martes, 30 de diciembre de 2008

Ante la matanza en curso en Gaza




































por John Berger

publicado en La Jornada, el 28 diciembre 2008


Somos espectadores del más reciente –y tal vez penúltimo– capítulo del conflicto entre Israel y el pueblo palestino, que dura ya 60 años. Acerca de las complejidades de este trágico conflicto se han pronunciado miles de millones de palabras en defensa de uno u otro lados. Hoy, ante los ataques israelíes contra Gaza, el artificio esencial, que estuvo ahí encubierto tras el conflicto, queda revelado flagrante y burdamente: la muerte de una víctima israelí parece justificar la matanza de 100 palestinos. Una vida israelí se equipara en valor a 100 vidas palestinas.

Es esto lo que el Estado israelí y lo que los medios mundiales, más o menos, repiten insensatamente, aunque hay cuestionamientos marginales. Y esta pretensión, que ha acompañado y justifica la más prolongada ocupación de territorio extranjero alguno en la historia europea del siglo XX, es visceralmente racista. Que el pueblo judío deba aceptar esto, que el mundo deba estar de acuerdo y que los palestinos deban someterse a esto, es una de las ironías más negras de la historia. No le veo la gracia por ningún lado. Sin embargo, podemos refutarla en voz más y más alta.

Hagámoslo.

John Berger es ensayista, narrador y crítico de arte. Uno de sus últimos libros es Here is where we meet, Pantheon Books, Londres, 2006.

Traducción para La Jornada: Ramón Vera Herrera

viernes, 26 de diciembre de 2008

La Sociedad de Control


Vivimos en una encrucijada imposible de resolver: a la izquierda compartir, a la derecha proteger (y al revés también sirve la frase) ¿Quién no quiere protegerse de los abusos del “sistema” cuando éste cada vez dispone de más información acerca de cada una de las personas que pisamos este planeta? Proteger, preservar, hacer lo que haga falta para que todo continúe. Al otro lado, dejar que las cosas sucedan en un inmenso océano de información ¿compartida?

La única respuesta que soy capaz de dar es la educación, la cultura, la responsabilización personal y colectiva, el “párate a pensar” y usa el sentido el común. Nada que no se pudiera haber dicho ante cualquier situación compleja. No hay recetas, no hay soluciones universales ante un problema que desborda nuestra capacidad de análisis. Sin más, no queda otra que, primero ser consciente de lo que estamos hablando, aprender de ello, y, segundo, actuar con conocimiento de causa.

Por eso hay que quitarse el sombrero ante iniciativas como la de José F. Alcantara, más conocido supongo que a través de su Versv’s blog. Y es que ha publicado La sociedad de control. Privacidad, propiedad intelectual y el futuro de la libertad. El libro ha sido cedido al dominio público y está descargable al completo en pdf, aunque también podemos comprarlo en papel, publicado por Ediciones ElCobre en la colección Planta 29 para que acompañe a esos otros libros imprescindibles en tu biblioteca. De por medio, claro está, la Sociedad de las indias electrónicas.

Leyendo aquí y allá iba a hacer un resumen del libro. Otro día me centraré en algunos aspectos concretos que me van llamando la atención. Por ahora no encuentro mejores palabras que las de su autor para presentarnos su obra:

Privacidad, propiedad intelectual y el futuro de la libertad. En los últimos años el mundo ha cambiado mucho, la tecnología digital abre nuevas posibilidades que van desde el modo en que nos organizamos socialmente hasta el modo en que nos informamos y nos comunicamos con las demás personas, pasando por las nuevas formas de ocio y de consumir nuestro tiempo libre.

Pero, aparejado a esas nuevas posibilidades, surgen nuevos peligros que amenazan nuestras libertades y derechos más básicos, uno de ellos el derecho a mantener nuestra privacidad. A menudo, desde el poder establecido se ha divulgado el mensaje de que la red es utilizada mayoritariamente para cometer actos delictivos, cuando en absoluto es así. La red no es más que el reflejo de las personas que la van construyendo, y esas personas son las mismas con quienes convivimos en otros ámbitos de nuestra vida. Así, en la red no hay más delincuentes ni personas dispuestas a delinquir que fuera de ella. No hay más daño dentro que fuera de la red. Sin embargo, los poderes políticos y economómicos temen a la red y la temen porque abre nuevas posibilidades sociales, de organización al margen de los hilos conductores de la sociedad durante los dos últimos siglos (partidos políticos y poder económico concentrado en muy pocas manos). Dicen que sus negocios sufren (y quizá sea cierto) con el advenimiento de internet. Unos y otros, políticos y oligopolistas del entretenimiento, se parapetan en la mal llamada propiedad intelectual para defender el levantamiento de muros, vallas y barricadas que nos impidan usar la red libremente.

Y lo hacen aún a sabiendas de que para conseguirlo tendrán que recortar nuestros derechos y libertades más fundamentales (la libertad de expresión e información, la libertad de comunicación con otras personas y el intercambio de información con las mismas). Es ahí donde comienza a jugarse el futuro de la libertad, nuestra libertad, asediada por grupos de poder que ven en los cambios que internet podría introducir en nuestras vidas una amenaza. Muchas de estas leyes para recortar nuestros derechos ya están en vigor (endurecimiento de las leyes de propiedad intelectual, leyes de retención de datos, nuevas leyes antiterroristas desarrolladas en el marco de la «guerra contra el terror») y otras están por venir. Unas y otras, sin duda, seguirán endureciéndose en tanto la sociedad no ofrezca desde las calles un rechazo fuerte a las mismas. La sociedad digital ha traído unas posibilidades democratizadoras como nunca antes se habían conocido, pero un mal uso de las nuevas tecnologías (que otorgue demasiado control a un reducido número de personas) desembocaría en la creación de una terrorífica distopía que, si no estamos diestros, será difícil evitar: la sociedad de control.

Recuerdo una mesa en la que participé hace un tiempo. Mi presentación llevaba por título: Los beneficios del descontrol. Pero, claro, eso no parece dejar tranquila a casi ninguna persona. ¿Cuál es la alternativa?, ¿la ilusión del control?, ¿se puede controlar?, ¿se debe controlar? Una gran confusión donde hay tantos argumentos de un lado como del otro. Lee el libro y así vas conformando mejor tu propia opinión. A fin de cuentas es la que más debería importarte, ¿no?

Fuente:Julen Iturbe-Ormaetxe-Consultoria artesana en red

martes, 23 de diciembre de 2008

La ONU denuncia los abusos contra los menores en Afganistán

Un informe de Ban acusa a todas las partes de vulnerar los derechos del niño

POR MIGUEL GONZÁLEZ

Los niños son el sector más vulnerable de la sociedad. Por eso, no sorprende que en un país sumido en el caos, como Afganistán, sean las víctimas más indefensas. Lo que resulta inquietante es que sus derechos no sólo los vulneren los talibanes y otros grupos insurgentes, sino también el Gobierno de Kabul y el Nuevo Ejército Afgano, cuya formación corre a cargo de instructores occidentales. E incluso, en algunos casos, las propias tropas de EE UU y la OTAN.
Así lo recoge el primer informe del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sobre los derechos de la infancia en Afganistán, fechado en noviembre pasado, que denuncia "graves violaciones perpetradas contra los niños". Aunque el panorama es sobrecogedor, el propio documento admite que, dadas las dificultades para obtener información, la realidad puede ser aún peor.

En sus recomendaciones, el informe pide al Gobierno afgano y a las fuerzas internacionales -de las que forman parte 778 soldados españoles, integrados en la misión de la OTAN- que incluyan en sus normas de conducta "medidas especiales para la protección de los niños" y que garanticen la aplicación de los derechos del menor a los detenidos de menos de 18 años.
Éstos son los principales puntos del informe, que fue elaborado a partir de la visita a Afganistán de una representante de Ban Ki-moon y un responsable de Unicef el verano pasado:
- Reclutamiento forzoso. Aunque en Afganistán la edad mínima para ser militar o policía es de 18 años, "hay sospechas de que hay niños en las filas de la policía nacional auxiliar", por la falta de comprobación de la edad de los aspirantes. El informe alega que no ha podido confirmarse que se envíe a menores a operaciones de combate. Pero constata que siete adolescentes trabajaban en el cuartel general de la policía en una provincia del norte y otros dos en el sur. La recluta forzosa de menores es practicada por varios de los casi 2.000 grupos armados, algunos aliados del Gobierno de Kabul. "El reclutamiento de niños o la mera amenaza", agrega, "fue una de las causas del desplazamiento de 10 familias en la provincia de Baghdis", bajo responsabilidad española.

- Niños suicidas. La misión de la ONU ha documentado casos de niños utilizados por los talibanes para cometer atentados suicidas. "A la mayoría, de entre 15 y 16 años, se les engañaba, se les prometía dinero o se les forzaba", dice el documento. El 16 de mayo, un niño de 12 años se acercó con los brazos extendidos a un control de la policía en Kandahar. Se cree que su chaleco explosivo fue activado por control remoto.

- Detención de menores. Un menor, que había ingresado en la policía, fue capturado por los talibanes. Cuando éstos lo dejaron libre, fue encarcelado bajo la acusación de cooperar con el enemigo. Es sólo uno de los 28 casos conocidos de octubre de 2007 a julio de 2008. En contra de lo que dispone el código afgano del menor, se les acusó de delitos contra la seguridad nacional. El más joven sólo tenía 12 años. El informe dice que hay "casos de tratos crueles infligidos a menores" en la Dirección General de Seguridad de Kabul.

Tampoco las fuerzas internacionales se libran. EE UU ha reconocido que tiene a 10 menores retenidos en la base de Bagram, donde no se permite acceder a las organizaciones de derechos humanos ni a la ONU, y otros ocho fueron trasladados a Guantánamo a partir de 2002. EE UU alega que "no tenía una política concreta respecto de los menores arrestados". Un muchacho de 17 años pasó un mes incomunicado en un Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT), cuya nacionalidad no se identifica.

- Atentados y bombardeos. Muchos de los 1.772 civiles muertos de agosto de 2007 a julio de 2008 son niños. En noviembre del año pasado, 52 escolares y cinco maestros murieron en el tiroteo que siguió a un ataque talibán. El 6 de julio último, 30 de los 47 muertos en el bombardeo por la OTAN de una boda eran niños. Los talibanes, que impedían la escolarización de las niñas cuando estaban en el poder, han convertido las escuelas en objetivo prioritario de su guerra contra el Gobierno. En sólo 12 meses, 230 han sido incendiadas. La expansión de su poder en el sur de Afganistán está impidiendo la escolarización de 300.000 niños, según ha reconocido el Gobierno afgano.

- Abusos sexuales. "Se han recibido noticias fiables sobre el abuso y explotación sexual de menores, sobre todo varones, por miembros de las Fuerzas Armadas y los grupos irregulares", dice el informe, que relata el caso de dos policías detenidos por abusar de un niño de 15 años, que salieron libres tras pagar un soborno. Recuerda además la costumbre, conocida como bacha baazi o juego con chicos, que consiste en mantener secuestrados a muchachos para el divertimento sexual de los señores de la guerra, los jefes de los clanes armados.

Publicado en El País, el 23/12/2008

martes, 16 de diciembre de 2008

El genocidio de los transgénicos

Miles de campesinos indios se suicidan tras utilizar cultivos genéticamente modificados

por Andrew Malone
Global Research


Cuando el Príncipe Carlos afirmó que miles de campesinos de la India estaban suicidándose tras utilizar cultivos GM [transgénicos], fue tachado de alarmista. En realidad, como este escalofriante informe revela, es aún PEOR de lo que él temía.
Los niños estaban inconsolables. Mudos de miedo y luchando por contener las lágrimas, se acurrucaban junto a su madre mientras amigos y vecinos preparaban el cuerpo de su padre para la cremación sobre una ardiente hoguera levantada sobre los agrietados y estériles campos cercanos a su casa.
Mientras las llamas consumían el cadáver, Ganjanan, de doce años, y Kalpana, de catorce, se enfrentaban a un futuro sombrío. Aunque Shankara Mandaukar había confiado en que su hijo y su hija tendrían una vida mejor bajo el boom económico de la India, se tienen que enfrentar ahora a un trabajo de esclavos por unos cuantos peniques al día. Sin tierra y sin hogar, se hundirán en lo más hondo.

Shankara, campesino respetado, marido y padre cariñoso, había puesto fin a su propia vida. Menos de veinticuatro horas antes se había bebido una taza de insecticida químico al tener que enfrentarse a la pérdida de sus tierras a causa de las deudas. Se desesperó al no poder devolver una deuda equivalente a las ganancias de dos años. No pudo encontrar solución.
Aún había huellas en la tierra por donde se había retorcido en su agonía. Otros campesinos le miraron –sabían por experiencia que no tenía sentido intervenir- cuando se dobló sobre la tierra, gritando de dolor y vomitando.
Gimiendo, se arrastró hasta un banco situado en el exterior de su sencillo hogar, situado a unas 100 millas de Napgur en la India Central. Una hora después, ya no se oía ruido alguno. Había dejado de respirar. A las cinco de la tarde de un domingo, la vida de Shankara Mandaukar se apagó.
Cuando los vecinos se reunieron para rezar alrededor de la casa familiar, Nirmala Mandaukar, de 50 años, les contó cómo volvió a todo correr de los campos para encontrar muerto a su marido. “Era un hombre afable y cariñoso”, dijo llorando suavemente. “Pero ya no podía más. La angustia mental era demasiado grande. Lo hemos perdido todo”.
La cosecha de Shankara fracasó durante dos años seguidos. Desde luego, el hambre y la pestilencia forman parte de la antigua historia de la India.
Pero la culpa de ha muerte de este respetado campesino la tiene algo más moderno y siniestro: los cultivos genéticamente modificados (GM).

A Shankara, como a millones de campesinos indios, le habían prometido anteriormente insólitas cosechas e ingresos si dejaba de cultivar con las semillas tradicionales y en su lugar plantaba semillas GM. Pero las cosechas fueron un fracaso, y no le quedaron más que fuertes deudas y ningún ingreso.

Por eso Shankara se convirtió en uno de los 125.000 campesinos que se estima se han quitado la vida como consecuencia de la despiadada campaña que ha convertido a la India en un campo de pruebas de los cultivos genéticamente modificados.
La crisis, denominada por los activistas el “Genocidio del GM”, se puso recientemente de relieve cuando el Príncipe Carlos afirmó que la cuestión del GM se había convertido en una “cuestión moral global” y que ya era hora de poner fin a su imparable marcha.
Hablando a través de vídeo-conferencia en la capital india, Delhi, enfureció a los dirigentes de las compañías dedicadas a las biotecnologías y a algunos políticos al condenar “la tasa verdaderamente atroz y trágica de suicidios de pequeños campesinos en la India, producto… del fracaso de muchas de las variedades de cultivos GM”.
Poderosos grupos de presión GM y prominentes políticos se han alineado contra el Príncipe, afirmando que las cosechas genéticamente modificadas han transformado la agricultura de la India, proporcionando mayores cosechas que nunca.
El resto del mundo, insisten, abrazará ese “futuro” imitándoles.
Entonces, ¿quién dice la verdad? Para averiguarlo, viajé al “cinturón del suicidio” en el estado de Maharashtra.
Lo que me encontré fue tremendamente inquietante, con graves implicaciones para los países, incluido el Reino Unido, que hacen preciso debatir si al permitirse la plantación de semillas manipuladas por los científicos no se están violentando las leyes de la naturaleza.

Las cifras oficiales del Ministerio indio de Agricultura confirman efectivamente que, conformando una crisis humanitaria inmensa, más de 1.000 campesinos se quitan aquí la vida cada mes.
Gente sencilla, rural, que se está quitando la vida agonizando lentamente. La mayoría ingieren un insecticida, una cara sustancia que les prometieron no necesitarían cuando les coaccionaron para plantar los caros cultivos GM. Al parecer, muchos están masivamente endeudados con los prestamistas locales, habiéndose endeudado hasta las cejas para poder comprar esas semillas GM.

Los expertos que están a favor de los GM afirman que es la pobreza rural, el alcoholismo, las sequías y las “preocupaciones agrícolas” las razones de esa horrorosa cantidad de víctimas. Pero como descubrí durante un viaje de cuatro días a través del epicentro del desastre, esa no es toda la historia.
En un pueblecito que visité, 18 campesinos se habían suicidado después de que se los tragaran las deudas de los GM. En algunos casos, las mujeres se habían hecho cargo de las granjas de sus maridos muertos, sólo para acabar matándose ellas también.

Latta Armes, de 38 años, bebió insecticida cuando sus cosechas fracasaron, dos años después de que su marido desapareciera cuando las deudas GM le desbordaron. Dejó a un hijo de diez años, Rashan, al cuidado de familiares. “Llora cuando piensa en su madre”, dijo la tía de la fallecida, completamente desmoralizada, sentada a la sombra cerca de los campos.
Pueblo tras pueblo, las familias cuentan cómo han ido endeudándose después de que les convencieran de comprar semillas GM en vez de las tradicionales semillas del algodón.
La diferencia de precio es escandalosa: 10 libras [*] por 100 gramos de semillas GM, comparado con lo que cuestan las semillas tradicionales: menos de 10 libras por mil veces la cantidad anterior.
Pero los vendedores de los GM y los funcionarios del gobierno habían prometido a los campesinos que esas eran unas “semillas mágicas”, que producían mejores cosechas libres de parásitos e insectos.

En efecto, en aras a promocionar el consumo de semillas GM, en muchos bancos de semillas del gobierno se prohibió la venta de las variedades tradicionales. El gobierno indio, desesperado por escapar a la devastadora pobreza de los años posteriores a la independencia, estuvo de acuerdo en permitir que los gigantes de las nuevas biotecnologías, como el líder del mercado estadounidense Monsanto, vendieran sus nuevas creaciones en semillas.

A cambio de permitir que las compañías occidentales accedieran al segundo país más poblado del mundo, con más de 1.000 millones de personas, el Fondo Monetario Internacional concedió préstamos a la India en las décadas de los ochenta y los noventa, ayudando así a lanzar una revolución económica.

Pero mientras ciudades como Mumbai y Delhi han avanzado mucho, las vidas de los campesinos han retrocedido hasta la Edad Media.
Aunque las zonas de la India en las que se han plantado semillas GM se han duplicado en dos años –hasta alcanzar los 17 millones de acres [**]-, muchos granjeros han pagado un precio terrible.
Lejos de ser unas “semillas mágicas”, las variedades de plantas de algodón GM a prueba de pestes han sido desvastadas por unos gusanos que atacan los capullos y que son un parásito voraz.
Tampoco les dijeron a los campesinos que esas semillas requerirían el doble de riego. Y esto ha acabado siendo una cuestión de vida o muerte. A causa de la sequía sufrida durante los últimos dos años, muchos cultivos GM se atrofiaron y murieron, dejando a los campesinos con deudas agobiantes y sin medio alguno para poder pagarlas. Al haber pedido préstamos a los prestamistas tradicionales a intereses abusivos, cientos de miles de pequeños granjeros se han tenido que enfrentar a la pérdida de su tierra al fracasar las caras semillas, mientras que los que aún podían luchar se enfrentaron a una nueva crisis.
En el pasado, cuando las cosechas fracasaban, los campesinos podían aún salvar las semillas y volverlas a plantar al año siguiente. Pero con las semillas GM no se puede hacer eso. Y se debe a que las semillas GM contienen la denominada “tecnología de exterminio”, lo que significa que han sido genéticamente modificadas para que las cosechas resultantes no produzcan semillas aprovechables.
Como consecuencia, los campesinos tienen que comprar nuevas semillas cada año a los mismos prohibitivos precios. Para muchos, eso significa la diferencia entre la vida y la muerte.
Tomemos el caso de Suresh Bhalasa, otro campesino que fue incinerado esta semana, dejando viuda y dos niños. Al caer la noche, una vez terminada la ceremonia y mientras los vecinos salían fuera de sus casas a la par que las vacas sagradas regresaban de los campos, su familia no dudaba de que sus problemas se originaron en el momento en que se les animó a comprar Algodón BT, una planta genéticamente modificada creado por Monsanto.
“Ahora estamos arruinados”, dijo la viuda del muerto, de 38 años. “Compramos 100 gramos de semillas de Algodón BT. Nuestra cosecha fracasó dos veces. Mi marido se deprimió mucho. Se fue al campo, se tumbó entre el algodón y tragó insecticida”.
Los habitantes del pueblo le colocaron en un rickshaw y le llevaron al hospital por caminos de cabras. “Gritaba que había tomado el insecticida y que lo sentía mucho”, dijo, mientras su familia y vecinos acudían a su hogar a expresarle su solidaridad. “Cuando llegaron al hospital ya estaba muerto”. Al preguntarles si el muerto era un “borracho” o sufría otros “problemas sociales”, como alegan los funcionarios partidarios de los GM, el tranquilo y digno grupo de campesinos estalló colérico: “¡No! ¡No!”, exclamó uno de los hermanos del muerto. “Suresh era un buen hombre. Enviaba a sus niños al colegio y pagaba sus impuestos”. “Se vio asfixiado por esas semillas mágicas. Nos venden las semillas diciendo que no necesitarán pesticidas caros pero sí los necesitan. Tenemos que comprar las mismas semillas a la misma compañía cada año. Nos están matando. Por favor, cuéntele al mundo lo que está pasando aquí”.
Monsanto ha admitido que la deuda desorbitada había sido un “factor en la tragedia”. Pero, al señalar que la producción se había duplicado en los últimos siete años, un portavoz añadió que había otras razones para la reciente crisis, tales como las “lluvias intempestivas” o la sequía, añadiendo que los suicidas siempre habían formado parte de la vida rural india.
Los funcionarios declaran también que las encuestas dicen que la mayoría de los campesinos indios quieren semillas GM, sin duda animados por las agresivas campañas de marketing.

Durante el curso de mis averiguaciones en Maharastra, me encontré con tres investigadores “independientes” rastreando los pueblos para informarse sobre los suicidios. Insistieron en que las semillas GM eran sólo un 50% más caras, para terminar admitiendo que la diferencia era de 1.000%.
(Un portavoz de Monsanto insistió después en que sus semillas “sólo cuestan el doble” del precio de las semillas “oficiales” que no son GM, pero admitió que la diferencia podía ser inmensa si las tradicionales y más baratas semillas eran vendidas por comerciantes “sin escrúpulos”, que a menudo también venden “falsas” semillas GM, propensas a las plagas).
Ante los rumores de inminentes indemnizaciones del gobierno para detener la oleada de muertes, muchos campesinos dijeron que estaban desesperados por conseguir cualquier ayuda. “Queremos superar nuestros problemas”, dijo uno. “Sólo queremos que nos ayuden para que se acabe esta cadena de muertes”.
El Príncipe Carlos está tan consternado por la grave situación de los suicidios de los campesinos que está montando una entidad de beneficencia, la Fundación Bhumi Vardaan, para ayudar a los afectados y promover los cultivos orgánicos indios en lugar de los GM. Los campesinos de la India están también empezando a contraatacar.
Además de tomar como rehenes a los distribuidores de semillas GM y de organizar protestas masivas, el gobierno de uno de los estados está emprendiendo acciones legales contra Monsanto por los costes desorbitados de las semillas GM.
Todo eso llega tarde ya para Shankara Mandaukar, quien tenía unas 80.000 rupias (alrededor de 1.000 libras) de deudas cuando se quitó la vida. “Le dije que podríamos sobrevivir”, dijo su viuda, con sus niños junto a ella mientras la oscuridad lo invadía todo. “Le dije que podríamos encontrar una salida. Me contestó que prefería morir”.
Pero la deuda no murió con la muerte de su marido: a menos que pueda encontrar una forma para devolverla, no podrá permitirse llevar a sus niños a la escuela. Perderán sus tierras, teniendo que unirse a las hordas que mendigan por miles a los lados de la carretera por todo este inmenso y caótico país.
Precisamente lo más cruel de todo es que son los jóvenes los que más sufren por el “Genocidio GM”, la misma generación que se suponía iba a salir de una vida de dureza y miseria gracias a esas “semillas mágicas”. Aquí, en el cinturón suicida de la India, el coste del futuro genéticamente modificado es homicidamente alto.
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

N. de la T.:
[*] Alrededor de 15 euros. [**] 1 acre = 4.048,8 metros cuadrados.


Enlace con texto original:

http://www.rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=Andrew%20Malone&inicio=0
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=10829

lunes, 15 de diciembre de 2008

Entrevista a Eduardo Galeano

“También soy la suma de todas mis metidas de pata”.


Jorge Majfud entrevistó para el diario argentino Página 12 a Eduardo Galeano el pasado 7 de diciembre.


–Una visión humanista considera la historia como un producto humano, producto de la libertad de sus individuos y de los diversos grupos que la han realizado e interpretado. Una visión antihumanista afirma que, por el contrario, esos individuos y esos grupos son el resultado de la historia misma y su libertad es una ilusión. Si me permití una limitación artificial dentro de este posible espectro, ¿dónde se situaría?

–Por lo que tengo caminado y escuchado, me da la impresión de que nosotros hacemos la historia que nos hace. Cuando la historia que hacemos nos sale más bien chueca, o es usurpada por los pocos que entre nosotros mandan, decimos que ella, la historia, tiene la culpa.

–En esta visión no hay lugar para el determinismo materialista o para algún tipo de fatalismo religioso...

–Los fatalismos son cómodos, te permiten dormir a pata suelta, el destino está escrito en los astros, la historia camina sola, no te amargues, hay que aceptar o aceptar. Los fatalismos mienten, porque si la vida no es una aventura de la libertad, que alguien venga y me explique si vale la pena vivir. Pero ojo: también mienten los iluminados, los elegidos que se atribuyen el poder de cambiar la realidad tocándola con su varita mágica: y si la realidad no me obedece, no me merece.

–Si el tiempo de las revoluciones modernas, es decir, de las revoluciones abruptas y violentas ha pasado, ¿es la progresión o la resistencia la mejor alternativa en nuestro tiempo?

–Andá a saber cuántos mundos hay dentro del mundo, y cuántos tiempos dentro del tiempo. La historia camina con nuestras piernas, pero a veces anda a paso muy lento, y a veces parece quieta. De todos modos, cuando los cambios vienen de abajo, desde lo hondo, a la corta o a la larga ellos encuentran su camino, al ritmo que quieren o pueden. Desde abajo, digo, desde el pie, como cantó Zitarrosa. Lo único que se hace desde arriba son los pozos.

–En tu último libro, Espejos, realizás un esfuerzo al mismo tiempo creativo y arqueológico sobre un vasto espacio geográfico y temporal. ¿Qué períodos de la historia crees que se llevarían el premio mayor a la crueldad y la injusticia?

–Hay demasiados favoritos en ese campeonato.

–Bueno, más puntual, ¿podrías resumir la crueldad en una imagen, en una situación que te ha tocado vivir?

–Me ocurrió hace años, en un camión que atravesaba la selva del Alto Paraná. Salvo yo, era toda gente de ese mapa. Nadie hablaba. Íbamos muy apretados, en la caja del camión, a los tumbos. A mi lado, una mujer muy pobre, con un bebé en brazos. El bebé ardía de fiebre, se quejaba. Ella sólo dijo que precisaba un médico, que en alguna parte tenía que haber un médico. Y por fin llegamos a alguna parte, no sé cuántas horas habían pasado, hacía mucho que el bebé no se quejaba. Ayudé a que aquella mujer bajara del camión. Cuando recogí el bebé, vi que estaba muerto. El asesino que había cometido esa crueldad era todo un sistema de poder, que no iba preso ni viajaba en camiones destartalados.

–Con memorias como ésa deberíamos terminar aquí. Pero el mundo sigue girando. ¿Crees que el pasado precolombino ha sobrevivido tantos años de colonización y modernización, tanto como para definir una forma latinoamericana de ser, de sentir y hasta de pensar?

–Desde hace siglos, los dioses acuden, quién sabe cómo, desde el pasado americano y desde la selva africana y desde todas partes. Muchos de esos dioses viajan con otros nombres y usan pasaportes falsos, porque sus religiones se llaman supersticiones y ellos siguen condenados a la clandestinidad.

Presente

-¿Estamos presenciando el fin del capitalismo, de un paradigma basado en el consumismo y el éxito financiero, o simplemente se trata de una crisis más de la que saldrá fortalecido el mismo sistema, la misma cultura hegemónica?

–Con frecuencia recibo convites para asistir al entierro del capitalismo. Bien sabemos, sin embargo, que vivirá más de siete vidas este sistema que privatiza sus ganancias pero tiene la amabilidad de socializar sus pérdidas, y por si fuera poco nos convence de que eso es filantropía. En gran medida, el capitalismo se nutre del desprestigio de sus alternativas. La palabra socialismo, por ejemplo, ha sido vaciada de significado, por la burocracia que la usó en nombre del pueblo y por la socialdemocracia que en su nombre modernizó el look del capitalismo. Sabemos que este sistema capitalista se las está arreglando bastante bien para sobrevivir a las catástrofes que desata. No sabemos, en cambio, cuántas vidas podrá vivir su víctima principal, el planeta que habitamos, exprimido hasta la última gota. ¿A dónde nos mudaremos cuando el planeta quede sin agua, sin tierra, sin aire? La empresa Lunar International ya está vendiendo lotes en la luna. A fines del 2008, el multimillonario ruso Roman Abramovich le regaló un terrenito a la novia.

–Quizá presume de ser el primer hombre que le regala un pedazo de la luna a una mujer, lo que viene a ser una especie de capitalismo romántico. ¿Crees que si China, por ejemplo, tuviese una economía hegemónica pronto se convertiría en un nuevo imperio, avasallante y colonialista como cualquier otro imperio?

–Si yo fuera profeta profesional, me moriría de hambre. No acierto ni en el fútbol, que de eso sí que algo sé. Todo lo que te puedo decir es lo que puedo ver: China está poniendo en práctica una exitosa combinación de dictadura política, al viejo estilo comunista, con una economía que funciona al servicio del mercado mundial capitalista. China puede proporcionar, así, baratísima mano de obra a empresas norteamericanas como Wal Mart, que prohíbe los sindicatos.

–A propósito, en el último “viernes negro”, el día del año en que en Estados Unidos las grandes cadenas de supermercados venden al costo, una avalancha de compradores no pudo esperar a que abrieran las puertas de uno de estos Wal Mart y se llevó por delante a un empleado. El hombre murió aplastado... A pesar de todo este absurdo, ¿podemos pensar que la humanidad se encuentra en un mayor estado de derechos individuales y de conciencia colectiva? ¿Qué es lo mejor de nuestro tiempo?

–En el siglo XX, la justicia fue sacrificada en nombre de la libertad, y la libertad fue sacrificada en nombre de la justicia. Ya nuestro tiempo es el siglo XXI, y lo mejor que tiene es el desafío que contiene: nos invita a luchar para ayudar al reencuentro de la justicia y la libertad. Ellas quieren vivir bien pegaditas, espalda contra espalda.

-¿Podemos comparar la aparición de Internet con la revolución que produjo la imprenta en el siglo XV?

–No tengo ni idea, pero valga la ocasión para recordar que la imprenta no nació en el siglo XV. Los chinos la habían inventado dos siglos antes. En realidad, eran chinas las tres invenciones que hicieron posible el Renacimiento europeo: la imprenta, la brújula y la pólvora. No sé si ahora habrá mejorado la educación, pero antes aprendíamos una historia universal reducida a la historia de Europa. De Medio Oriente, nada o casi nada. Ni una palabra sobre China, nada sobre la India. Y del Africa, sólo sabíamos lo que nos enseñaba el profesor Tarzán, que nunca estuvo allí. Y del pasado americano, del mundo precolombino, alguna cosita folklórica, unas cuantas plumas de colores... y chau.

–¿Cuál es el mayor peligro del progreso tecnológico en la comunicación?

–En la comunicación y en todo lo demás. Las máquinas no son ningunas santas, pero no tienen la culpa de lo que nosotros hacemos con ellas. El mayor peligro está en que la computadora nos programe, como el automóvil nos maneja. Con asombrosa facilidad, nos convertimos en instrumentos de nuestros instrumentos.

–Como escritor y como lector, ¿qué tipo de lecturas te ocupan mayor tiempo hoy?

–Yo leo de todo, empezando por las paredes que acompañan mis pasos por las calles de las ciudades.

–¿Son la crueldad y la injusticia las mayores provocadoras de la literatura de Eduardo Galeano?

–No. Si así fuera, ya me hubiera enfermado de irremediable tristeza. Por suerte soy preguntón, curioso de nacimiento, y ando siempre buscando la tercera orilla del río, ese misterioso lugar donde se juntan el horror y el humor.

–¿Por qué crees que será recordado nuestro tiempo en los siglos por venir?

–¿Será recordado? ¿Habrá siglos por venir? Dios te oiga, y si Dios está sordo, que te oiga el Diablo.

Futuro

–¿El mundo se dirigirá a un mayor equilibrio de sus fracciones geográficas, sociales y culturales o, por el contrario, estamos condenados a repetir las mismas formas de lo que hoy consideramos violencia física y moral?

–Condenados... no estamos. El destino es un desafío, aunque a primera vista parezca una maldición.

–¿Una mejora de nuestro presente radica mayormente en la profundización de los valores humanistas de la tradición europea o en una revalorización de un origen perdido en los pueblos “periféricos”?

–La tradición europea no alcanza. Los americanos somos hijos de muchas madres. Europa sí, pero hay también otras madres. Y no sólo los americanos. Los humanitos todos, el mundo entero es mucho más que lo que cree ser. Pero el arcoiris terrestre no brillará, en todo su lucerío, mientras siga mutilado por el racismo, el machismo, el militarismo, el elitismo y todos esos ismos que nos niegan la plenitud de nuestra diversidad. Y dicho sea de paso, no viene mal aclarar que los valores humanistas de la tradición europea se desarrollaron mientras Europa exterminaba indios en América y vendía carne humana en Africa. John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de una empresa negrera.

–Sí, algo así como las democracias imperiales, desde la antigua Atenas hasta Estados Unidos. ¿Pero quiere decir eso que la historia se repite siempre?

–Ella no quiere repetirse, eso no le gusta ni un poquito, pero muy frecuentemente nosotros la obligamos. Por ponerte un ejemplo muy actual, hay partidos que llegan al gobierno prometiendo un programa de izquierda, y terminan repitiendo lo que la derecha hacía. ¿Por qué no dejan que la derecha lo siga haciendo, ya que tiene experiencia? Se aburre la historia, y se desprestigia la democracia, cuando se nos invita a elegir entre lo mismo y lo mismo.

–¿Qué rol cumplen hoy en la sociedad los intelectuales “no orgánicos”? ¿Siguen siendo, al menos en una minoría, una fuerza crítica y provocadora?

–Yo creo que escribir no es una pasión inútil. Pero esa generalización, “los intelectuales”, orgánicos o no orgánicos, no se parece mucho al mundo real. Hay de todo en la viña del Señor. En mi caso, te puedo decir que trabajo con palabras, que soy un inútil total y eso es lo único que me sale más o menos bien, y que me consta, por experiencia propia y ajena, que el acto de la lectura es una secreta, y a veces fecunda, ceremonia de comunión. Quien lee algo que de veras vale la pena, no lee impunemente. Leer un libro de esos que respiran cuando te los ponés al oído no te deja intocado: te cambia, aunque sea un poquitito, te incorpora algo, algo que no sabías o no imaginabas, y te invita a buscar, a preguntar. Y más, todavía: a veces hasta te puede ayudar a descubrir el verdadero significado de las palabras traicionadas por el diccionario de nuestro tiempo. ¿Qué más puede querer una conciencia crítica?

–Pero los escritores contemporáneos tienden a evitar esa palabra, “intelectuales”. ¿Por qué?

–Te contesto por mí, no en nombre de “los escritores”, que también son una generalización dudosa. Yo escribo queriendo decir y decirme en un lenguaje sentipensante, certera palabra que me enseñaron los pescadores de la costa colombiana del mar Caribe. Y por eso, justo por eso, no me gusta nada que me llamen intelectual. Siento que así me convierten en una cabeza sin cuerpo, situación por demás incómoda, y que me están divorciando la razón de la emoción. Se supone que intelectual es el capaz de entender, pero yo prefiero al capaz de comprender. Culto no es quien acumula más conocimientos, porque entonces no habrá nadie más culto que una computadora. Culto es quien sabe escuchar, escuchar a los demás y escuchar las mil y una voces de la naturaleza de la que formamos parte. Para decir, escucho. Escribo en un viaje de ida y vuelta, recojo palabras que devuelvo, dichas a mi modo y manera, al mundo de donde vienen.

–A propósito, ¿cuál es tu técnica narrativa, tus hábitos y conductas de escritura?

–No tengo horarios. No me obligo. En Santiago de Cuba, un viejo tamborero, que tocaba como los dioses, me lo enseñó: “Yo toco –me dijo– cuando me pica la mano”. Y yo le hago caso. Si no me pica, no escribo. Nunca he firmado un contrato que me ponga plazos para entregar un libro. En la literatura, como en el fútbol, cuando el placer se convierte en deber, pasa a ser algo bastante parecido al trabajo esclavo. Los libros me escriben, crecen dentro de mí, y cada noche me duermo dándoles las gracias, porque me permiten creer que el autor soy yo. Y dicho esto te aclaro que escribo muchas veces cada página, que tacho, suprimo, reescribo, rompo, vuelvo a empezar, y todo eso es parte de la alta alegría de sentir que lo que digo se parece, y a veces se parece mucho, a lo que mis páginas quieren decir.

–Tus libros, después de las dictaduras militares de Uruguay y Argentina, después del exilio, cambian de estilo. O quizá profundizan una característica: tu mirada sigue siendo la del rebelde inconformista, pero tu voz se vuelve más lírica. Si mal no recuerdo, fue Jean-Paul Sartre el que dijo que la técnica de un escritor remite a su concepción del mundo. ¿Cómo definirías tu estilo? ¿Refleja tu percepción del mundo o, quizá, tus aspiraciones sobre él o el estilo es algo accidental, una forma de hacer las cosas que proviene de una historia de la estética, de una influencia de la adolescencia?

–Mi estilo es el resultado de muchos años de escribir y borrar. Juan Rulfo me lo decía, mostrándome un lápiz de aquellos que ahora ya casi ni se ven: “Yo escribo con el grafo de adelante, pero más escribo con la parte de atrás, donde está la goma”. Eso hago, o intento hacer. Intento decir cada vez más con menos.

–Un elemento común de la literatura del compromiso, de las utopías revolucionarias hasta los setenta, de los años previos a las dictaduras en América del Sur, parece ser la alegría. Como ejemplo ilustrativo podríamos hacer una exposición de fotografías de los rostros adustos de los Pinochet, por un lado, y de los rostros sonrientes de los Che Guevara por el otro. ¿Existe una conexión entre la “estética de la tristeza” de la literatura del siglo XX y las fuerzas conservadoras de la sociedad? ¿En qué medida es subversiva la alegría, el epicureísmo del que hablaba Américo Vespucio refiriéndose a cierta imagen de los nativos americanos?

–Vuelvo a la costa colombiana y te cuento que allá el peor insulto es “amargao”. Nada más grave te pueden decir. Y no les falta razón, porque al fin y al cabo, no hay nada en el mundo que no merezca ser reído. Si la literatura de denuncia no es, al mismo tiempo, una literatura de la celebración, se aleja de la vida viva y duerme a sus lectores. Se supone que sus lectores deben arder de indignación, pero ellos se caen de sueño. Con frecuencia ocurre que la literatura que dice dirigirse al pueblo sólo se dirige a los convencidos. Sin riesgo ninguno, se parece más a la masturbación que al acto del amor, aunque según me han dicho el acto del amor es mejor, porque se conoce gente. La contradicción mueve la historia, y la literatura que de veras estimula la energía de cambio nos ayuda a adivinar los soles secretos que cada noche esconde, esa humana hazaña de reír contra toda evidencia. La herencia hebreo-cristiana, que tanto elogia el dolor, no ayuda mucho. Si no recuerdo mal, en toda la Biblia no suena ni una risa. El mundo es un valle de lágrimas, los que más sufren son los elegidos que suben al Cielo.

–¿Cómo imaginás el mundo dentro de cincuenta años?

–Con la edad que tengo, me imagino que dentro de cincuenta años ya no estaré. Como ves, tengo una imaginación prodigiosa.

–Alguna vez Onetti dijo que él escribía para sí mismo. ¿Galeano escribiría si tuviese la poca fortuna de ser el único sobreviviente de una catástrofe mundial?

–¿El único sobreviviente? ¡Uy! Me moriría de aburrimiento. Quizás escribiría igual, porque tengo el vicio, pero escribir para nadie es peor que bailar con la hermana. Onetti se enojó conmigo cuando una noche cometí una juvenil insolencia. El me dijo eso, que él escribía para él, y yo le propuse llevarle al Correo esas cartas para Juan Carlos Onetti, calle Gonzalo Ramírez, Montevideo, etc., etc. El se cabreó. Se cabreó porque mentía, y bien lo sabía. Quien publica lo que escribe, escribe para los demás.

–¿Qué harías diferente si tuvieses la experiencia y la oportunidad de hacerlo de nuevo? ¿De qué se arrepiente Eduardo Galeano hoy?

–No me arrepiento de nada. Yo también soy la suma de todas mis metidas de pata.

Eduardo Galeano, escritor y periodista. Alma crítica de América Latina y figura señera del movimiento antiimperialista internacional. Entre sus escritos más conocidos internacionalmente: la trilogía Memoria del fuego (1986), El fútbol a sol y sombra (1995), Las venas abiertas de América latina (1971), Patas arriba. La historia del mundo al revés (1999).

7 diciembre 2008

sábado, 13 de diciembre de 2008

Las elecciones en Estados Unidos

La oligarquía y otros poderosos grupos financieros USA dirigen a su pupilo Barack Obama.

por Noam Chomsky (*)

Usted pensó que Barack Obama representaba una nueva alternativa política para los Estados Unidos. Por el momento todo indica lo contrario. Vemos aparecer los mismo grupos de poder detrás del presidente, personas poderosas que desde la sombra lo van guiando y colocándole los consejeros necesarios para el buen funcionamiento del órden imperial y oligárquico establecido. Barack Obama ha resultado ser su mejor actor. El profesor Noam Chomsky se suma a este análisis.

La palabra que brotó inmediatamente de cada lengua tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos fue «histórica». Y con toda razón. Una familia negra en la Casa Blanca es realmente un evento histórico. Hubo algunas sorpresas. Una fue que la elección no estaba concluida luego de la convención demócrata.

Los indicadores habituales señalan que el partido opositor debería barrer durante una grave crisis económica, tras ocho años de una política desastrosa en todos los frentes, incluido el peor récord en materia del crecimiento de empleos de cualquier presidente de la posguerra y de una rara declinación en la riqueza promedio. Eso, con un presidente tan impopular que su propio partido tuvo que desligarse de él, acompañado de un dramático colapso en la posición de Estados Unidos en la opinión pública mundial.

Como muchos estudios muestran, ambos partidos se hallan bien a la derecha de la población en tópicos importantes, tanto nacionales como internacionales. Tal vez ningún partido refleja la opinión pública en una época en que 80 por ciento de los estadunidenses piensa que el país enfila en la dirección equivocada y que el gobierno está administrado por «algunos grandes intereses que sólo piensan en sí mismos», no en el pueblo, en tanto un asombroso 94 por ciento cuestiona que el gobierno desdeñe a la opinión pública.

Podría argumentarse que ningún partido que hable en defensa del pueblo resulta viable en una sociedad administrada por el mundo de los negocios con tal desusada amplitud. En un nivel muy general, la falta de representación del pueblo es ilustrada por el éxito de la «teoría de las inversiones» en la política, elaborada por el economista político Thomas Ferguson.
Según Ferguson, la política tiende a reflejar los deseos de poderosos bloques económicos que invierten dinero cada cuatro años para controlar el Estado.

En cierto sentido, la elección siguió pautas familiares. La campaña de John McCain fue lo bastante honesta como para anunciar con claridad que la elección no discutiría tópicos.
En cuanto a Barack Obama, su mensaje de «esperanza» y de «cambio» ofreció un pizarrón en blanco en el cual sus simpatizantes podían escribir sus deseos.
Uno puede encontrar sitios en Internet donde cada partido expresa su opinión sobre diferentes temas. Pero la correlación de esas opiniones con la política a seguir no es espectacular. Y de todas maneras, lo que ingresa en las opciones de los votantes es lo que la campaña de cada candidato destaca, tal como saben muy bien los administradores de un partido.

Y fue allí donde la campaña de Obama impresionó a la industria de las relaciones públicas, que lo designaron «el experto en mercadeo más importante del 2008», derrotando con facilidad a Apple. La primera tarea de la industria es asegurarse que los clientes carentes de información hagan selecciones irracionales, socavando de esa manera las teorías de mercado que proponen exactamente lo opuesto. Y los expertos en relaciones públicas reconocen los beneficios de socavar la democracia de la misma manera.

La organización The Center for Responsive Politics dice que una vez más las elecciones fueron compradas: «Los candidatos con mejor financiamiento ganaron nueve de 10 elecciones, y todos, excepto algunos escasos miembros del Congreso, retornarán a Washington».

Antes de las convenciones, los candidatos viables con mayor apoyo de instituciones financieras eran Obama y McCain, cada uno con 36 por ciento. Los resultados preliminares indican que al final, las contribuciones a la campaña de Obama, por industria, se concentraron en las firmas de abogados (incluidos cabilderos), además de instituciones financieras. La teoría de inversiones en la política sugiere algunas conclusiones acerca de los principios que guían a la nueva administración.

El poder de las instituciones financieras refleja el cambio cada vez más grande de una economía de producción hacia otra de finanzas. Eso comenzó con la liberalización de las finanzas durante la década de los años 60, causa fundamental de los actuales azotes representados por la crisis financiera y la recesión en la economía real (esto es, de la producción y consumo de mercancías). Las consecuencias están a la vista para la gran mayoría de los estadunidenses, cuyos salarios reales se han estancado por 30 años, en tanto sus beneficios han declinado.

Dejando de lado la alta retórica sobre la esperanza y el cambio, ¿qué podemos esperar de la administración de Obama?

La selección del equipo de trabajo de Obama envía una fuerte señal. La primera elección fue para vicepresidente: Joe Biden fue, entre los senadores demócratas, uno de los más vigorosos partidarios de la invasión a Irak, y un insider (persona de adentro, con acceso a información privilegiada) con mucho tiempo de actuación en Washington. Y aunque suele votar de manera coherente con sus colegas demócratas, no siempre lo hace. Por ejemplo, apoyó una medida para que resultara a los individuos mas difícil borrar sus deudas tras declararse en bancarrota.

La primera elección posterior a los comicios presidenciales fue para la crucial posición de jefe de gabinete. Obama designó a Rahm Emanuel, uno de los partidarios más fuertes de la invasión a Irak entre los representantes demócratas y, como Biden, insider de Washington durante bastante tiempo.

Emanuel es también uno de los más grandes beneficiarios de las contribuciones de campaña de Wall Street, informó el Center for Responsive Politics. Durante 2008, «fue el principal destinatario» entre los representantes «de los ejecutivos de fondos de riesgo» y de las «principales firmas de seguros y de inversiones de la industria».
La tarea de Emanuel es ver cómo encara Obama la peor crisis financiera desde la década de los años 30, por la cual sus donantes y los de Obama comparten una amplia responsabilidad.

En una entrevista con The Wall Street Journal, le preguntaron a Emanuel qué haría el gobierno de Obama respecto del «liderazgo demócrata en el Congreso», cuyos «barones del ala izquierda tienen su propia agenda».
Eso incluye, por ejemplo, rebajar drásticamente los gastos militares (algo en que coincide la mayoría de la población) e imponer «drásticos impuestos a la energía a fin de combatir el calentamiento global».

«Barack Obama puede enfrentarse a ellos», aseguró Emanuel al Wall Street Journal. La administración sera «pragmática», y rechazara los intentos de los extremistas de izquierda.

El equipo de transición de Obama está encabezado por John Podesta, secretario del gabinete de Bill Clinton. Otros dos veteranos de Clinton, Robert Rubin y Lawrence Summers, figuran entre las figuras principales en su equipo económico. Tanto Rubin como Summers respaldaron de manera entusiasta la desregulación, un importante factor en la actual crisis financiera.

Como secretario del Tesoro con Clinton, Rubin trabajó de manera denodada para abolir la ley Glass-Steagall, que había separado a los bancos comerciales de las instituciones financieras que incurrían en graves riesgos.

El economista Tim Canova escribe que Rubin tenía «un interés personal en la eliminación de la ley Glass-Steagall».

Tras dejar su posición como secretario del Tesoro, Rubin se convirtió en «presidente de la junta directiva de Citigroup, un conglomerado de servicios financieros que estaba enfrentando la posibilidad de tener que vender su subsidiaria de seguros».
En cuanto al gobierno de Clinton, «nunca presentó cargos contra él por sus obvias violaciones a la ética».

Rubin fue remplazado como secretario del Tesoro por Summers, quien propuso la ley que prohibió la regulación federal de los derivativos, las «armas de destrucción masiva» (como las llama Warren Buffett) que ayudaron a sumergir en el desastre a los mercados financieros.

Summers figura como «uno de los villanos principales en la actual crisis económica», según Dean Baker, uno de los escasos economistas que advirtieron sobre la inminente crisis. Poner la política financiera en las manos de Rubin y Summers, señala Baker, es «como recurrir a Osama Bin Laden para que ayude en la lucha antiterrorista».
Ahora Rubin y Summers proponen regulaciones para ayudar a limpiar el caos que ayudaron a crear.

La prensa de negocios examinó los récords del equipo de transición de Obama, que se reunió el 7 de noviembre para determinar cómo manejarse con la crisis financiera. En Bloomberg News, Jonathan Weil concluyo que «muchos de ellos deberían estar recibiendo citaciones como testigos materiales» por la catástrofe financiera, en lugar de «figurar como miembros del círculo intimo de Obama».
Alrededor de la mitad «han tenido posiciones de importancia en empresas que, en mayor o menor grado, han falsificado sus declaraciones financieras o contribuido a la crisis económica mundial, o ambas cosas a la vez».
Es realmente plausible que «¿no confundirán los intereses de la nación con sus propios intereses corporativos?»

La preocupación principal del nuevo gobierno sera detener la crisis financiera y la simultánea recesión en la economía real. Pero hay también un monstruo en el armario: el ineficaz sistema privado de cuidado de la salud, que amenaza abrumar al presupuesto federal si las actuales tendencias persisten.

Una mayoría del público ha favorecido por largo tiempo un sistema nacional de cuidado de la salud que debería ser mucho menos caro y más eficaz, según indican las evidencias comparativas (junto con muchos estudios). En fecha tan reciente como 2004, cualquier intervención del gobierno en el sistema de atención a la salud era descrito por la prensa como «imposible a nivel político».
Eso significaba que se oponían la industria de los seguros y las corporaciones farmacéuticas.

Pero sin embargo, en 2008, primero John Edwards, luego Barack Obama y Hillary Clinton, adelantaron propuestas que se aproximan a lo que por largo tiempo ha preferido el público. Estas ideas tienen ahora «apoyo político».

¿Que ha cambiado? No la opinión pública, que permanece con la misma opinión de antes. Pero para 2008, sectores importantes de poder, especialmente la industria manufacturera, habían llegado a reconocer que estaban siendo gravemente afectados por el sistema privado de atención a la salud. Por lo tanto la voluntad pública está comenzando a tener «apoyo político».

Hay un largo camino por recorrer, pero el cambio nos dice algo sobre la disfuncional democracia en la cual la nueva administración busca su camino.

(*) Noam Chomsky. Pensador, escritor y activista estadounidense. Profesor de Lingüística en la Universidad de Massachussets. Fundador de la Gramática Generativa Transformacional, que es un sistema original para abordar el análisis lingüístico y que ha revolucionado la lingüística. Autor de La segunda guerra fría (1984), La quinta libertad (1988), El miedo a la democracia (1992), El Nuevo orden mundial (y el viejo) (1996),

Fuente: La Jornada, México, 30 de noviembre de 2008.
Copyright 2008 by Noam Chomsky.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

La tierra para quien la paga

Países emergentes y multinacionales se aseguran reservas de comida comprando terrenos en naciones hambrientas.
Algunos Estados dictan leyes para protegerse

LALI CAMBRA 10/12/2008

Las ONG lo han bautizado como the last land grab, la última apropiación de la tierra. En el último año, con la confluencia de las crisis del precio de los alimentos y la financiera, se ha producido una carrera por parte de países ricos y corporaciones multinacionales por hacerse con tierra en estados latinoamericanos, asiáticos y africanos. Las naciones ricas, para asegurarse reservas de comida. Las corporaciones, para hacer negocio ahora que la Bolsa no rinde. El director general de la FAO, Jacques Diouf, ha alertado de que estas operaciones pueden calificarse de neocoloniales, y las ONG advierten de que los más perjudicados van a ser, como siempre, los más vulnerables -pequeños agricultores, pastores, tribus indígenas-, y cuestionan el impacto medioambiental de roturar nuevas tierras para cultivos intensivos con uso extensivo de pesticidas, herbicidas y abonos.

Ante las presiones, Paraguay ha aprobado una legislación que prohíbe la venta de tierras a extranjeros (después de que un campesino resultara muerto de un disparo de la policía cuando pretendía desalojarlo de la finca comprada por un brasileño para cultivar soja). Otros países suramericanos, como Uruguay, se lo están planteando, y Brasil está en proceso de cambiar su legislación para dotar de mayor transparencia y participación local a las operaciones con activos extranjeros.

Algo une a los países ricos en esta búsqueda de tierra foránea para alimentar a sus habitantes (entre otros, China, India, Japón, Malasia, Corea del Sur, Egipto, Libia y la gran mayoría de los países del golfo Pérsico): crecimiento económico acompañado del demográfico, pero falta de superficie agrícola o de agua. Todos ellos son importadores de comida. Todos se han visto afectados por la crisis de precios de los alimentos. "No tanto por los precios en sí, que pueden permitirse, pero sí por la actitud proteccionista de países productores que han limitado las exportaciones", explica David Hallam, responsable de Política Comercial de la FAO. "Argentina ha puesto controles, Tailandia también. Eso ha asustado a los importadores". De forma comprensible, pretenden asegurarse una reserva regular de alimentos. Más aún, cuando se prevé que, aunque los precios se han reducido relativamente en los últimos cuatro meses, van a continuar altos a medio plazo, y cuando se calcula que para 2050 la producción de alimentos va a tener que doblarse para satisfacer la demanda mundial.

Un informe de la FAO publicado ayer fija en 963 millones el número de personas hambrientas en el mundo a finales de 2007. La cifra, hoy, ya sobrepasará los mil millones, habida cuenta de que sólo en 2007 se crearon 40 millones de nuevos malnutridos, "un incremento tan dramático como rápido", según Diouf y que empeorará con la eclosión de la crisis económica mundial.

Algo une también a los países que venden o alquilan sus tierras, (a bajo precio para los estándares de los ricos): la mayoría son pobres, requieren de inversiones y transferencia tecnológica y necesitan desesperadamente aumentar su producción agrícola. Y disponen de terreno. En teoría.

"Hay que ir con cuidado cuando se habla de tierra disponible o cuando los Gobiernos de países pobres hablan de espacios marginales o abandonados. Y es que la tierra se usa. Tal vez no bajo los parámetros occidentales de propiedad privada, pero se usa: por pastores que alimentan a su ganado de forma estacional, lo que permite la regeneración de la vegetación, por pequeños agricultores de forma comunal, por tribus indígenas sin títulos de propiedad...", explica Michael Taylor, portavoz de International Land Coalition. Es un paraguas de ONG e instituciones -la FAO entre ellas- que promueve el acceso a la tierra y sus recursos para reducir la pobreza y que recuerda que las necesidades de aumentar la producción alimentaria pueden ser cubiertas por los pequeños campesinos ayudados por políticas agrarias e inversiones adecuadas.

Uno de los casos más publicitados ha sido el de una empresa coreana que proyecta alquilar por 100 años la mitad de la tierra cultivable en Madagascar para plantar maíz que importar a Seúl. En la isla, más del 70% de la población vive bajo el umbral de la pobreza y más de medio millón de personas recibe asistencia del Programa Mundial de Alimentos.

Taylor se muestra preocupado por el impacto en el medio ambiente del proyecto de la coreana Daewoo Logistics Corporation, en el suroeste de la isla, "una zona muy árida, pero extremadamente abundante en especies animales y flora". El portavoz de la coalición de ONG apunta asimismo que el proyecto, de consumarse, podría afectar a una tribu nómada de ganaderos, los Sakalava, "que ya son marginados, se les considera no civilizados y han visto su territorio reducido por la llegada de pequeños agricultores. ¿Cómo se les va a compensar?". La publicidad y el escándalo causado por la noticia del proyecto de Daewoo hace dudar de que éste se lleve finalmente a cabo, por la creciente oposición no sólo internacional, sino en la propia Madagascar, donde el acceso a la tierra es un tema muy sensible y donde miles de agricultores ocupan, todavía ilegalmente, fincas que fueron abandonadas por sus propietarios franceses tras la independencia de la isla.

Simon Mitambo, administrador de la ONG African Biodiversity Network, que agrupa a organizaciones conservacionistas y de defensa de las comunidades locales, explica la controversia sobre la compensación. "Lo hemos visto en varios casos en empresas de producción de biodiésel. Compensan con algo de dinero a los agricultores y éstos acaban emigrando a los barrios de chabolas de las grandes ciudades, sin tener nada que hacer", dice Mitambo desde Kenia, que recalca que en muchas ocasiones las empresas no aceptan terrenos bautizados como "marginales", sino que "buscan los más fértiles, con más agua (ocupados por pequeños agricultores), o, simplemente, áreas de bosque que convertir en terrenos fértiles tras desforestarlos. Eso ha pasado en Etiopía, por ejemplo".

Común a todas estas operaciones, la de Daewoo incluida, es su secretismo. ONG e instituciones desconocen la totalidad de hectáreas compradas por foráneos en países pobres y a falta de que se publiquen estudios en curso, sólo pueden hacer estimaciones. De acuerdo con la ONG Grain para la promoción de agricultura sostenible, que ha publicado un estudio al respecto, China, con una población creciente y sin problemas de dinero (pero cuyo proceso de industrialización ha limitado su superficie agrícola y contaminado sus aguas), ha llegado, al menos, a 30 acuerdos de cooperación con Gobiernos asiáticos y africanos que le dan acceso a tierra para el cultivo de arroz, soja, maíz y biocombustibles a cambio de transferencia tecnológica y fondos de desarrollo. Sólo en África, tiene previsto crear 10 centros agrícolas en diversos países, y anima a sus empresas privadas a acudir al extranjero. La situación de los países del Golfo es diferente. En pleno desierto, sin tierra ni agua, son totalmente dependientes de las importaciones y ya tenían tradición, especialmente Qatar y Arabia Saudí, de comprar fincas en países musulmanes como Egipto o Sudán.

"Pero la tendencia va en aumento, son más los países del Golfo interesados, más la cantidad de tierra a comprar, y más los países donde comprar", explica Marie Bos, investigadora del Centro de Investigaciones del Golfo, que apunta que Pakistán y Brasil son dos países en los que se han comprado tierras, y que considera que África está en el punto de mira, "dado que, para muchos, puede ofrecer una solución tanto a corto como a largo plazo para esta crisis". Para Bos, los acuerdos entre los países del Golfo y los africanos, "deben ser mutuamente beneficiosos, asegurar la provisión de alimentos para los primeros y desarrollo de infraestructuras para los segundos de forma que el aumento de producción se destine tanto a la demanda local como a la externa".

De acuerdo con el estudio de Grain, las prácticas de los países del Golfo se suscriben y publicitan bajo esta estrategia de beneficio mutuo. Un provecho que, según David Hallam, debería ser perseguido con mayor insistencia. El responsable de la FAO cree que los países importadores "deberían preguntarse si realmente es necesario adquirir la tierra", dado que considera que hay otras posibilidades, como la formación de empresas conjuntas o la firma de contratos bilaterales equitativos con los países pobres que, "deben, por su parte, asegurarse de que las condiciones del acuerdo son beneficiosas, proporcionan empleo, transferencia tecnológica y se imbrican en la economía local". El experto apunta que la tendencia a comprar en los países pobres no va a declinar, "dado que las condiciones que la han creado no van a desaparecer a corto o medio plazo".

Fincas como inversión

Las firmas de inversión también participan del furor por la tierra. Ante la volatilidad de los mercados, buscan fondos seguros a través de la adquisición de fincas. Muchas están interesadas en comercializar cereales, pero también en la producción de biodiésel, muy controvertido. Si bien es sustituto "ecológico" del petróleo, el cultivo intensivo por grandes empresas, en países pobres y abriendo terrenos ganados a espacios naturales, (o adquiriendo tierras antes cultivadas por pequeños agricultores que pasan a ser jornaleros), tiene el efecto contrario al deseado, de acuerdo con muchas ONG que trabajan sobre el terreno.

Tan sólo en Tanzania, donde el Gobierno facilita tierras, más de media docena de firmas del Reino Unido, Suecia, Holanda, Japón, Canadá y Alemania (esta última con un proyecto para biodiésel de 200.000 hectáreas) han iniciado o iniciarán sus operaciones. Pero no son sólo los biocarburantes los acicates a la presión comercial sobre la tierra. Según Michael Taylor, portavoz de International Land Coalition, los controvertidos créditos de carbono, surgidos a raíz del Protocolo de Kioto, con los que las empresas contaminantes pueden "comprar" su excedente de emisiones a industrias más limpias o sufragar proyectos ecológicos en países pobres, también contribuyen. Desde su instauración, el mercado financiero basado en estos créditos no ha dejado de crecer y mueve más de 2.000 millones de euros anuales.

"Se ha puesto valor comercial a los espacios naturales", explica Taylor, quien considera que el riesgo para los que usan la tierra sin disponer de títulos legales para ello va a incrementarse: pequeños agricultores, pastores nómadas, tribus indígenas.

Publicado en El País, el 10 de diciembre del 2008

martes, 9 de diciembre de 2008

Paraísos fiscales, ¿hasta cuándo?

por Carlos Jiménez Villarejo ( * )

La falta de regulación financiera es una de las causas de la crisis y de sus efectos en las economías más débiles

La cumbre de Washington parece que afrontó el problema de los paraísos fiscales, como territorios que plantean "riesgos o actividades financieras ilícitas" o por su falta de cooperación en cuanto no cumplen las normas internacionales sobre "secreto bancario y transparencia". Las medidas que, en su caso, se acuerden, su alcance y su efectiva observancia por el sistema financiero, resultan indispensables para sentar las bases de la solución de la presente crisis.

El Banco de España, ya en la Memoria del 2004, de supervisión bancaria, llamó la atención sobre la presencia de la banca en los "establecimientos off-shore". La entidad, ade- más de admitir los paraísos fiscales como espacio de la actividad bancaria, los reconocía como un problema grave por cuanto puede afectar a los "posibles riesgos de reputación" de las entidades por su actuación en dichos territorios, por la posibilidad de operar sin presencia o con escasa presencia física, por el secreto bancario y las ventajas fiscales. Sobre todo, por cuanto tienen como principal finalidad --un secreto a voces-- la captación de fondos de residentes españoles, por lo general de una gran fortuna, ocultando su identidad y con importantes ventajas fiscales; es decir, contribuyendo al fraude. Pero la señal de alarma no resultó muy eficaz.

BASTAN DOS muestras. Por un lado, según datos de la Securities Exchange Commission norteamericana, equivalente a la CNMV española, el Grupo Santander, en el ejercicio del 2007, tenia una fuerte presencia --33 sociedades-- en varios paraísos fiscales, como Jersey, la Isla de Man, Guernsey, las Islas Cayman y las Bahamas, con un total de capital y reservas que rondaba los 5.000 millones de euros. Además de diversas sociedades radicadas en Pana- má, Luxemburgo, Holanda y Suiza. Y, por otra parte, este año la Comisión Europea reconocía las lagunas legales existentes en las disposiciones comunitarias que habían favorecido la evasión fiscal de acaudalados ciudadanos europeos, también españoles, a través de Liechtenstein, burlando dichas disposiciones mediante la interposición de entidades pantalla para eludir su identidad.

Pero el problema no es en absoluto nuevo. Es más, es gravísimo ante una realidad económica que estimula el recurso a esos espacios de impunidad. En España, hay un crecimiento cada vez mayor de las personas físicas que ganan más de un millón de euros al año, hasta el punto de que es uno de los 10 países del mundo con más millonarios. Igual ocurre con el incremento de personas que ganan al año más de 24 millones de euros, que, según fuentes solventes (el Banco de Inversiones Merrill Lynch y la Consultora Cap Gémini), son 1.500, aun cuando se- gún la Agencia Tributaria española, solo 65 declaran ese nivel de renta. Mientras tanto, la Agencia Tributaria reconoce que el fraude fiscal alcanza el 10% del PIB y se concentra en los grupos más poderosos de la población.

En 1998, la OCDE publicó un informe en el que denunciaba que los paraísos fiscales erosionan las bases imponibles de otros países, limitan el bienestar global y vulneran la confianza de los contribuyentes en la integridad y la justicia de los sistemas fiscales. En efecto, está acreditado que la inversión española en dichos territorios, entre 1998 y el 2000, constituía el 3,4% de la inversión española en el exterior, es decir, unos 1.219 millones de euros.

Y, ante la quiebra de la italiana Parmalat, el Parlamento Europeo, en el 2004, aprobó una resolución que, entre otras cosas, planteaba "establecer directrices sobre los centros territoriales y otros paraísos financieros opacos" y "considerar la conveniencia de revisar las normas y principios de la OCDE sobre ... la liberalización de los movimientos de capital para reforzar la protección de los inversores".

Y MUY ESCASO efecto han debido de producir los 10 tratados internacionales --llamados Canjes de Nota-- que el Gobierno español celebró en el 2005 con otros tantos paraísos fiscales para favorecer un intercambio de información tributaria de muy limitado alcance. Tratados ciertamente sorprendentes, dadas las recomendaciones del Banco de España, la valoración de dichos territorios por la Agencia Tributaria como zonas de "riesgo fiscal" y el hecho de que continúan considerados legalmente como sospechosos de dar cauce al fraude fiscal internacional.

Mientras, a la espera de que se concreten los acuerdos de Wa- shington, lo cierto es que los países miembros de la OCDE incumplen de forma generalizada la recomendación 23 de esta organización, que, hace muchos años, ya exigió, para hacer frente al blanqueo de capitales, asegurar "que las instituciones financieras estén sujetas a una regulación y supervisión adecuadas". El patente incumplimiento de esta y otras disposiciones, subordinadas a los principios más liberales de la economía de mercado, están entre las causas de la actual crisis y sus desastrosos efectos en las economías más débiles.

Los paraísos fiscales, pues, subsisten como expresión y baluarte de los negocios ocultos, del dinero sucio y de un secretismo que impide saber si los flujos económicos que protegen proceden del tráfico de drogas, del tráfico de personas, del tráfico de armas o de la fraudulenta evasión fiscal.

( * ) Carlos Jiménez Villarejo, Ex Fiscal Jefe de la Fiscalía General Anticorrupción –destituido por el gobierno derechista de Aznar—, es un veterano de la lucha democrática en el ámbito de la justicia, y fue un destacado y generoso militante de la resistencia antifranquista. Actualmente es Presidente del Comité de Ética de la Policía de Catalunya

El Periódico de Catalunya, 2 de diciembre 2008

¿Alguien escucha? Gaza sumida en la muerte
























por Sonja Karkar (*)

¿Qué clase de gobierno en el siglo XXI puede negar a los demás pueblos los derechos humanos básicos, es decir, el derecho a la alimentación, al agua, a la vivienda, a la seguridad y a la dignidad?

¿Qué clase de gobierno impone sanciones draconianas a otros pueblos por elegir democráticamente un gobierno que no es de su agrado?

¿Qué clase de gobierno valla un territorio densamente poblado, de 1,5 millones de habitantes, de forma que nadie puede entrar ni salir sin permiso, los pescadores no pueden pescar en sus propias aguas y la ayuda alimentaria mundial no puede entregarse a su población que se está muriendo de hambre?

¿Qué clase de gobierno cierra el suministro de combustible, agua y electricidad y luego lanza bombas y fuego de artillería sobre la población?

La respuesta es: ningún gobierno íntegro.

Sin embargo en Israel, un gobierno tras otro continúa pidiendo reconocimiento y aprecio, como una democracia del primer mundo superior a todas las demás, a pesar de su incumplimiento del derecho internacional, de sus abusos en materia de derechos humanos y de la criminalidad y corrupción de los líderes israelíes. Todavía peor, el mundo ha aprobado y dado la bienvenida en su seno, como huésped favorito, a todas las administraciones israelitas.

Lo que debería llevarnos a revisar nuestras nobles declaraciones de independencia y derechos humanos, ética, moralidad, creencias religiosas y el imperio de la ley. ¿Sirven solamente de escaparate o realmente significan algo? ¿Se dirigen solamente a algunos o a todos?

El Presidente de Israel, Shimon Peres, es uno más de los numerosos líderes que ha impulsado las agresivas políticas y programas de Israel, a pesar de lo cual ha recibido un título honorífico de la Reina de Inglaterra y probablemente será honrado con una serie de conferencias que llevarán su nombre en el Balliol College de la Universidad de Oxford. Un honor ciertamente dudoso para un hombre que colaboró en la expulsión forzosa de 750.000 palestinos de su propia tierra en la guerra de 1948.

Actualmente estamos viendo en Gaza el tipo de ghetto que el mundo pensó que nunca más volvería a ver y la comparación fue evocada a principios de este año por el segundo del Ministro de Defensa, Matan Vilnai, cuando amenazó con un “holocausto (shoah) más grande” contra los palestinos en Gaza. Luego explicó que había utilizado la palabra para significar “desastre”, cuando de hecho tiene connotaciones emocionales bien conocidas de todos. Sea como fuere, la amenaza es suficientemente ominosa.

La muerte lenta que se cierne sobre los palestinos de Gaza hace sus primeras víctimas en los más de 400 pacientes enfermos críticos a los que no se permite salir de Gaza para atención médica urgente en hospitales árabes o israelíes. Miles de otros pacientes no son admitidos en los hospitales, que sufren de una severa escasez de 300 tipos de medicinas.

Hace tanto tiempo que se ha privado a los hospitales de medicinas y equipamiento que el pequeño flujo de suministros finalmente permitido ya no puede hacer frente a las necesidades mínimas diarias de la población civil Palestina. Igualmente, los combustibles que entran son escasamente suficientes para hacer funcionar durante un día la planta productora de energía de Gaza.

Esta ayuda gota a gota fue sugerida por el consejero del primer ministro israelí, Dov Weisglas, que en febrero 2006 dijo: “se trata de poner a los palestinos a régimen, pero no de hacerlos morir de hambre”.

Esta malévola política ha llevado a un incremento progresivo de la malnutrición a medida que la población se ha visto privada de sus alimentos básicos. No solamente los molinos han debido cerrar debido a la falta de combustible y de energía sino que ahora se han acabado todos los suministros de trigo. De los 72 hornos de la Franja de Gaza, 29 han parado completamente su producción de pan y se espera que otros hagan lo mismo. Lo que significa que pronto, incluso el más básico de los alimentos, el pan, faltará a una población hambrienta.

Un informe de la Cruz Roja describe la situación como “devastadora”. El setenta por ciento de la población sufre inseguridad alimentaria, mientras que la suspensión, desde el 4 de noviembre, de la distribución de ayuda alimentaria a unos 750.000 refugiados de los penosos campos de Gaza ha destrozado todavía más a los palestinos que no pueden recurrir a otras alternativas.

Naciones Unidas, Amnistía Internacional y Human Rights Watch han calificado de “cruel” el bloqueo de Israel. El expresidente Jimmy Carter no tiene reparos en describir la situación como “una atrocidad horrorosa”, comparable a un crimen de guerra.

En Gran Bretaña, la Directora de Oxfam, Barbara Stocking ha criticado fuertemente al Ministro de Asuntos Exteriores, David Miliband, por no mencionar la “desesperación humana” en Gaza en ocasión de su reciente viaje a Israel y Palestina.

Sin embargo las tácticas de Israel resultan inexplicables.

El cierre de Gaza por Israel ha sido tan draconiano que los mayores medios de comunicación del mundo, incluido el New York Times, se sienten ultrajados por no permitirse la entrada de sus periodistas en la Franja de Gaza y han protestado por escrito al Primer Ministro de Israel, Ehud Olmert.

Los líderes cristianos también han sido excluidos de Gaza. La semana pasada Israel impidió al Nuncio Papal en Israel, el Arzobispo Franco, celebrar misa para marcar el principio del Adviento durante las semanas anteriores a la Navidad.

En el West Bank, el Primer Ministro Ehud Barak ha aprobado la construcción de otros centenares de asentamientos ilegales, con un desprecio flagrante de los acuerdos del proceso de paz y para mayor frustración de la actual administración de EEUU deseosa de lograr una solución antes del fin de su mandato.

Lo que es verdaderamente sorprendente es el silencio del mundo frente a todo ello. La vergonzosa carrera para conceder a Israel honores y reconocimientos para salvarla de la ignominia histórica de haber orquestado la destrucción de la sociedad palestina es inaceptable.

(*) Sonja Karkar es la fundadora y presidenta de Mujeres por Palestina. También es la editora de www.australiansforpalestine.com y colabora regularmente en varias publicaciones con artículos sobre Palestina.

Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Garriga

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viernes, 28 de noviembre de 2008

Seis tesis sobre el español en Estados Unidos

El gigante norteamericano será el centro de gravedad del mundo hispánico en unas décadas. Aumenta la población hispanohablante, su acceso a la educación y su sentimiento de constituir una sola comunidad.

Por EDUARDO LAGO


La publicación de la Enciclopedia del español en Estados Unidos, proyecto conjunto del Instituto Cervantes y la editorial Santillana, ha despertado asombro por lo apabullante de las cifras que dan cuenta de la fuerza de nuestro idioma en aquel país, aunque no han faltado quienes se han mostrado escépticos a la hora de valorar lo que realmente puedan significar los datos aportados. Más de uno ha señalado que la Enciclopedia peca de triunfalismo; que por depender directamente de la inmigración, el español hablado en Norteamérica es una lengua carente de prestigio cultural; que la fuerza del español en Estados Unidos es efímera, siendo una lengua condenada a desaparecer no bien los hijos de los recién llegados se escolaricen y abracen el idioma y la cultura dominantes. Para quienes ven las cosas de este modo las manifestaciones culturales que tienen como vehículo de expresión el español (periódicos, emisoras de radio y televisión) se caracterizan por moverse dentro de unos parámetros de calidad ínfimos. En las líneas que siguen esbozaré de manera sucinta seis tesis cuya formulación tiene por fin contextualizar la situación que vive hoy el español en Estados Unidos.


1. Lengua materna a la vez que extranjera.
Como pone de relieve la topografía, con nombres tan resonantemente hispánicos como Florida, San Francisco, Los Ángeles, Colorado o Nevada, en Estados Unidos el español no ha sido nunca una lengua extranjera. Tras la cesión de más de la mitad del territorio mexicano cuando tuvo lugar la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848, un número ingente de hispanohablantes pasaron a ser estadounidenses de la noche a la mañana. El siglo y medio largo transcurrido desde entonces ha estado marcado por una sucesión de flujos migratorios que han reforzado de manera ininterrumpida la condición de lengua materna que tiene en aquel país el español. Esta circunstancia es la razón directa de la imperiosa necesidad que tienen los norteamericanos de estudiar nuestro idioma. Con gran diferencia sobre todas las demás, el español es la lengua extranjera con mayor demanda. Por otra parte, la fuerza de la inmigración hispana es la causante de un hecho que no se da en ningún otro país del mundo. En Estados Unidos el español goza de un estatus doble: es, a la vez que un idioma materno, una lengua extranjera. Esta insólita circunstancia es uno de los rasgos que singularizan a Estados Unidos como país hispanohablante. Hay otros, como se verá.


2. País bilingüe y bicultural.
En torno al año 2050, los hispanos constituirán la cuarta parte de la población estadounidense, lo cual equivale a decir que, en la proporción que refleja este dato, el país está destinado a convertirse en una sociedad bilingüe y bicultural. Esta tendencia viene subrayada por un giro que ha empezado a experimentar recientemente la inmigración hispanohablante, que de estar circunscrita a enclaves perfectamente localizados, en su mayoría urbanos, ha pasado a repartirse por la totalidad del territorio nacional, incluidas amplias áreas rurales. En una zona tan remota como el Estado de Washington, en la costa del Pacífico, al extremo noroccidental de la frontera con Canadá, la población hispana, no hace mucho inexistente, ronda ya el 10%. Esta dispersión demográfica conlleva una expansión sin precedentes del español y de las culturas de que es vehículo, fenómeno que está transformando de manera dramática el mapa estadounidense, confiriéndole un rostro cada vez más latino.


3. La segunda 'latinitas'.
En mi opinión, en Estados Unidos se está fraguando hoy una latinitas de signo opuesto a la primera, cuando el latín se disgregó dando lugar al nacimiento de las diversas lenguas romance. Al converger en territorio estadounidense, las distintas identidades latinoamericanas tienden a acortar distancias entre sí, produciéndose un tropismo de signo transnacional que hace que, trascendiendo su origen y sin renunciar a él, mexicanos, puertorriqueños, dominicanos, salvadoreños, colombianos y otros, se sientan hispanos de los Estados Unidos o, si se quiere ser políticamente correcto, latinos (vocablo despojado de connotaciones colonialistas). El término ha pasado a ser la seña de identidad de una latinidad que aglutina en sí a un gran número de comunidades. Este fenómeno de aglutinamiento cultural tiene su correlato en el plano lingüístico, como se verá.


4. Desplazamientos del centro de gravedad.
La lengua española adquirió la plenitud de su ser cuando se trasladó al otro lado del Atlántico y se hizo americana. Tras el nacimiento de las nuevas repúblicas hispanoamericanas, el español se convirtió en la lengua común de una veintena de países. Con el advenimiento del modernismo, al desplazamiento del centro de gravedad lingüístico se sumó el literario, con Rubén Darío desempeñando el papel de piloto del idioma. El fenómeno alcanzó el clímax en los años sesenta del siglo pasado, con el surgimiento de la extraordinaria generación de narradores conocida como el boom latinoamericano. Según las estadísticas, en algún momento del siglo XXI, Estados Unidos será el país con mayor número de hispanohablantes. En mi opinión, ello comportará el desplazamiento del centro de gravedad hacia Norteamérica, no sólo de la lengua, sino también de una cultura de signo pan-hispánico. El fenómeno de hecho ha comenzado y con el tiempo Estados Unidos no hará sino afianzarse como un potente productor de cultura latina, con la singularidad de que lo hará en inglés y en español.


5. El español como territorio de afirmación y resistencia. El fenómeno más revelador en torno a la relación que mantienen entre sí las culturas hispánica y anglosajona en Estados Unidos es el cambio de actitud por parte de los latinos hacia la lengua y la cultura dominantes, algo cada vez más patente. Antes había urgencia por asimilarse, lo cual implicaba dejar atrás, junto a la cultura, la lengua de que ésta era vehículo. Hoy día, aunque a nadie se le pasa por la cabeza el despropósito que supondría dejar de lado el inglés, se observa entre los latinos, sobre todo en los que tienen acceso a la educación superior, un claro orgullo por la cultura originaria, y un afán por preservar el uso del español, que se desea mantener vivo, especialmente en las siguientes generaciones. De manera inequívoca, el español se ha convertido en un territorio de afirmación y resistencia que busca preservar la vinculación con la cultura latinoamericana.

6. Cristalización de una nueva lengua: el español de Estados Unidos. En último lugar postulo que de manera semejante a como se está forjando una identidad latina, resultante de un proceso de aglutinación cultural, en Estados Unidos se está forjando una nueva variedad lingüística, resultante del amalgamamiento de las distintas hablas nacionales que se dan cita en aquel país. El proceso será largo y nosotros no veremos su cristalización, pero la necesidad de dar con una modalidad de español con la que se sientan cómodos todos los hispanohablantes es ya patente. Un buen ejemplo son las emisiones de CNN en español, en las que se recurre a un habla despojada de marcas de identidad regionales. Otro tanto ocurre con el lenguaje de la prensa escrita o en el de las traducciones literarias al español publicadas por las editoriales estadounidenses.

Y a modo de conclusión, aunque es cierto que la batalla de la calidad está aún lejos de ganarse, son muchos los síntomas que permiten constatar que nos encontramos en un proceso en el que el español está adquiriendo cada vez más prestigio cultural. La población hispanohablante no hace sino aumentar y los miembros de las comunidades latinas tienen cada vez más acceso a la educación y menos prisa por desprenderse de las señas de identidad cultural de los países que dejan atrás. Nos encontramos en los umbrales de un proceso histórico que en el plazo de unas décadas convertirá a Estados Unidos en el centro de gravedad del mundo hispánico. Como parte de ese proceso, el español, un español con un nuevo rostro, está llamado a desempeñar un papel crucial.


Eduardo Lago es escritor y director del Instituto Cervantes de Nueva York.
Publicado en El País, el 28/11/2008