Querido Gaspar,
Me habría gustado estar contigo en este merecido homenaje y en este día, que, además es el de mi 56 cumpleaños. El destino escrito por manos no amigas de quienes creemos en la fuerza de la verdad y de la verdadera justicia, ha decidido que no sea así. Pero, la distancia física entre continentes, no puede impedir la proximidad afectiva entre quienes tenemos mucho más en común que en oposición frente a todo lo que está pasando en nuestro país y en el mundo, en general.
Vivimos en un mundo que se llama a si mismo globalizado y, realmente, lo que cada vez se comprueba más, es que es un mundo marcado por la desigualdad y por el sectarismo de los que más tienen frente a quienes apenas pueden hacer frente a esa realidad.
La crisis provocada por la economía especulativa de los mercados, esos mercados a los que todos aluden y nadie se atreve a poner nombres y apellidos para identificar a quienes manejan los hilos, ha impuesto el dominio de una cultura neoliberal que está recortando de forma desmedida el compromiso ético y la solidaridad entre los pueblos. Por eso son necesarios, más que nunca los referentes políticos y éticos.
Los amos del mundo, los que dirigen las corporaciones que a su vez lo hacen sobre los gobiernos, son, como dice Jean Ziegler, vicepresidente del Consejo Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, auténticas "organizaciones mercenarias del gran capital" que marcan el margen que le resta al derecho a la vida de millones de personas, frente a la "pena de muerte" que sus actividades especulativas supone para los mismos.
Según la FAO, 925 millones de personas sufrían hambre en el mundo en 2010; 175 millones de niños menores de 5 años en el mundo sufren retraso de crecimiento a causa de la desnutrición; casi una cuarta parte de los niños españoles están en riesgo de pobreza, según Save the Children; las 500 mayores sociedades multinacionales privadas de todos los sectores,controlan el 52,8% del producto mundial bruto; los alimentos básicos han aumentado un 30% en el 2o semestre del 2010, gracias a la "eficaz tarea" de los especuladores financieros, que a pesar de la crisis, siguen acumulando sus ingentes ganancias. Para muestra, sólo un dato más: el número mundial de transacciones especulativas con productos de alimentación básica aumentó más de un 500% entre 2002 y 2008 y sigue en la misma línea en la actualidad.
La pregunta que surge es: ¿con que políticos se deberá contar?; ¿con los ciegos y sordos ante esta realidad y que, en gran medida han consentido, cuando no propiciado, la situación con sus políticas radicalmente neoliberales en las que siempre pierden los mismos?; o por el contrario, ¿habrá que hacerlo con aquellos otros que han demostrado que su marca es la ética y la coherencia y que han arriesgado todo por la defensa de los derechos sociales que otros han postergado?
Sinceramente, creo que la opción es clara en favor de aquellos que demuestran, día a día, que lo que importa es la conciencia crítica; la honradez en los planteamientos; la voluntad de dialogo; la firmeza en los compromisos desde la ética y la convicción, frente a la guerra y en defensa de las víctimas, por la justicia y la recuperación de la memoria histórica; por la justicia universal y el derecho de los pueblos oprimidos; por la defensa de los servicios sociales , la educación y la sanidad pública; por las reivindicaciones justas y las demandas de los trabajadores contra la precariedad laboral y el paro y, en fin, por el respeto a los procedimientos de la participación democrática.
Querido Gaspar, en tanto que tú representas esos valores, me uno a este homenaje, no sólo desde la amistad personal, sino también desde el respeto y reconocimiento a esos valores que tú has defendido como político y como persona.
En los tiempos difíciles que se avecinan, se precisan personas que, como tú, tengan una clarísima voluntad de diálogo, integración y comprensión de la pluralidad social.
Un abrazo.
Baltasar Garzón Real
Seattle, 26 de octubre de 2011
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