viernes, 25 de julio de 2008
Irán y la sumisión de El País al poder
El diario El País, que tradicionalmente dedica más atención a asuntos internacionales que los demás, parece especialmente empeñado en sus demostraciones de sumisión al poder.
Artículo de Javier Adler
El diario El País, que tradicionalmente dedica más atención a asuntos internacionales que los demás, parece especialmente empeñado en sus demostraciones de sumisión al poder. Un ejemplo elocuente lo tenemos en el editorial del 20 julio 2008, dedicado a Irán.
Los supuestos coinciden totalmente con el discurso oficial de Estados Unidos. Irán es un país malvado y peligroso que debe controlarse, de ahí que las leyes internacionales deban mostrarse selectivamente más duras con este país o incluso se le apliquen otras leyes no escritas. Que no hay argumentos racionales para defender esta teoría es algo que cualquiera puede comprobar simplemente buscándolos en la prensa. Sólo hay propaganda, descalificaciones y enunciados más o menos histéricos de tales postulados.
La frase que abre el editorial habla de negociaciones entre “la comunidad internacional e Irán”. La expresión “comunidad internacional” carece de definición jurídica, es un simple término propagandístico cuyo copyright pertenece al gobierno de Estados Unidos (1) y cuyo significado varía según la situación. En general engloba a los países afines a las políticas de Washington, lo que usualmente incluye a los paises europeos, pero no siempre (Alemania y Francia durante la invasión de Irak, Rusia a menudo, etc.) Esto no tendría mayor interés si no fuera por que la prensa reproduce exactamente ese discurso y de ahí a la conciencia colectiva. Sigue el editorial explicando:
“los esfuerzos para reconducir las ambiciones nucleares de Teherán y crear un nuevo horizonte en el endémicamente complejo panorama de Oriente Próximo, amenazado por una carrera armamentista nuclear si la República Islámica llega algún día a hacerse con la bomba”.
Aquí se ignora olímpicamente no sólo la ausencia total de pruebas de que Irán persiga la bomba sino también el reciente reconocimiento, por parte de los propios servicios de Inteligencia de Estados Unidos, de que Irán no tiene planes para desarrollar armas nucleares al menos desde 2003 (2). Que El País siga con la misma canción no tiene por tanto nada que ver con la realidad sino con seguir alimentando la imagen “amenazante” del gobierno de Irán.
Por otra parte, el diario no pone ninguna objeción a que un estado terrorista como Israel posea tales armas (3). Eso al parecer no supone ninguna amenaza para nadie ni tiene nada que ver con la “complejidad” de la situación en Oriente Medio. Probablemente sí tenga que ver con las excelentes relaciones que tiene el gobierno español con el régimen israelí y los lucrativos intercambios militares entre ambos países (4) (5)
Continúa el editorial sugiriendo al gobierno iraní que tales conversaciones representan “una oportunidad sin precedentes para el entendimiento que Irán no debe desaprovechar” para poder incorporarse “como socio fiable a la comunidad de naciones”. Pero la “oportunidad” no significa ninguna propuesta concreta, sólo que Estados Unidos “se ha plegado a sentarse cara a cara con el viejo demonio”.
Sí está claro, en cambio, que el “entendimiento” es equivalente a la renuncia de Irán a desarrollar tecnología nuclear, aunque sea para uso civil. Esa postración absoluta ante su alteza imperial es lo que haría “fiable” a Irán y le permitiría ingresar en la “comunidad de naciones”, que debe ser una especie de “comunidad internacional” de segunda división.
El final del editorial no puede ser más cínico: “Nadie niega el derecho iraní a explorar la vía nuclear con fines pacíficos”, dice el diario pocas semanas después de que la UE ampliará las sanciones ya existentes para que Irán deje de enriquecer uranio (6), sea cual sea su fin. ¿Qué comprensión de la realidad puede tener el lector ante semejantes despropósitos?
Notas:
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Comunidad_internacional
(2)http://www.elmundo.es/elmundo/2007/12/03/internacional/1196710807.html
(3) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=46261
(4) http://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/espana-vendio-material-de-defensa-y-doble-uso-a-china-israel-colombia-y-marruecos/
(5)http://www.20minutos.es/noticia/176385/0/espana/misiles/anticarro/
(6)http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_7470000/7470139.stm
Fuente: http://www.kaosenlared.net/noticia/iran-sumision-de-pais-al-poder
En defensa de una Ética Animal
Publicamos este artículo de Octavi Piulats, publicado originalmente en el número 36 de la revista Vital en marzo del 2001, en plena crisis de las “vacas locas”, cuya actualidad sigue vigente en lo que se refiere al trato que le damos a los animales.
El caso de la Encefalopatía Bovina Espongiforme ha conducido a la Unión Europea y con ello al gobierno español, a la toma de toda una serie de decisiones que aunque a primera vista parezcan lógicas y dictadas por el sentido común y la preservación de la salud de los consumidores, presupone a medio y largo plazo una especie de «Auschwitz» contra los animales domésticos, la muerte de millones de reses, algo así como un «holocausto bovino» de proporciones colosales al estilo de la «solución final» que practicaron en el siglo XX los nazis contra los judíos.
Creemos que ha llegado la hora de reflexionar éticamente sobre la locura exterminadora que recorre Europa y esta vez no sólo desde la óptica humana sino integrando la perspectiva animal en los juicios éticos.
Preguntas Éticas.
• ¿Estamos seguros que la solución que propone la Unión Europea para atajar el problema del EBE basada en la liquidación de millones de vacas es una respuesta éticamente sostenible y además creemos realmente que es la única solución posible?
• ¿Es éticamente legítimo condenar a una cruel muerte en toda Europa a millones animales de ganado bovino, cuya especie no ha sido responsable de la enfermedad sino que ha sido originada por un error humano, al inducir a los animales a alimentarse en contra de su naturaleza?
• ¿Es éticamente aceptable, destruir no sólo animales infectados sino a miles de animales por la mera sospecha de riesgo de la enfermedad?
• ¿Además, cómo los europeos podemos incinerar miles de toneladas de carne -una gran parte de la misma sana y por tanto apta para el consumo- mientras que la tercera parte de la población mundial sufre de hambre endémica, no es esto el colmo de la perversión?
• Y finalmente : ¿Ante la EBE y sus consecuencia, es lícito sólo pensar en nosotros, dónde está el programa para preservar la salud de nuestros animales domésticos como perros y gatos que comen pienso y carne -de ternera a menudo- enlatada?
Para contestar a estas preguntas hemos de remitirnos primero brevemente a la historia de la ganadería, puesto que lo que ha acontecido con la EBE era previsible con el modelo de ganadería intensiva y masificada que se practica en Occidente; pero para entender bien el problema debemos incluso ir más allá e investigar en última instancia la cosmovisión que tiene el hombre moderno de los animales y de donde proviene una filosofía que ha sido capaz de llegar a la actual locura e indiferencia para con ellos.
La pérdida de la libertad original en el mundo animal.
En la noche de los tiempos, en el Paleolítico los animales eran libres y autónomos, vivían según su especie y su naturaleza y cumplían una función dentro de la red interconectadora del planeta. Sabemos que el hombre ancestral por motivos climáticos dejo de ser meramente recolector como los simios y se hizo cazador iniciando así su carrera como depredador de animales ya que antes su dieta era básicamente (como los antropoides) vegetariana. A finales del neolítico domesticó por primera vez al antepasado del perro como ayudante de caza, luego el gato y algo más tarde ya en los orígenes del neolítico aprovechando que diversas especies de aves y rumiantes habían quedado aislados en los oasis del norte África y de Oriente Medio, domesticó diversas especies descubriendo que era mejor practicar la agricultura y la ganadería que cazar. Ese fue la pérdida del paraíso para los animales, el pecado original de sus especies; desde entonces algunas especies perdieron su libertad original y se convirtieron en esclavos y siervos del hombre, y entre los animales se abrió una frontera: los salvajes y los domésticos.
No obstante y a pesar de la pérdida de la libertad original el animal no vivió tan mal domesticado en el seno de las culturas del mundo antiguo. Las culturas del neolítico como la egipcia, la sumeria-caldea y la del Indostán, debido a su pasado tribal-totémico trataron a algunas especies de animales como expresiones y manifestaciones de la divinidad y del sustento material del pueblo, con lo que se desarrollaron una serie de derechos con respecto al animal y su dignidad. Si nos centramos en la cultura que más profundizó en entender zoomórficamente a las divinidades como la egipcia veremos con sorpresa que precisamente los bovinos por su carácter pacífico y silente llegaron a ser valorados como expresiones de lo sagrado, es el caso de la vaca símbolo de Isís y Hathor y el buey Apis y como tales estaba prohibido su sacrificio y recibían los máximos cuidados de la población. Cuenta Herodoto que en Egipto cualquier daño voluntario contra la mayoría de los animales era severamente castigado.
En el mundo helénico y con la llegada de Pitágoras incluso podemos llegar a afirmar que se produjo el primer intento para rectificar la conducta humana y devolver a través del vegetarismo a los animales domesticados a su medio natural. El pitagorismo basándose en preceptos dietéticos y religiosos como la reencarnación de las almas introdujo el vegetarismo en Occidente, señalando que la Divinidad no deseaba víctimas en sus sacrificios y que por tanto el hombre no necesitaba alimentarse con derramamiento de sangre que además inducían a la violencia, Pitágoras argumentaba que el hombre perfectamente podía vivir de recolección vegetal. Esto condujo a contemplar al animal como hermano y mostrar un gran respeto por todos los seres vivos ya que los animales superiores tenían posibilidad de una dimensión incluso anímica y espiritual.
Esta atmósfera favorable a la dignidad de los animales domésticos se truncó con la llegada de la visión judeo-cristiana. Moíses acérrimo crítico de la teología egípcia y perseguidor de símbolos zoomórficos, al introducir el monoteísmo exclusivista de Jehová termina con el status privilegiado que tenía el animal en el mundo antiguo; en los versiculos 26, 28, 29 y 30 del primer capítulo del Génesis, partiendo de que el hombre es estrictamente imagen de un Dios creador más allá de la naturaleza, éste recibe la potestad de dominio sobre todos los animales y plantas y expresamente se indica que esta potestad incluye la muerte y la ingestión de carne animal.
Por herencia mosaica la visión cristiana es antropocéntrica y por tanto el animal es un mero robot, son seres sin alma y sin acceso a la dimensión espiritual y se hallan absolutamente sometidos a la voluntad y las necesidades e intereses del hombre. No es extraño que pensadores como Descartes acabasen definiendo a los animales como ingenios mecánicos y que a partir de entonces, rota la conexión del animal con lo sagrado, su vida fuese miserable en manos de una cultura que los trataba como meros objetos. Ciertamente que la tradición cristiana muestra excepciones San Francisco de Asís y San Antonio Abad son los ejemplos, pero esto en nada cambió la actitud global frente al animal del occidental, a lo sumo como en carnaval se les dedicó un día de licencia al año.
Pero lo peor estaba todavía por venir. A pesar de que en la Europa renacentista o ilustrada el animal doméstico era tratado como un objeto y recibía más palos que caricias, dado que vivía en un ambiente rural podía comer productos del campo y se hallaba en contacto con la naturaleza. Con la llegada de la era industrial a finales del siglo XIX y el siglo XX y la mecanización e industrialización del campo aparece lo que conocemos hoy por agricultura y ganadería intensiva y es en ese momento en que el animal doméstico no sólo pierde su libertad sino que es asimismo es degradado y se le niega los mínimos derechos de todo viviente.
La ganadería intensiva o el infierno de Dante.
En nuestro país la ganadería intensiva es reciente, personalmente todavía tengo recuerdos de mi infancia de la antigua ganadería en una explotación familiar. La granja de los años de postguerra todavía era un lugar apacible para el animal, los caballos de tiro y los mulos eran alimentados con heno y alfalfa del campo y tenían sus horas de descanso, las vacas pastaban por los calveros no lejos de la finca y los pollos y conejos corrían por un amplio corral alimentándose de sabrosas zanahorias, maíz y berzas. Recuerdo que había animales bovinos en la granja que podían vivir más de diez años.
Ese paisaje hoy prácticamente ha desaparecido en Europa, hoy en día animales como vacas, terneras, cerdos y aves viven toda su vida encerrados en grandes naves industriales, con luz artificial, con muy escaso espacio para moverse de acuerdo con sus necesidades, con una alimentación prioritariamente artificial de piensos proteínicos de extraña procedencia, en manos de grandes multinacionales y con medicación intensiva para promover el aumento de peso y eliminar posibles enfermedades; y lo que es peor su longevidad es muy breve, pocos animales viven más allá de los dos años. Estos son los hechos:
• Debido a la racionalización y los cortos márgenes comerciales una explotación sólo es rentable si se convierte en una mega-explotación muy racionalizada en donde lo único que priva son los beneficios del campesino. Esto implica el final de las épocas transhumantes para el ganado bovino y una gran inmovilización en establos y cercados.
• El pienso prefabricado que ingiere el animal se halla desnaturalizado, la gran industria alimentaria se permite elaborar un alimento a través de todos los desperdicios orgánicos que existen, con una exageración de proteínas en detrimento de las vitaminas (que luego han de ser añadidas) lo que redunda en la salud del animal y más tarde en la salud del propio consumidor.
• La prácticas químicas que soporta el animal son descomunales. El ganadero agobiado por temas económicos utiliza toda clase de elementos, tales como hormonas, tranquilizantes y anabolizantes, para obtener más peso a menudo rayando en la ilegalidad, pero incluso el ganadero responsable emplea tranquilizantes y antibíoticos en la creencia que esto es normal.
El problema actual.
La EBE por tanto no ha venido por azar y el próximo escándalo en ganadería ya se está gestando. Es el resultado de la combinación de dos factores: nuestra comprensión judeo-criatiana del animal y la llegada de la agricultura intensiva. Sólo podremos superar la EBE si realmente somos conscientes de la superación de estos dos temas de fondo.
Según nuestra cosmovisión heredada, el animal es un ser enormemente inferior al hombre sin apenas lenguaje, exento de pensamiento lógico sin construcción de cultura y acceso a esferas como arte y religión y sobre todo sin el maravilloso fenómeno de la conciencia, es un objeto más que está allí para servirnos puesto por el Dios monoteísta que además se parece a nosotros y no a los animales.
En la actualidad con los actuales conocimientos de la etología y la zoología esta visión del animal es insostenible. Sabemos que la mayoría de especies de animales superiores poseen sistemas de lenguaje algunos muy sofisticados e incluso semi-simbólicos, hemos descubierto que algunos animales muestran claros rudimentos de elaboración de herramientas y cultura, los grandes simios poseen un código de valores sociales, un Yo referencial y un grado de conciencia animales como vacas y toros sueñan y tienen inconsciente, animales como delfines y elefantes tienen un sistema social de atención a congéneres enfermos, cementerios y conocen perfectamente el fenómeno de la muerte y su dolor. En suma, el animal -en especial los mamíferos- no es de forma absoluta inferior al hombre sino sólo relativamente, constituye una criatura diferente, que ha evolucionado de forma distinta al hombre a veces con accesos muy superiores al hombre con respecto a la naturaleza y que no ha desarrollado su incipiente conciencia quizás porque ha profundizado en otras vías para nosotros desconocidas que no son las lógico-racionales. El animal es un maestro en el mundo que nosotros hemos perdido, en la intuición, el instinto y las percepciones extrasensoriales. Incluso en la esfera de lo divino no podemos tener certeza de cual es el acceso del animal al mundo sobrenatural y cuales son sus percepciones en este sentido.
Si dejamos pues de lado el monoteísmo jerárquico y antropocéntrico y nos abrimos a un espíritu que no separa Dios y naturaleza, podemos aceptar que el animal no es un ser absolutamente inferior al hombre, que posee su identidad y de esta forma podremos aplicarle una nueva ética de la justa relación. En este sentido y dado que el término «animal» ya presupone algo inferior por costumbre, propondría el substantivo criatura para denominar a los seres vivos. Criatura es todo ser vivo en el planeta o en otros mundos, tanto el hombre como el animal pertenecen al conjunto de las criaturas, las criaturas no son unas superiores y otras inferiores, las criaturas exploran diferentes caminos de vida y de relación con el medio e incluso con la dimensión no visible, y todas se hallan en evolución. Las criaturas establecen relaciones entre sus diferentes especies y estas relaciones se hallan basadas en derechos y deberes históricos y reciprocidades mutuas de discordia o amistad.
Desde esta óptica de valorar al animal no como ser inferior al hombre sino como criatura, la ganadería intensiva tal como hemos visto no es éticamente sostenible. Las técnicas de la ganadería intensiva se hallan en contradicción con los mínimos derechos de las criaturas terrestres, es decir atentan contra el derecho de espacio para desarrollarse, contra el derecho de poseer un tiempo para el desarrollo personal, contra el derecho de experimentar una reproducción digna, contra el derecho de alimentarse según la naturaleza de su propia especie, contra el derecho de una relación digna con su propio cuerpo y con sus congéneres y asimismo contra el derecho a una muerte normal. Estos derechos fundamentales de las criaturas no son respetadas por ese modelo de ganadería y en consecuencia debería ser abolida o modificada. El futuro de esa ganadería además en manos de la manipulación genética implica la destrucción de la identidad animal tal como la conocemos lo que todavía es más rechazable éticamente.Por supuesto que dicha ganadería a largo plazo también es un peligro para la salud de los consumidores, pero ese no es un argumento estrictamente ético, es decir que se base en sí mismo y no persiga un fin utilitario.
Respuestas a las preguntas éticas.
Desde la perspectiva de la aplicación de la ética de la solidaridad y respeto al concepto de criatura podemos ahora contestar a las preguntas planteadas al principio.
La especie bovina no es responsable de la enfermedad que la aqueja y por tanto aunque puedan crear un riesgo a la población humana que consuma carne, como criaturas inocentes que son no merecen morir indiscriminadamente. Es pues injusta la muerte en masa de animales; y todavía lo es más si tenemos en cuenta históricamente que la raza bovina durante siglos ha contribuido a ayudar al trabajo y a la alimentación de la especie humana. Dado que ha sido la especie humana con su mentalidad industrial la que ha originado el problema esa misma comunidad debe de hallar una solución que preserve en la medida de lo posible la vida del ganado y tener en cuenta así los miles de siglos que los bovinos han contribuido con su relación sumisa al desarrollo de la humanidad.
Desde nuestro punto de vista ético sólo deberían ser sacrificadas aquellas reses afectadas por el mal y que de todas todas están condenadas, todo el resto, es decir las reses sospechosas de padecer el mal y las que han cohabitado con las enfermas deberían tener la oportunidad de continuar viviendo.
Es aquí donde se demuestra que el Plan europeo no es la única solución ni la más afortunada. Necesitamos un Plan Alternativo. La Comunidad europea en vez de aniquilar a millones de vacas, podría crear una financiación para que el ganado afectado estuviese libre hasta su muerte natural como rebaño en territorios semi deshabitados. En nuestro país por ejemplo tenemos en las dos Castíllas amplios territorios en donde podrían recluirse miles de cabezas de ganado, no es una idea utópica porque incluso con visitas turísticas se podría financiar parte de su alimentación por años. Además si existe una posibilidad de que algunas de las vacas enfermas se recuperen, esta pasa por la veterinaría natural, es decir por la vuelta a los pastos naturales de las vacas y la mejoría de su sistema inmunitario. Lo que si es cierto es que las deposiciones deberían ser controladas y periódicamente quemadas para evitar contaminaciones.
A partir de aquí urge analizar y si cabe destruir toda aquella comida enlatada de ternera y piensos elaborados con harinas animales por lo menos con fechas de los últimos dos años fabricados para animales caseros. Sabemos por la experiencia en el Reino Unido que tras la muerte de las primeras vacas, enfermaron cientos de animales como perros y gatos que se alimentaban con piensos prefabricados y latas de conserva de ternera.
Como vemos si se opta por no destruir masivamente a los animales, no sólo no tenemos el problema de la desaparición de los cadáveres que tantos quebraderos de cabeza higiénicos produce, sino que al mismo tiempo desaparece la ignominia de los europeos ante el Tercer Mundo y nos libramos del reproche de perversión por dilapidar alimentos.
Tampoco es éticamente correcto el que pagen justos por pecadores, no es justo que por la sospecha del mal miles de vacas deban de ser sacrificadas. Por esta razón es urgente que la Comunidad Humana desarrolle un sistema de detección de la enfermedad en vida de la vaca, de forma que en una explotación se pueda saber con certeza cuales son los animales enfermos. Debe ser perfectamente posible en pocos meses conseguir un análisis de sangre que localiza signos de la enfermedad latente.
El futuro en el vegetarismo y la ganadería ecológica.
Una cosa puede ser positiva en esa tragedia de la EBE, y es el que la especie humana se replantee su relación con los animales y sobre todo que avance en la senda del vegetarismo y al mismo tiempo modifique su modelo de ganadería.
La comprensión consecuente del animal como criatura, conduce necesariamente al vegetarismo, sabemos que no es necesario matar para alimentarnos, que animales como los bovinos nos pueden prestar su leche y sus quesos que contienen proteínas sin necesidad de verter sangre, y que sus pieles una vez muertos de muerte natural también pueden servirnos. Sabemos también que la alimentación vegetariana es mucho más ecológica que la cárnica, que una hectárea cultivada con cereales y hortalizas puede alimentar a tres veces más de gente que la misma hectárea dedicada a la ganadería y producción de carne. Pero mientras no lleguemos a este ideal futuro de evolución de nuestra conciencia, la ganadería ecológica es la única salida a la crisis; entre otras cosas porque las hortalizas cultivadas con abonos orgánicos procedentes de establos vacunos, pueden también estar contaminados por los priones y estos pueden infectar la zanahoria o las acelgas de los que se nutren los vegetarianos.
La ganadería intensiva debe ser reemplazada, necesitamos pues una rebelión en la granja al estilo de Orwell, un cambio que termine con las prácticas abusivas con respecto a los animales domésticos y abra la puerta a una nueva relación más justa y saludable. Y la clave de este cambio a mi juicio pasa por la ganadería ecológica.
Por lo que respecta a la especie bovina y vacuna, la ganadería ecológica es la esperanza para que el animal viva en dignidad y se le respeten sus derechos como criatura. En este modelo de ganadería el animal puede transhumar como antaño, puede tener una gran movilidad y su musculatura y salud serán correctas, puede volver a alimentarse de forrajes naturales, y a relacionarse con sus congéneres y tiene además la oportunidad de una longevidad mayor.
Octavi Piulats
Fuente: http://free-news.org/opiula06.htm
ANIMALES Y HUMANOS
“La grandeza de una nación y su progreso puede medirse en cómo trata ésta a los animales”
Gandhi
Si asumimos esa frase como cierta, ningún país en el mundo es grande ni avanzado porque la forma en que la humanidad del 2008 está tratando a los animales es una de las mayores infamias y tragedias de la historia.
El debate sobre la necesidad de mitigar el sufrimiento de los animales, o erradicarlo totalmente, trasciende a la ganadería intensiva y salpica a todos los ámbitos donde existe una relación entre el hombre y los animales: industria cosmética, peletera, mascotas, caza, espectáculos y experimentación animal.
No es necesario masacrar al resto de las especies para tener una alta calidad de vida, de hecho, es más bien lo contrario.
Esa maravillosa foto de Gregory Colbert (capítulo 19) no es un montaje ni una utopía. Es una situación verídica de humanos conviviendo en armonía con animales. No son de otro planeta, son terrícolas pero ellos se diferencian de la mayoría de la población en sólo dos aspectos: conciencia y respeto hacia otras criaturas.
Pero...
• ¿Qué sucede en la mayor parte del mundo?
• ¿Cómo se trata a los animales a todos los niveles?
• ¿De dónde vienen los productos cárnicos de los limpios frigoríficos de nuestros supermercados?
• ¿Es cierta la publicidad de vacas felices pastando en los prados y viviendo slow?
• ¿Tenemos derecho a tratar a los animales que nos sirven de alimento con tanto desprecio?
• ¿Es imprescindible que se les hacine por decenas de miles sin espacio ni para moverse?
• ¿Es lícito que se les haga engordar en pocas semanas el peso de mercado manteniéndoles bajo luz artificial de día y de noche?
• ¿Es inevitable que tantos mueran camino del matadero donde las prácticas son indescriptibles en crueldad?
• ¿Protege la caza el ecosistema?
• ¿Necesitan los canadienses y japoneses cazar ballenas para fines científicos?
• ¿Hay que divertirse a costa de sangre y sufrimiento?
• ¿Sienten los animales?
• ¿Tienen algún derecho?
• ¿Cómo afecta el verdadero origen de nuestra comida a nuestro sistema energético?
• ¿Cuáles son las implicaciones espirituales de las matanzas de animales?
• ¿Quiénes trabajan a favor de los animales?
• ¿Existen alternativas?
• ¿Cuál es el futuro?
El documento que acaba de subir a la red www.eldedoenlallaga.com es un repaso al trato real hacia los animales que representa el lado más oscuro de nuestra civilización. Porque así como otras tragedias aparecen en la TV y existe consenso en su rechazo, el sufrimiento animal no es noticia, suele estar bastante oculto y los ciudadanos tampoco queremos enterarnos porque “ojos que no ven, …”.
Nuestra ceguera, inercia e inmovilismo alimenta un sistema depredador con todos los seres vivos del planeta, incluidos los seres humanos. Pero nosotros tenemos libertad y capacidad de luchar, y a los animales se lo hemos negado todo.
Y mientras los consumidores nos tapemos los ojos y la nariz ante el sufrimiento de los animales y sólo abramos la boca para engullir hamburguesas en casa y solomillos a la pimienta en restaurantes, todo seguirá igual.
“La situación de los animales es aterradora. Miles de millones de ellos son asesinados cada año. No exageramos, son cifras reales. Las vidas de los animales son masacradas a lo largo y ancho del planeta.
Se les gasea, se les electrocuta, se les aplasta el cráneo o se les arranca la piel para elaborar prendas de vestir. Se les quema, se les abre vivos en canal, se les escalda en agua hirviendo para ser vendidos por piezas como alimento. Se les rocía con productos tóxicos, se les envenena o se les deja parapléjicos y se les somete a crueles tests en los experimentos de la industria cosmética, farmacéutica y sobre todo militar. Se les tortura en espectáculos o se les condena a una vida de encierro en ridículas réplicas de sus hábitats naturales y se disfruta con ello.
Son sólo unos ejemplos para evidenciar que nacer animal no humano es una pesadilla hecha realidad.
Estamos sin duda ante la mayor opresión de nuestra historia. El fuerte aplasta al más débil en cada rincón del planeta con total impunidad”
Eneko Pérez, en la revista Equanimal
Pero todo camino empieza por un solo paso y nunca un solo paso puede significar tanto para tantos.
Afortunadamente también existen muchas iniciativas realistas de personas con corazón y sabiduría para cambiar esta situación y ¡se puede conseguir¡.
Se acaba el tiempo de la barbarie y llega el tiempo de reestablecer la justicia y ocupar el lugar que corresponde al reino humano: protector y no verdugo
Bienvenidos a la nueva revolución de la historia: la LIBERACIÓN ANIMAL.
Documento completo: http://www.eldedoenlallaga.com/
viernes, 18 de julio de 2008
España exporta muerte
Estimados miembros del jurado, señoras y señores: Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo.
….
Quiero dar las gracias a los responsables del Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.
No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad. Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.
Muchas gracias.
miércoles, 16 de julio de 2008
Los nuevos profetas de la energía nuclear
Por ULRICH BECK - EL PAÍS - Opinión - 16-07-2008
Ante el cambio climático y la subida del petróleo, algunos publicitan la energía nuclear como solución "ecológica". Esto es como pretender que subamos a un avión cuando aún no hay ninguna pista de aterrizaje
Empieza una sátira divertida y terrible a la vez. Su argumento reza: las catástrofes climáticas y las crisis petroleras hacen desaparecer los peligros de la energía nuclear. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anuncia que va a construir nuevas centrales nucleares a fin de salvar el medio ambiente. También los Gobiernos de Italia, Francia y Reino Unido quieren reactivar la energía nuclear, rebautizada como "energía ecológica".Ante este cambio político-lingüístico es necesario recordar que, hace unos años, el Congreso de Estados Unidos encargó a una comisión científica que desarrollara un lenguaje o una simbología con la que se informaría dentro de 10.000 años acerca de la peligrosidad de los vertidos nucleares norteamericanos. El problema era el siguiente: ¿qué conceptos y símbolos hay que crear para transmitir un mensaje a los humanos que vivan dentro de miles de años? La comisión la formaban físicos, antropólogos, lingüistas, neurólogos, psicólogos, biólogos moleculares, expertos en historia antigua, artistas, etc. Primero tenía que resolverse la cuestión de si dentro de 10.000 años todavía existiría Estados Unidos La comisión halló la respuesta sin dificultad: ¡Estados Unidos es eterno! Pero luego se vio que el problema clave, entablar un diálogo con el futuro, no tenía solución. Los expertos buscaron modelos en los símbolos más antiguos de la humanidad, estudiaron la construcción de Stonehenge (150 a. C.) y las pirámides, investigaron la historia de las obras de Homero y de la Biblia... Pero nada de esto se remontaba a miles de años. Los antropólogos recomendaron entonces el símbolo de la calavera, pero un historiador recordó que para los alquimistas, las calaveras significaban la resurrección, y un psicólogo llevó a cabo experimentos con niños de tres años. Si la calavera aparecía en una botella, éstos decían espantados "veneno", y si estaba pegada en la pared, exclamaban "¡piratas!".
Así, la meticulosidad científica de la comisión reveló que el propio lenguaje renuncia a la tarea de informar a las generaciones futuras sobre los peligros que hemos provocado en el mundo con el uso de la energía nuclear.
En mi teoría de la sociedad del riesgo mundial distingo entre antiguos y nuevos riesgos. Los nuevos tipos de riesgos, que anticipan catástrofes globales, sacuden los fundamentos de las sociedades modernas. Presentan, por ejemplo, la característica de lo que no puede ser indemnizado. Cuando el clima ha cambiado, cuando se ha averiado una central nuclear (perdón, una central ecológica) o cuando la genética ha intervenido de forma irreversible en la existencia humana, ya es demasiado tarde. Frente a este salto cualitativo de las amenazas a la humanidad, la lógica de la indemnización pierde su validez y es sustituida por el principio de la precaución mediante la prevención.
Los actores que deben garantizar la seguridad y la racionalidad (Estado, ciencia, industria) interpretan ahora un papel muy ambivalente. Ya no son tutores, sino sospechosos; ya no son gestores del riesgo, sino responsables del mismo. Exigen a la población que suba a un avión para el que todavía no existe pista de aterrizaje.
La preocupación por la existencia, que ha renacido en todo el mundo gracias a los riesgos globales, fomenta en el debate político una competencia destructiva entre los grandes riesgos. Los incalculables peligros derivados del cambio climático deben ser "combatidos" con los incalculables peligros asociados a las centrales nucleares. En muchas de las decisiones no se trata de elegir entre alternativas seguras o arriesgadas, sino entre varias alternativas arriesgadas y, con frecuencia, entre alternativas cuyos riesgos afectan a distintas dimensiones cualitativas y apenas se pueden comparar.
Hay que destacar que las líneas de conflicto de la sociedad de riesgo mundial son culturales. En la medida en que los riesgos globales escapan a los métodos habituales de cálculo científico, la percepción cultural, adquiere un papel fundamental. En relación con la energía nuclear, estamos ante un choque entre culturas de riesgo. La experiencia de Chernóbil se valoró de distinta manera en Alemania, Francia, Reino Unido, España e Italia. Para muchos europeos, los peligros del cambio climático tienen por ahora mucha más importancia que los peligros de la energía nuclear o del terrorismo. Mientras que desde el punto de vista de muchos americanos, los europeos padecen de histeria medioambiental y de histeria por los alimentos-Frankenstein, a ojos de los europeos, los americanos padecen de histeria del terrorismo.
Hasta hace poco, hubiera sido un suicidio político en Alemania apostar por la recuperación de la energía nuclear. Pero desde que se considera el cambio climático como resultado de la acción del ser humano se barajan de nuevo las cartas de la sociedad y la política. Y, así, la canciller Angela Merkel coloca a Los Verdes ante una disyuntiva, al disputarles el monopolio del certificado de calidad de la "política medioambiental", e imponerles un debate de falsas alternativas entre energía nuclear y política medioambiental.
Aquí, de hecho, se mezclan varios elementos. A decir verdad, la subida de los precios de la gasolina beneficia al medio ambiente, pero amenaza con llevar a una recesión colectiva. La explosión de los costes de la energía hace disminuir el nivel de vida y genera riesgos de pobreza en el seno de la sociedad. Debido a ello, la prioridad por la seguridad de la energía nuclear se ve minada por la pregunta de durante cuánto tiempo podrá la mayoría de los usuarios mantener su nivel de vida ante la continua subida de los precios del gas, el petróleo y la electricidad. La canciller Angela Merkel utiliza este argumento como palanca. Quienes, como Los Verdes, rechazan el relanzamiento de la energía nuclear, pecan contra la política medioambiental preventiva.
Pero quien ignora los riesgos residuales de la energía nuclear no es capaz de comprender la dinámica política y cultural de la sociedad. Los críticos más persistentes, convincentes y efectivos de la energía nuclear no son Los Verdes, por importantes e imprescindibles que sean. El adversario más influyente de la industria nuclear es la propia industria nuclear.
Aunque los políticos lograsen que se produjera esta transformación semántica de energía nuclear a energía ecológica, y aunque los movimientos sociales acabaran fragmentándose, pasaría lo siguiente: todo esto sería cuestionado por el poder real del riesgo. Éste es constante, duradero, no interpretable y también presente allí donde los manifestantes ya están agotados. Las probabilidades de que se produzcan accidentes improbables crecen con la cifra de plantas de energía "ecológico"-nuclear.
El riesgo no significa catástrofe. El riesgo significa anticipación de la catástrofe. Tan sólo haría falta que se produjera un pequeño Chernóbil en Europa para que la opinión pública, en cualquier parte del mundo, sospechara de negligencia. Y para que los Gobiernos de la energía atómico-"ecológica" se sentaran en el banquillo de acusados, al haber practicado, contra su propia convicción, un juego frívolo con los intereses de la seguridad de la población.
Las personas no pueden ver ni oír, ni probar ni oler los peligros de la energía nuclear. ¿Qué pasará entonces dentro de la sociedad del riesgo global con el ciudadano responsable? Ahí va un experimento mental para ilustrarlo. ¿Qué ocurriría si la radiactividad produjera escozor? Los realistas, también llamados cínicos, contestarían: se inventaría cualquier cosa, por ejemplo un ungüento, para aliviar el escozor. He aquí un negocio provechoso. Seguro que rápidamente recibiríamos explicaciones que atribuirían el escozor a cualquier otra causa menos la radiactividad. Y, en cualquier caso, se nos diría que el escozor no es perjudicial; es incómodo, pero inofensivo. Podemos suponer que este tipo de explicaciones no tendrían demasiadas probabilidades de sobrevivir cuando la gente se pasease rascándose y con la piel irritada, y tanto en las sesiones de fotos de modelos como en las reuniones de ejecutivos los participantes se rascaran sin cesar. Entonces, la política y la sociedad se encontrarían ante una situación del todo nueva en su relación con los grandes peligros modernos. Y más tarde nos daríamos cuenta en términos culturales sobre qué estamos discutiendo y debatiendo.
Ulrich Beck es sociólogo y profesor de la Universidad de Múnich y la London School of Economics. Traducción de Martí Sampons.
viernes, 11 de julio de 2008
"La ONU es incapaz de hacer nada en la crisis alimentaria"
Pregunta: La cumbre sobre la Seguridad Alimentaria celebrada a principios de mes en Roma y convocada por la FAO (organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) se saldó sin resultados. ¿Qué está haciendo la ONU para combatir la crisis alimentaria?
Respuesta: Es necesario hacer algo urgentemente pero Naciones Unidas es incapaz de hacer nada. En la cumbre de Roma efectivamente el resultado fue nulo. La ONU fue incapaz de adoptar ninguna decisión. Los líderes de países progresistas de América Latina como los presidentes de Brasil y Argentina, Lula y Kirchner estuvieron allí. Zapatero estuvo allí. Pero ni rastro de George Bush ni de Gordon Brown. Canadá envió sólo a su embajador en Roma. Todas estas potencias obedecen los dictados de las multinacionales que son quienes realmente controlan la industria agroalimentaria. Cargill, por ejemplo, el año pasado controló el 26% de la cosecha de grano del mundo: la producción, el transporte, el marketing. Estas empresas tienen mucho poder y no son la Cruz Roja. El hambre no es su problema. Pero la ONU no puede imponer una normativa a estas empresas porque tienen una influencia enorme en la Casa Blanca y otros países como Canadá y Australia, que protegen a esas compañías y a sus estrategias. Pero el hambre es un crimen contra la humanidad. Según cifras de la ONU, unos 12,000 millones de personas, el doble de la humanidad en la actualidad, podrían ser alimentadas si el acceso a los alimentos estuviese regulado de manera civilizada.
Pregunta: ¿Cuales son sus recomendaciones?
Respuesta: En primer lugar, poner fin a la especulación porque entre el 40 y el 50% del aumento de los precios es puramente especulativo. En segundo lugar cambiar el paradigma de las instituciones de Bretton Wood y convertir en una absoluta prioridad la financiación de infraestructuras de irrigación, para favorecer la agricultura en los países pobres. En tercer lugar prohibir los biocombustibles a partir de productos alimenticios. Sólo el año pasado Estados Unidos quemó 1/3 de su cosecha de maiz, algo menos de 30 millones de toneladas, para transformalas en biocombustibles. Para llenar un depósito hacen falta unos 358 kilos de maiz. Con esa cantidad un niño en Zambia o en México puede sobrevivir durante un año. Es un crimen quemar comida para garantizar la mobilidad de los cientos de millones de coches que circulan por Norteamérica y Europa.
Pregunta: Usted ha alabado las iniciativa española en este campo, pero ¿qué puede hacer un país como España en solitario? ¿Es posible que las medidas que adopte tengan alguna eficacia?
Respuesta: En el corto plazo, España puede hacer dos cosas: mantener la línea de crédito de 500 millones de Euros que ha concedido a Africa para ayudar a la implantación de sistemas de regadío. En Africa, sólo el 8% del terreno agícola tiene irrigación frente al 42% en Asia. El campesino africano se ve forzado a llevar condiciones de vida propias de hace 200 años: vivir del agua de lluvia. La ayuda española da un ejemplo y es eficaz.. En segundo lugar, España debería luchar porque se anule la asesina directiva de la Unión Europea que dice que para el año 2020 el 10% de toda la energía que se consuma en los 27 países de la Unión deben proceder de fuentes renovables.
Artículo escrito por MARIAN HENS para el diario digital SOITU.ES
Gobierno internacional: ¡Qué forma de dirigir el mundo!
Las instituciones globales son un embrollo anticuado; el surgimiento de Asia hace que la reforma de ellas sea una prioridad para Occidente.
Los clubes están frecuentemente llenos de personas que parlotean de cosas que desconocen. El 7 de julio, los líderes del grupo que supuestamente dirige el mundo -el Grupo de las Siete democracias más Rusia- se reúnen en Japón para analizar la economía mundial. Pero ¿de qué sirve que discutan sobre el precio del petróleo sin Arabia Saudita, el mayor productor del mundo?
El G8 no es el único club global que se ve viejo e impotente. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha pedido a Irán que detenga el enriquecimiento de uranio, sin mucho efecto. El FMI ha sido un espectador durante la severa restricción crediticia. La ronda de Doha de la OMC está atascada.
Por supuesto, algunos organismos, como el venerable Bank for International Settlements, todavía hacen una buena labor. Pero a medida que proliferan los problemas globales y la información se mueve por el mundo más rápidamente, la respuesta organizacional se ve más gastada, lenta y débil que nunca. Las entidades gobernantes del mundo tienen que cambiar.
Siempre ha habido una excusa para aplazar una reforma. Por largo tiempo existió la Guerra Fría; más recientemente, "el momento unipolar" convenció a los neoconservadores de que Estados Unidos podía manejar las cosas solo. Pero ahora los llamados para un cambio se están volviendo densos y rápidos. El Primer Ministro británico, Gordon Brown, y el secretario del Tesoro estadounidense, Hank Paulson, quieren volver a diseñar la regulación financiera global. Otros están considerando empezar de nuevo: John McCain está promoviendo una Liga de Democracias, mientras que los países asiáticos están estableciendo clubes propios.
Los críticos tienen razón en sostener que las organizaciones globales deberían concentrarse más, pero están equivocados en asumir que se puede prescindir de ellas totalmente.
Cualquier solución debe aceptar tres restricciones. La primera, las mejores instituciones no resolverán los problemas intratables. La segunda, no importa cómo reforme las reglas de membresía de los clubes, alguien en alguna parte se sentirá excluido. Tercera, no se puede empezar de nuevo. En 1945, los fundadores de la ONU partieron de cero porque la destrucción había sido total. La era moderna no tiene ese dudoso lujo, por lo tanto debe construir sobre lo que ya existe.
Observe, por ejemplo, el G8. Algunos sueñan con reducirlo a sólo las superpotencias económicas: Estados Unidos, la Unión Europea, China y Japón. Una idea atractiva, pero es poco probable que Silvio Berlusconi y Vladimir Putin abandonen sus lugares en la mesa principal. Las políticas del Consejo de Seguridad son incluso más anticuadas. Nadie daría ahora a Francia o Gran Bretaña el poder de un veto permanente. El dueto Bretton Woods es más fácil de cambiar: todo lo que se necesita es voluntad de Occidente. El Banco Mundial todavía es necesario como un donante para los realmente pobres y como un defensor de los bienes públicos globales. Hay necesidades menos obvias para el FMI, el cual fue creado originalmente para que monitoreara los tipos de cambio. Podría convertirse en un comité de vigilancia.
Enfrentado con la necesidad de reformar las instituciones internacionales, el mundo industrializado -y Estados Unidos en particular- tiene una alternativa. Aférrense al poder, y China e India formarán sus propios clubes, enfocados en sus propios intereses y problemas. Cedan poder y únanse con ellos, y los intereses y problemas se comparten. Actualmente ésta sería una forma apropiada de dirigir el mundo.