martes, 21 de abril de 2009

No arreglen Wall Street, reempláncela, por David Korten

¿Por qué no una economía de riqueza verdadera?

El actual debate económico se centra en la mejor manera de revivir nuestro sistema económico actual por medio de alguna combinación de un rescate de Wall Street y un paquete de estímulo económico para la creación de puestos de trabajo. Esto equivale a tratar de reactivar un sistema económico que ha fracasado en todas sus dimensiones: económica, social y ambiental. En lugar de apoyar un sistema fracasado, deberíamos utilizar la actual crisis financiera como la oportunidad para crear un sistema que funcione. Tratar de resolver la crisis con las mismas herramientas que la causaron es la definición de locura.

Como individuos, nosotros los humanos parecemos ser una especie inteligente. Colectivamente, sin embargo, nuestro comportamiento varía entre soberanamente sabio a suicida. Nuestra actual locura económica colectiva es el producto de una ilusión—una creencia, cultivada por la ortodoxia económica reinante, de que el dinero es riqueza y que hacer dinero es el equivalente a crear riqueza.

El dinero es simplemente una nota contable sin valor intrínseco—es inútil hasta que lo intercambiamos por algo de valor real. La especialidad de Wall Street es crear dinero para gente rica sin el esfuerzo de producir algo de valor real correspondiente. Ellos aumentan sus pretensiones contra la verdadera riqueza sin aumentar el suministro de bienes, haciendo más difícil para el resto de nosotros satisfacer nuestras necesidades.

La verdadera riqueza la conforman, en primer lugar, las cosas tangibles que sustentan a la vida—alimento, vivienda, vestimenta. Por supuesto, las más valiosas formas de riqueza son las que están más allá de cualquier precio: el amor; un niño sano y feliz; un trabajo que proporcione un sentido de autoestima y contribución; la pertenencia a una comunidad fuerte y comprensiva; un medio ambiente sano y vibrante; la paz. Nuestro sistema económico dirigido por Wall Street crea fantásticas cantidades de dinero y destruye activamente todas estas diversas formas de riqueza real.

Hemos estado esclavizados a una historia cultural dominante, continuamente reforzada por académicos, funcionarios del gobierno y medios de comunicación corporativos, que nos llevó a creer que nuestra economía estaba funcionando espléndidamente incluso cuando casi literalmente nos estaba matando. Has escuchado muchas veces esta historia:

"El crecimiento económico, medido por el Producto Bruto Interno, crea la riqueza necesaria para proporcionar abundancia material para todos, aumentando la felicidad humana, terminando con la pobreza, y sanando el medio ambiente. Cuanto más rápido consumimos, más rápido crece la economía y más ricos nos volvemos a medida que la marea creciente eleva todos los barcos".

La conclusión lógica de esta historia es que cuanto más rápido convertimos nuestros recursos útiles en basura tóxica, más ricos somos. Los únicos verdaderos beneficiarios de esta evidentemente estúpida idea, son algunas pocas personas ricas que cosechan beneficios financieros de cada transacción económica—ya sea que la transacción cure una enfermedad o destruya una selva tropical. Es un sistema que deifica al dinero y diluye a la riqueza.

En contraste, la economía de Main Street se compone de empresas locales y de trabajadores que producen bienes y servicios reales para satisfacer las necesidades de verdadera riqueza de sus comunidades. Ha sido maltratada y destrozada por las intrusiones rapaces de las corporaciones de Wall Street, pero es la base lógica sobre la cual construir una nueva economía de verdadera riqueza, de empleos verdes y fabricación verde, de empresas responsables orientadas a la comunidad, y de prácticas ambientales sanas.

Dejemos que las empresas de Wall Street y su fantasmal máquina de riqueza se deslice al abismo de su propia creación. Dediquemos nuestros recursos públicos para crear y fortalecer a las instituciones financieras y empresas de Main Street dedicadas a crear riqueza verdadera al servicio de sus comunidades locales.

Fuente: David Korten escribió este artículo como parte de Alimentos Para Todos, la edición de Primavera de 2009 de YES! Magazine. El último libro de David es Agenda for a New Economy: From Phantom Wealth to Real Wealth (Agenda para una Nueva Economía: de la Máquina de la riqueza a la Riqueza Real, publicado en inglés por Berrett-Koehler, febrero de 2009). Lea un capítulo en inglés. David es también el autor del best-seller internacional Cuando Las Empresas Gobiernan El Mundo y El Gran Cambio: del Imperio a la Comunidad de la Tierra. Es co-fundador y presidente del consejo de YES! Magazine, y miembro del consejo de la Alianza Empresarial para las Economías Locales Vivientes. www.davidkorten.org

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