En el capítulo del Sutra del Loto titulado Kanzeon Bosatsu Fumonbongé se habla de Kanzeon, el bodisatva de la Gran Compasión. El nombre Kanzeon está formado por tres sílabas:
KAN significa observar, contemplar, tomar conciencia.
ZE es el mundo y
ON el sonido.
Kanzeon es aquel que observa, el que contempla, el que toma conciencia del sonido del mundo. Por “sonido” se entiende la voz, el sentir del mundo. En el budismo, la compasión surge de la capacidad de abrirnos al sentir del mundo en el que vivimos. Esto es lo contrario a permanecer encerrado en una burbuja narcisista en la que no vemos ni oímos más allá de las paredes de nuestro egocentrismo.
El estado compasivo es aquel que nos permite reconocer y empatizar con el dolor y el sufrimiento de los seres vivos con los que compartimos la existencia.
El budismo nació precisamente de la constatación de la realidad del sufrimiento por parte del Buda Sakiamuni. Y la Rueda del Dharma se puso en movimiento cuando el Buda hizo el voto inquebrantable de desvelar y erradicar las raíces profundas del sufrimiento, no sólo del suyo propio, sino el de todos los seres vivientes.
Cuando abrimos al mundo de par en par las puertas de nuestro corazón no podemos dejar de oír el lamento clamoroso de la Humanidad actual y no podemos negar la ingente cantidad de sufrimiento, tanto individual como social, que se extiende por doquier. Son tiempos de incertidumbre.
El desarrollo de la tecnología en todos los ámbitos de la vida humana, el apabullante crecimiento económico de algunos países y de algunas capas sociales durante los últimos años, el asombroso desarrollo de las comunicaciones, especialmente en el terreno de la información, no han traído un bienestar y una felicidad reales a la inmensa mayoría de los seres humanos, sino que, por el contrario, han acrecentado las desigualdades tanto entre el llamado primer mundo y el tercer mundo, como dentro mismo del primer mundo, ha provocado una crisis ecológica sin parangón en la Historia y ha alimentado un sistema económico basado en la especulación, en el engaño, en el enriquecimiento de unos pocos a costa del sufrimiento de la mayoría.
El sufrimiento individual, el sufrimiento social y el deterioro de los ciclos de la naturaleza son síntomas del mismo y profundo malestar que aqueja a nuestras sociedades y a los seres humanos que la conforman.
Desde mi punto de vista, los grandes peligros que amenazan la armonía planetaria son:
1. La destrucción sistemática del entorno natural que sustenta la vida.
2. La proliferación de integrismos ideológicos, étnicos y religiosos y la consecuente tensión social.
3. La militarización de los conflictos.
Como personas comprometidas con un vía espiritual deberíamos hacernos las siguientes preguntas:
A. ¿En qué medida somos responsables los líderes religiosos de esta situación?
B. ¿Cuál es nuestra actitud, como líderes religiosos, frente a estos peligros?
C. ¿Qué podemos hacer y qué estamos haciendo los líderes religiosos para disolver estos peligros?
1. La destrucción sistemática del entorno natural que sustenta la vida.
Las causas de esta degradación medio ambiental son múltiples y complejas pero quizá las dos más importantes sean:
➢ La mundialización de un sistema económico basado en la producción y en el consumo desorbitados como principal parámetro de desarrollo humano, llamado Economía de Mercado y que desde mi punto de vista está funcionando como una Nueva Religión (1) .
➢ El crecimiento exponencial de la población.
Con respecto a la Economía de Mercado.
La economía de mercado se basa en una doble estrategia:
- Crea la ilusión de que acumulando beneficios y consumiendo desenfrenadamente vamos a alcanzar esa felicidad que anhelamos, manipulando así la tendencia natural hacia la felicidad inherente a toda vida humana. Esta ilusión actúa mediante un reduccionismo castrador: reduce el anhelo de felicidad a la producción y consumo de bienes materiales.
- Una vez generada esta ilusión, la Religión del Mercado exacerba la avaricia y la codicia de una forma también doble:
• Avaricia de beneficio (a través de la producción).
• Avaricia de objetos y experiencias (a través del consumo).
La avaricia es un "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas".
La avaricia, que casi todas las religiones tradicionales consideran una actitud perniciosa que debe ser controlada y transformada, es para la Religión del Mercado la principal virtud que sus adeptos deben desarrollar.
A. ¿En qué medida somos responsables los líderes religiosos de esta situación?
Los líderes religiosos no hemos visto este peligro con la suficiente antelación. No hemos denunciado con la suficiente fuerza y claridad este error cognitivo ni este comportamiento perverso, tal vez porque la avaricia ha contaminado (y sigue contaminando) incluso a muchos de nosotros y a nuestras propias instituciones religiosas.
B. ¿Cuál es nuestra actitud, como líderes religiosos, frente a la destrucción del medio ambiente?
Esto debe ser motivo de reflexión de cada uno.
C. ¿Qué podemos hacer y qué estamos haciendo los líderes religiosos para detener la destrucción del medio ambiente?
Como líderes religiosos deberíamos predicar con el ejemplo y despertar a nuestros seguidores sobre las consecuencias desastrosas de la avaricia. Inspirada por los líderes religiosos, la sociedad civil terminaría considerando la avaricia como un crimen contra la Humanidad y contra el Planeta Tierra.
Frente a la avaricia, los líderes religiosos deberíamos fortalecer nuestra voluntad moral, tal y como enseñan las religiones semíticas, y desvelar el enorme error cognitivo (ignorancia) que la alimenta, como enseñan las religiones asiáticas.
➢ Con respecto al crecimiento exponencial de la población humana.
Aunque las causas del crecimiento actual de la población mundial son múltiples y complejas, el hecho es que, de no ralentizarse, el Planeta no podrá mantener la vida de todos los nacidos. Detener y estabilizar el crecimiento es pues una cuestión de supervivencia de la especie.
El uso extendido de métodos anticonceptivos y las campañas de planificación familiar aliviarían enormemente la presión demográfica.
A. ¿En qué medida somos responsables los líderes religiosos del crecimiento exponencial de la población?
Prohibir, por ejemplo, a nuestros seguidores cualquier actividad sexual que no tenga una finalidad reproductiva y obstaculizar el uso de los métodos anticonceptivos nos convierte en co-responsables del peligro que supone un crecimiento desmedido de la población.
B. ¿Cuál es nuestra actitud, como líderes religiosos, frente al crecimiento exponencial de la población?
Dejo la respuesta en el aire.
C. ¿Qué podemos hacer y qué estamos haciendo los líderes religiosos para estabilizar y reducir el crecimiento de la población?
Desde mi punto de vista, deberíamos discernir claramente el acto sexual del acto reproductivo y dignificar no sólo el acto sexual con fines reproductivos sino también el acto sexual como forma de comunicación íntima entre seres humanos y como fuente de placer legítimo per se.
2. La proliferación de integrismos ideológicos, étnicos y religiosos.
A. ¿En qué medida somos responsables los líderes religiosos de la proliferación del integrismo?
Muchos son los que afirman que el integrismo, el fanatismo o el fundamentalismo son consustanciales al hecho religioso, descalificando así el hecho religioso mismo. Y es verdad que la historia de las religiones ha contribuido a ello.
También es cierto que muy a menudo se viste como "religiosas" actitudes fanáticas que son de índole distinta a la estrictamente religiosa.
B. ¿Cuál es nuestra actitud, como líderes religiosos, frente al integrismo?
No basta con señalar la paja en el ojo ajeno. Debemos asumir la responsabilidad de identificar la viga en el nuestro y depurar nuestra práctica e instituciones religiosas de actitudes fundamentalistas.
C. ¿Qué podemos hacer y qué estamos haciendo los líderes religiosos para superar el integrismo?
¿Es posible una vida religiosa no fundamentalista? Deberíamos depurar las actitudes fanáticas y excluyentes. Deberíamos reconducir el sentimiento exclusivo de pertenencia a una religión concreta hacia el sentimiento de pertenencia a la Humanidad y la Vida
Lo que está en juego no es la salvación de una comunidad religiosa particular sino la civilización humana misma.
3. La militarización de los conflictos.
Cualquier opción militar es una chispa que pueda hacer saltar el arsenal de armas que hemos acumulado. No hay conflictos de baja intensidad o inócuos. Hoy día cualquier conflicto afecta inmediatamente a todos, dada la cada vez más intrincada interdependencia de nuestras sociedades.
A. ¿En qué medida somos responsables los líderes religiosos de la militarización de los conflictos?
Ninguna de las grandes religiones enseña que el exterminio de seres humanos sea un camino de salvación.
B. ¿Cuál es nuestra actitud, como líderes religiosos, frente a la militarización de los conflictos?
Cada uno debe reflexionar sobre este tema.
C. ¿Qué podemos hacer y qué estamos haciendo los líderes religiosos en pos de la paz?
Por un lado, no podemos seguir tolerando que la industria armamentista sea uno de los principales motores de la economía. Las armas se fabrican para ser usadas y es hora de abandonar el cínico lema de "si quieres la paz, prepárate para la guerra". Si queremos la paz debemos crear las condiciones apropiadas para la paz. Y el aumento del arsenal armamentístico no es precisamente un estímulo para la paz. Debemos denunciar el creciente presupuesto militar, y abogar por un desarme internacional continuado, especialmente de todas las armas nucleares y del arsenal de armas de destrucción masiva.
Por otro, debemos desmilitarizar nuestras doctrinas y creencias. Nuestros púlpitos, templos, sinagogas, mezquitas y lugares de culto deben ser centros de paz desde los que se irradie la paz.
Propuestas.
1. Tomar conciencia y hacer tomar conciencia a nuestros seguidores de la creciente degradación ecológica, social e individual (ausencia de verdaderos valores).
2. Tomar conciencia y hacer tomar conciencia a nuestros seguidores de que la avaricia y el crecimiento exponencial de la población son dos de las causas principales de esta degradación.
3. Tomar conciencia y hacer tomar conciencia a nuestros seguidores de que los valores de la Economía de Mercado son contrarios a los enseñados por la mayoría de las religiones tradicionales.
4. Tomar conciencia y hacer tomar conciencia a nuestros seguidores del enorme poder destructivo que encierra la avaricia cuando se la considera como motor de progreso y salvación.
5. Identificar, desmontar intelectualmente y desactivar emocionalmente los supuestos ideológicos sobre los que se sustenta la Religión del Mercado, y fortalecer moralmente a nuestros seguidores frente a ella.
6. Asumir un compromiso personal e institucional basado en la simplicidad voluntaria como forma de vida, en su doble vertiente:
1. Reprobar la actividad productiva que no sea ética ecológica, social e individualmente.
2. Reprobar el consumo que no sea ético ecológico, social e individuamente.
Y estimular a nuestros seguidores a adoptar un compromiso.
7. Discernir claramente el acto sexual del acto reproductivo y dignificar no sólo el acto sexual con fines reproductivos sino también el acto sexual como forma de comunicación íntima entre seres humanos y como fuente de placer legítimo per se, estimulando el uso de métodos anticonceptivos, como una de las soluciones para estabilizar el crecimiento demográfico.
8. Depurar nuestras doctrinas de fanatismos y de actitudes exclusivistas, tales como "fuera de mi religión no hay salvación", aceptando que la diversidad no es signo de confusión sino manifestación del exhuberante poder creador de la Unidad.
9. Reprobar y denunciar la militarización de los conflictos. Abogar por un desarme internacional continuado. Denunciar las estrategias encubiertas del lobby armamentista.
10. Contribuir al establecimiento y a la expansión de los principios claramente recogidos en la Carta de la Tierra promulgada por la Comisión Mundial para el Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas. A saber:
1. Respeto y cuidado de la comunidad de vida.
2. Integridad ecológica.
3. Justicia social y económica.
4. Democracia, no violencia y paz.
Me gustaría terminar con este poema de Ibn Arabi, que por tan conocido no deja de ser inspirador:
"Hubo un tiempo en que yo rechazaba a mi prójimo
si su religión no era como la mía.
Pero ahora mi corazón
se ha convertido en receptáculo de todas las formas religiosas:
es pradera de gacelas y claustro de monjes cristianos,
templo de ídolos y Kaaba de peregrinos,
Tablas de la Ley y Pliegos del Corán.
Porque profeso la religión del Amor
y voy allí donde vaya su cabalgadura.
Porque el Amor es mi credo y mi fe".
Ibn ‘Arabi
(1) Este tema lo desarrollo más ampliamente en "Zen en la plaza del mercado". Aguilar, 2008.
Dokushô Villalba
Marzo 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario