitalismo y comunismo a la vez, como en China. Y, con esta crisis actual, vencerá el hibridismo. Será una mezcla de capitalismo y socialismo: eso salvará al sistema. La socialdemocracia está bien preparada, y prevalecerá.

--¿Hay más incertidumbre en esta época que en otras pasadas?
--Sí, porque es una época de relativismo. No hay verdades absolutas ni valores absolutos. Y los que se agarran a las verdades absolutas suelen ser fundamentalistas. Hay que avanzar en el sentido progresista y en el retrógrado.

--¿Qué quiere decir?
--Yo soy a la vez conservador y progresista. Así mantengo el equilibrio. Conservador no político, sino de volver a las raíces. Se trata de mantener el equilibrio con lo que yo llamo un suelo místico.

--¿Qué es lo místico?
--Para mí es una sonata de Bach, por ejemplo. También lo místico es una noche de luna llena. O una experiencia amorosa profunda.

--En su último dietario, publicado hace ya años, usted relacionaba lo místico con un buen whisky.
--Pero ahora ya no bebo.

--¿Y qué hace?
--Traer las experiencias místicas a lo cotidiano. Uno no tiene que tomar drogas para vivir experiencias místicas. A un maestro zen le preguntaron: "¿Qué es el zen?". Y él contestó: "Una nube en el cielo, agua en la jarra". Intento asombrarme por cualquier cosa, y vivirla a fondo.

--No es partidario de largos periodos ascéticos.
--La ascética, en un sentido genérico, corresponde a un periodo patriarcal muy machista, muy de la cultura del héroe que se sacrifica a sí mismo para realizar proezas. Yo quiero esas proezas al alcance de la mano. Como decía Whitman, todo es un milagro. Vamos a una cultura más femenina. El invento de la ascesis va a la baja. Vamos hacia un desarrollo sostenible y un equilibro saludable.

--A usted, sus enemigos le critican su ego. ¿Cómo convive con él?
--Lo miro desde fuera, desde lo que los hindús llaman la posición de testigo. Es como ver tu propia vida como una película. Te distancias.

--¿Y le gusta su película?
--La veo como la película de un hombre que ha sido relativamente afortunado. A pesar de que he sido golpeado duramente, he podido realizar unas cosas, mínimamente. Y, en lo que se refiere a la salud, no he sido muy bien tratado. Pero no me haga usted mucho caso.

--¿Por qué?
--Porque, cada vez que digo una cosa, al cabo de un minuto tengo tendencia a decir la contraria.

--Contaba que se ve como el protagonista de una película.
--Tengo una anécdota. A un hombre que empezó a meditar le preguntaron: "¿Cómo se siente usted después de la meditación?". Y él contestó: "Antes de meditar estaba yo muy deprimido. Y ahora sigo igual de deprimido, pero no me importa". Yo me veo desde fuera, y me relativizo.

--¿Se ha desecho del ego?
--Lo intento. Decía Jung que la primera parte de la vida la tenemos que dedicar a construir un ego fuerte, y la segunda a desprendernos de este ego. Si no hay ego, la misma muerte se diluye. En cambio, para el ego, la muerte es una catástrofe.

--En cierto modo, cuando meditamos, morimos.
--Exactamente. Y después resucitamos, para volver a morir.

--¿Le preocupa mucho su muerte?
--Yo con la muerte adopto la postura de un famoso jesuita. Decía que uno de los síntomas de que uno se está acercando a la sabiduría es que no le importa demasiado lo que va a ocurrir después de muerto. Pienso poco en la muerte. La menciono, porque es uno de los pocos hechos absolutos que hay en este mundo relativista, pero, personalmente, pienso poco en ella.

--¿Y qué tal su tercer ojo?
--Intento recuperarlo. Los antiguos tenían un sentido de lo sagrado que se ha perdido. Solo se ha conservado en el mundo estético y en las experiencias más profundas. Toda nuestra cultura conspira para que todo sea banal, trivial, pasajero y superficial.

--¿Tercer ojo y sexto sentido son lo mismo?
--Ese tercer ojo significa recuperar el ojo contemplativo. Es decir, la visión de la sacralidad del mundo. El animal metafísico es el que se asombra de un modo radical por todas las cosas. El tercer ojo es metafísico. La capacidad, como le decía, de asombrarse por cualquier cosa. Incluida esta conversación.

Fuente: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=557026&idseccio_PK=1011

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