martes, 29 de diciembre de 2009

La destrucción de una civilización


La guerra de EEUU contra Iraq
 
por James Petras (*)

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Los siete años de guerra y ocupación estadounidenses en Iraq han estado manejados por varias fuerzas políticas importantes e impregnados de toda una variedad de intereses imperiales. Sin embargo, esos intereses no explican por sí mismos la profundidad ni el alcance de la sostenida, masiva y continuada destrucción de toda una sociedad ni su reducción a un permanente estado de guerra. El ámbito de fuerzas políticas que contribuyeron a orquestar la guerra y la subsiguiente ocupación de EEUU incluye las siguientes (por orden de importancia):

La fuerza política más importante fue también de la que menos abiertamente se habló: La Configuración del Poder Sionista (ZPC, por sus siglas en inglés), que incluye el importante papel de los partidarios, persistentes e incondicionales de línea dura, del Estado de Israel que lograron puestos importantes en el Pentágono de Bush (Douglas Feith y Paul Wolfowitz), operativos clave en la oficina del Vicepresidente (Irving –Scooter- Libby), en el Departamento del Tesoro (Stuart Levy), en el Consejo de Seguridad Nacional (Elliot Abrams) y toda una falange de asesores, escritores de los discursos presidenciales (David Frum), funcionarios secundarios y asesores políticos en el Departamento de Estado. Esos comprometidos “insiders” sionistas estaban apoyados por miles de funcionarios con dedicación exclusiva de “Ante Todo, Israel” de las 51 organizaciones judías más importantes, agrupadas bajo su Presidente (PMAJO, por sus siglas en inglés). Todos declararon abiertamente que su más alta prioridad era avanzar en la agenda de Israel, concretada, en este caso, en una guerra de EEUU contra Iraq para derrocar a Saddam Hussein, ocupar el país, dividir físicamente Iraq, destruir su ejército y su capacidad industrial e imponer un régimen-titere pro-Israel/pro-EEUU. Si Iraq era étnicamente limpiado y dividido, como defendía el ultraderechista Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu y el Presidente Emérito “Liberal” del Consejo de Relaciones Exteriores y sionista-militarista Leslie Gelb, habría entonces varios “regímenes clientelistas”.

Los altos políticos pro-Israel que promovieron la guerra no tenían directamente al principio la política de destruir sistemáticamente lo que, en efecto, constituía toda la civilización iraquí. Pero su apoyo y diseño de una política de ocupación incluía el desmembramiento total del aparato del estado iraquí y el reclutamiento de asesores israelíes que proporcionaran su “pericia” en técnicas de interrogatorio, represión de la resistencia civil y contrainsurgencia. Ciertamente, los expertos israelíes jugaron un papel importante al fomentar el enfrentamiento étnico y religioso entre los iraquíes, que Israel tanto ha puesto en práctica en Palestina. El “modelo” israelí de guerra colonial y ocupación –la invasión del Líbano de 1982- y la práctica de la “destrucción total” utilizando la división sectaria y étnico-religiosa fue ya evidente en las infamantes masacres de los campos de refugiados de Sabra y Chatila en Beirut, que tuvieron lugar bajo supervisión del ejército israelí.

La segunda fuerza poderosa en pos de la Guerra de Iraq estaba constituida por los militaristas civiles (como Donald Rumsfeld y el Vicepresidente Cheney) que buscaban extender el alcance imperial de EEUU por el Golfo Pérsico y fortalecer su posición geo-política eliminando a un nacionalista fuerte, laico y partidario de la resistencia anti-imperialista árabe en el Oriente Medio. Esos militaristas civiles buscaban ampliar las bases militares estadounidenses para envolver a Rusia y asegurarse el control de las reservas petrolíferas como elemento de presión contra China. Los militaristas civiles estaban menos movidos por los pasados lazos del Vicepresidente Cheney con la industria del petróleo y más interesados en su papel como Director Ejecutivo de la gigantesca filial de Halliburton, la contratista de bases militares Kellog-Brown and Root, que ha ido consolidando el Imperio Estadounidense a través de la expansión de bases militares por todo el mundo. Las compañías petrolíferas estadounidenses más importantes, que temían salir perdiendo frente a sus competidoras europeas y asiáticas, estaban deseando negociar con Saddam Hussein, y algunos de los partidarios de Bush dentro de la industria petrolífera estaban ya embarcados en operaciones de comercio ilegal con el embargado régimen de Iraq. La industria del petróleo no se sentía muy inclinada a promover la inestabilidad regional mediante una guerra.

La estrategia belicista de conquista y ocupación se diseñó para establecer una presencia militar colonial a largo plazo bajo la forma de bases militares estratégicas dotadas de un importante y sostenido contingente de asesores militares coloniales y unidades de combate. La brutal ocupación colonial de un estado laico independiente con fuerte historia nacionalista y avanzada infraestructura que disponía de un aparato policial y militar sofisticado, extendidos servicios públicos y mínimas tasas de analfabetismo impulsó el crecimiento de una amplia colección de movimientos militantes y armados contra la ocupación. En respuesta, los oficiales coloniales estadounidenses, la CIA y las Agencias de la Inteligencia de Defensa idearon una estrategia de “divide y vencerás” (la denominada solución “El Salvador”, asociada al ex Embajador en zonas calientes y ex Director de la Inteligencia Nacional estadounidense John Negroponte) para fomentar los conflictos armados de base sectaria y promover los asesinatos interreligiosos para así debilitar cualquier esfuerzo por lograr un movimiento unido nacional anti-imperialista. El desmantelamiento de la burocracia civil laica y del ejército fue diseñado por los sionistas de la administración Bush para incrementar el poder de Israel en la región y fomentar el surgimiento de grupos militantes islámicos, que habían sido reprimidos por el depuesto régimen baazista de Saddam Hussein. Israel había perfeccionado esta estrategia antes: Patrocinó y financió en sus orígenes a grupos militantes islámicos sectarios, como Hamas, como alternativa a la laica Organización para la Liberación de Palestina, creando un marco que favorecía las luchas sectarias entre los palestinos.

La consecuencia de las políticas coloniales estadounidenses financiando y multiplicando una amplia variedad de conflictos internos fue la proliferación de los mullah, los líderes tribales, los gángsteres políticos, los señores de la guerra, los expatriados y los escuadrones de la muerte. La “guerra de todos contra todos” servía a los intereses de las fuerzas ocupantes estadounidenses. Iraq se convirtió en un lodazal de jóvenes armados, sin empleo, entre los que era fácil reclutar un nuevo ejército de mercenarios. La “guerra civil” y el “conflicto étnico” proporcionaron un pretexto para que EEUU y sus títeres iraquíes despidieran a cientos de miles de soldados, policías y funcionarios del régimen anterior (especialmente si eran de familias sunníes, mixtas o laicas), socavando la base del empleo civil. Bajo la cobertura de una generalizada “guerra contra el terror”, las Fuerzas Especiales estadounidenses y los escuadrones de la muerte dirigidos por la CIA implantaron el terror dentro de la sociedad civil iraquí, persiguiendo a cualquier sospechoso de criticar al gobierno-títere, especialmente entre las clases educadas y profesionales, precisamente los iraquíes más capaces de reconstruir una república laica independiente.

La guerra de Iraq estuvo dirigida por un influyente grupo de ideólogos neoconservadores y neoliberales con fuertes vínculos con Israel. Valoraron el éxito de la guerra de Iraq (por éxito ellos entendían el desmembramiento total del país) como la primera ficha de “dominó” de una serie de guerras para “recolonizar” el Oriente Medio (en sus palabras: “volver a trazar el mapa”). Disfrazaron su imperial ideología con un fino barniz de retórica sobre “promover las democracias” en Oriente Medio (excluyendo, por supuesto, las antidemocráticas políticas de su “patria” Israel sobre los subyugados palestinos). Al confluir las ambiciones hegemónicas regionales de Israel con los intereses imperiales de EEUU, los neoconservadores y sus compañeros de viaje neoliberales del Partido Demócrata apoyaron en primer lugar al Presidente Bush y después al Presidente Obama en su escalada de las guerras contra Afganistán y Pakistán. Secundaron unánimemente la feroz campaña de bombardeos de Israel contra el Líbano, el ataque por tierra, mar y aire y la masacre de miles de civiles atrapados en Gaza, el bombardeo de instalaciones sirias y el gran impulso (de Israel) hacia un ataque preventivo militar y a gran escala contra Irán.

Los defensores estadounidenses de múltiples guerras secuenciales y simultáneas en Oriente Medio y en el Sur de Asia creían que no podrían desplegar todo el potencial destructivo masivo que poseen hasta no haberse asegurado el control total de su primera víctima: Iraq. Confiaban en que la resistencia iraquí se vendría rápidamente abajo tras trece años de brutales y exterminadoras sanciones impuestas contra la república por EEUU y las Naciones Unidas. Para consolidar el control imperial, los políticos estadounidenses decidieron silenciar permanentemente a todos los disidentes civiles independientes iraquíes. Se dedicaron a financiar a clérigos chiíes y asesinos tribales sunníes y a contratar decenas de miles de mercenarios privados entre los señores de la guerra pesmergas kurdos para que perpetraran los asesinatos selectivos de los dirigentes de los movimientos de la sociedad civil.
EEUU creó y entrenó un ejército-títere colonial iraquí de 200.000 miembros, compuesto casi enteramente de pistoleros chiíes, excluyendo a los experimentados militares iraquíes con antecedentes laicos, sunníes o cristianos. Un resultado poco conocido de todos esos escuadrones de la muerte financiados y entrenados por EEUU y de su ejército-títere iraquí fue la destrucción virtual de la antigua población cristiana iraquí, que fue desplazada, sus iglesias bombardeadas y sus dirigentes, obispos e intelectuales, académicos y científicos asesinados o forzados al exilio. Los asesores israelíes y estadounidenses eran bien conscientes de que los cristianos iraquíes habían jugado un papel clave en el desarrollo histórico de los movimientos laicos, nacionalistas antibritánicos y antimonárquicos y su eliminación como fuerza influyente en los primeros años de la ocupación estadounidense no fue algo accidental. El resultado de las políticas estadounidenses llevó a eliminar a los movimientos y a los dirigentes antiimperialistas más democráticos y laicos y a presentar a una red asesina de colaboradores “étnico-religiosos” como “socios” incontestables para sostener la presencia colonial estadounidense a largo plazo en Iraq. Con sus títeres en el poder, Iraq serviría como plataforma de lanzamiento para su búsqueda estratégica de otros “dominios” (Siria, Irán, las Repúblicas Centroasiáticas…).

La continuada purga sangrienta de Iraq bajo la ocupación estadounidense ha conseguido acabar con la vida de 1,3 millones de civiles iraquíes durante los primeros siete años de la invasión de Bush de 2003. Hasta mediados de 2009, la invasión y ocupación de Iraq le ha costado al tesoro estadounidense más de 666.000 millones de dólares. Este enorme gasto da fe de su carácter central en la más amplia estrategia imperial de EEUU en relación a todo el Oriente Medio y a la región del Sur y Centro de Asia. La política de Washington de politizar y militarizar las diferencias étnico-religiosas, armando y fomentando la rivalidad de los líderes étnicos, religiosos y tribales para que estén siempre enzarzados en mutuas sangrías sirvió para destruir la resistencia y la unidad nacional. Las tácticas de “divide y vencerás” y la confianza en organizaciones religiosas y sociales retrógradas es la práctica más común y mejor conocida cuando se trata de conquistar y subyugar a un estado nacionalista avanzado y unificado. Romper un estado nacional, destruir la conciencia nacionalista y promover las primitivas lealtades regionales, feudales y étnico-religiosas requería de la sistemática destrucción de los principales proveedores de la conciencia nacionalista, de la memoria histórica y del pensamiento científico y laico. Al provocar los odios étnico-religiosos se destruyeron los matrimonios, las comunidades y las instituciones mixtas con sus perdurables lazos profesionales y amistades personales de orígenes diversos. La eliminación física de académicos, escritores, profesores, intelectuales, científicos y profesionales, especialmente físicos, ingenieros, abogados, juristas y periodistas fue decisiva para imponer un gobierno étnico-religioso bajo una ocupación colonial. Para establecer el dominio a largo plazo y sostener a unos gobernantes clientelistas étnico-religiosos, todo el edificio cultural preexistente fue destruido físicamente por EEUU y sus marionetas iraquíes. Esto supuso la destrucción de las bibliotecas, las oficinas del censo y los depósitos de todas las propiedades y archivos judiciales, los departamentos sanitarios, laboratorios, colegios, centros culturales, instalaciones médicas y, por encima de todo y al completo, las clases profesionales, los científicos sociales, los humanistas, los literatos… Cientos de miles de profesionales iraquíes junto con sus familias, fueron empujados mediante el terror al exilio interno y externo. Se cortó cualquier tipo de financiación destinada a las instituciones nacionales, seculares, científicas y educativas. Los escuadrones de la muerte se emplearon a fondo en el sistemático asesinato de miles de académicos y profesionales sospechosos de la menor disidencia, del menor sentimiento nacionalista; se eliminó a todo aquel que tuviera la mínima capacidad para colaborar en la reconstrucción de la república.

La destrucción de una moderna civilización árabe

El Iraq laico e independiente tenía el más avanzado orden científico-cultural del mundo árabe, a pesar de la naturaleza represiva del estado policial de Saddam Hussein. Había un sistema nacional de atención sanitaria, educación gratuita universal y generosos servicios sociales, combinado todo ello con niveles de igualdad de género sin precedentes. Esto marcó la avanzada naturaleza de la civilización iraquí de finales del siglo XX. La separación entre iglesia y estado y la protección estricta de las minorías religiosas (cristianos, asirios y otros) contrasta agudamente con lo que ha resultado de la ocupación estadounidense y su destrucción de las estructuras gubernamentales y civiles iraquíes. El duro gobierno dictatorial de Saddam Hussein presidía una muy desarrollada moderna civilización en la que el avanzado trabajo científico iba de la mano de una fuerte identidad nacionalista y anti-imperialista. Esto se notó especialmente en el pueblo iraquí y en las expresiones de solidaridad del régimen con la causa del pueblo palestino bajo el dominio y ocupación israelí.
Un mero “cambio de régimen” no podía extirpar esta profundamente incrustada y avanzada cultura laica republicana en Iraq. Los planificadores estadounidenses de la guerra y sus asesores israelíes eran bien conscientes de que la ocupación colonial aumentaría la conciencia nacionalista iraquí a menos que la secular nación fuera destruida y de ahí el imperativo imperial para arrancar y destruir a los portadores de la conciencia nacionalista, eliminando físicamente a los talentosos, a los científicos, a los elementos más laicos de la sociedad iraquí. El énfasis en todo lo retrogrado se convirtió en el principal instrumento para que EEUU impusiera en el poder a sus títeres coloniales, con sus primitivas y “pre-nacionales” lealtades, en un Bagdad culturalmente purgado y desnudado de sus estratos sociales más sofisticados y nacionalistas.
Según el Centro de Estudios Al Ahram de El Cairo, durante los primeros dieciocho meses de la ocupación estadounidense, 310 científicos iraquíes fueron asesinados, una cifra que el ministerio de educación iraquí no discute.

Otro informe recogía un listado con más de 340 intelectuales y científicos asesinados entre 2005 y 2007. Las bombas colocadas en los institutos de educación superior habían hecho bajar la tasa de matrículas un 30% respecto a las cifras anteriores a la invasión. En una bomba colocada en enero de 2007 en la Universidad Mustansiriya de Bagdad, 70 estudiantes fueron asesinados y cientos de ellos resultaron heridos. Esas cifras obligaron a la UNESCO advertir que el sistema universitario iraquí estaba al borde del colapso. Las cifras de importantes profesionales y científicos iraquíes que habían escapado del país rondaban los 20.000. Los Angeles Times informó que en octubre de 2008, de los 6.700 profesionales universitarios iraquíes que tuvieron que huir a partir de 2003, sólo 150 habían regresado. A pesar de las proclamas de EEUU de que ha mejorado la seguridad, la situación en 2008 contempló numerosos asesinatos, incluyendo el del único neurocirujano que quedaba en la segunda mayor ciudad iraquí, Basora, cuyo cuerpo fue arrojado a las calles de la ciudad.

Los datos no procesados de los académicos, científicos y profesionales iraquíes asesinados por EEUU y las fuerzas ocupantes alidadas y las milicias, así como de las fuerzas en la sombra controladas por ellas, se reflejaron en una lista publicada por el Pakistan Daily News (www.daily.pk) el 26 de noviembre de 2008. Esta lista levanta ampollas acerca de la realidad de la sistemática eliminación de intelectuales en Iraq bajo la trituradora de la ocupación estadounidense.

Asesinatos

La eliminación física de un individuo mediante el asesinato es una forma extrema de terrorismo, que tiene un efecto dominó de largo alcance a través de la comunidad de la que procede la persona, en este caso el mundo de los líderes intelectuales, académicos, profesionales y creativos de las artes y las ciencias. Por cada intelectual iraquí asesinado, miles de educados iraquíes escapaban del país o abandonaban su trabajo en búsqueda de una actividad más segura, menos vulnerable.

Bagdad era considerada el “París” del mundo árabe en términos culturales y artísticos, científicos y educativos. En la década de los setenta y los ochenta, sus universidades eran la envidia del mundo árabe. La campaña de “conmoción y pavor” de EEUU que arrasó Bagdad, evocó emociones similares a las del bombardeo aéreo del Louvre, la Sorbona y las bibliotecas más importantes de Europa. La Universidad de Bagdad era una de las universidades más prestigiosas y productivas del mundo árabe. Incluso bajo el letal colapso producido por las sanciones económicas impuestas por EEUU y Naciones Unidas, que aniquilaron a Iraq durante los trece años anteriores a la invasión de 2003, miles de estudiantes licenciados y de jóvenes profesionales llegaban a Iraq buscando formación especializada. Jóvenes médicos de todo el mundo árabe recibían formación médica avanzada en sus instituciones. Muchos de sus académicos presentaban documentación científica en las conferencias internacionales más importantes y publicaban en revistas de prestigio. Y lo que es más importante, la Universidad de Bagdad formaba y mantenía una cultura laica científica altamente respetada y libre de discriminación sectaria, con académicos de todos los orígenes religiosos y étnicos.

Ese mundo fue para siempre destrozado: Bajo la ocupación estadounidense, hasta noviembre de 2008, han sido asesinados 83 académicos e investigadores que enseñaban en la Universidad de Bagdad, haciendo que varios miles de colegas suyos, sus familias y estudiantes se vieran obligados a huir.

La selección de académicos asesinados por disciplinas
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El artículo publicado en noviembre por el Pakistan Daily News ofrecía un listado de un total de 154 importantes académicos de Bagdad, famosos en su especialidad, que habían sido asesinados. Además, un total de 281 bien conocidos intelectuales que enseñaban en las mejores universidades de Iraq cayeron víctimas de los “escuadrones de la muerte” bajo la ocupación estadounidense.

Antes de la ocupación estadounidense, la Universidad de Bagdad poseía la facultad de medicina de enseñanza e investigación más importante de todo el Oriente Medio, que atraía a cientos de jóvenes doctores en búsqueda de formación avanzada. Ese programa ha sido devastado durante el surgimiento del régimen de los escuadrones de la muerte estadounidenses, con pocas perspectivas de recuperación. De los asesinados, el 25% (21) eran los catedráticos y profesores más importantes de la facultad de medicina de la Universidad de Bagdad, la que tiene el más alto porcentaje de asesinados entre las facultades. El segundo más alto porcentaje de las facultades masacradas fueron los profesores e investigadores de la renombrada facultad de ingeniería de la Universidad de Bagdad (12), seguidos de primerísimos académicos en humanidades (10), ciencias sociales y físicas (8 catedráticos en cada una), educación (5). Los restantes altos académicos asesinados en la Universidad de Bagdad pertenecían a las facultades de ingeniería agrícola, economicas, educación física, comunicaciones y estudios religiosos.

En las otras tres universidades de Bagdad fueron asesinados 53 importantes académicos, entre ellos, 10 que pertenecían al campo de las ciencias sociales, 7 a la facultad de derecho, 6 a medicina, 6 a humanidades, 9 a ciencias físicas y 5 a las ingenierías. El 20 de agosto de 2002, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld bromeaba antes de la invasión: “… Uno tiene que asumir que ellos (los científicos) no han estado jugando a las canicas” (justificando la sangrienta purga de científicos en ciencias físicas y químicas). Una ominosa señal de la sangría de académicos que iba a seguir a la invasión.

En todas las universidades situadas en el resto de las provincias se perpetraron purgas sangrientas similares de académicos: 127 catedráticos y científicos fueron asesinados en las diversas y bien consideradas universidades de Mosul, Kirkuk, Basora y otros lugares. Las universidades ubicadas en otras provincias con la cifra más alta de profesores y catedráticos asesinados estaban en las ciudades en que los ejércitos británico y estadounidense y sus aliados y mercenarios kurdos fueron más activos: Basora (35), Mosul (35), Diyala (15) y Al-Anbar (11).

El ejército iraquí y sus aliados de los escuadrones de la muerte perpetraron la mayoría de los asesinatos de académicos en las ciudades que estaban bajo control estadounidense o “aliado”. El asesinato sistemático de académicos se llevó a cabo por toda la nación, en todas las disciplinas a fin de destruir los cimientos educativos y culturales de una civilización árabe moderna. Los escuadrones de la muerte que cometieron la mayoría de los asesinatos eran grupos étnico-religiosos primitivos, premodernos “actuando por sí mismos” o instrumentalizados por los estrategas del ejército estadounidense para eliminar a cualquier intelectual consciente políticamente o a cualquier científico nacionalista que pudiera empeñarse en una agenda de reconstrucción de una sociedad laica moderna y una república unificada e independiente.

En su pánico para impedir la invasión estadounidense, el Directorado Nacional de Control Iraquí presentó el 7 de diciembre de 2002 ante las Naciones Unidas, una lista que identificaba a 500 científicos importantes iraquíes. No hay prácticamente duda alguna de que esa lista se convirtió para el ejército estadounidense en un elemento central a la hora de confeccionar la lista de personas a eliminar entre la elite científica iraquí. En su infame discurso anterior a la invasión ante las Naciones Unidas, el Secretario de Estado Colin Powell citó una lista de 3.500 científicos y técnicos iraquíes a quienes habría que “contener” para impedir que su sabiduría fuera utilizada por otros países. EEUU había incluso creado un “presupuesto” de cientos de millones de dólares, sacado del dinero iraquí del programa “Petróleo por Alimentos” de Naciones Unidas a fin de establecer programas de “reeducación civil” para volver a entrenar a los ingenieros y científicos iraquíes. Estos tan aireados programas nunca se llevaron a cabo. Formas más baratas de contener lo que un experto en política estadounidense denominó como el “exceso de científicos, ingenieros y técnicos” de Iraq aparecen claramente en un documento del Carnegie Endowment (actualización de la política RANSAC, abril de 2004). EEUU había decidido adoptar y ampliar, a escala industrial, la operación secreta del Mossad israelí para asesinar a los científicos iraquíes más importantes.

Las campañas estadounidenses de “Incremento” y “Asesinatos Máximos” (2006-2007):

El momento terrorista más algido contra los académicos coincide con la renovación de la ofensiva del ejército estadounidense en Bagdad y en las provincias. De la cifra total de académicos asesinados en Bagdad hay recogidas unas fechas (110 intelectuales famosos asesinados), casi el 80% (87) se produjeron en 2006 y 2007. Una pauta similar se siguió en las provincias, perpetrándose en esa época el 77% de un total de 84 académicos asesinados fuera de la capital durante el mismo período. La pauta está clara: la proporción de asesinatos de académicos crece cuando las fuerzas ocupantes estadounidenses organizan un ejército iraquí de mercenarios y fuerza policial, y proporcionan dinero para el entrenamiento y reclutamiento de miembros de tribus y milicias rivales chiíes y sunníes como medio de reducir las bajas estadounidenses y de purgar a los potenciales críticos disidentes de la ocupación.

La campaña de terror contra los académicos se intensificó a mediados de 2005 y alcanzó su pico en 2006-2007, provocando la fuga masiva de decenas de miles de profesionales, científicos, académicos iraquíes y de sus familias al extranjero. Facultades universitarias enteras se han convertido en refugiados de Siria y otros países. Aquellos que no pudieron permitirse abandonar a sus ancianos padres o parientes y permanecieron en Iraq, tuvieron que adoptar medidas extraordinarias para ocultar su identidad. Algunos eligieron colaborar con las fuerzas ocupantes o con el régimen-títere esperando que les protegieran o permitieran inmigrar con sus familias a EEUU o Europa, aunque los europeos, especialmente los británicos, no se sienten muy inclinados a aceptar a académicos iraquíes. Después de 2008, se produjo un agudo descenso en el asesinato de académicos, con sólo 4 asesinados ese año. Esto refleja la huida masiva de intelectuales iraquíes hacia el extranjero o que tuvieron que esconderse antes que confiar en ningún cambio de política por parte de EEUU y sus títeres mercenarios. Como consecuencia, las instalaciones dedicadas a la investigación en Iraq se han visto diezmadas. Las vidas de los integrantes de los equipos de apoyo que aún permanecen, incluidos técnicos, bibliotecarios y estudiantes se han visto devastadas, con muy escasas perspectivas de poder conseguir un empleo en el futuro.

La guerra y ocupación de Iraq por EEUU, como los Presidentes Bush y Obama han declarado, es un “éxito”: una nación independiente de 23 millones de ciudadanos ha sido ocupada por la fuerza, colocándose en ella un régimen-títere, con tropas mercenarias coloniales que prestan obediencia a los oficiales estadounidenses y campos petrolíferos puestos en venta. Todas las leyes nacionalistas de Iraq que protegían su patrimonio, sus tesoros culturales y sus recursos naturales han sido anuladas. Los ocupantes han impuesto una “constitución” que favorece al Imperio estadounidense. Israel y sus lacayos sionistas en las administraciones tanto de Bush como de Obama celebran la desaparición de un adversario moderno… y la conversión de Iraq en un desierto político-cultural. En línea con un supuesto contrato efectuado entre el Departamento de Estado de EEUU y los oficiales del Pentágono con coleccionistas influyentes del Consejo Americano para la Política Cultural en 2003, los saqueados tesoros de la antigua Mesopotamia han “encontrado” un camino en las colecciones de las elites de Londres, Nueva York y muchos más lugares. Los coleccionistas pueden ahora también anticiparse al pillaje en Irán.

Advirtiendo a Irán

La invasión, ocupación y destrucción por EEUU de una civilización científico-cultural moderna, como la que existía en Iraq, es un preludio de lo que el pueblo de Irán puede esperar si llega a producirse un ataque militar por parte de EEUU/Israel. La amenaza imperial a los cimientos científico-culturales de la nación iraní ha estado totalmente ausente de la narrativa de los manifestantes y estudiantes iraníes y sus ONG financiadas por EEUU durante sus protestas post-electorales de la “Revolución Pintalabios”. No deberían olvidar que en 2004, los educados y sofisticados iraquíes de Bagdad se consolaban con un fatalmente equivocado optimismo de “al menos, no estamos como en Afganistán”. Esa misma elite se encuentra ahora en miserables campos de refugiados en Siria y en Jordania y su país se parece más a Afganistán que ningún otro lugar del Oriente Medio. Se ha cumplido la escalofriante promesa de Bush de abril de 2003 de transformar Iraq en la imagen de “nuestro recién liberado Afganistán”. Y los informes de que los asesores de la administración estadounidense habrían revisado la política del Mossad israelí de asesinatos selectivos de científicos iraníes, debería hacer que los intelectuales liberales pro-Occidente de Teherán ponderen seriamente la lección de la campaña asesina que sobre todo en 2006-2007 eliminó prácticamente a todos los científicos y académicos iraquíes.

Conclusión


¿Qué es lo que ganan EEUU (y Gran Bretaña e Israel) al establecer un régimen clientelista retrogrado en Iraq basado en estructuras socio-políticas étnico-religiosas medievales? Primero y principal, Iraq se ha convertido en un puesto de avanzada para el imperio. En segundo lugar, es un régimen débil y atrasado incapaz de desafiar el dominio militar y económico israelí en la región e incapaz de cuestionar la continuada limpieza étnica de los nativos palestinos árabes de Jerusalén, Cisjordania y Gaza. En tercer lugar, la destrucción de los cimientos legales, culturales, científicos y académicos de un estado independiente supone incrementar su dependencia de las corporaciones multinacionales occidentales (y chinas) y su infraestructura técnica, facilitando así la penetración y explotación económica imperial.

A mediados del siglo XIX, tras la revolución de 1848, el conservador sociólogo francés Emil Durkheim reconoció que la burguesía europea se veía enfrentada por un creciente conflicto de clases y una clase trabajadora cada vez más anticapitalista. Durkheim señalaba que, cualquiera que fueran sus recelos filosóficos sobre religión y clericalismo, la burguesía tendría que usar los mitos de la religión tradicional para “crear” cohesión social y rebajar la polarización de clases. Hizo un llamamiento a la educada y sofisticada clase capitalista parisina para que superara su rechazo del obscurantista dogma religioso a favor de instrumentalizar la religión como herramienta para poder mantener su dominio político. De la misma forma, los estrategas estadounidenses, incluidos los sionistas en el Pentágono, han instrumentalizado a las fuerzas étnico-religiosas, tribales y mullahs para destruir el liderazgo político nacional laico y la avanzada cultura de Iraq para consolidar su dominio imperial, aunque esa estrategia exigiera la matanza de las clases científicas y profesionales. El dominio imperial contemporáneo estadounidense se basa en apoyar a los sectores más atrasados social y políticamente de una sociedad y aplicar la tecnología bélica más avanzada.

Los asesores israelíes han jugado un papel importante a la hora de instruir a las fuerzas ocupantes en Iraq en las prácticas de la contrainsurgencia urbana y represión de civiles, basándose en sus sesenta años de experiencia. La infame masacre en 1948 de cientos de familias palestinas en Deir Yasin fue emblemática de la eliminación sionista de cientos de pueblos agrícolas productivos, que habían sido poblados durante siglos por un pueblo nativo con su civilización endógena y vínculos culturales con el suelo, a fin de imponer un nuevo orden colonial. La política de aniquilación total de los palestinos es un elemento base en el asesoramiento de Israel a los políticos en Iraq. Su mensaje ha sido traslado por sus acólitos sionistas presentes en las administraciones Bush y Obama, ordenando el desmembramiento de toda la burocracia estatal y civil moderna iraquí y utilizando los premodernos escuadrones de la muerte tribales compuestos de extremistas chiíes y kurdos para purgar las modernas universidades e instituciones de investigación de esa masacrada nación.

La conquista imperial estadounidense de Iraq se construye a partir de la destrucción de una república laica moderna. El desierto cultural que queda (un “páramo” empapado de la sangre de los preciados sabios iraquíes) es controlado por mega-estafadores, chorizos y mercenarios que se hacen pasar por “autoridades iraquíes”, analfabetos culturales étnicos y tribales y personajes religiosos medievales que actúan bajo la guía y dirección de los graduados de West Point que llevan los “planos del imperio” formulados por los licenciados de Princeton, Harvard, Johns Hopkins, Yale y Chicago, ansiosos de servir a los intereses de las corporaciones multinacionales europeas y estadounidenses.

Eso se denomina “desarrollo desigual y combinado”: El matrimonio de los mullahs fundamentalistas con los sionistas de la Ivy League [*] al servicio de los Estados Unidos.

N. de la T: Ivy League: el grupo de ocho universidades más prestigiosas de EEUU.
 

(*) James Petras es profesor emérito de sociología en la universidad de Binghamton (New York). Intelectual emblemático de la izquierda estadounidense, es autor de numerosas obras y especialista en política sionista estadounidense, analista de la prensa judía israelí y estadounidense. Es autor de Zionism, Militarism and the Decline of US Power, Clarity Press 20 08.

Enlace con texto original en inglés: index.php?context=va&aid=14870

sábado, 19 de diciembre de 2009

El viaje de la vida. Más allá de las edades de los tiempos. Buen 2010




Emprendo el viaje  con un amigo que ama la bruma de las montañas... Tenemos cuidado de lo que mendigamos: pedimos arroz y no vino, verduras y no carne. El tono de nuestro reclamo es humilde, no trágico. Si alguien nos da, le dejamos; y si no nos da, le dejamos también. Si nos hacen una grosería, la aceptamos con una reverencia... Viajamos sin destino y nos detenemos donde nos encontramos, y marchamos muy lentamente.
Cuando llegamos a las montañas y arroyos, y nos encantan los manantiales y las blancas peñas y las aves acuáticas y los pájaros de la montaña, escogemos un lugar en una isleta del río, nos sentamos en una roca y miramos a lo lejos. Y cuando nos encontramos con leñadores o pescadores o venerables ancianos, no les preguntamos nombres y apellidos, ni damos los nuestros, ni hablamos del tiempo, sino que conversamos brevemente de los encantos de la vida natural. Al cabo de un rato nos separamos de ellos sin pesares.
En el camino nos hacemos a un lado y dejamos que pasen los demás, y al cruzar un río dejamos que pasen los otros y suban primero a la barca. Pero si hay tormenta no tratamos de cruzar el agua, o si aparece la tormenta cuando estamos en mitad de la travesía, calmamos nuestro espíritu, y lo dejamos todo al destino diciendo: "Si nos ahogamos cuando cruzamos, es la voluntad del cielo. ¿Nos salvaremos acaso si nos preocupamos? Si no nos salvamos, allí terminará el viaje. Pero si por fortuna nos salvamos, seguimos como antes.
         Si en el camino encontramos a algún joven pendenciero y tropezamos accidentalmente con él, y si el joven es grosero, le pedimos disculpas cortésmente. Si después de las disputas no podemos salvarnos de una pelea, allí terminará el viaje. Pero si nos salvamos, seguimos como antes.
         Si uno de nosotros cae enfermo, nos detenemos a atender su mal, y el otro trata de mendigar un poco para comprar remedios, pero el enfermo lo toma con calma. Mira hacia su interior y no teme a la muerte... Si está decidido que estén contados nuestros días, allí terminará nuestro viaje. Pero si nos salvamos, seguimos como antes.
         Es natural que durante nuestras andanzas podamos despertar la sospecha de policías o guardias y que se nos arreste como espías. Tratamos de escapar entonces, sea por astucia o por sinceridad. Y si no podemos escapar, allí terminará nuestro viaje. Pero si nos salvamos, seguimos como antes.
         Procuramos pasar la noche en una choza con techo de estera o una casucha de piedras, pero si nos es imposible encontrar un lugar así, nos detenemos por esa noche junto a la puerta de un templo, o dentro de una caverna de roca, o junto a la pared de una casa o bajo los árboles. Quizá nos miren los espíritus de la montaña y los tigres o los lobos, y ¿qué podemos hacer? Los espíritus de la montaña no pueden hacernos daño, pero somos incapaces de defendernos contra tigres o lobos. Pero, ¿no tenemos un destino dirigido desde el cielo? Lo dejamos todo, pues, a las leyes del universo, y no mudamos siquiera el color de la cara. Si nos comen, tal es nuestro destino y allí termina el viaje. Pero si nos salvamos, seguimos como antes.

Mingliao-Tsé. S.XVI

jueves, 17 de diciembre de 2009

¿Es posible imaginar un mundo sin inmigrantes?



por Jubenal Quispe

Desde hace 2 mil millones de años (cuando surgió el homo habilis) hasta el siglo XV (cuando surgieron los estados nacionales), la migración o el nomadismo ha sido el modo de ser universalmente recurrente de la especie humana. Recién en los últimos 5 siglos, con el advenimiento de las fronteras de los estados nacionales, el sedentarismo se estableció como una regla, y el nomadismo, como una excepción censurable. Desde la perspectiva histórica, la migración no es, ni ha sido nunca un problema. Más por el contrario, fue y es una oportunidad de enriquecimiento y transformación mutua de los pueblos.
 
En los tiempos que corren, la ONU indica que existen en el mundo cerca de 200 millones de personas viviendo fuera de sus países de origen. Esto representa un promedio del 3% de la humanidad. Claro, en dicha cifra no cuentan las y los migrantes indocumentados. Ni tampoco, los cientos de miles de muertos anónimos en el intento de cruzar las malditas fronteras militarizadas de México y EEUU., o el mar Mediterráneo. ¡Verdaderas miserias de la humanidad del siglo XXI!
 
El destino de la gran mayoría de este porcentaje de migrantes internacionales no necesariamente son los países ricos del Norte. ¡Los países del Sur son los principales receptores de la migración internacional! Entonces, ¿por qué los países del Norte colocan a la migración internacional como un problema al mismo nivel que el terrorismo o el cambio climático? Por ejemplo, de los cerca de 3 millones de bolivianos inmigrantes, un menor porcentaje reside en los países del Norte. Lo mismo ocurre con los provenientes de Asia, África y Oceanía.
 
La inmigración de las y los empobrecidos se problematiza en el Norte por la simple lógica que plantea Rousseau, en su obra Emilio, para explicar el origen de la propiedad privada, causante de la violencia fratricida: “Unos tontos deciden levantar cercos sobre espacios de tierras colectivas…, y se apropian más de lo que necesitan. Así nace la violencia para defender la propiedad, la libertad y la comodidad de cada quien”.
 
En la historia de los estados nacionales, unos países se enriquecieron y se enriquecen sustrayendo y acumulando lo que era para todos. Y una vez llegado al Estado de Bienestar, y ante el legítimo reclamo de los empobrecidos, los países enriquecidos fortalecen y militarizan sus fronteras con el Sur, bajo el argumento de seguridad internacional. Se calcula que en su conjunto los países ricos destinan, para el control de las fronteras, más de 50 mil millones de dólares anuales. En 2007, EEUU destinó 25 mil millones de dólares. ¡Adivine Ud. cuánto destina a la ayuda al desarrollo!
 
Ante las asesinas fronteras internacionales es urgente relativizar el dogmatismo político del modelo societal de Estado Nación. No es verdad que la humanidad esté condenada a sujetarse a los límites del Estado Nación. Como tampoco es verdad que la inmoral acumulación de la riqueza sea necesariamente el adverso destino de la humanidad. Es tiempo de intentar estados postnacionales con una ciudadanía universal, y oportunidades universales.
 
Con creatividad tenemos que atrevernos a diluir las fronteras mentales, culturales y territoriales que nos han impuesto. La doctrina nos enseña e impone que la ciudadanía tiene que estar ligada a la nacionalidad. Y que uno es ciudadano en la medida en que pertenece a un Estado Nación. Sin Estado Nación, las personas no tenemos derechos ni garantías que reclamar. He aquí la urgencia de repensar las teorías dogmáticas de la ciudadanía y del Estado Nación. Si no desligamos la ciudadanía de la nacionalidad, y nos atrevemos a pensar, exigir y ejercer una ciudadanía basada en la residencia, las y los migrantes seguirán sobreviviendo en el limbo jurídico. Si no existe un Estado más allá de lo nacional, las y los inmigrantes seguirán convertidos en desechables instrumentos laborales, en los países de destino, y en apetecibles fuentes (maquinarias) de remesas, en los países de origen. Pero, sin ser ciudadanos de ninguna parte. Por tanto, sin tener derecho a tener derechos.
 
Sin una ciudadanía universal no será posible pensar un mundo sin extranjeros, ni inmigrantes. Sin una ciudadanía universal será imposible un mundo con riquezas y oportunidades distribuidas y accesibles para todos y todas. Sin una ciudadanía universal seguiremos llamando extranjero/a al hermano/a. Sin una ciudadanía universal el solipsismo será la entropía que corroerá el alma de los pueblos amurallados entre las fronteras nacionales.
 
Por eso, cada 18 de diciembre, por ser día internacional del migrante, declarada por la ONU, no sólo debemos exigir “existencia” para las y los inmigrantes indeseados del Sur en el Norte. Ni tampoco limitarnos a exigir a los países ricos la ratificación de la Convención Internacional de la ONU sobre los Derechos de los Trabajadores Migrantes, aprobada en 1999. Tenemos que exigir una ciudadanía universal que nos devuelva nuestra condición, vocación y visión planetaria.
 
(*) Jubenal Quispe es periodista quechua boliviano.


Fuente: http://alainet.org/active/35130?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+ALEMtitulares+%28Titulares+de+America+Latina+en+Movimiento%29

La libertad religiosa en el mundo


Por Ed Stoddard

DALLAS, EEUU (Reuters).

Los aliados de Estados Unidos Arabia Saudita y Egipto están entre las 10 naciones, en su mayoría musulmanas, cuyos Gobiernos imponen las mayores restricciones a la religión, según un informe entregado el miércoles por Pew Forum sobre Religión y Vida Pública.
 
El Gobierno de Afganistán también tuvo malos antecedentes, un delicado asunto diplomático en momentos que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, envía más soldados al país del Asia central para combatir a una creciente insurgencia.
 
El informe de Pew dice que cerca del 70 por ciento de la población mundial, de 6.800 millones de personas, vive en países que tienen severas restricciones respecto a la religión.

El reporte clasificó a los países según dos medidas: restricciones gubernamentales a la religión y restricciones impuestas mediante la violencia o intimidación de grupos o personas individuales. Arabia Saudita fue el único país que tuvo calificaciones "muy altas" en ambas medidas.

El índice clasificó a 10 países, en su mayoría musulmanes, como "muy altos". También incluyó a China y la mayoritariamente budista Myanmar.

El mayor exportador de petróleo y aliado de Estados Unidos en Oriente Medio, Arabia Saudita, fue considerado como el más restrictivo, seguido por el adversario estadounidense Irán. Pew señaló que ambos imponen límites en los credos minoritarios y "hacen cumplir estrictas interpretaciones de la ley islámica".

Egipto también fue incluido en la lista "muy alta", y varios de los países, incluyendo a Arabia Saudita, son habitualmente citados en el Informe de Libertad Religiosa anual del Departamento de Estado estadounidense, bajo el título de "restricciones, abusos y preocupaciones".

El informe dice que la Constitución de Afganistán parece proteger el derecho de los civiles a elegir su fe "pero limita esa medida de protección al estipular que 'ninguna ley puede ser contraria a la sagrada religión del Islam'".

China fue nombrada por sus restricciones sobre el budismo en el Tíbet y sobre los musulmanes uighures, su prohibición sobre el movimiento Falun Gong y su presión sobre los grupos religiosos no registrados por el Gobierno.

(Editado en español por Ricardo Figueroa)

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Apocalipsis ahora



por Frei Betto

El fin del mundo siempre me pareció algo muy lejano. Incluso un contrasentido. ¿Habría de destruir Dios su creación? Hoy estoy convencido de que Dios no necesita pensar en otro diluvio. El mismo ser humano comenzó a provocarlo, a través de la degradación de la naturaleza.
 
Los bienes de la Tierra se han vuelto posesión privada de empresas y oligopolios. La causa de que 4 mil millones de seres humanos vivan por debajo de la línea de la pobreza, y de que 1.2 mil millones padezcan hambre, es una sola: toda esa gente ha visto impedido su acceso a la tierra, al agua, a las semillas, a las nuevas técnicas de cultivo y a los sistemas de comercialización de los productos.
 
La decisión de los Estados Unidos y China de ignorar la Conferencia de Copenhague sobre Cambio Climático vuelve más agónico el grito de la Tierra. Ambos países son los principales emisores de CO2 a la atmósfera. Son los grandes acusados del calentamiento global. Al decidir boicotear Copenhague y no firmar el compromiso de reducir sus emisiones, ellos abrevian la agonía del planeta.
 
Por suerte, el 25 de noviembre el presidente Obama, bajo fuerte presión, cambió de actitud y se desdijo de lo que habló en Beijing. Los EE.UU., responsable del 23 % de las emisiones mundiales de CO2, prometerá en Copenhague reducir, hasta el año 2020, el 17 % de las emisiones de gases de efecto invernadero; el 30 % hasta el 2025; y el 42 % hasta el 2030.
 
¿Por qué retrocedió? Además de la presión de los ecologistas, Obama se dio cuenta de que quedaría mal en la foto si ignorase Copenhague y apareciese en Oslo el 10 de diciembre -cuando se conmemora el 61º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos- para recibir el premio Nobel de la Paz. Por lo cual estará la víspera en la capital de Dinamarca.
 
Es curioso:  todos los premios Nobel son entregados en Estocolmo, excepto el de la Paz. Por una sencilla y cínica razón: la fortuna de la Fundación Nobel, asentada en Suecia, es el resultado de la herencia del inventor de la dinamita, Alfred Nobel (1833-1896), utilizada como explosivo en las guerras. Como no tuvo hijos, Nobel destinó los ingresos obtenidos por su patente a quien se destaque en determinadas áreas del saber.
 
Hay una lógica detrás de la postura ecocida de los EE.UU. y de China. Son dos países capitalistas. El primero sigue el capitalismo de mercado; el segundo el capitalismo de Estado. Ambos coinciden en el objetivo fundamental: la lucratividad, no la sustentabilidad.
 
El capitalismo, en cuanto sistema, no tiene solución para la crisis ecológica. Sabe que las medidas efectivas redundarán inevitablemente en la reducción de las ganancias, del crecimiento del PIB, de la acumulación de riquezas.
 
Si viviera hoy, Marx tendría que admitir que la crisis del capitalismo ya no procede de las contradicciones de las fuerzas productivas, sino del proyecto tecnocientífico que beneficia casi exclusivamente a apenas un 20 % de la población mundial. Ese proyecto se apoya en una visión de calidad de vida que coincide con la opulencia y el lujo. Su lógica se resume en: “consumo luego existo”.  Como decía Gandhi: “La Tierra satisface las necesidades de todos, menos la voracidad de los consumistas”.
 
Ejemplo de ello es la reciente crisis financiera. Ante la amenaza de quiebra de los bancos, ¿cómo reaccionaron los gobiernos de las naciones ricas? ¿Les facilitaron recursos a las familias morosas, para posibilitarles mantener sus viviendas? Nada de eso. Canalizaron verdaderas fortunas -un total de US$ 18 mil billones- hacia los bancos responsables de la crisis. Tal era la desesperación del sector, que Eduardo Galeano llegó a pensar en lanzar la campaña “Adopte un banquero”.
 
El planeta en que vivimos ya alcanzó sus límites físicos. Y no hay cómo buscar recursos fuera de él. El objetivo es preservar lo que todavía no ha sido totalmente destruido por el afán de ganancia humano, como las fuentes de agua potable, y tratar de recuperar lo que sea posible mediante la descontaminación de ríos y mares y la replantación de áreas deforestadas.
 
Ecología viene del griego ‘oikos’, que significa casa, y ‘logos’, conocimiento. Por tanto es la ciencia que estudia las condiciones de la naturaleza y las relaciones entre todo lo que existe, pues todo lo que existe coexiste, preexiste y subsiste. La ecología trata, pues, de las conexiones entre los organismos vivos, como plantas y animales (incluyendo hombres y mujeres), y su medio ambiente.
 
Esa visión de interdependencia entre todos los seres de la naturaleza ha sido perdida por el capitalismo. A lo cual también ayudó una interpretación equivocada de la Biblia: la idea de que Dios creó todo y finalmente lo entregó a los seres humanos para que ‘dominasen’ la Tierra. Ese dominio quedó como sinónimo de expoliación, estupro, explotación. Los ríos fueron polucionados, los mares contaminados, el aire que respiramos envenenado.
 
Ahora corremos contra el reloj del tiempo. El Apocalipsis despunta en el horizonte y sólo hay una manera de evitarlo: pasar del paradigma de lucratividad al de sustentabilidad. (Traducción de J.L.Burguet)
 
- Frei Betto es escritor, autor de la novela “Un hombre llamado Jesús”, que lanzará la editorial Rocco en la Navidad 2009.

Crisis en Copenhague

Queridos amigos y amigas,

La decisiva Cumbre de Copenhague' para frenar un catástrofico calentamiento global está al borde del fracaso; sólo a través de una colosal presión ciudadana podemos rescatarla. Firma la gigantesca petición abajo: podemos convertirla en la más grande de la historia:

¡Firma la Petición!

A tan sólo tres días de su final, la decisiva Cumbre de Copenhague se halla al borde del colapso.

Mañana, los líderes políticos mundiales se reunirán en una ronda de 60 horas de negociaciones sin precedentes. Expertos y analistas confirman que sin una verdadera ola de presión ciudadana en favor de un acuerdo real, la conferencia fracasará en su intento de frenar un catastrófico calentamiento global de 2 grados.

Haz clic a continuación para firmar la petición por un acuerdo real en Copenhague. Esta campaña ya ha alcanzado un impresionante apoyo con más de 11 millones de firmas. ¡Actuemos en las próximas 72 horas y hagamos que se convierta en la petición más grande de la historia! Los nombres de cada uno de los firmantes serán leídos en un acto durante la cumbre. ¡Firma ahora en el enlace abajo y reenvía este email a todos tus amigos, familiares y colegas!


Un equipo de Avaaz está en contacto diario con los negociadores dentro del centro de conferencias de la cumbre, y está organizando un espectacular acto de entrega a los dirigentes mundiales en el momento de su llegada, en el que construiremos una enorme montaña de cajas conteniendo los nombres de los firmantes, que serán leídos en voz alta. Con esta gigantesca petición, no les quedará a nuestros líderes políticos ninguna duda de que el mundo entero está pendiente de ellos.

Millones de personas vieron por televisión la vigilia de Avaaz dentro de la cumbre el pasado fin de semana, en la que el carismático Arzobispo sudafricano Desmond Tutu, pronunció estas palabras delante de cientos de delegados y de un numeroso grupo de niños:

"Nos manifestamos en Berlín, y el muro cayó.
Nos manifestamos por Sudáfrica, y el apartheid cayó.
Nos hemos manifestado en Copenhague -- y CONSEGUIREMOS un Acuerdo Real."

La Cumbre de Copenhague se propone lograr el mandato más claro y ambicioso de la Historia para frenar la mayor amenaza con la que la humanidad se ha enfrentado jamás. En los próximos días estaremos escribirendo la Historia. ¿Cómo recordarán este momento nuestro hijos? Digámosles que nosotros hicimos todo lo que pudimos.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Cambiemos el sistema, no el clima



Declaración de los pueblos en Klimaforum09

RESUMEN

Hay soluciones a la crisis del clima. Lo que necesitan los pueblos y el planeta es una transición justa y sostenible de nuestras sociedades a un modelo que garantice el derecho a la vida y la dignidad de todas las personas, y entregue un planeta más fértil y vidas más plenas a las generaciones presentes y futuras.

Nosotros, los pueblos, las comunidades y todas las organizaciones participantes en Klimaforum09 en Copenhague, hacemos un llamado a todas las personas, organizaciones, gobiernos e instituciones, incluidas las Naciones Unidas, para que contribuyan a esta transición necesaria. Será un trabajo difícil. La crisis actual reviste aspectos económicos, sociales, ambientales, geopolíticos e ideológicos que se afectan y se fortalecen mutuamente, y que potencian la crisis del clima. Por este motivo llamamos a la acción urgente sobre el clima:

Abandonar completamente los combustibles fósiles en los próximos 30 años, que deben incluir hitos específicos para cada período quinquenal. Exigimos una reducción inmediata en las emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrialiazos de, como mínimo, un 40% en comparación con los niveles de 1990 para el año 2020.
Reconocer, pagar y compensar la deuda climática por el consumo excesivo del espacio atmosférico y los efectos negativos del cambio climático sobre los pueblos y poblaciones afectados.
Rechazar las falsas y peligrosas soluciones orientadas al mercado y centradas en la tecnología que proponen muchas compañías transnacionales. Entre ellas, la energía nuclear, los agrocombustibles, la captura y el almacenamiento del carbono, los Mecanismos de Desarrollo Limpio, el biochar, los cultivos transgénicos “climate ready”, la geoingeniería y la reducción de emisiones a través de la deforestación y de la degradación de los bosques (REDD) definida en la CMNUCC, que agravan los conflictos sociales y medioambientales.
Soluciones reales a la crisis climática basadas en el uso seguro, limpio, renovable y sostenible de los recursos naturales, y la transición a la soberanía alimentaria, energética, sobre la tierra y las aguas.

Por tanto exigimos que la CDP15 llegue a un acuerdo que inicie la recuperación del equilibrio ambiental, social y económico del planeta con medios que sean sostenibles e igualitarios ambiental, social y económicamente, y que finalmente culmine en un tratado jurídicamente vinculante.

Los impactos negativos del cambio climático causado por el hombre producen graves violaciones de los derechos humanos. Las naciones tienen la obligación de cooperar en el ámbito internacional para garantizar el respeto de los derechos humanos en todo el mundo, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas. Cualquier acuerdo específico sobre el cambio climático debe entenderse en el contexto más amplio de lograr una transición sostenible de nuestras sociedades.

Nosotros, los pueblos y organizaciones que participamos en Klimaforum09, nos obligamos a proseguir con nuestro compromiso pleno y activo por esta transición, que exige cambiar fundamentalmente las estructuras sociales, políticas y económicas, y corregir las desigualdades e injusticias por motivo de género, clase, raza, generación o grupo étnico.

Para ello hay que restaurar la soberanía democrática de nuestras comunidades locales, como unidad social, política y económica básica. La propiedad, el control y el acceso local y democrático de los recursos naturales forma la base de un desarrollo significativo y sostenible de las comunidades, al tiempo que reduce la emisión de gases de efecto invernadero. También son necesarios acuerdos regionales e internacionales de cooperación más sólidos para gestionar recursos comunes y compartidos, y una ONU más fuerte y democrática.

Llamamos a todos los afectados, personas, movimientos sociales, organizaciones culturales, políticas y económicas a que se unan a nosotros en la construcción de un movimiento de movimientos fuerte y global, que promueva las visiones y demandas de los pueblos en todos los niveles de la sociedad. Juntos, podemos propiciar una transición mundial hacia un futuro sostenible.



Cambiemos el sistema, no el clima
Declaración de los pueblos en Klimaforum09

1. Preámbulo

Hay soluciones a la crisis del clima. Lo que necesitan los pueblos y el planeta es una transición justa y sostenible de nuestras sociedades a un modelo que garantice el derecho a la vida y la dignidad de todas las personas, y entregue un planeta más fértil y vidas más plenas a las generaciones presentes y futuras. Una transición basada en los principios democráticos de la solidaridad, en particular con los más vulnerables, la no discriminación, la igualdad de género, la equidad y la sostenibilidad; que reconozca que somos parte de la naturaleza, a la que amamos y respetamos. Para solucionar la crisis del clima, sin embargo, es necesario despertar conciencias y adoptar medidas decisivas según principios que respeten los derechos. Las naciones tienen la obligación de cooperar en el ámbito internacional para garantizar el respeto de los derechos humanos en todo el mundo, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.

Nosotros, los pueblos, las comunidades y todas las organizaciones participantes en Klimaforum09 en Copenhague, hacemos un llamado a todas las personas, organizaciones, gobiernos e instituciones, incluidas las Naciones Unidas, para que contribuyan a esta transición necesaria. Será un trabajo difícil. La crisis actual reviste aspectos económicos, sociales, ambientales, geopolíticos e ideológicos que se afectan y se fortalecen mutuamente, y que potencian la crisis del clima. Esta encrucijada de crisis climática, energética, financiera, alimentaria e hídrica, entre otras, nos empuja a unirnos y a transformar el sistema social y económico dominante y la gobernanza mundial, que impide hallar las soluciones que exige la crisis del clima. Por este motivo, es necesario un movimiento de base que actúe urgentemente.

Es necesario pagar la deuda ambiental y climática. No se deben promover y adoptar soluciones falsas, peligrosas y a corto plazo como la energía nuclear, los agrocombustibles, la compensación de emisiones, la captura y almacenamiento del dióxido de carbono, el biochar, la bioingeniería y el comercio de derechos de emisión. En lugar de ello, deberíamos llevar a cabo una transición plenamente sostenible, basada en recursos limpios, seguros y renovables y en la conservación de energía. Celebramos las alianzas entre los movimientos sociales y los diversos sectores, que representen a todos los grupos de edad, géneros, orígenes étnicos, creencias, comunidades y nacionalidades. Queremos dar forma a nuestro futuro construyendo un movimiento popular sólido compuesto por jóvenes, mujeres, hombres, trabajadores, campesinos, pescadores, pueblos indígenas, gente de color y grupos sociales urbanos y rurales que sea capaz de actuar a todos los niveles de la sociedad para paliar la degradación del medio ambiente y el cambio climático. Instamos a un nuevo orden económico internacional y apoyamos una Organización de las Naciones Unidas fuerte y democrática, por oposición al G8, el G20 u otros grupos cerrados de países poderosos.

2. El desafío, desde nuestro punto de vista:

La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera ha alcanzado ya niveles tan altos que el sistema climático se ha desequilibrado. La concentración de CO2 y la temperatura del mundo han aumentado aceleradamente en los últimos 50 años y subirán aun más rápido en las próximas décadas. Esto se suma a multitud de desequilibrios ecológicos, cuyo impacto pone en peligro las vidas y medios de subsistencia de los pueblos del mundo, y en particular de las personas desfavorecidas y otros grupos vulnerables.

El desequilibrio del sistema climático da lugar a episodios extremos más acusados y frecuentes de calor y lluvias, ciclones tropicales, huracanes y tifones, inundaciones y sequías intensas, pérdida de biodiversidad, corrimientos de tierras, aumento del nivel del mar, escasez de agua potable, periodos vegetativos mas cortos, menor rendimiento, deterioro o pérdida de tierras agrícolas, menor producción agrícola, pérdidas de ganado, extinción de ecosistemas y agotamiento de los caladeros, entre otros. Estos fenómenos dan lugar a crisis alimentarias, hambruna, enfermedades, muertes y desplazamientos, así como a la desapareción de formas de vida sostenibles. A esto se suma la introducción de los transgénicos, los monocultivos y la industrialización de la agricultura, fuertemente promovida por empresas que suponen una grave amenaza para la estabilidad y diversidad de los ecosistemas. Además, esto acarrea la marginalización y el empobrecimiento de los pequeños campesinos y socava su soberanía alimentaria. La agricultura industrial tiene por objeto dar respuesta a la demanda mundial que procede del consumo excesivo, en particular en los países del Norte, y no a las necesidades básicas locales. Lo mismo puede decirse de las industrias pesqueras modernas, la silvicultura intensiva y la minería, que destruyen los ecosistemas, disminuyen la biodiversidad y arruinan la vida y los medios de subsistencia de las comunidades locales.

Estas consecuencias del cambio climático, junto a la desigualdad social creciente y las graves repercusiones en nuestro entorno común, ya están devastando las vidas de millones de personas y comunidades locales. Ahora bien, nosotros los pueblos no estamos dispuestos a aceptar que ese sea nuestro destino. Por eso están surgiendo con rapidez movimientos populares que están decididos a defender sus medios de vida y a luchar contra esas fuerzas y las causas que nos han llevado por este camino suicida de destrucción ambiental.

En Asia, África, Oriente Medio, Oceanía y América Central y del Sur, así como la periferia de América del Norte y Europa, están surgiendo movimientos populares para luchar contra la explotación de sus tierras por parte de intereses extranjeros y retomar el control de sus propios recursos. Una nueva forma de activismo ha revitalizado los movimientos ambientalistas y ha dado lugar a una amplia variedad de protestas y acciones contra la minería, las grandes presas, la deforestación, las centrales térmicas de carbón, la navegación aérea y la construcción de nuevas carreteras, entre otras. Cada vez hay mayor conciencia sobre la necesidad de cambiar profundamente el actual paradigma económico. En los distintos movimientos están proliferando formas de vida alternativas. Al mismo tiempo, la opinión pública se ha dado cuenta de que los responsables políticos actuales no están dispuestos a enfrentarse a la amenaza del cambio climático y de la degradación ambiental. La llamada estrategia de crecimiento verde o crecimiento sostenible ha resultado ser una excusa para perpetuar el mismo modelo básico de desarrollo económico, que es una de las causas fundamentales de la destrucción ambiental y la crisis climática.

3. Las causas, desde nuestro punto de vista:

La causa inmediata y principal del cambio climático producido por la mano del hombre es una emisión sin precedentes de gases de efecto invernadero a la atmósfera, originada por el incremento del consumo de combustibles fósiles para la industria, el comercio, el transporte y fines militares, por mencionar sólo algunas fuentes significativas. Otros inductores importantes del cambio climático son la deforestación, las industrias extractivas, la degradación forestal (con excepción de la agricultura itinerante sostenible de los pueblos indígenas), la interrupción del ciclo del agua, el robo de tierras para extender la agricultura industrial, el aumento de la producción cárnica industrial y otros tipos de uso no sostenible de los recursos naturales.

Control y propiedad desiguales de los recursos
Estas causas inmediatas son el resultado de un sistema económico mundial no sostenible construido a partir de un acceso y un control desiguales a los limitados recursos del planeta y a los beneficios que se derivan de su uso. Este sistema se basa en la apropiación de tierras comunales locales, nacionales y mundiales por parte de las élites locales y mundiales. Los tan alabados avances en tecnología, en producción y en progreso humano son los que en realidad han producido los desastres de desarrollo locales y mundiales. Aún así, una élite mundial privilegiada sigue empeñada en un consumo desmesurado y una producción irresponsable que busca solo el lucro, mientras un gran porcentaje de la humanidad se ve sumido en la pobreza y consume apenas lo necesario para la subsistencia y la supervivencia, o incluso menos. Ésta es la situación no sólo en los países del Sur, sino también en el Norte. Las empresas transnacionales más grandes del mundo, con sede principalmente en los países del Norte y en paraísos fiscales, pero con operaciones en todo el mundo, llevan mucho tiempo al frente de estos excesos.

La competencia entre las transnacionales y los países ricos por los recursos y por mayores cuotas de mercado, así como los acuerdos y tratados de comercio, han llevado a una opresión neocolonial de los pueblos del Sur, a los que se les han negado la propiedad y el control legítimos de sus recursos. La Organización Mundial del Comercio, las instituciones financieras internacionales, así como la Unión Europea y los Estados Unidos, por medio de acuerdos bilaterales, están incrementando la privatización y la mercantilización de los recursos públicos a la vez que intensifican el robo de los recursos naturales a los países subdesarrollados y les imponen condiciones que aumentan su dependencia.

Corrientes de pensamiento imperantes y alternativas
El modelo de desarrollo que promueven estas instituciones no es sólo cuestión de “economía”. El paradigma económico imperante está directamente relacionado con un sistema de pensamiento que se basa en una imagen del ser humano como “ser económico”. Esta ideología la apoyan los grandes medios de comunicación y las empresas de mercadotecnia que promueven el egoísmo, la competencia, el consumo material y la acumulación ilimitada de riqueza personal sin prestar atención a las consecuencias sociales y ecológicas de tal comportamiento. Este sistema de pensamiento está íntimamente ligado a las corrientes de patriarcado y paternalismo.

Si realmente queremos hacer frente a esta crisis, necesitamos entender que la especie humana forma parte tanto de la naturaleza como de la sociedad, y que no puede existir sin ellas. Por tanto, si queremos que la humanidad sobreviva, tenemos que respetar la integridad de la Madre Tierra y tenemos que esforzarnos por conseguir la armonía con la naturaleza y la paz dentro y entre las culturas. Somos, al mismo tiempo, ciudadanos de diferentes países y de un sólo mundo. Todos compartimos la responsabilidad por el bienestar presente y futuro de la familia humana y de todos los demás seres vivos. El espíritu de solidaridad humana y de parentesco con toda forma de vida se refuerza si vivimos de acuerdo con el principio de “Uno entre muchos”.

4. Una transición justa y sostenible

Está claro que para solucionar la crisis del clima se requieren transformaciones de gran alcance, que actualmente están excluidas del orden del día de quienes diseñan las políticas en los gobiernos y en las instituciones multilaterales. Los pueblos piden un cambio de sistema, no “lo mismo de siempre”, ni el uso indiscriminado de apaños tecnológicos y comerciales con los que los grandes intereses han establecido y limitado la agenda climática.

Los movimientos populares no carecen de visiones alternativas para la sociedad ni de pasos concretos que se deban tomar para acercarse a un futuro sostenible a la vez que se abordan las crisis climática, hídrica, económica y alimentaria. Dicha transición sostenible empezará con muchas iniciativas diferentes. Algunos de los pasos hacia la transición sostenible son:

·          Soberanía alimentaria y agricultura ecológica: Defender el derecho de los pueblos, comunidades y países a establecer sus propios sistemas de producción, incluyendo las políticas de agricultura, pesca, alimentación, bosques y territorio que sean apropiadas para sus circunstancias desde un punto de vista ecológico, social, económico y cultural. Se debe respetar y garantizar el acceso de las personas, especialmente de las mujeres, al control de los recursos productivos tales como la tierra, las semillas y el agua. La producción agrícola debe basarse principalmente en conocimientos locales, tecnologías apropiadas y técnicas sostenibles desde un punto de vista ecológico que absorban el CO2, lo mantengan en los diferentes sistemas nativos de plantación, capten y mantengan el agua y devuelvan al suelo más nutrientes de los que se extrajeron. La producción agrícola y alimentaria se debe centrar principalmente en satisfacer las necesidades locales, fomentar el autoabastecimiento y promover el mercado laboral local, así como en reducir el uso de recursos, los residuos y las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo del proceso. 
·          Apropiación democrática y control de la economía: La reorganización de los bienes de producción de la sociedad hacia formas más democráticas de apropiación y gestión, con el fin de satisfacer las necesidades básicas de las personas, tales como la creación de empleo, el acceso al agua, la vivienda, la tierra, los sistemas sanitarios y educativos, la soberanía alimentaria y la sostenibilidad ecológica. Las políticas públicas deben garantizar que los sistemas financieros favorezcan los intereses públicos y que canalicen los recursos para la transformación sostenible de la industria, la agricultura y los servicios.
·          Soberanía energética: Una reducción radical del consumo energético, especialmente en los países injustamente enriquecidos, combinada con un nuevo enfoque hacia fuentes de energía públicas y renovables, como la energía solar, eólica, geotérmica, del oleaje y de las minicentrales hidroeléctricas, así como el desarrollo de sistemas de distribución eléctrica autosuficientes para garantizar el suministro de energía a las comunidades, y la propiedad pública de la red eléctrica.
·          Planificación ecológica de las zonas urbanas y rurales: El objetivo es reducir radicalmente el consumo de energía y recursos, y la cantidad de residuos y contaminación, fomentando al mismo tiempo que se cubran las necesidades básicas de los ciudadanos con medios locales. Una planificación urbana y rural basada en los principios de la justicia social que ofrezca un servicio igualitario a todo el mundo y reduzca la necesidad de transporte. Promover los sistemas de transporte público, como sistemas ferroviarios ligeros y de alta velocidad y carriles bici, para reducir de este modo la necesidad de utilizar vehículos privados a motor y descongestionar las carreteras, a la vez que se mejora la salud pública y se reduce el consumo de energía.
·          Instituciones educativas, científicas y culturales: Reorientar la investigación pública y la educación para satisfacer las necesidades de la población y el medio ambiente, en lugar de la tendencia actual que se limita a desarrollar tecnologías privadas y lucrativas. La investigación y el desarrollo debería ser, ante todo, un esfuerzo abierto y colaborativo por el bien común de la humanidad. Se deberían eliminar las patentes sobre las ideas y la tecnología. Se debería fomentar un intercambio justo de tecnologías apropiadas, el conocimiento tradicional y las prácticas indígenas innovadoras, así como el intercambio de ideas entre países.
·          Poner fin al militarismo y a las guerras: El actual modelo de desarrollo basado en los combustibles fósiles nos conduce a la violencia, la guerra y los conflictos armados por el control de la energía, la tierra, el agua y otros recursos naturales. Esto queda patente en la invasión y ocupación de Iraq y Afganistán dirigidas por Estados Unidos y la militarización en todo el mundo de aquellas regiones que poseen combustibles fósiles y otros recursos naturales. Se está expulsando violentamente a campesinos y comunidades indígenas de sus tierras para abrir paso a plantaciones de agrocombustibles. Se han gastado billones de dólares en la industria armamentística, despilfarrando ingentes recursos humanos y materiales que deberían dedicarse a realizar una transición sostenible.

Dando pasos hacia adelante vamos aprendiendo. Estos pasos nos ayudarán a convencer a la gran mayoría de la gente de que una transición sostenible trae la promesa de una vida mejor y más plena. Los campos social, político, económico y ambiental están íntimamente interrelacionados. Por tanto, una estrategia coherente debería cubrirlos todos: esta es la idea central del concepto de transición sostenible.

Un aspecto de este concepto es el reestablecimiento de las comunidades locales en lugar del mercado global como unidad básica social, política y económica. La cohesión social, la participación democrática, la rendición de cuentas económica y la responsabilidad ecológica sólo se pueden alcanzar asegurando que cada decisión se tome al nivel más básico que sea adecuado. Ésta es una lección básica que hemos aprendido de las culturas étnicas y las comunidades locales.

Un enfoque comunitario, por tanto, no contradice la necesidad de una cooperación internacional extensiva. Por el contrario, requerirá alianzas más firmes dentro y a través de las fronteras entre productores directos en la agricultura, la silvicultura, la pesca y la industria. Las alianzas reforzadas por la igualdad de género y por el reconocimiento y la eliminación de las relaciones de poder injustas a todos los niveles. También incluye la necesidad de acuerdos cooperativos regionales e internacionales más fuertes para administrar los recursos comunes y compartidos, como los recursos hídricos transfronterizos. Además, la cooperación internacional promoverá el intercambio completo de ideas, tecnologías y conocimientos a través de todas las fronteras, además de entrar en un diálogo abierto, basado en el respeto mutuo entre las diferentes culturas.

5. Vías de transición

Muchas personas trabajan para crear una industria, agricultura, silvicultura y pesca más sostenible, así como en el sector de las energías renovables. Estas iniciativas dentro del sistema han desarrollado aún más las alianzas con otros sectores de la sociedad, los sindicatos, los consumidores, la población urbana, los profesores y los investigadores; todos ellos se esfuerzan para alcanzar modos de vida más sostenibles.

Naciones Unidas y la Conferencia de las Partes
Debemos influir en las negociaciones sobre el Cambio Climático y la 15ª Conferencia de las Partes (CDP15) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Las lecciones aprendidas de rondas de negociaciones previas no son muy prometedoras. A pesar de los planes de alto nivel de acción concertada iniciados en la Convención Marco sobre el Cambio Climático de Río de Janeiro de 1992, y posteriormente en el Protocolo de Kioto de 1997, los resultados son escasos y no se han solucionado los problemas. De hecho, la situación ha empeorado, pues ha habido muy poco progreso en los principios, objetivos y plazos de la Convención y del Protocolo. 

Los mismos intereses de las grandes empresas, que en gran medida son responsables de la crisis del clima, parecen tener una influencia inmensa en las políticas climáticas a escala nacional y mundial. Nos oponemos firmemente a esta influencia antidemocrática de los lobbies en las actuales negociaciones de la CDP. Al contrario, pedimos a los estados que pongan en práctica mecanismos de evaluación para todas las políticas e instrumentos políticos bajo la CMNUCC, para asegurar procesos inclusivos y deliberativos multilaterales que reparen las desigualdades existentes, ya sean de género, color, edad, discapacidad u otras formas de discriminación en las negociaciones de la CDP. Exigimos que la CDP15 llegue a un acuerdo que inicie la recuperación del equilibrio ambiental, social y económico del planeta con medios que sean sostenibles e igualitarios ambiental, social y económicamente, y que finalmente culmine en un tratado jurídicamente vinculante.

Nuestras exigencias
Levantamos nuestra voz ante los líderes de la CMNUCC para postular las exigencias y alternativas del pueblo.

1. Supresión de los combustibles fósiles: Pedimos una estrategia clara para desmantelar la era de los combustibles fósiles en los próximos 30 años, que deben incluir hitos específicos para cada período quinquenal. Exigimos una reducción inmediata en las emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrialiazos de, como mínimo, un 40% en comparación con los niveles de 1990 para el año 2020.

2. Reparaciones y compensación por la deuda climática y por los delitos ambientales: Exigimos reparaciones plenas para los países del Sur y aquellos empobrecidos por los estados del Norte, las corporaciones transnacionales y por instituciones de paraísos fiscales. De este modo, afrontamos parcialmente las injusticias históricas asociadas a la industrialización desigual y el cambio climático, originado en el genocidio de naciones indígenas, el tráfico transatlántico de esclavos, la era colonial y las invasiones. Esto debe ir acompañado de una estrategia igualmente clara para que los que se han enriquecido compensen a los pueblos empobrecidos por la deuda climática, y más ampliamente por la deuda ecológica. Se debería establecer un fondo global y democrático para dar un apoyo directo a las víctimas del cambio climático. Los países desarrollados deben proporcionar tecnologías nuevas, obligatorias, adecuadas, con financiación fiable y libre de patentes para que se adapten mejor a impactos climáticos adversos y para llevar a cabo reducciones de emisiones. Esto permitiría a los países en desarrollo desempeñar un papel en la contención del cambio climático, al mismo tiempo que se satisfacen las necesidades y aspiraciones de sus poblaciones. Las instituciones financieras internacionales, las agencias donantes y los mecanismos comerciales no deberían tener parte en las reparaciones.  

3. Una prohibición global inmediata de la deforestación de bosques primarios y el inicio paralelo de un programa mundial ambicioso de plantación de árboles basado en especies nativas de diversa índole en asociación con pueblos indígenas y comunidades dependientes de los bosques. De forma similar, una prohibición de métodos de pesca industrial a gran escala y una vuelta a prácticas pesqueras principalmente de tipo local y sostenible. Por último, una prohibición de la apropiación de la tierra por parte de intereses extranjeros y la aceptación plena de la soberanía popular sobre los recursos naturales. 

4. Nos oponemos radicalmente a las falsas y peligrosas soluciones orientadas al mercado y centradas en la tecnología que proponen muchas compañías transnacionales. Entre ellas, la energía nuclear, los agrocombustibles, la captura y el almacenamiento del carbono, los Mecanismos de Desarrollo Limpio, el biochar, los cultivos transgénicos “climate ready”, la geoingeniería y la reducción de emisiones a través de la deforestación y de la degradación de los bosques (REDD) definida en la CMNUCC. Todas ellas no hacen más que producir nuevas amenazas ambientales y no solucionan la crisis del clima. Las compensaciones y el comercio del carbono también son instrumentos falsos e injustos porque tratan un recurso mundial común, como es la atmósfera, como un producto que puede poseerse y comercializarse. Hasta ahora el sistema no ha mostrado ninguna ventaja y, al permitir a los países ricos compensar la reducción de sus obligaciones, ha mantenido este sistema injusto e insostenible.

5. Un impuesto equitativo sobre las emisiones de carbono: Exigimos un impuesto equitativo sobre las emisiones de carbono en lugar del régimen de cuotas comerciables carbono. Los ingresos obtenidos a través de dicho impuesto deben devolverse a los pueblos de manera equitativa y una parte de ellos debería utilizarse para compensar y para contribuir a financiar la adaptación y a la mitigación. Sin embargo, esto no sustituye la reparación de la ya acumulada deuda climática. Dicha compensación y financiación debe ser incondicional y quedar fuera de los mecanismos de mercado y de las instituciones financieras. Se debe fomentar la reducción de las emisiones por medio de un impuesto sobre el carbono transparente y fuertemente progresivo, y por medio de reglamentos específicos que eliminen paulatinamente el uso de combustibles fósiles a la vez que promueven una energía segura, limpia y renovable.

6. Instituciones multilaterales y empresas transnacionales: Las instituciones económicas y financieras internacionales como la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, los bancos de desarrollo regional, las instituciones donantes y los acuerdos de comercio son injustos, no sostenibles y no rinden cuentas y habría que sustituirlos por instituciones equitativas y democráticas que funcionen dentro del marco de la Carta de las Naciones Unidas, que respeten la soberanía popular sobre los recursos y promuevan la solidaridad entre los pueblos y las naciones. También se debería crear un mecanismo que controle y vigile estrechamente las operaciones de las empresas transnacionales.

Finalmente, nos comprometemos a trabajar activamente para llevar a cabo estas transiciones sostenibles para nuestras sociedades dentro de las líneas que impulsamos en esta Declaración.

6. Un movimiento mundial para una transición sostenible

Independientemente de los resultados de la Cumbre de Copenhague sobre el Cambio Climático, hay una necesidad urgente de construir un movimiento mundial de movimientos que trabajan a largo plazo en favor de una transición sostenible para nuestras sociedades. A diferencia de las estructuras de poder vigentes, este movimiento debe crecer en sentido ascendente. Lo que necesitamos es una gran alianza de movimientos ambientales, sociales, sindicales, agrícolas, de sociedad civil y otras partes alineadas que puedan trabajar juntos en la lucha política diaria a escala local, nacional e internacional. Esa alianza implica al mismo tiempo la creación de una nueva mentalidad y nuevas formas de activismo social, y debe ser capaz no sólo de reaccionar ante las prácticas no sostenibles, sino también de demostrar por el ejemplo cómo puede funcionar una nueva economía sostenible.

Nosotros, los pueblos, comunidades y organizaciones sociales participantes en Klimaforum09 estamos comprometidos a capitalizar los resultados logrados en este foro para proseguir el desarrollo de un movimiento mundial de movimientos.

Esta Declaración tiene por objeto servir de inspiración al desarrollo de ese movimiento y marcar el rumbo que queremos seguir. Juntos, podemos propiciar una transición mundial hacia un futuro sostenible. Únanse a nosotros.