miércoles, 27 de octubre de 2010

Dos modelos de agricultura frente a frente


Entrevista con Silvia Ribeiro

por Eduardo Tamayo G.



Silvia Ribeiro,  investigadora y coordinadora de programas del Grupo ETC en la oficina de México, sostiene que la agricultura industrial es responsable del 44 al 50 % de los gases de efecto invernadero, a la vez señala que la producción agrícola de pequeña escala, además de contribuir significativamente a la alimentación de nuestras sociedades, aporta al enfriamiento del planeta. Un dato a tener en cuenta para la próxima cumbre climática de Cancún, que se llevará entre  el 29 de noviembre y el 10 de diciembre próximos.

 Silvia Ribeiro

Estamos próximos a una nueva cumbre sobre el clima en Cancún, la pregunta que surge es ¿cómo está afectando el modelo de agricultura industrial al cambio climático?

Es una pregunta muy importante porque los propios gobiernos,  a través de las cifras oficiales que maneja Naciones Unidas,  reconocen que la agricultura industrial es causante del catorce por ciento de la emisión de gases de efecto invernadero, y esto es la misma cantidad que causan los transportes, o sea es muy grande. Y en realidad si sumamos todo el sistema alimentario agro-industrial, desde la semilla al supermercado, lo que significa producir comida y cualquier fibra en cantidades industriales, y lo que eso conlleva en términos de transportes, refrigeración, derivados de petróleo que son todos los insumos químicos, y luego la cantidad de embalajes que se usan en los supermercados en las cadenas industriales (que es el factor fundamental de tala de árboles, que es otro dato poco conocido), si sumamos todo eso, la agricultura industrial, según los autores que se tomen,  es responsable del 44 al 50 % de los gases de efecto invernadero, y además usa el 70 por ciento del agua del planeta. Por otra parte, la agricultura campesina de pequeña escala no gasta en transporte porque se dedica sobre todo al mercado local, usa muy pocos insumos derivados del petróleo o no los usa por razones de elección o por razones económicas, pero además, por el manejo del suelo que hace, la agricultura descentralizada y diversa absorbe una gran cantidad de carbono.  Entonces, una cosa que la Vía Campesina comenzó a decir en el 2007 de que los agricultores chicos estaban enfriando el planeta, ahora hay cifras que lo muestran claramente.

¿Cuáles son las tendencias que marcan el desarrollo del agro latinoamericano?

Uno de los problemas más graves que hay es la consolidación de las empresas de agronegocios. En los últimos treinta años ha habido una consolidación corporativa de los agronegocios que no tiene precedentes, ni en la historia de la agricultura ni en la historia del industrialismo. Por ejemplo tenemos situaciones como la de Monsanto que tiene más del noventa por ciento del mercado de semillas transgénicas, al mismo tiempo que tiene la mayoría de todas las semillas comerciales. Pero vemos lo mismo en toda la cadena, desde las semillas,  que son cinco o seis empresas que tienen casi todo el mercado comercial, pasando por  todas las que procesan cereales que son cuatro (Cargill, Dreyfrus, Bunge y ADM), las procesadoras que son cuatro o cinco, finalizando en los supermercados. Entonces tenemos unas  veinte transnacionales con un enorme peso sobre los gobiernos y sobre las políticas agrícolas. Aparte,  tenemos una realidad que todavía está presente en América Latina y es que aproximadamente la mitad es población rural y quienes producen la comida son sobre todo campesinos. Es como si estuviéramos todo el tiempo en una confrontación brutal: por un lado las empresas más poderosas del mundo y por otro lado una cantidad de gente, de pequeños y pequeñas campesinas que todavía siguen produciendo la mayor parte de la alimentación.

¿Cuáles son las características fundamentales del agro negocio como modelo de agricultura?

Bueno, introdujeron desde hace más de 50 años un tipo de agricultura mecanizada y que usa una gran cantidad de agroquímicos, pero que además hace que la gente no pueda usar su propia semilla y la tenga que comprar. Y la semilla es la base, es la puerta de toda la red  alimentaria, entonces,  quien controla la semilla controla lo que sigue después. Y esa es la tendencia que hay en este momento en América Latina y que cada vez crece más. Entonces, se está produciendo comida industrial con menor calidad que favorece sobre todo a los intereses corporativos y que además tiene una cantidad de problemas para la salud y genera dependencia y es un factor fundamental de que no se pueda establecer soberanía alimentaria en los países.

¿Qué nos puede decir de los monocultivos?

Los monocultivos son una parte integral de esta agricultura tanto a nivel de cultivos agrícolas como de plantaciones. Y nosotros encontramos que el modelo de monocultivos es fundamental en toda la agricultura industrial en América Latina. El caso de Brasil es uno de los más avanzados, los monocultivos de caña de azúcar, maíz, soya y eucaliptos están ocupando cada vez más terrenos, incluso disputándoles terrenos a aquellos que quieren ocupar la tierra para producir comida. En general estos son cultivos que no están dedicados a la alimentación de la gente, están dedicados o a la exportación para procesamiento en otros lugares o para los agrocombustibles en varios lugares. Entonces también es una disputa a nivel de quién consume lo que se produce.

Algunos tratados de libre comercio ya están vigentes por algunos años, ¿como está afectando esto a los pequeños campesinos?

El dato fehaciente es que los tratados de libre comercio han empujado a un mayor desplazamiento de los agricultores chicos hacia la ciudad, lo cual aumenta la pobreza ciudadana, disminuye las posibilidades de soberanía alimentaria dentro de los propios países, y ha creado situaciones de mayor pobreza y desplazamiento de quienes pueden ser las soluciones a las crisis alimentaria y  a la crisis climática.


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