miércoles, 27 de agosto de 2008

Caca, culo, pedo, pis

En contra de una afamada sentencia filosófica, parece que se ha extendido la máxima "cuando no se tiene nada que decir, mejor no callarse". Una de las maneras de no callarse cuando no se tiene nada que decir, la estrategia del adjetivo, chisporrotea cada mañana en tertulias y editoriales: se empaqueta la opinión criticada bajo una etiqueta y se prescinde del trámite del argumento. "Superada" y "rancia" son algunos de los adjetivos más concurridos. Hasta las opiniones contrarias a la Monarquía y a la religión se han descalificado como "antiguas" o "rancias", sin molestarse en precisar el día y la prueba de la caducidad. Así que, aviso al lector, lo que sigue es una antigualla que se ocupa precisamente de la estrategia del adjetivo. Una antigualla que intentaré arropar con otra antigualla: razones.
La tesis es sencilla: la estrategia del adjetivo confunde el etiquetaje con el diagnóstico e incapacita para entender los problemas. En particular, incapacita para abordar los llamados "conflictos culturales", un territorio en donde los calificativos se espolvorean con mayor prodigalidad, hasta el punto de escamotear que, en muchos casos, tales conflictos no son sino epifenómenos de problemas más hondos de desigualdad.
Hay otra implicación, más intranquilizadora, pero la dejo para más adelante.
Que en los asuntos "culturales" las cosas no son lo que parecen lo mostró un premio Nobel de Economía de los que más ingenio ha destilado. En un clásico trabajo, Thomas Schelling nos enseñó que la segregación racial tan frecuente en las ciudades norteamericanas no hay que atribuirla necesariamente al racismo. Se puede dar, y se dará, con individuos que pueden ser la mar de felices en un barrio mixto, incluso si forman parte de la minoría.
Para que se produzca basta con que los vecinos de uno u otro color quieran evitar quedarse solos -o con muy poquitos de los "suyos"- entre los otros. Cuando cada uno, por la razón que sea, busca evitar esa situación, las desigualdades económicas empiezan a imponer su ley y se acaba recalando en barrios cromáticamente homogéneos.
Con sus matices, la dinámica del proceso no es muy diferente de lo que hemos visto en nuestras ciudades, cuando la llegada de unos cuantos vecinos, acomodados o menesterosos, con sus demandas de servicios y sus dineros, muchos o pocos, acaban por expulsar a los que están en la otra punta del escalafón. El nuevo ecosistema resulta irrespirable económicamente para sus antiguos habitantes.
The Economist, en un número reciente, mostraba lo último de esa tendencia entre los de arriba: barrios por afinidadesideológicas, en realidad, islas de identidad, en donde el dinero oficia como pasaporte, como peaje que desbarata la universalidad del ideal de ciudadanía. Dentro, servicios propios accesibles sólo a los vecinos. Cada tribu, sus leyes. Eso sí, siempre que se lo puedan pagar. Los demás, a mogollón en la periferia.
No faltan los ejemplos de "discriminaciones" que no son lo que parecen: los negros que reciben menos órganos para trasplantes; la admisión de judíos en Yale; el acceso de las mujeres a los Departamentos universitarios. Con todo, explicaciones de los conflictos culturales como la de Schelling son infrecuentes. Lo usual es tirar por lo derecho, por el adjetivo: si hay segregación racial, somos racistas; si las mujeres no tienen acceso a las posiciones de poder, somos sexistas; si los trabajadores miran con recelo a los inmigrantes, son xenófobos. Y así.
Entiéndase. Racismo, sexismo y xenofobia no faltan. Lo confirman mil experimentos. Por ejemplo, enfrentados a una serie de palabras, agrupamos más rápidamente las que se refieren a comportamientos bien vistos con aquellas que aluden a los nuestros que cuando las palabras rozan a los otros. Vamos, que juntamos "blanco" y "honestidad" en un instante, mientras que tenemos que rumiarlo cuando se trata de meter en el mismo cajón "negro" y "honestidad".
Que la cosa es seria lo muestra que no importa si uno es negro o blanco, liberal o conservador. Es tan seria que, seguramente, tiene un sustrato biológico. Dicha la bestialidad a lo bestia: para nuestros antepasados ser racista pudo resultar ventajoso adaptativamente.
Pero que las disposiciones existan no quiere decir que den cuenta de todos los comportamientos que precipitadamente calificamos como racistas. Nadie explica el exceso de población del mundo porque nos divierta el sexo o el aumento de la criminalidad porque la agresividad forme parte de nuestro repertorio de reacciones básicas.
Lo importante son las circunstancias sociales, eso que antes se llamaba "el contexto". Al fin y al cabo, quienes participan en las alegres fiestas marbellíes, tan multiculturales, no tienen una urdimbre genética diferente de la de los trabajadores que miran con recelo a los inmigrantes en las colas de los servicios sanitarios. En lo que atañe a xenofobia o machismo, unos y otros son igualmente confiables. Tanto o tan poco.
La operación simplificadora deja intacto el mundo pero maltrata a sus pobladores. Si la culpa es del racismo, el sexismo y de la xenofobia, en algún eslabón de la cadena causal la culpa es de cada uno de nosotros, racistas, sexistas y xenófobos. Y si uno levanta la mano y dice que las cosas no son tan sencillas, que lo que se archiva en el negociado de racismo, sexismo o xenofobia quizá pertenece al tradicional departamento de igualdad, no tardará en ser acallado bajo la acusación de racista, sexista o xenófobo. De antiguo. Caca, culo, pedo, pis.
Pero, qué le vamos a hacer, las cosas son complicadas. Es verdad que cuando en una sala abarrotada se produce un incendio y cada uno intenta salir el primero, sin atender a los demás, el egoísmo algo tiene que ver con la previsible catástrofe. Pero el resultado no será mejor con individuos altruistas si cada uno, cortésmente, cede el paso a los demás y nadie acaba por salir. La ignorancia de que el problema está en las reglas del juego sociales o en las instituciones, desemboca con bastante naturalidad en acusaciones de mala fe. Si se cree que los problemas se solucionan cuando somos buenos, no cabe sino buscar traidores y desleales cuando vienen mal dadas. Al final de la estrategia del adjetivo siempre asoma la estrategia de la sospecha.
La implicación política menos grave de esta forma de pensar es la propia de los curas: hay que cambiar las mentalidades, educar a las gentes. Cuando todos seamos buenos, el mundo será una maravilla. Y si no, la culpa es nuestra. La naturaleza caída del cristianismo, que al fin se impone. Otras veces las cosas son más graves. No hay que olvidar que el socialismo más siniestro, el de los campos de reeducación, iba de la mano del "hombre nuevo".
Esa vereda, si tiene algún destino, es la paralización del pensamiento, sustituido por la pirotecnia de las palabras. Los conjuros siempre han entretenido mucho a la afición. Más fascinante y menos trabajoso que reordenar el poder o el dinero, que cambiar el mundo, es juguetear con las palabras, crear ministerios del humo, aunque se llamen ministerios de cambiar el mundo.
Félix Ovejero Lucas es profesor de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona.

sábado, 16 de agosto de 2008

"Miré a la muerte y fue un infierno"


ENTREVISTA CON HIROSHI TASAKA,
PENSADOR SOCIAL



Publica el libro 'Encuentra tu cumbre', en el que asegura que lo más importante para ser feliz es encontrar un ideal y hacer lo posible para realizarlo.


- Teóricamente, usted tendría que estar muerto.
- Pues sí. Hace unos 25 años un médico pronosticó que mi vida sería corta. "Te quedan pocos meses de vida", me dijo. Y eso cambió mi existencia, fue un punto de inflexión. Puede que aquel episodio sea el trasfondo de mi libro.

- En el primer párrafo dice que debemos pensar más en la muerte.
- Todos vamos a morir, pero nadie sabe cuándo va a morir. Y evitamos mirar la realidad de la muerte. A mí me pasaba lo mismo, hasta que el doctor me dijo que mi vida no sería muy larga. Miré a la muerte, y fue un infierno. Pero, luchando con esa realidad durante un par de meses, encontré el sentido de la muerte. Y pasó algo muy especial durante este proceso.

- ¿Qué pasó, además de la condena a muerte?
- Mi amigo íntimo murió en un accidente de tráfico. Hacía pocas semanas, cuando el doctor me anunció que me quedaba poco tiempo de vida, yo envidié mucho a mi amigo: él viviría más que yo, porque estaba sano. Pero no fue así. Incluso una persona joven y sana puede morir mañana. O sea, solo tenemos el hoy.

- ¿En qué le cambió aquella experiencia?
--Cambió radicalmente mi estilo de vida. Antes cada día me preocupaba por el futuro, o me recreaba demasiado en el pasado. No vivía el ahora.

- ¿Qué milagro sucedió para que sobreviviese?
- Tenía un cáncer. Mi médico era tan pesimista sobre mi futuro que no fui a otro doctor, porque su pronóstico habría sido el mismo. Me fui a un monasterio budista zen. Mi estado era de profunda infelicidad. En el templo fui a ver al maestro, le conté mi enfermedad y lo que el doctor me había dicho. Yo esperaba unas palabras de consuelo, pero el maestro fue muy severo, aunque amable.

- ¿Qué le dijo?
- "De acuerdo, vas a vivir hasta que te mueras". Fue un mensaje muy poderoso para mi mente y mi alma. Pensé que tenía razón. El doctor ya casi me había hecho morir, mi mente ya había muerto, y el mensaje del maestro me despertó. Y pensé: "Como no muero en este momento, voy a vivir mejor hasta el último momento de mi vida". Y esta es la razón por la que aún estoy aquí.

- Afirma que todas las situaciones tienen algo bueno porque nos ayudan a crecer.
- La vida está llena de acontecimientos dolorosos, pero lo importante es nuestra actitud mental. Lo importante no es lo que pasa en nuestra vida, sino cómo yo lo transformo en sentido. Todo lo que pasa en tu vida tiene un buen sentido, te lo creas o no. Este es el mensaje absoluto, sin discusión, del budismo zen.

- Si ahora le dijera que le queda un minuto de vida... ¿qué haría?
- Diría: "Gracias por todo. Gracias por este día tan largo, un día de 57 años de vida. Ha sido un día bonito. Gracias incluso por lo doloroso. Lo he apreciado todo".

- Dice que la vida es como escalar una montaña, y que lo más importante es tener un ideal.
- Para mí un ideal no es un objetivo que debe ser conseguido, sino que se trata de tener un sueño o misión. El propósito último de la vida es vivir lo mejor que puedas en cada momento. Para conseguirlo, lo mejor es abrazar un ideal o un sueño.

- ¿Sin ego?
- Nuestra vida muchas veces está dirigida por el pequeño ego. Se trata de extender este ego y hacerlo mayor, pensado en la comunidad. Sigues teniendo ego, pero es más grande. En el budismo zen, el maestro no te dice que abandones tu ego, porque sabe que es imposible. Pero haz crecer tu ego en el sentido más amplio. La madre Teresa tenía ego, pero su ego era muy grande, para abrazar a la humanidad.

- ¿Por qué no se quedó en el monasterio?
--El fin último no es ir a un templo zen, sino practicar el zen cotidianamente, en este momento. Apreciar cada encuentro y cada cosa que sucede en tu vida. Un suceso de hoy te puede hacer infeliz, pero mañana te puedes recuperar y pensar que aquella experiencia tuvo un sentido.

- ¿En Barcelona ha visto mucha gente que vive el instante?
- La gente de aquí parece disfrutar de la vida cotidiana, pero no sé si mi percepción es la correcta. En Japón, a causa de la crisis económica, la gente mira mucho hacia su interior y su pequeño mundo. Aquí se ve a la gente con más alegría. Lo que no sé es la profundidad de este estado en vuestras mentes.

- Bueno, es difícil generalizar...
- Sois más epicúreos, en general. En el budismo zen decimos: "Vive ahora y dale intensidad al hoy".

- Pero en Japón cada vez están más occidentalizados.
- Este es el problema. Tenemos grandes tradiciones religiosas que están completamente olvidadas.


Entrevista de GASPAR HERNÁNDEZ
Fuente: El Periódico de Catalunya, 16 Julio 2008
www.elperiodico.com


Autor: Tasaka, Hiroshi
Traducción: Francisco García Lorenzana
Colección: Testimonio
Formato: 14 x 22 Rústica
ISBN: 978-84-96981-21-8
Páginas: 240
Precio: € 19,50.-

Hiroshi Tasaka, uno de los pensadores sociales más importantes de Japón, plantea que el gran problema actual es la consecución de la felicidad en todos los aspectos de la vida. El hombre actual no es feliz y busca los medios para alcanzar la felicidad. A través de cinco historias, Tasaka da las claves para tener una vida más plena y con significado. Lo más importante para él es abrazar un ideal e intentar realizarlo, con la mira puestas en el futuro, pero sin dejar de tener los pies en la tierra del presente. El objetivo es alcanzar esa cumbre, ese ideal realizado, pero lo más importante es el camino, la escalada de la montaña de la vida. El autor plantea las preguntas y da las claves para que cada lector encuentre sus respuestas, de manera que no da recetas aplicables para todo el mundo. Se trata de un libro para reflexionar.

Hiroshi Tasaka es licenciado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Tokio y en 1981 obtuvo el doctorado en ingeniería nuclear por la misma universidad. Desde 1987 trabaja como investigador invitado en el Batelle Memorial Institute y en los Pacific Northwest Nacional Laboratorios en los Estados Unidos. En 1990 fundó el Instituto de Investigación Japonés. En el año 2000 se convirtió en profesor de la Univerdad Tama en Tokio y fundó el Thintank SophiaBank, un banco de ideas que promociona y apoya a emprendedores sociales y propone nuevas visiones, políticas y estrategias para fomentar la innovación y el cambio en la sociedad global. En 2003, profundizó en este campo con el establecimiento del Foro Social de Emprendedores en Japón (JSEF, en sus siglas en inglés) para promover la colaboración entre los emprendedores sociales en Japón. En 2006 lanzó la emisora de radio SophiaBank en Internet, que es la primera emisora creado por un banco de ideas en Japón.

Tasaka es un filósofo que ha planteado un amplio abanico de ideas y teorías: filosofía de vida y trabajo, de gestión y empresarial; estrategias corporativas e industriales, políticas sociales y gubernamentales, una visión de la revolución de Internet y de la sociedad del conocimiento, y también sobre el cambio de paradigma del conocimiento en la sociedad humana. Es autor de más de cuarenta libros.

http://www.hiroshitasaka.jp/


martes, 12 de agosto de 2008

Guerra en el Cáucaso

Kosovo, sí; Osetia del Sur, no

Por THIERRY MALINIAK (*)

























Como era de prever, los políticos occidentales (la mayoría) aprendices de brujo que apoyaron hace poco con entusiasmo ciego la última fase del desmembramiento de Serbia y la independencia de Kosovo no han tardado en ser testigos de las primeras (que no últimas, probablemente) consecuencias de su irresponsabilidad: los surosetios consideran que si se pueden modificar las fronteras sobre una base étnica en los Balcanes, ¿por qué no en el Cáucaso? Tanto más cuando la ruptura de la situación actual fue obra del Gobierno de Tbilisi, que decidió, sin provocación previa, romper el acuerdo de paz firmado en 1992 e invadir a sangre y fuego una región cuya población no quiere, en su gran mayoría, pertenecer al Estado georgiano. Y todo indica que si no fuera por la contraofensiva, sangrienta también, del Ejército de Rusia, uno de los garantes del acuerdo de 1992, las tropas de Tbilisi habrían ahogado en sangre la resistencia surosetia.


Queda la esperanza de que los europeos tengan la valentía de revisar su estrategia.


Se podría esperar que los que tanto apoyaron ayer el derecho de los kosovares a invocar la autodeterminación y el derecho a separarse de Serbia, manifestaran hoy las mismas preocupaciones hacia los habitantes de Osetia del Sur. Pero he aquí que no: la gran prioridad ahora es, aparentemente, preservar como sea la integridad territorial de Georgia. Ayer maleables en los Balcanes, las fronteras, en cambio, se vuelven de repente sagradas en el Cáucaso. ¿Por qué estas dos varas de medir? ¿Será porque hay separatistas buenos y malos? Los primeros, los que gozan del apoyo de Occidente y perjudican a los aliados de Rusia: como los kosovares, y los segundos, los que deben ser combatidos porque perjudican a los amigos de Occidente: como los surosetios. Y es que, al contrario de este malo de la película, y encima socio de Moscú, que era Slobodan Milosevic, Mijaíl Saakashvili, el actual presidente georgiano, ha multiplicado las declaraciones favorables a EE UU, ha mandado un contingente de tropas a Irak y quiere integrar a Georgia en el seno de la OTAN. Frente a tal asalto de fidelidad, ¿qué peso puede tener para la mayoría de las cancillerías occidentales la suerte de los habitantes de Abjazia y Osetia del Sur?

En vísperas de que la UE fije (si lo logra) su posición sobre este conflicto, queda la tenue esperanza de que los europeos sean capaces de demostrar al respecto un mínimo de independencia de criterio respecto de EE UU, cuyos intereses en la zona son distintos de los suyos: para Washington, el conflicto, muy lejano, es simplemente un nuevo episodio en su lucha para reducir la influencia de Rusia en los territorios periféricos de la antigua URSS. Y queda, sobre todo, otra esperanza: que los políticos europeos tengan por fin la valentía de ponerse a reflexionar sobre la validez de la estrategia seguida estos últimos decenios en el sureste del continente. Una estrategia que condujo a revisar fronteras invocando oficialmente los grandes principios y los derechos de las poblaciones, pero que se limitaba sobre todo a intentar reconstruir viejas zonas de influencia y a resucitar los viejos fantasmas de la guerra fría. Si tras Kosovo, el derecho de los pueblos a separarse de un Estado en el cual no quieren vivir se ha convertido en nuevo eje de la diplomacia europea, que ese derecho no se reconozca, por lo menos, a la carta.

(*) Thierry Maliniak es periodista.

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Kosovo/Osetia/Sur/elpepiint/20080811elpepiint_6/Tes

domingo, 10 de agosto de 2008

La China y el deporte


Una de las cosas más raras -por lo inútil y por lo monstruosa- de que he tenido noticia en mi vida, fue un deporte al que tuvieron que dedicarse los chinos durante una semana, en aquellos años tristes de la Revolución Cultural del presidente Mao, que con tanta alegría celebraron los maoístas occidentales. Aquello se llamó "la guerra de los pájaros" y consistió en lo siguiente: como había carestía de alimentos y los funcionarios del régimen se dieron cuenta de que los pájaros se comían parte de la cosecha de arroz, en toda la China se impartió una orden terminante: todos los ciudadanos del campo y de la ciudad, al unísono, debían dedicarse el día entero a espantar con palos, ruidos, ollas, trapos, piedras, con lo que fuera, a todos los pájaros de la China. Los funcionarios habían descubierto que los pájaros no podían volar mucho tiempo, que tenían que descansar en las ramas de los árboles o en los picos de las montañas o en los aleros de las casas. Si la gente los obligaba siempre a volar, los pájaros terminaban por caer al suelo, exhaustos. Una vez en el suelo, era deber de todos los ciudadanos aplastarlos de un solo golpe con el zapato. Así la patria china tendría una extraordinaria cosecha de arroz, sin disputarse el grano con las aves.

Aquella cacería masiva de pájaros, en la que cientos de millones de chinos debían aplastar a cientos de millones de pájaros, al parecer, no tuvo ningún efecto práctico, fuera del mal olor de un montón de animales muertos. Pero ese deporte fantástico de espantar a los pájaros para hacerlos caer al suelo con el corazón partido de cansancio, siempre me ha parecido una de las más oscuras y absurdas actividades humanas, dirigidas por un régimen obsesivo que creía poder dominar todas las potencias del cielo y de la tierra. Y lo que más asusta, quizá, es constatar la ciega obediencia con que fue cumplida una orden absurda, impartida por un líder hundido en el delirio, y llevada a cabo por mil millones de hormigas de un rebaño domesticado y obediente.

Hay algo hermoso y terrible en esas ceremonias donde los seres humanos dejan de ser individuos para convertirse en simples movimientos mecánicos de una enorme coreografía. Lo que es uniforme y riguroso nos fascina, quizá porque no hay nada más inhumano que esto, si lo humano es, como creo, no ser una masa de autómatas, sino una informe serie de individuos en la que cada cual es uno mismo y va a su propio ritmo. Cuando se cede la libertad y uno se convierte en un diente más de un inmenso engranaje, hay algo que fascina y asusta.

Se habla mucho del silencio de los gobiernos occidentales, que hacen muchos y muy buenos negocios con la China milenaria, hoy riquísima, y por consiguiente callan sobre sus miserias políticas internas, o sobre sus imposiciones imperiales en el Tíbet. También criticamos, con buenas razones, la prohibición impartida a todos los deportistas, so pena de descalificación, de hacer cualquier manifestación que pudiera interpretarse como un gesto político de conciencia individual o de protesta cívica.

No creo, sin embargo, que este silencio cómplice, o al menos hipócrita, de casi todos los gobiernos, se deba solamente a los buenos negocios. Creo que detrás hay algo mucho más grave. El sueño de todos los grandes capitalistas de la tierra, me temo, sería tener un gobierno mundial parecido al gobierno local de la China: una pequeña camarilla de gobernantes que concentran en sus manos el poder absoluto, sin discusión, sin elecciones periódicas, sin control independiente ni periodos de revisión de las políticas. Sin disidentes -o con los disidentes en la cárcel-. Con las protestas públicas ahogadas por sutiles o no tan sutiles métodos policiales. Con una prensa controlada por la censura previa. Con páginas de internet prohibidas. Y sobre todo, con una masa inmensa de ciudadanos trabajadores, puntuales, obedientes, que aceptan salarios exiguos, pero de todos modos sedientos de consumo. Se les da pan, se les dan unos cuantos bienes, y a cambio se les exige silencio, laboriosidad extrema y obediencia. ¿No sería este el sueño de los dueños del mundo?

Termino con una paradoja, o con una salvedad, o con una duda, y es ésta: incluso en este momento de la China, con un régimen que en muchos sentidos se puede calificar como opresivo, de todas maneras, en sus larguísimos siglos de historia milenaria, los chinos nunca antes habían gozado de tanta libertad como ahora. Y eso es mucho. O por lo menos es algo. Y quizá algún día los borregos encuentren la manera de no bailar y consumir todos al unísono. Van a brincar, a gozar y a gastar, tal vez, a su propio aire. Porque la sed de libertad y de movernos como nos dé la gana, y no solamente según las reglas del deporte, de la publicidad o de la política, quizá sea el más hondo de los sentimientos humanos.

Al poner punto final miro por la ventana. Veo pájaros que vuelan y que se posan en las ramas de los árboles. Vuelven a volar, libres. Solemos decir: "libre como un pájaro". Y sin embargo, en cierto sentido, los pájaros son autómatas, y repiten desde que salen del huevo los mismos movimientos que repitieron sus padres cuando también ellos rompieron el cascarón. No sé si somos como pájaros, y nos creemos libres. O si de verdad podemos optar por algo distinto. ¿Podría no ver los Juegos Olímpicos, si me diera la gana, pese a todo el acoso mediático que hay sobre ellos? Si no los veo, ¿sería por voluntad o sólo por un deseo íntimo de contradecir? No sé. En todo caso apago la televisión.

Héctor Abad Faciolince es escritor colombiano y autor de El olvido que seremos.

“Pekín Potemkin”

Tras la imagen de modernidad se esconden barrios con pisos de diez metros cuadrados

Todo comenzó hará unos dos años. Las viejas casas tradicionales que flanqueaban el primer anillo de circunvalación de Pekín, en las cercanías del Templo del Lama, empezaron a ser "renovadas" -término utilizado a menudo por el Gobierno chino para la palabra "demolidas"- para dejar paso a un parque y una hilera de elegantes restaurantes y tiendas de té. Los Juegos Olímpicos se acercaban, y llegó el efecto 'pueblo Potemkin', nombre con el que son conocidos los supuestos pueblos falsos que el militar ruso levantó para impresionar a la emperatriz Catalina la Grande.

El grupo de restaurantes, en los que aún huele a pintura fresca, incluye el local de capital taiwanés Han Cha Yuan, una sucesión de patios y salas de decoración barroca imperial. "Para comer en esta zona, es necesario reservar", decía ayer una camarera junto a un cenador de gruesos pilares de madera y visillos coloridos. "El precio del menú es 800 yuanes [78 euros] por persona". En el exterior, junto a la autopista, una pareja de chinos se hacía fotos ante una reproducción hecha con hiedra de un tramo de la Gran Muralla y una escultura de ciclistas. A determinadas horas, una niebla artificial flota sobre sus laderas verdes.

Muchos de los coches que van y vienen a la zona olímpica o el centro de prensa internacional pasan por el segundo anillo. Y desde los vehículos se ven perfectamente el parque verde, el Templo del Lama rojo y dorado, y los ladrillos y tejas de los restaurantes, de un delicado gris mate. Pero a sólo unos metros, oculta a espaldas de esta primera línea de edificios, la situación es muy distinta. Basta atravesar un dintel en la estrecha calle pintada recientemente y aparece otro Pekín. Ese que no verá la inmensa mayoría de los miles de deportistas, técnicos, organizadores, funcionarios deportivos y turistas que visitarán la capital durante los Juegos.

"Aquí dormimos, mi hijo, de nueve años, y yo", dice Yan Yan, de 34 años, sentada en el borde de una cama. Una mesa, un armario con un espejo, y una televisión completan la vivienda de 10 metros cuadrados, que se abre a un pequeño patio cochambroso. Por el habitáculo, paga al mes lo mismo que cuesta el menú en el restaurante taiwanés. Yan Yan comparte cocina, situada en otro cuartucho, con los vecinos, y cuando necesita ir al servicio, tiene que utilizar uno público en la calle. Nada de ducha.

El Pekín que están viendo los visitantes y los telespectadores durante los Juegos no es el Pekín real. Es un Pekín peinado con permanente, en el que los atascos habituales han dejado de ser habituales porque han sido retirados un millón y medio de coches, en el que el polvo en el aire ha disminuido drásticamente porque todas las obras han sido paralizadas, en el que decenas de miles de obreros inmigrantes han sido obligados a volver a sus pueblos, en el que faltan miles de residentes extranjeros porque las autoridades han restringido los visados, en el que el Gobierno ha dicho a sus ciudadanos cómo hablar con los extranjeros y qué contestar a los periodistas, en el que han sido silenciadas aún más las voces disidentes, en el que los taxistas han sido obligados a vestir camisa amarilla, pantalón azul, e incluso corbata, algo que ni siquiera hacen muchos empresarios chinos.

Todo para mejorar la vida de la población, pero también para dar una imagen de modernidad y limpieza, que recuerda a una práctica del sector de la distribución llamada facing en inglés, cuyo objetivo es crear la impresión de que una tienda está perfectamente ordenada, aunque pueda no estarlo, para lo cual se colocan todos los productos de una estantería en el frente. Especialmente importante es la zona de las cajas registradoras.

Desde que logró los Juegos, en 2001, Pekín ha construido nuevas líneas de metro, excelentes estadios deportivos, un espectacular aeropuerto, una gran ópera, y modernos rascacielos. Las obras que no han sido finalizadas o los inmuebles que puedan dar mala impresión han sido ocultados tras vallas publicitarias gigantescas, con el eslogan olímpico Un mundo, un sueño. Todas las ciudades que celebran unos Juegos pretenden con ellos lograr proyección y ganar dinero a la larga. Para Pekín, son, además, una forma de sancionar el papel de China como potencial mundial.

El marido de Yan Yan está en la cárcel. Y ella no trabaja porque tiene que cuidar a su hijo, que nunca ha ido al colegio. Las escuelas se niegan a admitirle porque no tiene permiso de residencia de Pekín, debido a que cuando nació sus padres no estaban casados. "Para dárselo, las autoridades nos exigen que paguemos 20.000 yuanes [unos 1.940 euros]", dice Yan. El alquiler de la habitación lo pagan los abuelos paternos.

Estadios deslumbrantes o los restaurantes de lujo situados a dos pasos de su habitación significan poco para esta mujer. "El Gobierno ha renovado los edificios de fuera para que los extranjeros los vean bonitos. Pero le da igual los de dentro. En China, siempre es así".

Fuente: REPORTAJE el País: PEKÍN 2008 - Juegos de la XXIX Olimpiada DETRÁS DE LA MURALLA- JOSE REINOSO

La Directiva de la Vergüenza

Estados europeos desalmados

por Leonardo Boff
(*)



La «Directiva de Retorno», también llamada «Directiva de la Deportación o de la Vergüenza», de la Comunidad Europea con respecto a los extracomunitarios ilegales, desenmascara una faceta inhumana que la cultura europea siempre ha tenido y que difícilmente consigue disfrazar. Es una cultura identitaria. Tiene una inmensa dificultad para convivir con lo diferente. O lo agrega, o lo somete, o lo destruye. Invadió prácticamente todo el mundo conocido, subyugando y matando con la cruz y la espada. Fue ella la que, al comienzo de la modernidad, provocó el mayor genocidio de la historia humana, según el historiador Oswald Splengler en La decadencia de Occidente. En América Latina, donde había 23 millones de indígenas -nos dice el antropólogo Darcy Ribeiro-, después de un siglo quedó solamente uno. Luego dominó a las poblaciones que quedaron, explotó todos los recursos naturales posibles, que sirvieron de base para su industrialización y su enriquecimiento, que son sus injustas ventajas hasta el día de hoy. Detrás de su comercio y de su técnica hay ríos de sangre, sudor y lágrimas. Es una cultura montada sobre el poder-dominación.

Ahora, pasando por encima de varios artículos de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 (¿cuándo la respetaron?), maltratan a los inmigrantes, considerándolos criminales que deben ser encarcelados -incluso a los menores-, sin necesidad de mandato judicial, solamente mediante un procedimiento administrativo. Se prevé campos de concentración para ellos. Estos inmigrantes esconden tragedias en sus vidas. Están allí porque quieren sobrevivir y ayudar a las familias que han dejado en sus países.


Veamos la contradicción: en el siglo XIX los sobrantes del proceso de industrialización europeo, aquellos que podían desestabilizar el capitalismo salvaje naciente, previsto por Marx, fueron destinados a la exportación. No venía cualquier tipo de gente. Tenían primacía los empobrecidos y los enfermos, como mis abuelos italianos. Todos los de su leva sufrían tracoma, de difícil curación en esa época. Yo mismo sufrí esa enfermedad cuando niño, como todos los de nuestra región de Santa Catarina, donde se sitúan hoy Sadia y Perdigão, industrias conocidas por sus buenos productos.

En Brasil fueron acogidos con generosidad. Consiguieron tierras, ayudaron a construir esta nación y ahora, con la riqueza natural que Dios nos concedió, podemos ser la mesa puesta para el hambre del mundo entero. Las políticas de la Comunidad europea de hoy, no muestran ninguna reciprocidad. Con acciones articuladas se revelan crueles y sin piedad. El príncipe de nuestros periodistas, Mauro Santayana, nos relata en el Jornal do Brasil del 22/06, que en los años 80 economistas y sociólogos norteamericanos y europeos bajo el patrocinio de banqueros concluyeron que era necesario apartar del consumo al 80% de la humanidad, a fin de garantizar la gestión del planeta y mantener los privilegios del 20% de ricos. Los demás deberían ser marginados, hasta su extinción.

Parece que el genocidio está inscrito en el código genético de este tipo de gente que ha estado detrás de casi todas las guerras de los últimos siglos. A ellos que gustan de la cultura como pura ilustración, les recuerdo lo que Immanuel Kant (+1804) dice en La paz perpetua (1795). La primera virtud de una república mundial es la «hospitalidad general», como derecho y deber de todos. Todos están sobre el planeta Tierra, dice, y tienen el derecho de visitar las regiones y sus pueblos, pues la Tierra pertenece comunitariamente a todos.


Sólo espíritus anticultura occidental como Francisco de Asís, Juan XXIII, Luther King y Madre Teresa pueden ofrecer un paradigma que rescate a estos Gobiernos y los salve de la maldición de la vida y de la ira divina que se cierne sobre ellos.


(*) Leonardo Boff es teólogo, filósofo y escritor.

Fuente: Koinonia

sábado, 9 de agosto de 2008

El maquiavélico sistema electoral español

Causas y consecuencias del dominio conservador en el sistema electoral español

Vicenç Navarro
(1), Marta Tur (2) y Maria Freixanet (2)

Departamento de Ciencias Políticas y Sociales
Universitat Pompeu Fabra



Cuando el dictador murió en 1975, España era el país de Europa (junto con Grecia y Portugal) que tenía un retraso social mayor. El gasto público social por habitante era el más bajo del continente europeo, con un enorme subdesarrollo de la educación, de la sanidad, de las pensiones, de la vivienda social y otros componentes del Estado de Bienestar que determinan la calidad de vida y el bienestar de la población, y muy en especial de las clases populares. Según las últimas cifras de Eurostat, la agencia estadística de la UE, España continua estando a la cola de la Europa social, treinta y tres años después de la muerte del dictador.

El dominio conservador en el proceso electoral


La evidencia apunta claramente a que la mayor responsabilidad de este enorme retraso social de España radica en el gran poder que las fuerzas conservadoras (tanto en su versión post-franquista como en su dimensión liberal y demócrata cristiana) han tenido y continúan teniendo en la historia de nuestro país, incluida en la época democrática. Este dominio de la esfera política se ha traducido en una Ley Electoral que discrimina el voto de las clases populares y a los partidos de izquierdas que las representan como ninguna otra ley electoral en la Europa democrática. Como han indicado los politólogos Ignacio Lago y José Ramón Montero (Todavía no sé quienes, pero ganaremos: manipulación política del sistema electoral español. Working Papers. Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Universidad Autónoma de Madrid), el sistema electoral español es de los menos proporcionales existentes en los países democráticos. Como consecuencia de ello, existe un desfase muy marcado entre el voto popular y la distribución de los escaños en el Congreso de los Diputados. El cuadro 1 muestra cómo sumando los votos de los partidos de izquierda éstos han sido mucho mayores que los votos a los partidos de derecha (con la única excepción de 1977 y 1979, cuando las izquierdas salían de la clandestinidad y en 2000, cuando la abstención alcanzó un nivel sin precedentes (siendo predominantemente de izquierdas). El margen ha variado de 1.250.822 votos en 1996 a 2.677.061 votos en 1982. La mayoría de la población española ha votado centro-izquierda e izquierda durante todo el período democrático (salvo aquellos años). Y sin embargo, el país ha estado gobernado por las izquierdas sólo durante el período 1982-1996 y durante el período 2004-2008, cuando el PSOE gobernó con el apoyo de IU-ICV y ERC. Los demás periodos estuvo gobernada por una alianza del PSOE con la derecha catalana, CiU, y por el PP, primero en alianza con CiU, 1996-2000, y en mayoría absoluta, en 2000-2004. En realidad, el cuadro 1 muestra, pues, cómo a pesar de que la mayoría de votantes han sido de izquierdas durante la mayoría del periodo democrático, los representantes de las izquierdas no siempre han conseguido alcanzar mayorías parlamentarias, dificultando las alianzas de los partidos de izquierdas de ámbito estatal. Un caso claro han sido las últimas elecciones de marzo de este año, donde a pesar de la gran mayoría de voto de izquierdas (los votos a los partidos de izquierda sumaron 1.486.896 votos más que los votos a las derechas), el PSOE no puede sumar mayoría de escaños con IU-ICV, con lo que no habrá un gobierno PSOE + IU-ICV, un gobierno de izquierdas (que es la preferencia de la mayoría de los votantes del PSOE, así como del conjunto de voto de izquierdas, tal como las encuestas señalan).

La causa de ello es la escasa proporcionalidad del sistema
electoral: IU-ICV recibió casi un millón de votos y en cambio consiguió sólo 2 escaños. El cuadro 2 muestra que hubiera conseguido 13 escaños en un sistema proporcional, que sumado a los 153 que habría conseguido el PSOE serían mayoría, puesto que las derechas en un sistema proporcional habrían tenido 157 escaños, en lugar de los 172 que obtuvieron (ver cuadro 2). Tal cuadro muestra como en un sistema proporcional, las izquierdas de ámbito estatal hubieran tenido mayoría de escaños en el Congreso y junto con las izquierdas catalanas, vascas y gallegas, habrían tenido una muy amplia mayoría durante la mayor parte del período democrático. Es más que probable que si España hubiera tenido un sistema proporcional hoy sería diferente, más equitativa, con un Estado de Bienestar más extenso, y con una redefinición de lo que es, cambiando la concepción de una España central y radial por la de una España plural, pluricéntrica y plurinacional. Como punto de referencia, valga subrayar que 30 años de políticas progresistas en Suecia (1950-1980) significaron un cambio notable, convirtiéndose en el país del mundo con un mayor y mejor Estado de Bienestar, como consecuencia de las prioridades sociales de los gobiernos social-demócratas que gobernaron durante casi todo el período en alianza con partidos de izquierda. En España, 30 años de democracia significaron un cambio notable, pero dramáticamente insuficiente. España continúa hoy a la cola de la Europa social, consecuencia de las alianzas políticas derivadas en parte del sistema electoral. En realidad, la imposibilidad de IU-ICV de establecer su propio grupo parlamentario este año es el signo de la victoria de las fuerzas conservadoras que lideraron el mal llamado “proceso modélico” de Transición de la dictadura a la democracia. La situación para IU-ICV ha debilitado enormemente a todas las izquierdas, incluyendo las sensibilidades socialdemócratas dentro del partido mayoritario de las izquierdas, el PSOE. Según las noticias de hoy (12.Junio.08) el PSOE se aliará con CiU una vez más, como ocurrió en 1993, y ello a pesar de que tanto en 1993 como en 2008 el voto de izquierdas fue mucho mayor que el voto de derechas (más de dos millones en 1993 y casi millón y medio en 2008).

Los orígenes de la ley electoral

La Ley Electoral Española se caracteriza por tomar la provincia
como la unidad básica, otorgándole dos escaños como mínimo indiferentemente de la población, favoreciendo por lo tanto a aquellas partes de España – las Castillas, la Rioja y Aragón – que tienen gran número de provincias poco pobladas. Según este sistema electoral, un votante en Teruel tiene 3,5 veces más poder para elegir un escaño al Congreso que un votante de Barcelona o Madrid. La otra dimensión es la regla de Hondt, que asigna escaños de manera logística de manera que favorece el bipartidismo, discriminando a partidos de ámbito estatal que se diversifican y no se concentran, tal como IUICV.

El sesgo anticlase trabajadora (esta clase que se concentra en
las zonas urbanas pobladas) aparece claramente al escoger la provincia como unidad base del sistema electoral y así fue reconocido por voces del estado dictatorial. Así, José Maria de Areilza, Ministro de Asuntos Exteriores durante la dictadura, comentando las deliberaciones de la comisión encargada de redactar las bases de la Ley Electoral señaló que “se ve que hay un temor a que los trabajadores se desmanden y dominen la representatividad de las cámaras. El sufragio “igualitario” les preocupa y quieren poner limitaciones a la igualdad numérica con trucos de toda especie” (Diario de un ministro de la monarquía. Editorial Planeta. Barcelona, 1977) añadiendo que todo estaba calculado “para que la derecha no perdiera el poder. ¡Y qué derecha!” Hay que agradecer la candidez de un buen conocedor de lo que ocurrió. Tal propuesta, aunque rechazada por el Consejo Nacional del Movimiento (el órgano máximo del movimiento fascista), fue más tarde aceptada por tal organismo, cuando fue de nuevo presentada por el Presidente del Segundo Gobierno de la Monarquía, el Sr. Suárez, incluyendo básicamente aquellos elementos citados. En realidad, su aceptación fue la condición puesta por tal Consejo Nacional del Movimiento para su disolución, pues tal Consejo vio esta Ley como garantía de que las derechas continuarían dominando el proceso electoral. Tal Ley fue modificada más tarde, bajando de 4 a 2 escaños y aprobándose la regla de Hondt, que diluía todavía más su proporcionalidad, aun cuando las izquierdas (y muy en especial el PCE) pidieron mayor proporcionalidad. Esta propuesta fue desatendida, siendo el PCE el más perjudicado por este sistema electoral. Tal como Herrero de Miñón, protagonista de aquel proceso, señaló recientemente, el objetivo de la Ley era marginar al PCE. Así también lo reconoció recientemente el ex-presidente Calvo Sotelo. Tales sesgos no fueron corregidos en la ley de 1987 y ello como consecuencia de que el aparato del PSOE se benefició del bipartidismo, que le favoreció como aparato, permitiéndole conseguir más escaños, pero que debilitó al conjunto de las izquierdas, incluyendo al votante del PSOE, pues dificultó que pudieran alcanzarse mayorías de izquierdas y permitirle así desarrollar su programa. Un ejemplo de ello fueron las elecciones de 1993 (después de aprobada la última versión de la Ley Electoral) en las que a pesar de que las izquierdas ganaron el voto popular, el PSOE se alió con CiU. Tal alianza PSOE-CiU reforzó las sensibilidades liberales dentro del PSOE (1993). Fue aquel año cuando Alfonso Guerra dejó la vicepresidencia y Solbes fue nombrado Ministro de Economía y Hacienda, iniciándose un gran periodo de austeridad de gasto público social, que fue continuado por Rato, Ministro de Economía con Aznar, aumentándose el déficit de gasto público social de España con el promedio de la UE-15 en un 68% (durante el período 1993-2003). Y este año 2008 vemos de nuevo como el PSOE se alía con CiU, en parte, como resultado de no poder establecer gobierno con el apoyo de IU, pronosticándose momentos de austeridad social.

Consecuencias políticas del sistema electoral: La Abstención


Este gran desfase entre el voto popular y la representatividad
parlamentaria (que se acentúa todavía más en el Senado) crea un gran desánimo entre los votantes de izquierdas y centroizquierdas, que ven que su voto no se traduce en políticas públicas de izquierdas, escritas en los programas electorales de los partidos pero no desarrolladas en la práctica. Se crea así un escepticismo (cuando no un cinismo) en la población, muy acentuado entre las clases populares, hacia las direcciones de los partidos y hacia lo que se define como “clase política” que daña enormemente la calidad del proceso democrático. El sesgo conservador del sistema electoral y el bipartidismo, responsables de las limitaciones democráticas de la Ley Electoral son también responsables de la gran abstención entre tales clases populares. Un ejemplo de ello son las últimas elecciones, en que, más que trasvase de votos de partidos pequeños a partidos grandes, vimos un gran aumento de la abstención. El cuadro 3 muestra cómo la variación de la abstención es mayor que la suma de los incrementos de los dos partidos mayoritarios.

Mientras que mucho se ha escrito en los medios sobre el
trasvase de votos y consiguiente polarización del voto popular, poco se ha analizado el fenómeno más importante, que ha sido la abstención de las izquierdas, mucho mayor que el trasvase de votos de partidos pequeños al PSOE o al PP.

La redefinición de España

Para entender el comportamiento electoral de la población española hay que estudiarlo, no sólo desde el punto de vista del eje izquierdaderecha sino también desde el eje nacionalismo español versus nacionalismos periféricos. Existe una relación clara entre ambos de manera que cuando se acentúa un eje se debilita el otro. Así en las últimas elecciones las derechas utilizaron el segundo eje con tal de debilitar el primero. Una vez más la defensa de la “unidad de la patria” (el famoso eslogan del estado fascista) frente a una supuesta rotura causada por los separatismos periféricos, fue el mensaje movilizador de las derechas españolas, que fue exitoso en el centro de España (Madrid, Castillas y la Rioja) y en la costa levantina (Valencia y Murcia) pero fracasó en la periferia (con la excepción de Canarias) (ver cuadro 4). Este eje nacionalismo central – nacionalismos periféricos (que ha beneficiado a las derechas y al partido de Rosa Díaz en el centro), no ha cuajado en la periferia donde las izquierdas han sumado más votos que las derechas.

Ello se debe, en parte, a que tal eje oculta otro paralelo pero
distinto que es el eje: centralismo versus descentralización del Estado. El primero, el centralismo, coincide con el nacionalismo español, lo cual no ocurre con los favorables a la descentralización que es un espacio mucho más extenso que el de los nacionalismos periféricos. La gran mayoría de los que favorecen la descentralización del Estado con una visión plurinacional y poliédrica de España no son necesariamente nacionalistas periféricos. Esta distinción raramente se hace por parte de los nacionalistas españoles (sean estos de derechas o de izquierdas). El éxito del PP en el centro de España fue precisamente el identificar el centralismo con el nacionalismo español y la descentralización con los nacionalismos periféricos y la rotura de España. El éxito de las izquierdas en la periferia (“contaminadas” según los nacionalistas españoles por los nacionalismos periféricos) fue el cuestionar que el eje nacionalismo español versus periféricos fuera idéntico al eje centralización versus descentralización. Aparecieron así las dos Españas que según autores como Santos Julia (que han idealizado el proceso de Transición española definiéndola como “modélica”) habían desaparecido: La España roja en la periferia y la de derechas en el centro.

Es importante señalar, sin embargo, que incluso movilizando el
nacional-catolicismo (apoyado por la movilización de la Iglesia Católica), el PP tiene un voto muy estable y que por sí mismo no le permite conseguir la mayoría parlamentaria, incluso con el sesgo muy favorable de la Ley Electoral. Que el PP gane o pierda la mayoría de escaños depende más de las izquierdas (y muy en especial de su abstención) que no de su expansión. Así el PP en 2008 consiguió muchos más votos que en 1996 (cuando ganó las elecciones y gobernó en mayoría con CiU) y que en el año 2000 (cuando ganó por mayoría absoluta). El elemento clave, por lo tanto, no es tanto el crecimiento del PP sino los descensos y abstenciones en los partidos de izquierda. El sistema político español dibuja un país cuya población es mayoritariamente de izquierdas pero sus instituciones representativas y sus órganos de Estado no traducen esta voluntad popular.

Notas.
1. Catedrático de Ciencia Política y Políticas Públicas.
2. Investigadoras del programa de Políticas Públicas.


Fuente: http://www.monde-diplomatique.es/isum/Main?ISUM_Portal=1
Leer el artículo íntegro y ver cuadros en formato pdf.

Divide y vencerás

Divide y vencerás:
el proyecto imperialista anglo-estadounidense


by Andrew G. Marshall (*)

Global Research, 23 Julio 2008



Establecer un “arco de crisis”
Muchas personas tendrían dudas de que británicos y estadounidenses estén detrás de actos terroristas en Iraq, como los británicos en Basora cuando dos soldados británicos del regimiento especializado en operaciones clandestinas fueron capturados disfrazados de árabes, con explosivos y un abundante arsenal [1]. ¿Por qué serían cómplices los británicos en orquestar el terrorismo en la misma ciudad en la que están para proporcionar seguridad? ¿Qué propósito habría detrás de ello? Esta pregunta nos lleva a otra incluso más importante, la de por qué se ocupó Iraq, de cuál fue el objetivo de la guerra contra Iraq. Si, como nos suele decir nuestra dosis diaria de CNN, SkyNews y las declaraciones de los altos cargos públicos, la respuesta es propagar la democracia y la libertad, y librar al mundo de la tiranía y del terrorismo, entonces no tiene sentido que británicos y estadounidenses estén orquestando el terrorismo.

Sin embargo, si la respuesta a la pregunta de por qué ocurrió la invasión anglo-estadounidense no era propagar la democracia y la libertad, sino propagar el miedo y el caos, sumir al país en una guerra civil, balcanizarlo y crear un “arco de crisis” por todo Oriente Próximo que implique a los países vecinos, en especial a Irán, entonces el terrorismo es un medio muy eficaz y eficiente para tal fin.


Un estrategia imperialista


En 1982 Oded Yinon, un periodista israelí vinculado al ministerio de Asuntos Exteriores israelí, escribió un artículo para una publicación de la Organización Sionista Mundial en el que ponía de relieve una “estrategia para Israel en los ochenta”. En este artículo afirmaba:

“ La desintegración de Siria e Iraq en zonas étnica o religiosamente únicas como en Líbano es el objetivo fundamental de Israel en el frente oriental. Iraq, rico en petróleo por una parte e internamente dividido por otra tiene todas las garantías de ser un candidato a los objetivos de Israel. Su desintegración es incluso más importante para nosotros que la de Siria. Iraq es más fuerte que Siria. A corto plazo, lo que constituye la mayor amenaza para Israel es el poder iraquí”.

Continúa:

“Una guerra irano-iraquí desgarrará Iraq y causará su desmoronamiento en el interior incluso antes de que sea capaz de organizar una lucha en un frente más amplio contra nosotros. Todo tipo de confrontación inter-árabe nos ayudará a corto plazo y acortará el camino para el más importante objetivo de dividir Iraq en confesiones religiosas como en Siria y Líbano”.


Y añade:

“En Iraq es posible una división en provincias según unas líneas étnicas/religiosas, como en Siria durante [el Imperio] Otomano. Así pues, existirán tres (o más) Estados en torno a las tres ciudades más importantes: Basora, Bagdad y Mosul, y las zonas chiíes en el sur estarán separadas del norte sunní y kurdo” [2].


El resultado de la guerra irano-iraquí, que duró hasta 1988, no fue el deseada por Oded Yinon, la ruptura de Iraq en provincias según criterios étnicos. Ni tampoco el de la posterior guerra del Golfo de 1991 en la que Estados Unidos destruyó las infraestructuras de Iraq ni el de la década larga posterior de devastadoras sanciones y bombardeos aéreos de la administración Clinton. Lo que, sin embargo, sí sucedió durante estas décadas fue la muerte de millones de iraquíes e iraníes.


Un fractura limpia para un Nuevo Siglo Estadounidense

En 1996 un think tank israelí, el Instituto para Estudios Estratégicos y Políticos Avanzados, publicó un informe del think tank Study Group sobre una nueva estrategia israelí con vistas al año 2000 titulado “Una fractura limpia: una nueva estrategia para asegurar el territorio”. En este artículo, en el que se hacían recomendaciones al entonces primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se afirmaba que Israel puede “trabajar estrechamente con Turquía y Jordania para contener, desestabilizar y reducir algunas de sus más peligrosas amenazas”, así como “cambiar la naturaleza de sus relaciones con los palestinos, incluyendo mantener el derecho de persecución en todas las zonas palestinas por motivos de autodefensa” y “forjar unas nuevas bases para las relaciones con Estados Unidos (haciendo hincapié en la independencia, la madurez, la cooperación estratégica en areas de interés mutuo y fomentando los valores inherentes a occidente)”.

El informe recomendaba a Israel “tomar la iniciativa en su frontera norte atrayendo a Hizbola, Siria, e Irán como principales agentes de agresión en Líbano” y utilizar “a la oposición libanesa para desestabilizar el control sirio de Líbano”. También afirma que “en cooperación con Turquía y Jordania, Israel puede dar forma a su entorno estratégico debilitando, conteniendo e incluso haciendo retroceder a Siria. Este esfuerzo puede centrarse en derrocar a Sadam Husein en Iraq (también un importante objetivo estratégico israelí) como un medio de frustrar las ambiciones regionales de Siria” [3].

Entre los autores del informe se incluyen Douglas Feith, un ardiente neoconservador que llegó a ser sub-secretario de Defensa para la Política de George W. Bush desde 2001 a 2005; David Wurmser, que tras el 11 de septiembre fue nombrado por Douglas Feith para formar parte de una unidad secreta de inteligencia del Pentágono y fue asesor de Oriente Próximo de Dick Cheney desde 2003 a 2007; y Meyrav Wurmser, la mujer de David, que es ahora un alto cargo del think tank estadounidense Hudson Institute.


Richard Perle dirigía el estudio. Trabajó en el Comité del Consejo Asesor de Política de Defensa del Pentágono desde 1987 a 2004 y fue su presidente desde 2001 a 2004 donde desempeñó un papel clave a medida que se acercaba la guerra de Iraq. También fue miembro de varios think tanks estadounidenses, incluyendo el Instituto de Iniciativa Estadounidense y el Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense.


El Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense, o PNAC por sus siglas en inglés, es un think tank neoconservador estadounidense, entre cuyos miembros y afiliados se incluyen muchas personas que estuvieron asociadas con la actual administración Bush, como Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, John Bolton, Richard Armitage, Jeb Bush, Elliott Abrams, Eliot A. Cohen, Paula Dobriansky, Francis Fukuyama, Zalmay Khalilzad, I. Lewis "Scooter" Libby, Peter Rodman, Dov Zakheim y Robert B. Zoellick.


En septiembre de 2000 el PNAC elaboró un informe titulado “Reconstruir las Defensas de Estados Unidos: estrategias, fuerzas y recursos para un nuevo siglo” en el que se trazaba un programa para una Pax Americana o Imperio Estadounidense. El informe se centra especialmente en Iraq e Irán y afirma:

“A largo plazo Irán puede resultar ser una amenaza tan grande para los intereses estadounidenses en el Golfo como lo es Iraq” [4].

Afirmando que “durante décadas Estados Unidos ha buscado desempañar un papel más permanente en la seguridad regional del Golfo” el informe sugiere que “el conflicto no resuelto con Iraq proporciona la justificación inmediata”, sin embargo, “la necesidad de la presencia de una importante fuerza estadounidense en el Golfo trasciende el problema del cambio de régimen de Sadam Husein” [5]


Provocar una guerra civil para la “Solución de los tres Estados”


Poco después de la invasión y ocupación de Iraq en 2003 el New York Times publicaba un artículo de opinión de Leslie Gelb, presidente emérito y miembro de la junta directiva del Consejo de Relaciones Exteriores, el más poderoso e influyente think tank de Estados Unidos. El artículo, titulado “La solución de los tres Estados” y publicado en noviembre de 2003, afirmaba que la “única estrategia viable” para Iraq “puede ser corregir el error histórico y avanzar en etapas hacia una solución de tres Estados: kurdos en el norte, sunníes en el centro y chiíes en el sur”. Citando el ejemplo de la desintegración de Yugoslavia, Gelb afirmaba que estadounidenses y europeos “dieron a los bosnios musulmanes y a los croatas los medios de luchar, y los serbios aceptaron la separación”. Al explicar la estrategia Gelb afirma que el “primer paso debería ser convertir el norte y el sur en regiones con auto-gobierno con unos límites trazados lo más cerca posible de las líneas étnicas” y “exigir elecciones democráticas en cada región”. Además, “bajar al mismo tiempo tropas estadounidenses al Triángulo Sunní y pedir a Naciones Unidas que supervise la transición al auto-gobierno allí”. Gelb afirma entonces que esta política “sería tanto difícil como peligrosa. Washington tendría que ser muy testarudo y muy despiadado para lograr esta desintegración” [6].


Seguir el ejemplo de Yugoslavia, como cita Gelb, requeriría lograr una guerra civil entre los diferentes grupos étnicos. A principios de los noventa Estados Unidos apoyó y financió a las fuerzas musulmanas en Bosnia bajo el liderazgo de los muyaidines afganos adiestrados por la CIA, de triste fama por su guerra contra la Unión Soviética dirigida por la CIA entre 1979 y 1989. En Bosnia los muyaidines estuvieron “acompañados de las fuerzas especiales estadounidenses” y Bill Clinton aprobó personalmente la colaboración con “varias organizaciones fundamentalistas islámicas, incluyendo la al-Qaeda de Ben Laden”. Años después en Kosovo “en 1998-99 muyaidines mercenarios de Oriente Próximo y Asia Central fueron reclutados para luchar en las filas del Ejército de Liberación de Kosovo (KLA, por sus siglas en inglés) que apoyó ampliamente el esfuerzo de guerra de la OTAN”. La Agencia de Inteligencia de Defensa estadounidense (DIA, por sus siglas en inglés), los servicios de inteligencia británicos (MI6), soldados británicos del regimiento especializado en operaciones clandestinas y compañías privadas de seguridad británicas y estadounidenses tenían la tarea de armar y adiestrar al KLA. Posteriomente, “el departamento de Estado estadounidense incluyó al KLA en la lista de organizaciones terroristas indicando que financiaba sus operaciones con dinero procedente del tráfico de heroína y con préstamos procedentes de países e individuos islámicos, entre los que supuestamente se encontraba Osama Ben Laden” así como “el hermano de un líder de una organización de la Jihad egipcia e indicando también que un comandante militar de Osama Ben Laden estaba dirigiendo una unidad de elite del KLA durante el conflicto de Kosovo” [7].


¿Podría ser esta la misma estrategia que se está desplegando en Iraq para desintegrar el país por similares razones estratégicas?
El Asia Times Online informaba en 2005 que el plan para “balcanizar” Iraq en varios Estados más pequeños “es una réplica exacta de un plan de la extrema derecha israelí para balcanizar Iraq (una parte esencial de la balcanización de todo Oriente Próximo). Curiosamente Henry Kissinger estaba vendiendo la misma idea incluso antes de la invasión de Iraq en 2003”. El artículo continuaba: “esto es la clásica divisa del divide y vencerás: el objetivo es perpetuar la falta de unidad árabe. Llámese Iraquificación; lo que realmente significa es fiebre sectaria traducida en guerra civil” [8].

En 2006 una “comisión independiente establecida por el Congreso con la aprobación del presidente George W Bush” llamada “la Comisión Baker” por el nombre del ex-secretario de Estado James Baker, “está cada vez más interesada en la idea de separar las regiones chiíes, sunníes y kurdas como la única alternativa a lo que Baker llama 'dejarlo todo y huir’ or 'aguantar hasta el final’"[9].


En 2006 se informó así mismo de que “el futuro federal de Iraq también está consagrado en su constitución, que permite formar las regiones, si bien no afirma cómo” y que “el Parlamento iraquí (dominado por chiíes y kurdos) aprobó una ley a principios de este mes [octubre de 2006] que permite a las regiones federales formase (por mayoría de votos en las regiones que buscan la unión)”. Además, “la ley que, como era de esperar, no obtuvo el apoyo sunní, será revisada dentro de 18 meses en un intento de convencer a sus oponentes”. Sin embargo, el artículo afirmaba que en vez de una solución de tres Estados “un sistema basado en cinco regiones parece que podría tener más posibilidades de tener éxito. Un modelo de cinco regiones tendría dos regiones en el sur, una con base en torno a Basora y otra en torno a los santos lugares. Se mantendrían Kurdistán y la región sunní, pero Bagdad y sus alrededores formarían la quinta región, metropolitana, urbana” [10]. El autor del artículo era Gareth Stansfield, un socio del think tank Chatham House de Londres, que precedió al Consejo de Relaciones Exteriores, trabaja con él y con su equivalente británico.


“La limpieza étnica funciona”

En 2006 el Diario de las Fuerzas Armadas publicaba un artículo del teniente coronel retirado Ralph Peters titulado “Fronteras de sangre: qué aspecto podría tener un Oriente Próximo mejor”. En su artículo Peters explica que el mejor plan para Oriente Próximo serían “reajustar” las fronteras de los países.


“Aceptando que el arte de gobernar internacional nunca ha desarrollado herramientas eficaces (salvo la guerra) para reajustar fronteras fallidas, un esfuerzo mental para captar las fronteras “orgánicas” de Oriente Próximo nos ayuda, sin embargo, a comprender el alcance de las dificultades a las que nos enfrentamos y a las que seguiremos enfrentándonos. Estamos lidiando con deformaciones colosales creadas por el hombre que no dejarán de generar odio y violencia hasta que sean corregidas”.

Afirma que tras la invasión de 2003 “se debería haber dividido inmediatamente Iraq en tres Estados más pequeños”. Sin embargo, Iraq no es el único país que a ojos de Peter es víctima de la “balcanización” ya que “Arabia Saudi sufriría un desmantelamiento tan grande como el de Pakistán” e “Irán, un Estado con unas fronteras dementes, perdería gran cantidad de territorio en favor del Azerbayán unificado, el Kurdistán libre, el Estado Árabe Chií y el Baluchistán Libre, pero ganaría las provincias en torno a Herat en el Afganistán actual”.

Además, “lo que Afganistán perdiera en favor de Persia en el oeste lo ganaría al este, ya que las tribus de la frontera noreste de Pakistán se reunirían con sus hermanos afganos”. Peters afirma que “corregir las fronteras” puede ser imposible “por ahora. Pero con tiempo (y con el inevitable baño de sangre que va unido a ello) emergerán fronteras nuevas y naturales. Babilonia ha caído más de una vez”. Más adelante hace esta sorprendente afirmación: “¡Ah!, y un secretillo vergonzante que tiene 5.000 años de historia: la limpieza étnica funciona” [11]


El mapa de un nuevo diseño de Oriente Próximo, inicialmente publicado junto con el artículo de Peters pero que ya no aparece “se ha utilizado en el programa de adiestramiento de la Escuela de Defensa de la OTAN para oficiales militares de alto rango. Este mapa, como otros mapas similares, probablemente se ha utilizado tanto en la Academia Nacional de Guerra como en los círculos de planificación militar” [12]. Acerca de la propuesta de Peters Nafeez Mossadeq Ahmed escribió que “la reconfiguración radical de fronteras que él propone implicaría necesariamente una limpieza étnica generalizada y con ella un baño de sangre quizá a escala genocida” [13].


¿Federalismo o balcanización gradual?


Un mes antes de que se publicara el artículo de Peters, Leslie Gelb del Consejo de Relaciones Exteriores y Joseph Biden, un demócrata miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado [estadounidense] escribieron un artículo de opinión para el New York Times en el que afirmaban que “Estados Unidos debe ir más allá de la falsa opción actual entre “aguantar hasta el final” y “traer las tropas a casa ahora”, y elegir una tercera vía que de forma responsable reduciría nuestra presencia militar al tiempo que evitaría el caos y preservaría nuestro objetivos de seguridad claves”.


¿Cuál es esta tercera opción? “La idea, como en Bosnia, es mantener un Iraq unido descentralizándolo, dando a cada grupo étnico-religioso (kurdos, árabes sunníes y árabes chiíes) espacio para dirigir sus propios asuntos al tiempo que se deja al gobierno central a cargo de los intereses comunes”.


Los autores describen unos cuantos aspectos de este plan.


“El primero es establecer tres regiones con una amplia autonomía y con un gobierno central viable en Bagdad. Las regiones kurda, chií y sunní serían cada una responsables de sus propias leyes internas, de la administración y de la seguridad interna. El gobierno central controlaría la defensa de las fronteras, los asuntos exteriores y los ingresos del petróleo”.

Entonces,

“el segundo elemento sería engatusar a los sunníes para que se unan al sistema federal con una oferta que no podrán rechazar. Para empezar, controlar su propia región sería mucho más preferible a las demás alternativas: ser dominados por kurdos y chiíes en un gobierno central o ser las principales víctimas de una guerra civil” [14].


En una comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado en 2007 Leslie Gelb afirmó que su plan para “federalizar” Iraq “se parecería a lo siguiente:


“el gobierno central estaría basado en las zonas en las que hay genuinos intereses comunes entre los diferentes partidos iraquíes, esto es, los asuntos exteriores, la defensa de las fronteras, la moneda y, por encima de todo, la producción e ingresos del petróleo y gas”.
Y, “por lo que se refiere a las regiones, ya sean tres o cinco, sean las que sean (a los iraquíes les corresponde decidirlo), serían responsables de la legislación, la administración y seguridad internas” [15].

Posteriormente el Senado aprobó una resolución no vinculante que apoyaba un sistema federal para Iraq y que todavía tiene que ser promulgado puesto que se estipula que esta resolución tiene que ser promulgada por los iraquíes para que no se considere “algo a lo que les obliga Estados Unidos”. Además, “cuando el embajador Ryan Crocker compareció ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado afirmó apoyar el federalismo”. En una conversación privada con los senadores también apoyó la idea, “sin embargo, cuando estaba en Bagdad se expresó en contra de la resolución” [16]. ¿Podría ser esto una forma de manipulación? Si el embajador estadounidense en Bagdad promueve una solución particular para Iraq, probablemente los iraquíes lo consideren una mala opción, que favorece los intereses de los estadounidenses. Así pues, si el embajador despotrica públicamente contra la resolución, cosa lo que hizo, esto transmite la idea de que la actual administración [estadounidense] no está detrás de ella, lo que podría hacer que los iraquíes lo vean como una alternativa y que, quizá, favorece sus intereses. Aceptar el punto de vista estadounidense sobre cuestiones fundamentales significa un suicidio político (y con frecuencia, real) para los políticos iraquíes. El hecho de que el embajador estadounidense en Bagdad denuncie públicamente una estrategia particular da a los políticos iraquíes la legitimidad pública para reivindicarla.

Esta resolución todavía no ha pasado por todos los procedimientos del Congreso [estadounidense] y, de hecho, puede haber sido incluida en otro proyecto de ley, como una Ley de Autorización de Defensa. Sin embargo, los esfuerzos que están detrás de esta ley son mayores que el cada vez más irrelevante Congreso estadounidense.


También en 2007 otro think tank hizo un llamamiento a lograr “dividir Iraq en tres Estados separados con sus propios gobiernos y representantes en Naciones Unidas, pero con una cooperación económica constante basada en el modelo de la Unión Europea” [17]. Sorprendentemente el ex-embajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas , John Bolton, reconoció en 2000 que “Estados Unidos no tiene “intereses estratégicos” en un Iraq unido” y también sugirió que “Estados Unidos no debería necesariamente impedir que Iraq se divida” [18].


Conclusión


Claramente, sea cual sea la excusa o signifique lo que signifique dividir Iraq, no cabe la menor duda de que existe una estrategia ango-estadounidense de balcanizar Iraq. Decir que lo que se está proponiendo no es la balcanización sino el federalismo es discutible. Esto se debe a que volver a un sistema más federal en el que las provincias tengan mayor autonomía separaría naturalmente el país según las fronteras étnico-religiosas. Los kurdos estarían en el norte, los sunníes en el centro y los chiíes en el sur, con todo el petróleo. La desproporción de los recursos de cada provincial creará enemistad entre las provincias y las diferencias étnicas manipuladas durante mucho tiempo se transmitirán de las calles a la esfera política. A medida que aumenten las tensiones ente provincias, como sin lugar a dudas ocurrirá, habrá una inclinación natural hacia una posible separación. Los desacuerdos acerca del reparto de poder en el gobierno federal podrían llevar a su posible colapso, con lo que se habría logrado la estrategia de balcanización bajo la apariencia de que se habría producido sin una implicación exterior.


NOTAS


[1] Global Research, Iraqi MP accuses British Forces in Basra of "Terrorism". Al Jazeera, 20 de septiembre de 2005: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=viewArticle&code=20050920&articleId=983
[2] Linda S. Heard, The Prophecy of Oded Yinon. Counter Punch, 25 de abril de 2006:
http://www.counterpunch.org/heard04252006.html
[3] Richard Perle, et. al., A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm. The Institute for Advanced Strategic and Political Studies, junio de 1996:
http://www.iasps.org/strat1.htm
[4] PNAC, Rebuilding America’s Defenses. Project for the New American Century, septiembre de 2000, p. 17
[5] PNAC, Rebuilding America’s Defenses. Project for the New American Century, septiembre de 2000, p. 14

[6] Leslie Gelb, The Three State Solution. The New York Times, 25 de noviembre de 2003: http://www.cfr.org/publication/6559/threestate_solution.html?breadcrumb=%2Fbios%2F3325%2Fleslie_h_gelb%3Fpage%3D3 [7] Michel Chossudovsky, "Osamagate." Global Research, 9 de octubre de 2001: http://www.globalresearch.ca/articles/CHO110A.html
[8] Pepe Escobar, Exit strategy: Civil war. Asia Times Online, 10 de junio de 2005:
http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/GF10Ak03.html
[9] Sarah Baxter, America ponders cutting Iraq in three. The Times, 8 de octubre de 2006:
http://www.timesonline.co.uk/tol/news/world/article664974.ece
[10] Gareth Stansfield, The only solution left for Iraq: a five-way split. The Telegraph, 20 de octubre de 2006:
http://www.telegraph.co.uk/opinion/main.jhtml?xml=/opinion/2006/10/29/do2904.xml&sSheet=/opinion/2006/10/29/ixopinion.html [11] Ralph Peters, Blood Borders: How a better Middle East would look. Armed Forces Journal, junio de 2006: http://www.armedforcesjournal.com/2006/06/1833899
[12] Mahdi Darius Nazemroaya, Plans for Redrawing the Middle East: The Project for a "New Middle East". Global Research, 18 de noviembre de 2006: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=3882
[13] Nafeez Mossadeq Ahmed, US Army Contemplates Redrawing Middle East Map to Stave Off Looming Global Meltdown. Dissident Voice, 1 de septiembre de 2006:
http://www.dissidentvoice.org/Sept06/Ahmed01.htm
[14] Leslie Gelb and Joseph Biden, Jr., Unity Through Autonomy in Iraq. The New York Times, 1 de mayo de 2006: http://www.cfr.org/publication/10569/unity_through_autonomy_in_iraq.html?breadcrumb=%2Fbios%2F3325%2Fleslie_h_gelb%3Fpage%3D2 [15] Leslie Gelb, Leslie Gelb before the Senate Foreign Relations Committee. The CFR, 23 de enero de 2007: http://www.cfr.org/publication/12489/leslie_gelb_before_the_senate_foreign_relations_committee.html?breadcrumb=%2Fbios%2F3325%2Fleslie_h_gelb [16] Bernard Gwertzman, Gelb: Federalism Is Most Promising Way to End Civil War in Iraq. CFR, 16 de octubre de 2007: http://www.cfr.org/publication/14531/gelb.html?breadcrumb=%2Fbios%2F3325%2Fleslie_h_gelb [17] Robin Wright, Nonpartisan Group Calls for Three-State Split in Iraq. The Washington Post, 17 de agosto de 2007: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/08/17/AR2007081700918.html
[18] AP, French report: Former U.N. envoy Bolton says U.S. has 'no strategic interest' in united Iraq. International Herald Tribune, 29 de enero de 2007: http://www.iht.com/articles/ap/2007/01/29/europe/EU-GEN-France-US-Iraq.php

Enlace con el original: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=9451

Traducido del inglés por Rebelión


(*) Andrew G. Marshall ha escrito sobre la militarización de África Central, temas de seguridad nacional y el proceso de integración de Norteamérica. También colabora con GeopoliticalMonitor.com Actualmente es investigador en el Centro de Investigación sobre la Globalización (CRG) en Montreal, colaborador frecuente de Global Research, y estudia ciencias políticas e historia en la Universidad Simon Fraser, British Columbia.