La sabiduría de la sostenibilidad (1)
Prólogo
Hoy en día todas las criaturas vivientes en la Tierra están siendo amenazadas por la violencia, el terrorismo, las desigualdades económicas, la degradación medioambiental y la llamada intolerancia religiosa o conflictos de civilizaciones. Todos estos problemas han sido creados por los seres humanos mediante la explotación de emociones negativas, tales como la codicia y el odio. La industrialización ha permitido a la Humanidad producir más bienes de consumo de los que la gente necesita realmente, lo que ha llevado a la necesidad de crear mercados y de explotar la codicia a través del adoctrinamiento y el lavado de cerebros.
A la gente se la enseña a comprar y a competir, de modo que la ignorancia y la codicia se encuentran en una escalada sin fin que reduce a los individuos a máquinas de consumo. Hemos perdido el poder de discernir y no somos capaces de diferenciar entre necesidad y codicia. Imperialistas económicos ocupan la mente humana, y la miseria humana ha sido globalizada. La desproporción entre los deseos ilimitados y los recursos limitados no sólo ha hecho que la infraestructura económica sea insostenible, sino que también ha perjudicado nuestro medioambiente y los ecosistemas, casi más allá de cualquier posibilidad de reparación. «La Madre Tierra puede proporcionar lo suficiente para cubrir las necesidades de los seres vivos, pero no la codicia de un solo hombre». Esta frase de Gandhi ha demostrado ser cierta. A medida que la riqueza se ha convertido en el único objetivo de demasiados seres humanos, se ha vuelto natural creer en el principio de que el poder decide lo que es correcto, más incluso que en los tiempos primitivos. El destino humano casi parece desesperado.
A pesar de ello, Ajarn Sulak, un distinguido practicante y comprometido budista, sigue siendo optimista; sigue esforzándose en salvar el mundo sobre la base de las enseñanzas del Buda. Una economía sostenible basada en la ocupación correcta, sociedades pacíficas gracias a una gobernanza moral y desarrollo desde abajo (Sarvodaya) son algunas de las alternativas y remedios básicos que propone para revertir la situación actual.
Agradezco enormemente su bien intencionado esfuerzo de plasmar su visión correcta en este maravilloso libro, para que el resto de seres humanos pueda empezar a compartir su correcta comprensión. Tengo confianza en que este libro beneficiará inmensamente a todos sus lectores.
Samdhong Rimpoché
Kalon Tripa (Primer Ministro)
Gobierno tibetano en el exilio
Dharamsala, India
Introducción: Sobre Ajarn Sulak
En la lengua tailandesa, Ajarn es un término honorífico que se utiliza para referirse a alguien a quien se respeta y del que uno ha aprendido mucho. Ajarn Sulak y yo hemos sido amigos y protagonistas durante más de treinta y cinco años. Nos conocimos en 1972, cuando yo trabajaba en Bangkok y había invitado a Ivan Illich a encontrarse con intelectuales y líderes estudiantiles tailandeses. Sulak ya era editor de la Social Science Review y asesoraba a un grupo de líderes estudiantiles en acción social no violenta. Fue entonces cuando nos vimos envueltos en los tumultuosos acontecimientos que tuvieron lugar en Tailandia en 1973, en 1976 y en los años sucesivosEn esa época, ya era un practicante budista activista y un nacionalista tailandés monárquico, posiciones que ha mantenido desde entonces. Fundó una editorial y una librería que se convirtieron en el principal punto de encuentro de los intelectuales de Bangkok, y organizó que Thich Nhat Hanh visitara y participara en un taller de acción no violenta para jóvenes activistas.
Ajarn Sulak ha estado siempre rodeado de hombres y mujeres jóvenes que deseaban jugar un papel en procesos de desarrollo más centrados en el ser humano. Cuando se dio cuenta de que muchos de ellos se hundían bajo el peso de sus propios problemas, se las arregló para conseguir donaciones de dinero y tierra, y construir un ashram a las afueras de Bangkok en el que los activistas pudieran retirarse y recargar baterías en paz y tranquilidad, siguiendo las prácticas bu-distas básicas de sabiduría y meditación.
Dejé Bangkok en 1979, y los siguientes veinticinco años los pasé trabajando para Naciones Unidas y el Banco Mundial por todo el mundo. En ese tiempo, el camino de Sulak y el mío se cruzaron en Bangkok y en otros lugares. En Japón en 1992, por ejemplo, continuamos nuestras discusiones sobre el papel que el budismo podía jugar en el desarrollo futuro de su país. Por tanto, no me sorprendí cuando me pidió que editase sus charlas y artículos en este libro sobre economía budista y sostenibilidad.
La comprensión de Sulak del mensaje del Buda —empezando por las prácticas más sencillas de respiración y meditación— atraviesa cada página de este libro y configura su creencia de que la no violencia (ahimsa) es el principio central del budismo. Para Sulak está claro que el mundo está enfermo y que se necesita actuar para sanarlo ahora, antes de que sea demasiado tarde. La paz necesita reemplazar a la guerra, la no violencia reemplazar a la violencia, la generosidad reemplazar la codicia, el amor reemplazar el odio, y la comprensión reemplazar la ignorancia. Tenemos que aprender a amar nuestro medio ambiente y dejar de tratar de conquistarlo.
Hoy en día, en la mayor parte de Asia, el budismo tiene que competir con la nueva religión del consumismo. De acuerdo con Sulak, hay actualmente en su país, más prostitutas que monjes, y los centros comerciales han ocupado el puesto que los templos solían tener como centros de actividad comunitaria. Sólo florecen las prácticas budistas tradicionales en el nivel de base, en aquellos lugares en los que el consumismo y la globalización todavía no han extendido sus tentáculos, tales como Bhután o entre los tibetanos exiliados. Sulak y otros budistas comprometidos se enfrentan al desafío de demostrar que el budismo puede ser una fuerza que calme el daño que el avance de la globalización ha infligido al espíritu humano.
Sulak ataca acertadamente la agenda neoliberal del Banco Mundial (en el que yo solía trabajar) y las hipótesis no probadas de que si aumenta el Producto Interior Bruto (PIB) en una sociedad particular, la situación de los ciudadanos mejorará automáticamente. No sólo de pan vive el hombre. Una vez que están satisfechas nuestras necesidades básicas de comida, alojamiento, ropa y salud, también tenemos que dedicarnos a nuestras necesidades de seguridad, paz y espiritualidad. Estas son más difíciles de identificar y mucho más difíciles de realizar. En La sabiduría de la sostenibilidad, Sulak explora la posibilidad de sustituir el PIB por el todavía impreciso pero importante concepto de la Felicidad Nacional Bruta (FNB). De acuerdo con los especialistas en desarrollo occidentales, podemos aumentar la felicidad y la satisfacción mediante el incremento de nuestro consumo de bienes y servicios; mientras que, de acuerdo con los budistas, nuestra felicidad y satisfacción sólo pueden aumentar reduciendo nuestro deseo de bienes materiales.
En este importante nuevo libro, Ajarn Sulak arroja luz sobre la globalización, el desarrollo, la violencia y la gobernanza desde una perspectiva budista. Conocido por toda Asia como un provocador, Sulak desafía el status quo diariamente, e incluso mientras escribo, ha vuelto a ser acusado de un delito de lesa majestad (traición contra un miembro de la familia real tailandesa), una imputación realmente grave. Aun así, continúa sin miedo criticando a los miembros de la familia real, primeros ministros, generales del ejército y quien quiera que esté en el poder, y su valentía hace que sus escritos sean tan frescos y mordaces.
Sulak ha estado siempre rodeado de buenos amigos, lo que, de acuerdo con el Buda, es fundamental para alcanzar cualquier logro en esta vida. Ha ayudado a mucha gente joven a dar sus primeros pasos hacia un activismo social de base espiritual y continúa dándoles apoyo moral cuando se dispersan en sus propias direcciones. Es muy difícil encontrar una organización no gubernamental en cuyo personal no haya alguien que no haya recibido ayuda de Sulak. Aunque muchos de sus amigos se encuentren en Tailandia, más acertadamente llamada Siam, otros se encuentran repartidos por el mundo, virtualmente en cada continente. A sus setenta y tantos años, Sulak todavía viaja por el mundo para enseñar y visitar a su amplia red de amigos.
Nuestro mundo está siendo desgarrado por el conflicto, mientras los ricos se hacen más ricos, los pobres viven de las migajas, cientos son asesinados y mutilados todos los días en África y en Oriente Próximo, y muchos miles más mueren de hambre. Nuestro mundo necesita ser sanado, en todas partes, a todos los niveles. Sabemos lo que hemos de hacer, pero, como seres imperfectos, a veces es difícil conseguirlo. De acuerdo con Ajarn Sulak, hay que empezar la cura en el plano individual, y sólo entonces podremos hacer que nuestro planeta sea un lugar más habitable. La sabiduría de la sostenibilidad de la que Sulak habla se ha de desplegar en ambos niveles, individual y global. Este libro representa el mapa de hacia dónde podríamos ir. Es nuestra esperanza y nuestro desafío.
Nicholas Bennet,
co-editor Phuket,
Tailandia
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(1) Obra de Sulak Sivaraksa
Traducida del inglés por Amelia Díaz Pérez de Madrid
Editada por Ediciones Dharma
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