martes, 29 de abril de 2008

Los transgénicos ganan pulso


España aumenta un 40% su producción en un año -El debate sobre la modificación genética moviliza a científicos y agricultores

La crisis alimentaria global puede convertirse en el escenario perfecto. Los transgénicos ganan adeptos en medio de la crisis de los cultivos y en España viven un impulso especial frente al recelo que despiertan en otros países europeos. Los defensores preguntan por qué se limita el cultivo y a la vez se permite la importación, debilitando la competitividad europea. Los detractores alertan: las consecuencias medioambientales pueden ser peligrosas.

Un dato nuevo: la industria de la biotecnología ha sentado en el Consejo de Ministros a uno de sus principales representantes. La doctora en biología Cristina Garmendia, que llevaba las riendas de la empresa Genetrix, presidía, además, la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO). Su nombramiento se produce en tiempos de disensión interna en la UE sobre si debe o no dar luz verde a la patata genéticamente modificada propiedad de BASF, a la que España se ha mostrado favorable. La incorporación de Garmendia coincide además con un llamativo repunte del cultivo del único organismo modificado cuya producción está permitida en España, el maíz transgénico Bt.

La superficie de variedades de maíz genéticamente modificado que se cultivaron en España se disparó un 40% en 2007. Alcanzó las 75.148 hectáreas. La mayoría se cultiva en Aragón (35.860 hectáreas) y Cataluña (23.013 hectáreas) y no es casual. El maíz Bt incorpora un gen insecticida contra la plaga del taladro, que azota en especial zonas húmedas como la cuenca del Ebro. "Este insecto taladra la caña, las hojas, puede estropear el 15% de la cosecha y con el transgénico se evita esa pérdida", explica Esteban Andrés desde la Asociación General de Productores de Maíz de España. El presidente de los productores, Agustín Mariné, añade que el coste de la semilla es un 10% más caro, pero que el agricultor acaba ahorrando por la cosecha que no se pierde y porque se conserva mejor. "Además, los fabricantes de pienso lo prefieren, porque el transgénico, al no haber sido atacado, no tiene microtoxinas".

Todas esas supuestas ventajas le han amargado la vida a agricultores como Juli Vergé. Hace una década, este ingeniero agrónomo de 55 años cultivaba 38 hectáreas de maíz ecológico en Bellcaire d'Urgell (Lleida). Con el tiempo, la cifra fue cayendo a 15, a 10, a 2... "He perdido demasiado dinero. Tiro la toalla", dice, con voz desencantada. A otros agricultores ecológicos de Cataluña, Aragón o Castilla-La Mancha les ha ocurrido algo parecido: sus cosechas han sido víctimas de la contaminación del polen transgénico de plantaciones próximas. "Si mi maíz está contaminado, se desclasifica como ecológico. El único modo de evitar la contaminación es iniciar la siembra, que tocaría en mayo, a finales de junio. Pero retrasarla significa obtener 4.000 kilos de maíz en lugar de 8.000. Son demasiadas pérdidas. En el pueblo somos cuatro gatos, ¿cómo iba a denunciar a mis vecinos?", relata Vergé.

El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino admite que todavía no está en vigor la requerida normativa sobre la coexistencia de cultivos transgénicos y convencionales.

"En todo este debate, debe escucharse la opinión de quienes utilizan los transgénicos. Nadie obliga a nadie a comprarlos", interviene Jaime Costa, director de Asuntos Regulatorios y Científicos de Monsanto, el gigante de las semillas genéticamente modificadas que se cultivan en España (MON 810). Pero el mercado español no pertenece sólo a esta multinacional. Monsanto ofrece su modificación genética a otras empresas del sector. En España son 10 las que la incorporan a sus variedades y comercializan a partir de ahí sus propios productos: Pioner, Monsanto, Limagrain, Semillas Fitó, Arlesa, Koipesol, KWS, Coop de Pau, Agrar Semillas y Corn Status.

"La libertad de elección es más que dudosa. Hay agricultores que ni siquiera saben que están comprando transgénicos", asegura Juan Felipe Carrasco, responsable de transgénicos de Greenpeace, contraria a éstos por razones de salud, económicas, medioambientales y de derechos humanos.

"Si fueran tan buenos los transgénicos, la enorme presión de la industria, que ahora está hasta en el Gobierno, y los años que hace desde que el maíz transgénico fue autorizado (1998) lo habrían adoptado muchos más agricultores", añade Carrasco. Sobre un total de 350.000 hectáreas de maíz que se cultivan en España, la proporción del transgénico ronda el 20%.

Los sindicatos agrarios están divididos al respecto. Asaja se inclina a favor. COAG rechaza de plano los transgénicos. "Casi no se encuentran semillas convencionales. Estamos en contra de la creciente y excesiva dependencia del agricultor de las grandes multinacionales", dice el portavoz de COAG, Rubén Villanueva. Aduce que si se compran semillas transgénicas a una empresa se le debe comprar también su cadena de productos plaguicidas.

En Europa, siete países han prohibido el cultivo de transgénicos. Francia y Rumania se han sumado a las moratorias de Italia, Hungría, Grecia, Polonia y Austria. La decisión corresponde al Consejo de Ministros comunitario (o a la Comisión Europea, si en el consejo no se da, como en el caso de la patata transgénica, una autorización por mayoría cualificada). Pero cada país puede invocar una cláusula de salvaguarda, justificada con informes científicos. Cuando Francia invocó la suya para suspender el cultivo del maíz más empleado en España esgrimió que la dispersión del polen transgénico puede alcanzar distancias "kilométricas", de modo que no puede descartarse que una planta transgénica no vaya a contaminar a otra tradicional.

Los grupos contrarios a la modificación genética de alimentos no esconden su "inquietud" por la política que vaya a aplicar el Gobierno. Desde las empresas punteras de un mercado agrobiotecnológico, que el año pasado fue valorado por la firma Cropnosis en 4.400 millones de euros, se critica a sus detractores con el mismo arma de que les acusan éstos: la desinformación.

"Las aplicaciones de la biotecnología a la mejora de las plantas cultivadas son descritas sin tener en cuenta las últimas regulaciones y conocimientos derivados de las estrictas exigencias en la UE, que no permiten la comercialización de productos que representen un riesgo para personas o para el medio ambiente", dice Isabel García Carneros, secretaria general en funciones de ASEBIO.

Unos y otros sólo coinciden en una paradoja: "En España se cultiva una variedad de maíz, pero se importan de otros países cerca de 10 toneladas de maíz y soja que no han sido autorizados a cultivarse aquí. El 85% de la soja que se consume en la UE está modificada genéticamente", afirma Carlos Vicente, director de Biotecnología de Monsanto.

¿Qué opina la ministra? Poco antes de asumir sus nuevas responsabilidades, en entrevistas, foros y artículos de opinión, Cristina Garmendia insistía en que "no se ha observado ningún efecto adverso ni sobre personas ni sobre el medio ambiente que sea achacable a los transgénicos". Y enfatizaba la necesidad de que "el consumidor pueda elegir libremente con una garantía de seguridad". Por ley, desde hace cuatro años todos los alimentos con más de un 0,9% de ingredientes transgénicos deben llevar una etiqueta que informe de ello.

La declaración de la asociación ASEBIO -que presidía hasta ahora Garmendia- Ciencia, progreso y medio ambiente es más contundente: "Las autoridades de nuestro país deberían facilitar su empleo [de las variedades genéticamente modificadas] sin discriminaciones para que la competitividad de la agricultura de nuestro país no se vea perjudicada" e incidía en la "ausencia de estudios científicos que desaconsejan el empleo" de este tipo de plantas.

Manifiesto contra manifiesto. Una no menos larga lista de académicos, sindicalistas, ecologistas y representantes de organizaciones de consumidores se han adherido a otra declaración, Democracia, precaución y medio ambiente. Este documento cuestiona las mejoras en la calidad de los alimentos que la industria atribuye a los transgénicos, afirma que sus impactos sobre el medio ambiente cada vez están más documentados, advierte de que no contribuyen a aliviar la pobreza ni el hambre en el mundo y concluye que "sólo benefician a las multinacionales que los desarrollan y comercializan".

"La evolución de la opinión pública es clave, pero todo dependerá de la regulación. A más trabas legales, más tardará en imponerse la tecnología. Pero es cuestión de tiempo", augura el economista Gonzalo Sanz-Magallón, profesor de la Universidad San Pablo-CEU, para quien los transgénicos pueden beneficiar a agricultores y consumidores en el Tercer Mundo. Y agrega: "La clave está en la voluntad política".

Fuente.el Pais Reportaje ARIADNA TRILLAS 29/04/2008

Por una agricultura ecológica

Los transgénicos esconden impredecibles riesgos (ecológicos, económicos y sanitarios). Aunque los que los comercializan afirman que su consumo no es perjudicial para la salud humana, no hay estudios que lo constaten. Por el contrario, la agricultura ecológica es una respuesta integral a todos estos problemas. Con los transgénicos se han visto impactos en la biodiversidad, contaminación en campos adyacentes y resistencia a herbicidas, la creación de virus, resistencias en insectos y plantas, daños a la fauna de insectos beneficiosos. Suponen una dependencia de los agricultores de la agroindustria de semillas y de patentes de plantas y animales, mayor industrialización de la agricultura, pérdida de empleos, costos de responsabilidad ambiental por separación de producciones. Ocasionan la producción de sustancias indeseables e inesperadas que modifican la composición y función de los órganos de las plantas, reacciones alérgicas a los alimentos y mayor riesgo de cáncer de mama o mayor facilidad de transferencia de resistencia a antibióticos. En animales se han visto desórdenes metabólicos y problemas de fertilidad.

Víctor González es director técnico de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica

La base del desarrollo actual

Todas las variedades agrícolas tradicionales proceden de modificaciones genéticas dirigidas por el hombre. Sin ellas, no existiría la agricultura actual. Las plantas transgénicas simplemente incorporan nuevas metodologías que añaden precisión a las modificaciones convencionales. En los más de 10 años de empleo de estas variedades, no se ha encontrado ni un solo efecto nocivo para la salud o para el medio ambiente. Gracias a los controles a que están sometidos, los transgénicos ofrecen más seguridad que ninguna variedad convencional. Su mayor productividad también reduce la superficie de suelo agrícola, contribuyendo a preservar ecosistemas naturales. La biotecnología desarrolla nuevos cultivos más rápida y eficazmente, y permite mejoras en variedades locales. Cultivos que requieren menos agua, o que resisten mejor a las heladas o a las plagas; variedades que incorporan mejoras nutricionales y alivian deficiencias endémicas en poblaciones; cereales seguros para los celíacos... Corresponde a los ciudadanos decidir si desean prescindir de los beneficios de la biotecnología. A los científicos, garantizar que se hace bien.

Carmen Fenoll es catedrática de Medio Ambiente en la Universidad de Castilla-La Mancha.

¿Infeliz en su trabajo? Piénselo otra vez

Más allá de las diferencias superficiales, los seres humanos comparten un rasgo más profundo en común: el anhelo de evitar el sufrimiento y experimentar la felicidad. Sin embargo, debido a la vorágine del sistema de mercado actual y a las exigencias laborales por parte de las organizaciones -que en una gran mayoría de los casos apenas tienen en cuenta el bienestar físico y mental de sus empleados-, se ha convertido en una conquista difícil de lograr.

Entre los datos más alarmantes destaca el sondeo realizado sobre 10.500 profesionales a finales de 2007 por la firma de búsqueda de empleo Monster.es, que aseguraba que más de 8 de cada 10 profesionales (unos 15 millones de españoles) se siente insatisfecho en su trabajo. Y lo cierto es que al brillar por su ausencia, la felicidad empieza a ser una palabra "maltratada" por la sociedad, pues "suele confundirse con emociones como el placer y la satisfacción de conseguir aquello que deseamos", afirma Juan Salvador Verges, autor de La felicidad de Alicia (Planeta Empresa), que lleva años investigando sobre el tema.

Pero alcanzar este tipo de triunfos externos "no implica sentirse verdaderamente feliz por dentro", es decir, "experimentar un duradero equilibrio interno", añade Verges. En su opinión, "para no ser confundidos por el continuo bombardeo de mensajes publicitarios sobre lo que tenemos que ser, hacer y poseer para sentirnos felices, hemos de guiarnos por lo que experimentamos en nuestro interior, que debe ser nuestra primera y última referencia". Y añade: "Sólo así es posible conocer y comprender la verdad que nos libera del sufrimiento y que nos lleva a disfrutar de una vida personal y profesional consciente, equilibrada, creativa y llena de sentido".

Más que nada porque "una de las grandes falacias de nuestro tiempo, que forma parte de nuestra compleja programación mental, es que nuestra felicidad depende de algo externo", apunta la coach Maite Barón, directora de Building Visionary Organisations. "Pero esta mentira nos lleva a caer en el olvido de nosotros mismos, dedicándonos excesivamente a lo externo y apegándonos a personas, cosas y profesiones que creemos que van a generarnos dicho estado interno", añade Barón, experta en Programación Neurolingüística (PNL), con clientes como Reuters, BT, Carat, Warner Bross y L'Oreal.

Y dado que "son muy pocas las veces en que la realidad se adapta a nuestras necesidades y expectativas egoístas y egocéntricas, viviendo de esta manera somos cómplices del malestar que nos crea la frustración y la resignación de no conseguir lo que esperábamos", expone Barón. Pero lo cierto es que la felicidad no tiene ninguna causa externa. "Más bien es una consecuencia de querer mirar nuestro mundo interno y estar dispuesto a trabajar con lo que va saliendo", añade.

Se trata de "nuestra verdadera naturaleza, cuyo contacto recuperamos cuando eliminamos todas las obstrucciones de nuestra mente, como el deseo, el odio, la ira, la ansiedad, la soberbia, la vanidad, el rencor, el estrés, la envidia, la preocupación, el apego, la avaricia, el resentimiento, la culpa, la tristeza, la expectativa, el enfado y el miedo". Según Barón, "solemos desarrollar estas percepciones mentales cuando nos orientamos obsesivamente a una meta o cuando no sabemos lidiar con inteligencia emocional nuestras relaciones personales en la oficina".

Aunque "no es un trabajo fácil mantenerse ajeno a algunas de estas adicciones mentales, sí hay que tener en cuenta que contaminan nuestra manera de pensar y, en consecuencia, de sentir, lo que en última instancia genera lo que experimentamos en nuestro interior".

Así, para salirse del círculo vicioso de la insatisfacción, "lo principal es conocernos para comprender de qué manera podemos liberarnos de la esclavitud de la mente". Sólo así "llegaremos a ser dueños de su funcionamiento". En eso consiste "vivir conscientemente", concluye Barón.

Este malvivir encuentra su causa en "el condicionamiento sociocultural inculcado durante la infancia, a partir del que hemos desarrollado una serie de falsas creencias que suelen gobernar inconscientemente nuestra vida, como que los factores externos son los que originan nuestro estado interno", sostiene Gonzalo Martínez de Miguel, director del Instituto de Formación Avanzada (INFOVA), especializado en desarrollo directivo. "Y dado el panorama laboral, lo normal es que la gente viva el trabajo como una esclavitud, creyendo que es la causante de su sufrimiento".

Sin embargo, "la experiencia de los profesionales, lo que sienten en su interior, no depende de lo que les pasa, sino de la interpretación y la actitud que toman frente a sus circunstancias", asegura. A su vez, "estas interpretaciones están sujetas al sistema de creencias de cada uno", añade. De ahí que "en vez de vivir como víctimas, culpando a los demás, a la empresa o al sistema de su malestar, es necesario que cada profesional se responsabilice de su estado interno", dice Martínez de Miguel.

Más que nada porque "ya que no podemos transformar la realidad externa -pues ésta tiene su propio ritmo de cambio y evolución-, debemos centrar nuestro esfuerzo en cambiar lo que sí depende de nosotros: nuestra manera de vivir las cosas que nos van pasando", concluye el director de INFOVA, que cuenta con clientes como Deustche Bank, Alcampo y Vodafone. Eso sí, para lograr este equilibrio interno no basta con saber cómo afrontar las adversidades del día a día laboral. "Para poner en práctica un nuevo cambio de actitud, mucho más proactivo y constructivo, es necesario gozar de la energía suficiente para vivir más conscientemente, creando espacio entre lo que nos pasa y nuestra consiguiente reacción", señala el coach Juan Carlos Cubeiro, socio director de la consultora Eurotalent, que imparte cursos de autoconocimiento.

Así, "es básico cuidar la alimentación, beber mucha agua, respirar profundamente más a menudo, dormir ocho horas, practicar ejercicio con regularidad, trabajar el pensamiento positivo y buscar momentos de silencio para no hacer nada, simplemente relajarse", añade. Gracias al excedente de energía que genera llevar un estilo de vida equilibrado y saludable, "es mucho más fácil dejar de reaccionar impulsiva y negativamente, aprendiendo a aceptar todo aquello que no depende de nosotros, preservando así nuestra paz interior".

Con el paso del tiempo "y al ir entrenando conscientemente", llega un momento en que "la realidad externa ya no suele hacer que nos provoquemos malestar con tanta frecuencia y regularidad, lo que nos permite recuperar la serenidad perdida", afirma Cubeiro. Y concluye: "Como todo en la vida, es una cuestión de voluntad y aprendizaje". -

Cambio de paradigma

"Para dejar de ser una víctima de la realidad externa, que escapa a nuestro control, hemos de ser dueños de nuestra realidad interna, es decir, de nuestra mente y nuestros pensamientos", afirma Gonzalo Martínez de Miguel, director del INFOVA.Y para lograrlo, "es necesario que nos comprometamos con nuestro autoconocimiento y desarrollo personal, de manera que podamos experimentar un cambio de paradigma en la manera de vernos a nosotros mismos y, en consecuencia, a la realidad de la que todos formamos parte". No en vano, "no vemos el mundo como es, sino como somos nosotros".Así, a la hora de tomar decisiones, "en vez de que prevalezcan las cuestiones externas -como el dinero, la imagen, el estatus o la calidad y cantidad de nuestras posesiones-, si realmente queremos ser felices, debemos priorizar nuestro bienestar interno". Y concluye: "Hemos de ser conscientes en todo momento de cómo nos sentimos y cuáles son las causas y los efectos de lo que decimos, pensamos y hacemos, tanto sobre nosotros mismos como sobre los demás". -

"Si no tuvieras que trabajar, ¿en qué ocuparías el tiempo libre?"

Salvo para unos pocos, en el mundo de hoy no hay forma de escapar del trabajo. De ahí que sea de "vital importancia" hacer algo que "nos guste, que nos permita aprender y, en definitiva, que tenga sentido más allá de ganar dinero para vivir", apunta Santiago Álvarez de Mon, profesor del Iese, en cuyos programas de formación "se intenta motivar a que cada alumno descubra quién es para que pueda convertirse en lo que ha venido a ser".

Aunque se trata de una premisa basada en el "sentido común", en demasiadas ocasiones "queda sepultada por las creencias promovidas por el sistema de mercado actual, que ensalza el hacer y el tener, marginando completamente el ser", señala este experto.

De ahí que sea necesario que cada individuo "tenga el coraje de ir más allá del condicionamiento sociocultural que le ha sido impuesto, de manera que deje de orientarse inconscientemente hacia profesiones más remuneradas económicamente y, por ende, mejor consideradas por la sociedad".

Así, "en vez de ser condicionante, la formación debe concebirse como un medio para promover que cada persona se conozca y desarrolle, dotándole de herramientas para que tenga más facilidad de poner su verdadero talento al servicio de los demás". Con ello se contribuye a que "el entusiasmo, la ilusión y la diversión sean valores realmente sostenibles".

Eso sí, Álvarez de Mon es consciente de que "no todas las personas pueden dedicarse a lo que les gusta". Y no sólo eso: "Muchas de ellas tampoco saben cuál es su pasión en la vida ni si tienen alguna vocación profesional por desarrollar". A todas ellas, este profesor les anima a que reflexionen lo siguiente: "Si te tocara la lotería y no tuvieras la necesidad económica de trabajar, ¿en qué ocuparías tu tiempo libre?" . -

FUENTE: EL PAIS-REPORTAJE: CARRERAS & CAPITAL HUMANO - BORJA VILASECA 27/04/2008

La ONU culpa de la crisis alimentaria a la "política aberrante" del FMI

Ziegler pide una moratoria de cinco años para los biocombustibles

El relator especial de la Organización de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación calificó ayer de "auténtica tragedia" el aumento del precio de los alimentos y pidió fondos suplementarios para atajar el hambre. En el marco de una reu-nión del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, con las 27 agencias que conforman el organismo, Jean Ziegler culpó del drama a los biocarburantes, a las "políticas aberrantes" del Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la especulación.

La comparecencia ante los medios de comunicación iba a ser una simple conferencia de despedida y balance de gestión del saliente relator especial de la ONU. Pero el suizo Jean Ziegler la terminó convirtiendo en una incendiaria llamada de atención. El sociólogo y escritor, autor de El imperio de la vergüenza, no dudó en calificar la producción de biocarburantes de "crimen contra la humanidad".

Ziegler tampoco ahorró críticas a organismos como la Organización Mundial del Comercio y acusó a su director, Pascal Lamy, de tener una línea de trabajo, "totalmente contraria a los intereses de los pueblos mártires del hambre, porque son los pagos proteccionistas los que permiten a los campesinos cultivar alimentos". Calificó igualmente al FMI de seguir "políticas aberrantes" por desarrollar cultivos de exportación para reducir la deuda exterior en detrimento de las "agriculturas de subsistencia", y abogó por el fin de los "cultivos coloniales".

Dentro del aluvión de críticas, consideró positivo el "cambio de postura" del director del FMI, Dominique Strauss-Khan, quien ha invitado a los gobiernos "a dar una prioridad absoluta a los cultivos alimenticios".

El suizo lanzó además una llamada urgente a todos los donantes del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU a incrementar sus ayudas, puesto que la subida de precios de los últimos tres meses ha provocado una caída del poder adquisitivo del 40%. Según los expertos, la ayuda adicional debería elevarse a 476 millones de euros. "De este programa dependen 75 millones de personas", recordó antes de proponer "una moratoria total de cinco años sobre la producción de biocarburantes".

En declaraciones a este diario, Ziegler disculpó a los países que optan por la agricultura de exportación: "Lo hacen no por cinismo, sino porque necesitan divisas para poder pagar sus deudas y seguir los dictados aberrantes del FMI". El sociólogo aboga por "reglas más duras, en particular en la comercialización de materias primas. Hay que regular las Bolsas de manera que los especuladores pierdan sus ganas de especular".

El relator, cuyo mandato termina mañana, ha sido elegido para integrar el Comité Consultivo del Consejo de Derechos Humanos. Antes de marcharse subrayó que "la transformación masiva de cultivos en biocarburantes ha provocado la escalada de precios de productos básicos esenciales para la supervivencia de millones de personas".

Según datos de la FAO, Fondo de la ONU para la Agricultura y la Alimentación, en el último año el trigo se ha encarecido un 130%, el arroz un 74%, la soja un 87% y el maíz un 53%. Ziegler subrayó que, "si en Europa una familia dedica un 10% de su presupuesto a la alimentación, en el mundo en desarrollo esa proporción puede llegar al 90%".

El polémico analista destacó los casos trágicos de Gaza y Darfur y advirtió de que "millones de personas pueden morir de hambre en los próximos meses" si no se toman medidas. En un oscuro vaticinio, afirmó que "las revueltas del hambre que han tenido lugar ya en 37 países van a intensificarse, y el número de personas afectadas por la malnutrición va a aumentar en los próximos cinco a seis años".

La atención mundial continúa hoy en Suiza. Ban Ki-moon hará públicas sus conclusiones tras reunirse ayer con los directivos de las 27 agencias. Su objetivo era "elaborar un plan de batalla ante la crisis". Ziegler se mostró escéptico: "No creo que Ban Ki-moon disponga de los medios para enfrentarse a las multinacionales que controlan la producción de biocarburantes", dijo a este periódico.

Fuente: el Pais -RODRIGO CARRIZO - Ginebra - 29/04/2008

La ONU y el Banco Mundial crean un equipo conjunto para atajar la crisis alimentaria

Las agencias de Naciones Unidas califican de "desafío sin precedentes y de proporciones globales" el problema del precio de los alimentos

Las agencias humanitarias de la ONU y el Banco Mundial van a crear un equipo conjunto de urgencia para atajar la crisis alimentaria mundial, un "desafío sin precedentes y de proporciones globales", que se cierne sobre millones de personas debido al fuerte y rápido aumento del precio de los alimentos básicos. Así lo han acordado hoy en Berna (Suiza) las agencias de Naciones Unidas y el secretario general de la organización, Ban Ki-moon. Para el corto plazo, Ban Ki-moon ha pedido donaciones a la comunidad internacional por 2.500 millones de dólares (1.600 millones de euros).

"Consideramos que la dramática escalada de los precios de los alimentos en todo el mundo ha evolucionado hacia un desafío sin precedentes de proporciones globales que se ha convertido en una crisis para los más vulnerables del planeta, incluyendo a los pobres de las ciudades", dice la ONU en un comunicado emitido tras la "histórica y esencial" reunión entre las 27 agencias sectoriales de Naciones Unidas, entre ellas el Programa Mundial de Alimentos (PAM) o la agencia para la Agricultura y la Alimentación (FAO), y su secretario general iniciada ayer en la capital suiza.

En una rueda de prensa para informar sobre la reunión, Ki-moon ha hecho un llamamiento desesperado: "Si no se cubren plenamente los fondos que hemos solicitado a los donantes, nos arriesgamos a que aumente aún más el hambre, la malnutrición y a que estallen disturbios sociales a una escala sin precedentes". Debido a la escalada de los precios de los alimentos básicos ?arroz, trigo, maíz, frutas-, el Programa Mundial de Alimentos, del que dependen 75 millones de personas en el mundo, ha perdido en tres meses un 40% de su poder adquisitivo.

El líder de la ONU estaba acompañado en la rueda de prensa por la directora del PAM, Josette Sheeran, del presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, del director de la FAO, Jacques Diouf, el presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura, Lennart Bäge, y del Director general de la Organización Mundial del Comercio, Pascal Lamy. Moon ha convocado a los líderes mundiales a una cumbre sobre seguridad alimentaria que se celebrará en Roma del 3 al 5 de junio.

No a la prohibición de la exportación

Paralelamente, Zoellick ha anunciado que el BM planea poner en marcha algún tipo de herramientas de financiación rápida para ayudar a los países más desfavorecidos y cuya estabilidad está en mayor peligro -ya se han producido revueltas con muertos en algunos países, como Haití, Camerún o Senegal, entre otros-. También creará herramientas de financiación más rápidas y flexibles para otros países. Además, su director ha anunciado que para el año que viene va a doblar el importe de sus préstamos para la agricultura en África, hasta los 800 millones de dólares (511 millones de euros).

También ha pedido, con el apoyo de Ki-moon, a los gobiernos que no tomen medidas proteccionistas, como la prohibición de las exportaciones de los productos básicos, ya que contribuirían a exacerbar el problema. "Instamos a los países a que no recurran a la prohibición de las exportaciones. Estos controles contribuyen a que se acapare, disparan los precios y perjudican a los más pobres", ha dicho Zoellick.

"Aunque hemos visto caer los precios del trigo en los últimos días, es probable que los del arroz y los del maíz sigan altos", ha pronosticado Zoellick, por lo que ha pedido que la comunidad internacional se centre también en el largo plazo, además de en las medidas de emergencia, como por ejemplo esfuerzos para impulsar el comercio mundial. "La emergencia es crítica, pero no podemos parar ahí", ha dicho el jefe del BM.

Fuente: el Pais -AGENCIAS - Berna - 29/04/2008

Los precios de la comida han se han triplicado y cada día, personas que antes podían pagar una bolsa de arroz o una barra de pan, se hunden en el hambre y la miseria. Trabajadores por todo el Mundo han salido a las calles a protestar por su derecho más básico-la comida. 100 millones de personas están en peligro de inanición, lo que en muchos países podría ocasionar inestabilidad política y hasta violencia como en Haiti.

Los que más sufren son, como de costumbre, los más vulnerables. Se necesita ayuda alimentaria inmediata pero también soluciones a largo plazo. En el espíritu de solidaridad internacional del Dia del Trabajado, únete a nosotros y a Zainab Bangura, Ministra de Asuntos Exteriores de Sierra Leona pidiendo al G8, la UE y la ONU un sistema que actúen hoy mismo y confronten la crisis mundial del alimentos.

Petición al G8, la ONU y la Unión Europea
Les rogamos actuar inmediatamente para resolver la crisis alimentaria mundial: movilizando fondos de emergencia contra el hambre; eliminando incentivas perversas para quemar comida como biocombustibles, confrontando el problema de la especulación financiera en el sector alimentario, re-evaluando la políticas comerciales injustas, e invirtiendo en la productividad agrícola en los países en desarrollo.

Firma la petición .CAMPAÑA SOS CRISIS ALIMENTARIA MUNDIAL .AVAAZ.ORG-El mundo en acción


lunes, 21 de abril de 2008

Hacia una sociedad dopada

En España se vendieron durante el año 2007 un total de 46 millones de cajas de ansiolíticos (una por habitante), según destacó el catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid Juan José Miguel-Tobal, durante la presentación del VII Congreso de la Sociedad para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, que se celebrará en Benidorm entre el 18 y el 20 de septiembre del 2008. El Prozac es el ansiolítico más consumido en España.

ONU lanzó campaña contra cambio climático

La eficacia de un “estilo de vida sencillo" para luchar contra el cambio climático es el principal mensaje de la campaña lanzada hoy por la ONU, en la víspera del Día Mundial de la Tierra, en China, uno de los grandes contaminadores del planeta.

Titulada “Nuestra parte”, la campaña del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha reclutado a la actriz y cantante china Zhou Xun, quien adquirió notoriedad internacional por su papel en la coproducción franco-china de 2003 “Balzac y la joven costurera china.”

La iniciativa multimedia quiere aprovechar el tirón de Zhou entre los chinos para que pongan su granito de arena en la lucha contra el calentamiento global, con simples métodos como usar palillos reciclables, según explicó una nota de prensa del PNUD.

La actriz ha sido además designada primera embajadora de buena voluntad del PNUD en China y se une así a los futbolistas Ronaldo, Zinedine Zidane y Didier Drogba, a la tenista María Sharapova, a la actriz Misako Kono y al príncipe noruego Haakon Magnus.

"Es obvio que la gente se sabe los consejos 'verdes'. El problema es conseguir que los practiquen voluntariamente. Nuestra meta es encontrar un camino inteligente para que estos consejos estén de moda y que la gente esté orgullosa de ponerlos en práctica,” dijo Zhou.

Según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía, el fuerte consumo en China ha supuesto que actualmente haya superado probablemente a EEUU como principal emisor de CO2, principal causante del cambio climático.

Este mes, el secretario ejecutivo de la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático (UNFCCC), Yvo de Boer, advirtió de que si las economías de China e India siguen creciendo al elevado ritmo de los últimos años, será prácticamente imposible evitar el nivel crítico de calentamiento.

domingo, 20 de abril de 2008

Contestación mundial


La efervescencia revolucionaria de 1968 terminó con diferentes derrotas, pero dejó la prevalencia de la cultura de la sospecha y la autonomía del individuo. Cuarenta años después de aquella revuelta civil protagonizada por los jóvenes, el reto de la sociedad global es recuperar las actitudes que permitan enfrentarse a las nuevas formas de autoritarismo.

1 La efervescencia revolucionaria

El 68 fue en diversos lugares del mundo un año de efervescencia revolucionaria. La expresión es de Claude Lefort y me parece que define mucho mejor la realidad de los hechos que la palabra revolución. Ni en Berkeley, ni en Tokio, ni en Roma, ni en Berlín, ni en París, ni en Varsovia, ni en México, por citar los principales escenarios de aquella movida, estuvo en juego el poder político ni su ocupación entraba realmente en las expectativas de quienes llenaban las calles con sus protestas. La única excepción fue Praga, pero no se trataba de un proyecto revolucionario sino de un proceso de cambio desde el poder. Y fue la contrarrevolución ?la ocupación del país por los tanques del Pacto de Varsovia, dirigida desde el Kremlin? la que echó a los que pretendían que el socialismo evolucionara hacia formas democráticas, en sintonía con los ciudadanos.

A lo sumo podría hablarse de revolución cultural, como hizo Fernand Braudel, en la medida en que los tres ámbitos principales de la cultura,la familia, los media y la enseñanza, sufrieron una sacudida que les cambiaría profundamente. La gran movida fue breve y en la mayoría de los lugares se impuso el retorno al orden, la reacción restauradora. De forma brutal en Polonia y en Checoslovaquia, de forma democrática en Occidente: basta recordar que en junio el general De Gaulle arrasó en las urnas y en noviembre, Nixon gana las elecciones en Estados Unidos. La revuelta por tanto se saldó con un fracaso. Pero se había puesto en marcha un proceso, lento pero imparable, de cambio de costumbres y modos de vida, cuyos efectos políticos y legales se fueron concretando lentamente. Hoy todavía se está dando cuerpo jurídico (en España en la pasada legislatura, por ejemplo) a derechos y libertades que tienen su origen en aquel impulso. El año 1968 fue el inicio de la transición liberal que culminaría en el año 1989 con la caída de los regímenes de tipo soviético. Después vino la revolución conservadora que ha hecho de la supuesta herencia de mayo el enemigo a batir. Con la cristalización de una nueva hegemonía autoritaria se cierra, a los cuarenta años de su inicio, el paradigma que entonces se abrió.

2 La dimensión universal

Aquella efervescencia revolucionaria mundial tenía obviamente peculiaridades específicas en cada lugar. En plena guerra fría, con el mundo dividido en dos bloques, la gran contestación se enfrentaba a dos formas de poder, el imperialismo americano y el imperialismo soviético. De modo que distintas eran las formas de opresión contra las que se movilizaban unos y otros y distintas eran las condiciones en que la agitación se producía. El periodista polaco Adam Michnick, en una entrevista en Le Monde, lo explicaba así: “Los eslóganes que se gritaban en La Sorbona o en Berlín oeste estaban dirigidos contra el capitalismo, la sociedad de consumo, la democracia burguesa y también contra Estados Unidos y la guerra de Vietnam. Para nosotros era una lucha por la libertad en la cultura, en las ciencias, en la memoria histórica, por la democracia parlamentaria y, en fin, especialmente visible en Checoslovaquia, contra el imperialismo soviético, no el americano”.

Muchas de aquellas movidas tuvieron su origen en el mundo universitario. Así fue en Berlín, donde desde el año anterior se habían producido múltiples acciones estudiantiles por la reforma de la Universidad, contra la gran coalición que gobernaba Alemania y contra la guerra de Vietnam. Un grave incidente, la muerte de Benno Ohnesorg a tiros de un policía, durante una manifestación, el 2 de junio de 1967, radicalizó el proceso. Los estudiantes lanzaron una dura campaña contra los medios de comunicación del grupo Springer a los que acusaron de manipular los hechos: la prensa entraba en el campo de visión de los contestatarios. Un año más tarde, en abril de 1968, el principal líder del movimiento, Rudi Dutschke, sufrió un atentado perpetrado por un joven ultraderechista, Josef Bachman.

En México, también fueron los estudiantes con voluntad de liberalizar el mundo universitario los que protagonizaron las movilizaciones que acabarían trágicamente el 2 de octubre del 68 con la matanza de la plaza de Tlatelolco, en vigilias de los Juegos Olímpicos. Nunca se ha sabido el número de personas que murieron allí, cuando un Batallón Olimpia progubernamental empezó a disparar contra la multitud. También en Estados Unidos, los estudiantes del campus de Berkeley tuvieron un protagonismo destacado en una movida de carácter contracultural. Pero la guerra de Vietnam y la cuestión de los derechos civiles desbordaron en mucho el ámbito universitario. En 1964, bajo la presidencia de Lyndon Jonson, se aprobó la Civil Rights Act, que reconocía a los negros los derechos de los que estaban desposeídos. Fueron años en que las organizaciones proderechos civiles adquirieron mucha fuerza en la lucha por los derechos de las minorías. Pero el 4 de abril de 1968, Martin Luther King fue asesinado por James Earl Ray en Memphis, un atentado que nunca ha quedado plenamente esclarecido. El 17 de octubre, en los Juegos Olímpicos de México, los atletas americanos Tommie Smith y John Carlos, medallas de oro y bronce en doscientos metros lisos, al subir al podio levantaron el puño con un guante negro, mientras sonaba el himno americano para manifestar su pertinencia al Black Power.

Por supuesto, en París fue la Universidad, Nanterre, concretamente, el motor de la movida por cuestiones que tenían que ver con la liberalización de las costumbres. Las primeras protestas fueron contra la separación de sexos en las habitaciones de la residencia de estudiantes. El 22 de marzo la ocupación de la Universidad acabó con una acción disciplinaria contra algunos líderes estudiantiles. Ante un tribunal universitario, según ha relatado Alain Touraine, que ejerció de defensor, se dio este diálogo entre el presidente y Daniel Cohn-Bendit:

¿Estaba usted el 22 de marzo en la Facultad?

No, no estaba en la Facultad.

¿Dónde estaba entonces?

En mi casa.

¿Y que hacía usted en su casa a las tres de la tarde?

Hacía el amor, señor presidente, algo que a usted seguramente no le ha ocurrido nunca.

Después el movimiento iría creciendo, ocupó La Sorbona, se hizo fuerte en las calles y callejuelas del Barrio Latino, consiguió la alianza con los trabajadores que dio lugar a una huelga general sorpresa y a la gran manifestación del 13 de mayo.

Incluso en Polonia, el origen de las movilizaciones estuvo en los estudiantes y los intelectuales. Fue la suspensión de la representación teatral de una obra de Adam Mickiewicz, el más reconocido de los autores polacos, en el Teatro Nacional de Varsovia, la que desencadenó un movimiento contra la dictadura comunista que fue liquidado en tres semanas con una fuerte represión.

Pero con todas sus peculiaridades y diferencias, había un doble factor común a casi todas estas contestaciones, que es el que permite hablar de una gran contestación liberal: la crítica al autoritarismo y el antisovietismo. Y una doble novedad: el protagonismo de los jóvenes y el carácter civil “alejado de las estructuras de poder” de la revuelta.

3 El nuevo sujeto político

Por primera vez, los jóvenes, en diversos lugares del mundo asumían el papel de sujetos del cambio social. Sin duda, tiene ello que ver con el bienestar de los años de posguerra, con la demografía que consolidaba la juventud como un periodo singularizado de la vida y con la extensión social de la enseñanza superior. Casi todas las movidas del 68 tienen en las universidades su punto de partida. Casi todas ellas eran la reacción frente a formas cristalizadas de autoritarismo.

Hay cierta tradición filosófica que explica la sociedad como un compuesto de tres partes: el ámbito familiar (la vida privada); el espacio intermedio en que los individuos tejen relaciones e intercambian mercancías e ideas (lo que se acostumbra a denominar como sociedad civil) y el ámbito del poder político (el espacio público por antonomasia). La contestación del 68 fue un intento, desde este espacio civil intermedio, de romper la presión asfixiante de un espacio familiar y un espacio político claramente retardatarios, que empezaban a ser un obstáculo para el desarrollo de las sociedades modernas. Estados Unidos y Europa vivían momentos de expansión económica. Una generación de jóvenes se encontraba ante la posibilidad de pensar en algo más que los problemas de subsistencia, pero chocaba con una cultura y unas costumbres muy rígidas a derecha e izquierda (la moral de la cultura comunista, incluso en Europa occidental, no era menos restrictiva que la moral de la cultura conservadora). Las universidades crecían y se masificaban y el choque entre los estudiantes y el viejo orden académico era inevitable. La sociedad cambiaba pero el mundo familiar y el mundo político se regían por normas cada vez más obsoletas. Los estudiantes buscaban crear espacios libres donde romper los esquemas de la moral dominante. El Barrio Latino parisino se convertía así en una metáfora topológica: un lugar común en el que cada cual pudiera actuar con plena autonomía. La contestación terminó mal en todas partes, pero la liberalización de las costumbres, la desjerarquización de las relaciones sociales y la consolidación de los movimientos en defensa de los derechos civiles no dejaron de hacer camino desde aquel momento.

Es verdad que en las movidas europeas había un importante componente anticapitalista en el discurso y una empanada ideológica en la que coincidían los acentos libertarios con diversas familias de extrema izquierda, desde el trotskismo hasta el maoísmo, con discursos situacionistas y con muchas dosis de espontaneísmo crítico. Pero el principal elemento común era el antiautoritarismo, en todos los ámbitos: familiar, social y político. Lo que se traducía en una desconfianza en las instituciones, empezando por el Estado. Naturalmente, en los países comunistas el antiautoritarismo apuntaba directamente a los regímenes de tipo soviético y el marco de la contestación era la respuesta desesperada a la opresión totalitaria. Pero en Europa occidental, donde la revolución, como dijo Raymond Aron, tenía algo de quermés, el antisovietismo acompañaba al discurso anticapitalista, especialmente en aquellos países en que los partidos comunistas eran muy fuertes como Italia y Francia y se les consideraba parte del mismo establishment retardatario contra el que iban las movilizaciones. En ambos países, los partidos comunistas jugaron un papel fundamental en la restauración del orden.


4 Las derrotas

La contestación terminó mal en todas partes. Si de una revolución convencional se hubiese tratado, habría que decir que la derrota fue total y absoluta. Puesto que distintas eran las circunstancias, distintas fueron las derrotas y sus consecuencias.

En los países del Este se impuso la represión. Pero en Varsovia, aunque el movimiento fue desmantelado en sólo tres semanas, aquellas movilizaciones están en el inicio de lo que después sería el sindicalismo cristiano tan decisivo en la caída del régimen comunista. En Checoslovaquia, el retroceso fue extraordinario. La sustitución de Dubcek por el colaboracionista Husak un año después de la entrada de los tanques impuso una brutal normalización que hundió al país en una especie de purgatorio. Pero Checoslovaquia era realmente diferente de los demás porque allí sí que lo que estaba en juego era el poder, el intento de transformar el socialismo iniciado por un grupo de dirigentes comunistas.

En Estados Unidos, la tensión se desplazó a la guerra de Vietnam. 1968 fue el año de la matanza de My Lai. La tremenda herida, todavía hoy no suturada, del desastre de Vietnam marcó un par de generaciones americanas. La movilización universitaria perdió fuerza y los movimientos de derechos civiles también. La victoria electoral de Nixon cerró las esperanzas de una década que había empezado con el optimismo kennedyano. Los setenta fueron años muy amargos en Norteamérica.

Los acuerdos entre el Gobierno y los sindicatos dinamitaron Mayo del 68 en Francia al sacar a los trabajadores de la movida. La derecha ganó arrolladoramente las elecciones, después de una masiva manifestación de apelación al orden en cuya primera fila resulta todavía hoy llamativa la presencia de un rebelde convertido al gaullismo como André Malraux. De Gaulle, herido de muerte, se fue un año más tarde. Y con él quizás el símbolo más imponente de la vieja cultura social y política. Una parte de los jóvenes de Mayo alimentó a los partidos de extrema izquierda, que todavía hoy tienen presencia electoral en Francia. Algunos grupúsculos desaparecieron pronto, como los encuadrados en el delirio maoísta, pero nos dejaron la imagen de Sartre inculpado por vender La Cause du Peuple y una frase memorable del general De Gaulle: “No se puede condenar a Voltaire”. Otros buscaron la ruptura con la sociedad en el mundo rural, donde todavía quedan restos de las comunas de la época. La violencia política no cuajó. Action Directe, el grupúsculo terrorista más importante, tuvo vida efímera. La mayoría se incorporó paulatinamente a la normalidad democrática.

Donde el día después resultó más doloroso fue en Alemania y, especialmente, en Italia. En Alemania, la Baader-Meinhoff puso el terrorismo en escena, aunque fue un fenómeno limitado a un número pequeño de personas. Italia viviría la experiencia de los años de plomo, en que la violencia de extrema izquierda y de extrema derecha hizo estragos en una espiral que degradó profundamente la vida civil y alcanzó las tripas del Estado italiano, ya por sí muy corrupto.

La matanza de la plaza de las Tres Culturas de México fue en cierto modo el anuncio de una enorme contracción autoritaria en América Latina.

5 Las herencias

La gran contestación del 68 fue una sorpresa. Había una cierta sensación de estancamiento, de inmovilismo, en la Europa de las treinta gloriosas, un balneario protegido por el paraguas nuclear de la guerra fría. De maneras distintas, Daniel Bell y Herbert Marcuse habían advertido sobre la capacidad del sistema de integrar sus contradicciones. El desenlace de la efervescencia revolucionaria del 68 confirmó sus hipótesis. El sistema fue perfectamente capaz de asumir, trillar y triturar aquella negatividad que por unos meses alimentó el sueño del gran cambio. Y el proceso de liberalización que se puso entonces en marcha siguió caminos a veces contradictorios y, a menudo, lejanos de aquel impulso inicial. El discurso del 68 tenía mucho de libertario y de crítico con el Estado, más tarde la crítica del Estado, en manos de los liberales conservadores que pusieron en marcha la revolución de los ochenta y noventa ,ésta sí que concernía directamente a la conquista del poder se convirtió en desprestigio y debilitación del Estado en lo económico y en despliegue del control social en lo político.

La amalgama ideológica era tal que se hace difícil establecer los referentes ideológicos de aquellas movidas. Las apelaciones al marxismo, al trotskismo y al leninismo eran abundantes. Pero fue significativo el énfasis en la relación entre sexo, psicología y política que llevó a nombres como Freud o Reich. También el situacionismo tuvo su voz. Y en América cuajó la vía contraculturalista que acompaña a la cultura hippy. Herbert Marcuse por sus análisis de la relación entre economía, tecnología, cultura y subjetividad y por su crítica al marxismo ortodoxo fue considerado uno de los referentes. Raymond Aron habla de Les heritiers, de Pierre Bourdieu, como libro de cabecera de la movida francesa. También de la noción de grupo de fusión de la Crítica de la razón dialéctica, de Sartre. En cualquier caso, los filósofos de la sospecha, el trío Marx-Freud-Nietzsche, articularon, especialmente en Francia, buena parte del pensamiento de la época.

Aquella experiencia marcó a la generación de los que el año 1968 rondábamos la veintena. Por un lado, pesó sobre nosotros “lo digo así, porque es mi generación” el habernos autoungido como la generación moderna por excelencia. Ha costado entender que el tiempo pasa para todos y que la patente de modernidad no tiene dueño. Por otra parte, la pulsión antiautoritaria “probablemente la mejor herencia de aquellos años” también generó monstruos. He dicho, a veces, que fuimos mucho mejores hijos , en la medida en que supimos plantar cara a nuestros padres? que padres ?en la medida en que no hemos osado plantar cara a nuestros hijos?. Con nuestra actitud y la potencia integradora de las contradicciones que el capitalismo tiene, les hemos dejado sin espacio para la transgresión. Otros perdedores, víctimas de cierta frivolidad que acompañó a la contestación, de los que nunca se habla, son la generación de la droga, los que pensaron que la fiesta continuaba en la heroína y lo pagaron con la vida.

El paradigma que se abrió hace cuarenta años con la contestación de las formas de autoridad dominantes, a uno y otro lado de la guerra fría, se ha agotado. La transición liberal culminó con el hundimiento de los sistemas de tipo soviético y con la fantasía de que el triunfo de la democracia liberal significaba el fin de la historia. Después vino la restauración conservadora que se estrelló en la guerra contra Irak tras imponer el discurso de la seguridad como forma del autoritarismo en la sociedad de la información. Como ha escrito Fred Halliday, “la invasión norteamericana de Irak en 2003 supuso para los ideales y para la legalidad de la intervención humanitaria lo mismo que supuso la invasión de Hungría en 1956 y de Checoslovaquia en 1968 para el comunismo internacional”. Un ciclo se cierra.

Para mí, lo mejor de la herencia del 68 es la cultura de la sospecha, la actitud que consiste en poner siempre en cuestión cualquier enunciado que se nos ponga por delante y no dar nunca por definitivas las ideas recibidas; y el acento libertario, la autonomía del individuo frente a todas las promesas comunitaristas, culturales o religiosas. Cuarenta años después estas dos actitudes se echan de menos a la hora romper las nuevas formas de autoritarismo basadas en el triángulo que forman la seguridad como ideología, la competitividad como principio de vida y el sálvese quien pueda como destino.

FUENTE: MAYO 68 Ensayo BABELIA – EL PAIS 19-04-2008 JOSEP RAMONEDA


sábado, 19 de abril de 2008

"Los hambrientos salen de nuevo a las calles" por Raj Patel



Volvemos a ver en muchas ciudades del mundo disturbios por la carestía de los alimentos. Esto revela hasta qué punto está podrido el corazón de la política y la economía de tantos países en vías de desarrollo

Recientemente, los precios de los alimentos han experimentado en todo el mundo unas subidas extraordinarias. Tanto es así, que Naciones Unidas ha anunciado que necesitan 500 millones de dólares antes de que transcurra un mes a fin de evitar que se produzca una hambruna generalizada. El pasado marzo, el precio del arroz subió en los mercados asiáticos un 30% en un solo día. Ésta y otras subidas de precios son el resultado de una tormenta perfecta en la que se han combinado los efectos de las malas cosechas, la escasez de alimentos almacenados, la sustitución de cultivos de alimentos por otros que producen biocombustibles, el aumento de la demanda de carne, el precio récord del petróleo, y la especulación financiera.


El aumento del coste de los alimentos ha llegado a ser tan grave que incluso se ha inventado un nombre para bautizarlo: agroflación (agflation). Una fea palabra, sin duda, cuyos efectos son todavía más feos. Y que ha producido el regreso de una de las formas de activismo colectivo más antiguas del mundo: los disturbios callejeros de los hambrientos.

"Antes ganábamos 14 dólares a la semana y nos llegaba justo para ganarnos la vida. Pero desde que han subido tanto los precios, no nos alcanza para vivir. Nos limitamos a existir". La mujer que pronunció esta frase podría haber sido ciudadana de cualquiera de los países pobres donde, durante los últimos meses, se han producido disturbios callejeros provocados por la agroflación. Pero estas frases desesperadas fueron pronunciadas en Nueva York, el año 1971, y las dijo una de las Mujeres Judías del East Side que protestaban por los precios inalcanzables que los alimentos tenían en aquel momento en la ciudad. Sus circunstancias encuentran un eco en la actualidad.

Y es que la similitud entre las protestas históricas y las de este comienzo del siglo XXI no es meramente cosmética. Vale la pena analizar los vínculos entre los precios de los alimentos y la inestabilidad política. Muchas de las protestas actuales han ocurrido en países considerados como bastiones de la estabilidad. Ha habido revueltas en ciudades de Mauritania, Senegal y Burkina Faso, por ejemplo. Pero estos disturbios se han distribuido de forma irregular.

En Haití, uno de los países más pobres del hemisferio occidental, el hambre ha propiciado en los últimos tiempos la aparición de nuevas estrategias de supervivencia, fruto de una desesperación cada vez más acentuada. En las chabolas de Cité Soleil prospera hoy la industria de las "galletas de barro". Es decir, galletas hechas con margarina, sal y arcilla. La gente se las come porque no puede comprar nada mejor. Pero incluso allí la gente ha terminado saliendo a la calle y enfrentándose a las fuerzas del orden.

Haití representa un caso extremo, pero su trayectoria parece una versión acelerada del camino que van a ir siguiendo decenas de países, muchos de los cuales han sufrido años de crisis alimenticia, siempre al borde de la hambruna. Dado que los ingresos familiares en esos países se dedican en su mayor parte a la compra de alimentos, es indudable que es allí donde la agroflación tendrá efectos más dolorosos.

Ahora bien, los disturbios callejeros no se producen necesariamente en los países más pobres. Egipto y la India, por elegir dos de los países en donde ha habido recientemente manifestaciones, ocupan una posición intermedia.

¿Cómo explicar entonces la explosión de los disturbios, si su causa no es el hambre extrema? El historiador británico E. P. Thompson nos brinda alguna luz al respecto. Analizando los disturbios provocados por la carestía de los alimentos en la Inglaterra del siglo XVIII, localizó los dos factores cruciales que se suman para dar lugar a las revueltas. En primer lugar, el capitalismo trajo consigo una brutal diferencia entre lo que la gente entendía como sus derechos y las cosas que en realidad conseguía. En segundo lugar, las protestas surgían cuando los hambrientos pensaban que ésa era la única forma de hacerse oír.

La suma de estos dos criterios, a saber, la distancia muy marcada entre aquello a lo que uno cree tener derecho y aquello que en realidad obtiene, por un lado; y, por otro, el que no haya mejor manera de articular una protesta política que mediante la protesta callejera, permite explicar los disturbios causados por la falta de comida en circunstancias diversas. Esta clase de disturbios fueron frecuentes en Europa hasta la mitad del siglo XIX, pues entonces Europa comenzó a importar cereales procedentes de sus colonias para alimentar así a sus masas de trabajadores. Paralelamente, las protestas callejeras fueron sustituidas por otro tipo de actividades más sofisticadas y coordinadas, como las huelgas.

Los disturbios reaparecieron en Estados Unidos justo al término de la Primera Guerra Mundial. Las mujeres estaban en la primera línea de las manifestaciones en Filadelfia, Chicago, Toronto y Nueva York, por ejemplo. Esas mujeres creían tener el derecho de alimentar a sus familias. Cosa cada vez más imposible, debido a la fuerte inflación que se produjo al terminar la guerra. Además, esas mismas mujeres estaban excluidas de la participación política y no tenían más alternativa que la protesta callejera. En cuanto las mujeres consiguieron el derecho a voto y comenzó a producirse una mejor redistribución de los bienes, los disturbios por la carestía de los alimentos fueron perdiendo fuerza.

Así pues, la historia nos dice que prestemos atención a ambos factores, la distancia entre expectativas y realidades, por un lado, y por otro la inexistencia de un auténtico sistema democrático. Se producen disturbios callejeros por la comida en aquellos países en donde las subidas rápidas de los precios hacen prohibitiva la compra de alimentos. Y en donde, además, el desarrollo ha agudizado las desigualdades económicas entre sus propios ciudadanos, lo cual hace que crezcan las expectativas al tiempo que las probabilidades de satisfacerlas van disminuyendo. Son países en donde el abismo entre expectativas y logros se ha hecho enorme. Al mismo tiempo, los disturbios ocurren en países que sólo tienen sistemas de participación meramente formal, de manera que los pobres no encuentran modos eficaces de expresar su descontento.

En otras palabras, los disturbios por la comida son un síntoma agudo de la ausencia de una verdadera democracia, junto con una grave disminución de la posibilidad de obtener aquello a lo que los ciudadanos creen tener derecho. Desde Haití hasta la India, este doble deterioro tiene una causa común. Ambos son subproductos de las políticas de desarrollo aplicadas con criterios neoliberales. Aunque se ha hecho correr la especie de que ya no tiene validez ni se sigue aplicando, en realidad el llamado "consenso de Washington" sigue vigente, y ha supuesto para los países en vías de desarrollo un recorte radical de las ayudas de los Estados a los pobres, y, además, una profundización del hiato entre expectativas y realidades.

Además, las políticas de austeridad impuestas a esos países requieren la intervención de gobiernos capaces de ignorar las presiones democráticas de sus ciudadanos. Las instituciones financieras internacionales les conceden créditos solamente si ponen en marcha políticas de austeridad, por mucho que se quejen sus ciudadanos. Esas mismas instituciones incentivan a los gobiernos a acallar las protestas populares. De modo que, finalmente, en lugar de un debate democrático en esos países apenas si se produce una escenificación políticamente inocua de la "participación" ciudadana, lo cual permite seguir poniendo en práctica políticas de desarrollo contrarias a la voluntad de las mayorías.

Frustradas las expectativas, y sin nada que permita a los ciudadanos expresar sus necesidades, la agroflación provoca una conmoción social que puede conducir a la revuelta popular. El hecho de que volvamos a ver en las ciudades del mundo disturbios ocasionados por la carestía de los alimentos muestra hasta qué punto está podrido el corazón mismo de las economías y los sistemas políticos de muchos países en vías de desarrollo. Y qué descomunal es el fracaso de las instituciones internacionales que han pretendido llevar el desarrollo económico y democrático tanto a los países donde hay disturbios como a aquellos en donde no se han producido.

Raj Patel es autor de Obesos y famélicos. El impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial (Los Libros del Lince). Traducción de Enrique Murillo.


Fuente:EL PAIS/ANÁLISIS: LA CUARTA PÁGINA -19-04-08

Comensalidad: rehacer la humanidad, por Leonardo Boff

Comensalidad significa comer y beber juntos alrededor de la misma mesa. Ésta es una de las referencias más ancestrales de la familiaridad humana, pues en ella se hacen y se rehacen continuamente las relaciones que sostienen la familia.

La mesa, antes que a un mueble, remite a una experiencia existencial y a un rito. Es el lugar privilegiado de la familia, de la comunión y de la hermandad. En ella se comparte el alimento y con él se comunica la alegría de encontrarse, el bienestar sin disimulos, la comunión directa que se traduce en los comentarios sin ceremonia de los hechos cotidianos, en las opiniones sin censura de los acontecimientos de la crónica local, nacional e internacional.

Los alimentos son algo más que cosas materiales. Son sacramentos de encuentro y de comunión. El alimento es apreciado y es objeto de comentarios. La mayor alegría de la madre o de quien cocina es notar la satisfacción de los comensales.

Pero debemos reconocer que la mesa es también lugar de tensiones y de conflictos familiares, donde las cosas se discuten abiertamente, se explicitan las diferencias y pueden establecerse acuerdos, donde existen también silencios perturbadores que revelan todo un malestar colectivo. La cultura contemporánea ha modificado de tal forma la lógica del tiempo cotidiano en función del trabajo y de la productividad que ha debilitado la referencia simbólica de la mesa. Ésta ha quedado reservada para los domingos o para los momentos especiales, de fiesta o de aniversario, cuando los familiares y amigos se encuentran. Pero, por regla general, ha dejado de ser el punto de convergencia permanente de la familia. La mesa familiar ha sido sustituida lamentablemente por el fast food, comida rápida que sólo hace posible la nutrición, pero no la comensalidad.

La comensalidad es tan central que está ligada a la propia esencia del ser humano en cuanto humano. Hace siete millones de años habría comenzado la separación lenta y progresiva entre los simios superiores y los humanos, a partir de un ancestro común. La especificidad del ser humano surgió de forma misteriosa y de difícil reconstrucción histórica. Sin embargo, etnobiólogos y arqueólogos llaman nuestra atención sobre un hecho singular: cuando nuestros antepasados antropoides salían a recolectar frutos, semillas, caza y peces no comían individualmente lo que conseguían reunir. Tomaban los alimentos y los llevaban al grupo. Y ahí practicaban la comensalidad: distribuían los alimentos entre ellos y los comían grupal y comunitariamente.

Así, la comensalidad, que supone la solidaridad y la cooperación de unos con otros, permitió el primer salto de la animalidad en dirección a la humanidad. Fue sólo un primerísimo paso, pero decisivo, porque le cupo inaugurar la característica básica de la especie humana, diferente de otras especies complejas (entre los chimpancés y nosotros hay solamente un 1,6% de diferencia genética): la comensalidad, la solidaridad y la cooperación en el acto de comer. Y esa pequeña diferencia marca toda la diferencia.

Esa comensalidad que ayer nos hizo humanos, continúa todavía hoy haciéndonos siempre de nuevo humanos. Por eso, importa reservar tiempos para la mesa en su sentido pleno de la comensalidad y de la conversación libre y desinteresada. Ella es una de las fuentes permanentes de renovación de la humanidad hoy globalmente anémica.


Fuente: Koinonia

Encuentro de Tierra, Alma y Solidaridad en Estella, 2, 3 y 4 de mayo


Por fin ancló este común anhelo de reunirnos las gentes, movimientos y redes que vibramos con la Tierra, con el Alma y con la Solidaridad. Ya hay un lugar y un tiempo para que este deseo compartido encarne y florezca. Tras reiterados intentos, ya hemos puesto la maquinaria organizativa en marcha.

Otro mundo sostenible sólo es posible si aprendemos a reconocernos como parte de una cadena ininterrumpida e inextinguible de latidos, de vida, que garantizan el futuro de todo esfuerzo colectivo. Os invitamos a esta encrucijada de caminos, a este espacio para el mutuo enriquecimiento, para el compartir y cocrear juntos un nuevo mundo.

Desde la la Asociación Selba Vida Sostenible y la Asociación Alalba estamos convencidos/as de que ha llegado el momento de buscar un espacio para el encuentro y el diálogo entre las diversas gentes, grupos y movimientos que ofrecemos alternativas al actual paradigma dominante.

Hoy más que nunca movimientos y redes de uno y otro tipo están llamados a “fecundarse”, inspirarse mutuamente y ofrecer al conjunto de la ciudadanía una idea más sintética, inclusiva, y unitaria del otro mundo posible, entendiendo que la unidad no significa uniformidad, sino el marco para una creciente y enriquecedora diversidad.

Consideramos que el desafío no estriba tanto en la caída o el desplome del viejo orden dominante, sino en la iniciativa, creatividad y voluntad para crear un nuevo orden más bello, justo y fraterno, en el que las tres dimensiones del Ser, a las que alude Satish Kumar, Tierra, Alma y Sociedad, “se nutran, retroalimenten e interactúen mutuamente”.

Consideramos un importante paso adelante el darnos a conocer la gente que trabaja aquí y allá por una gestión sostenible del territorio y la restauración de la Tierra, una soberanía alimentaria y alimentación más sana, una vivienda más saludable y accesible, por unas ciudades a escala humana y la multiplicación de comunidades sostenibles y ecoaldeas, un comercio e intercambio sin abusos, una producción artesanal y economía alternativa y solidaria, un consumo responsable, una educación que facilite el despliegue total del ser, una salud y medicina más natural e integral, una existencia más armoniosa y consciente… Estamos convencidos/as de que unas y otras gentes y redes están llamadas a reconocerse en su complementariedad y a ir configurando una visión común del otro mundo posible.

Con esta finalizada hemos organizado esta cita abierta de Estella, e invitado a cuantos movimientos en el marco del estado, ofrecen propuestas positivas, posibles y con una intención claramente constructiva. Creemos que el futuro está de parte de los movimientos y redes que, más allá de una crítica fácil del sistema, plantean nuevos horizontes, nuevas formas de relación humana, de relación con la madre Tierra y son capaces de ponerlas en práctica, proporcionando así un modelo que puede ser imitado y seguido por otros.

En el alumbramiento de ese otro mundo posible, no podemos dejar de lado aquella parte del Ser que alude a lo más profundo de nosotros, a nuestra alma. “Si no cuidamos el alma, dice Satish Kumar, no podremos cuidar la tierra y la sociedad”, pues son las sombras de nuestra alma las que provocan sombras en el mundo en que vivimos. “Cuidamos nuestro cuerpo y nuestro espíritu a través del ejercicio del silencio, la meditación, el estudio, el arte, la austeridad y el contacto reverencial con la naturaleza”. De ahí nuestro interés en una confluencia también necesaria con las redes de desarrollo personal, de crecimiento interno, de nueva conciencia emergentes que participan de una visión abierta, universal y no doctrinaria

El futuro ya nos ha alcanzado. Pongamos pues nuestras visiones y propósitos en común. El encuentro tendrá lugar en Estella el 2, 3 y 4 de Mayo y para ello hemos comenzado a establecer los contactos oportunos.

Si formáis parte de grupo, movimiento o red ya constituidos, afines al anhelo de síntesis aquí esbozado, y deseáis dar a conocer en el encuentro vuestro testimonio, visión, experiencia, proyectos…, podéis contactarnos en el 606695452 o escribirnos a coordinacion@portaltierra.org

¡¡Bienvenidos/as a Estella-Lizarra!! ¡¡Bienvenidos/as a esta cita de unidad en la diversidad, a este encuentro entre la Tierra y el Cielo!!

(Si comulgas con los objetivos aquí apuntados, ayúdanos a difundir la información.
¡Gracias por compartir este común empeño!)


Más información del Encuentro en Portal Tierra

Fuente: Asociación Alalba
Fe, Diálogo y Encuentro

www.portaldorado.com
www.foroespiritual.org
www.portaltierra.org

Física moderna y budismo apelan por igual a la compasión universal


El físico Victor Mansfield analiza la concordancia entre ambas líneas de conocimiento y sus aplicaciones

El físico norteamericano de la universidad estadounidense de Colgate, Victor Mansfield, publicó recientemente un libro titulado: Tibetan Buddhism and Modern Physics: Toward a Union of Love and Knowledge, en el que se aborda el tema de la relación existente entre la religión budista y la física cuántica. Principios como el vacío y la indivisibilidad o interconexión de todas las realidades aparecen en ambas líneas de conocimiento, señala el autor. Enmarcada en la ya tradicional síntesis entre cuántica y espiritualidad oriental, esta obra concluye que, dado que la religión budista apela a la compasión y que la ciencia moderna también ha descubierto valores similares, esta última debería servir para mejorar el mundo y garantizar la felicidad de todos. El prólogo ha sido escrito por el Dalai Lama. Por Yaiza Martínez.


Víctor Mansfield, profesor de física y de astronomía de la Universidad de Colgate del estado de Nueva York, en Estados Unidos, acaba de publicar un libro titulado Tibetan Buddhism and Modern Physics: Toward a Union of Love and Knowledge (Budismo tibetano y física moderna: hacia la unión entre amor y conocimiento), en el que se vuelve a abordar la relación que, para diversos autores y pensadores, existe entre la religión budista y la física moderna.

Publicada por la editorial Templeton Foundation Press de la Fundación John Templeton, la obra se centra en las complejas cuestiones del diálogo y la colaboración entre budismo y ciencia, revelando las conexiones y diferencias existentes entre ambas cosmovisiones, que a priori podría parecer que no tienen nada en común.

Asimismo, el libro responde a la sincera petición del Dalai Lama de que se desarrolle una colaboración entre ciencia y Budismo, tal y como se muestra en la introducción a la obra, escrita por el propio Tenzin Gyatso. Por otro lado la llamada Oficina de Su Santidad se encargará de la traducción de la obra al chino y al tibetano.

El principio del vacío

Con un lenguaje claro y atractivo, Tibetan Buddhism and Modern Physics describe cómo el principio del vacío o sunyata (lo carente de realidad, sin identidad, lo deshabitado), núcleo filosófico del budismo tibetano, está íntimamente relacionado con la no-localidad cuántica y otras características fundacionales de la mecánica de la física subatómica.

Detalladas conexiones entre el vacío, el principio de la relatividad, y la naturaleza del tiempo también han sido exploradas por el autor. Para los budistas tibetanos, la interconexión profunda que implica el vacío demanda la práctica de la compasión universal.

Dada la relación que Mansfield y otros pensadores han visto entre dicho sunyata y el vacío descrito por la física cuántica, esta rama de la ciencia debería animar también a una actitud compasiva hacia todo lo que nos rodea.

Pero el libro no se centra sólo en las similitudes entre física cuántica y budismo, sino que también explora un conflicto significativo que surge entre ambas líneas de conocimiento: las consideraciones acerca de la causalidad. En física, la causalidad se limita a describir la relación entre causas y efectos.

En el budismo, por el contrario, la causalidad ha tenido siempre un significado espiritual, esto es, jamás es ciega sino que está llena de sentido (los actos de cada sujeto tienen efectos y estos efectos volverán siempre al sujeto por la interdependencia entre éste y la totalidad del cosmos). En resumen, nadie puede librarse de su karma.

Ciencia y compasión


Según publica Templeton Press, el libro concluye con una respuesta a la pregunta: ¿cómo podría el viaje a través de la física moderna y el budismo tibetano aplicarse a un mundo en la actualidad dolorosamente polarizado? Es decir, que el mensaje central de la obra es que la compasión universal puede acompañar la expansión de la visión científica, uniendo de esta manera el amor al conocimiento más profundo de la realidad.

En esta línea, en la introducción que antes hemos mencionado a la obra, el Dalai Lama declara “no tengo ninguna duda de que la ciencia y la tecnología pueden contribuir a la felicidad de todos nosotros, y de que la ciencia es una vasta y hermosa fuente de conocimiento. Sin embargo, a pesar de sus logros en numerosos campos, aún no hemos dado con la forma de aplicar la ciencia y la tecnología a la erradicación de la infelicidad que atenaza a tanta gente en el mundo”.

El Dalai Lama añade, “ciertamente, creo que el remedio básico para el sufrimiento anímico, por naturaleza, radica en la mente misma y que el potencial para la resolución real de los problemas de la mente existe sólo en el nivel mental. Por consiguiente, aunque necesitamos evidentemente de la ciencia y de la tecnología, también necesitamos de nuestra espiritualidad, del trabajo en el corazón y en la compasión que apuntalan nuestra felicidad esencial”.

Tanto la tradición budista como la ciencia moderna están ocupadas en conocer la realidad a diversos niveles, a través de la investigación, y no sólo teóricamente sino también en la práctica. Tanto si nos acercamos al mundo a través de la ciencia como si lo hacemos a través de la espiritualidad, debemos aceptarlo tal y como es, señala el Dalai Lama.

Verdad en ambas direcciones

Antes de Mansfield, otros físicos han explorado la conexión entre la física moderna y las filosofías orientales. El primero en hacerlo fue el norteamericano de origen austriaco Fritjof Capra, que en 1975 publicó “El Tao de la Física”, en el que se exploraban las correspondencias entre las teorías de la física cuántica y tradiciones místicas como el Hinduismo, el Budismo o el Taoísmo. En esta obra, Capra demostró que la visión que poseen físicos y místicos presenta ciertos paralelismos y que la religión o el misticismo pueden acercarse a la ciencia, aunque sean aparentemente irreconciliables.

Otros textos que han analizado el estrecho vínculo entre física moderna y filosofías orientales han sido “La Danza de los Maestros de Wu Li”, de Gary Kuzav o “El infinito en la palma de la mano”, de Matthieu Ricard y Xuan Thuan Trinh.

Todos estos autores coinciden en señalar los puntos de concordancia entre filosofías orientales y ciencia moderna. Entre ellos, además de la concepción del vacío, se encuentra la idea del universo como una totalidad indivisible, es decir, la interconexión entre todas las cosas, particularmente entre el observador y lo observado, eje central de la teoría de la relatividad y de la mecánica cuántica.

Las causas de estas similitudes podrían encontrarse, según algunos, en que en ambas líneas de investigación se hace un esfuerzo igualmente riguroso por avanzar y profundizar en el conocimiento de la realidad y, por lo tanto, se alcanzarían conclusiones igualmente verdaderas en ambas direcciones.


Fuente: Tendencias 21

El camino al que invitan las tradiciones es un camino de sutilidad, por Marià Corbí


Fragmento del libro de Marià Corbí:
"Hacia una espiritualidad laica - Sin creencias, sin religiones, sin dioses"




El camino de la espiritualidad es el camino de la sutilización porque es la vía al refinamiento del conocer y del sentir.

Los humanos somos unos seres que precisamos depredar el entorno para mantenernos vivos. Como depredadores que somos, tenemos que matar y destruir para vivir. El mundo en que vivimos y que sentimos es nuestro campo de caza. Nos vemos forzados, irremisiblemente, a concebir y sentir el mundo que nos rodea y a nosotros mismos como el campo de caza de un cazador. Nuestros procesos culturales han sofisticado mucho el campo de caza y la actuación del cazador, pero, en definitiva, no han transformado, en lo más mínimo, nuestra condición, ni pueden, ni deben hacerlo.

Esta es nuestra condición y nuestro destino: vivir depredando, subsistir matando y destruyendo. En sí no tiene nada de malo o de indigno. Somos, por añadidura, unos depredadores culturales. Utilizamos nuestras creaciones culturales para depredar con más eficacia. Esa es la base donde necesariamente hacemos pie. Negarla o revelarse contra ella sería negar nuestra condición y caer en el vacío de la irrealidad.

Sin embargo, según el testimonio de todas las tradiciones religiosas y de todos los maestros, nuestra condición de depredadores en el conocer, el percibir y el sentir no es nuestra única posibilidad. Tenemos otra, verdaderamente increíble para un depredador: la capacidad de percibir, conocer y sentir todo lo que nos rodea, y a nosotros mismos, de una forma que ya no es la propia de un grupo de cazadores en un campo de caza; contamos con la posibilidad de conocer y sentir desde la más completa gratuidad, sin buscar nada.

Aunque nos resulte increíble, los maestros lo testifican universal-mente: podemos conmovernos hasta la última fibra de nuestro ser y, conmovidos, conocer lo que nos rodea y a nosotros mismos, sin que esa conmoción y ese conocimiento nos comporten ningún beneficio ni pretendamos conseguir nada. Podemos conocer y sentir como puros testigos desinteresados.

Además de nuestra condición básica, fundamental e irrenuncia-ble, de depredadores en un campo de caza, podemos ser, también, luz vibrante frente a toda esta maravilla que nos rodea; podemos ser calor que se transforma en luz frente al esplendor que nos rodea.

Cuando un ser vivo necesitado, estructurado para vivir de matar y depredar, aprende a conocer y a sentir así, su conocer y su sentir se hacen sutiles y etéreos. Cuando así aprende a conocer y a sentir con esa gratuidad y desinterés, decimos que se ha espiritualizado, que se ha hecho tan inasible como el aire.

Para un ser necesitado, lo que no tiene una relación directa o indirecta con sus necesidades es como si no existiera. Todo lo que se sitúa más allá de los parámetros de realidad y valor que construye su necesidad es huidizo, sutil, como si no existiera.

Cuando el ser humano aprende a conocer y a sentir gratuitamente, se hace capaz de conocer y sentir lo que es «nada» para su necesidad, lo que carece de relación con su mundo de realidad.

El mundo que estructura nuestra percepción, el que articula nuestro conocimiento y nuestro sentir es como un gran círculo cuyo centro es un núcleo de necesidades, el «ego». Todo se estructura con relación a ese centro. Nuestro «yo» es como una casa en el centro del círculo.

En nuestra vida cotidiana sólo salimos de casa a cazar, y cuando salimos es para volver otra vez a casa, con una pieza al hombro. Nuestro mundo es exclusivamente un campo de caza, y toda incursión en ese mundo con la percepción, el conocimiento o el sentimiento es una caza. Éste es el sentido de nuestra vida: ir y venir de casa al campo de caza y del campo de caza a casa.

La oferta de las tradiciones religiosas y de los maestros espirituales es totalmente ajena a esta nuestra manera espontánea de proceder. Su oferta es para nosotros algo inconcebible, extremadamente desconcertante y nuevo. Proponen que aprendamos a conocer, a sentir y a percibir sin el punto de referencia de las necesidades del ego. Nos proponen la posibilidad de un conocer y de un sentir no egoísta. Eso supone que desarticulemos nuestra construcción del mundo y, por tanto, nuestra construcción del conocer y del sentir egoísta. Entonces, quien mira al mundo no es ya un centro de necesidades, sino sólo un testigo imparcial.

Eso es la sutilización; eso es la espiritualización.

Cuando se mira, se comprende y se siente lo que hay sin tener en cuenta las necesidades, en el centro del círculo no hay nadie, porque el yo sólo es un núcleo articulado de necesidades. Puesto que en el centro del círculo no hay nadie, tampoco hay círculo. Nada se estructura en torno de nada. Esa es la percepción de la dimensión absoluta de lo real. Para un pobre animal viviente y necesitado, nada hay más inasible y más sutil que eso.

Puesto que nadie es un centro de necesidad, no hay ni campo de caza ni cazador. El mundo es un enigma sin fin que se dice a sí mismo sin que ningún cazador le imponga lo que ha de decir.

El mundo no es un círculo con un centro, no tiene esa estructura egocentrada, es un océano sin fronteras y sin puntos de referencia.

Cuando alguien, no un ego necesitado, sale al mundo a percibir, a sentir y a conocer, nada es da según la medida de alguien, todo es desconcertantemente libre y sin referencia a nadie. Cuando se sale así, no se sale a cazar porque ya no existe la caza, ni nadie puede volver a casa cargado con una pieza, porque ni hay cazador, ni hay pieza, ni hay casa adonde volver.

Cuando el que mira no mira como necesitado, se quiebra la dualidad que se formaba entre el ego —núcleo de necesidades—, y el mundo —campo de caza—. Puesto que se rompe la dualidad, todo se hace no-dos.

Lo que entonces hay es conocer y sentir, pero nadie conoce y siente. Ni se conoce ni se siente nada concreto. Se trata de un auténtico conocimiento y de un auténtico sentir y amor, pero sin que sea posible decir, yo, tú, eso, mío o nuestro. En la experiencia espiritual, el animal que somos conoce, siente y percibe, realmente y sin dudar; y lo que percibe y conoce, según sus criterios de realidad, es nada.

Dicen los maestros que lo que se conoce y siente desde ahí es una «ausencia», la ausencia de todo lo que para el animal es realidad. Pero la carne conoce y siente esa ausencia realmente y no como una nada, sino como una «presencia».

Podría decirse que el misterio de lo que hay testifica y se conmueve frente al misterio de lo que hay; y se hace patente, a la vez, que el testigo es ese misterio.

La transformación a la que invitan las tradiciones espirituales es el paso del depredador al testigo desinteresado y vibrante; del depredador al amante. Quien acierta a conocer y sentir sin estar sometido a la perspectiva de la necesidad, a la estructura de los deseos del ego, adquiere un conocer y sentir libre, porque sólo la necesidad somete. Para conocer y sentir gratuitamente, el cuerpo no es un obstáculo, porque todo él es un perceptor, un sensor. Todo nuestro cuerpo es un ojo. Somos como los querubines, ojos por todas las partes de nuestro ser. También nuestro cuerpo es un sensor. Toda nuestra carne puede conmoverse, toda ella puede convertirse en corazón, en amor. Así, nuestro cuerpo ha de convertirse en luz y calor; todo él ha de ser lucidez conmovida. Eso es lo que los maestros del espíritu dicen cuando hablan de nuestro cuerpo como un cuerpo de luz y de fuego. Eso es lo que ellos llaman sutilizar nuestro ser, espiritualizarlo.

Nuestro cuerpo no es sólo la carne de un viviente necesitado sino también un puro perceptor, un fino sensor desinteresado y un testigo capaz de conmoverse hasta sus raíces con lo que hay, no sólo porque nos sirve, sino simplemente porque está ahí, porque existe, por su novedad sin fin y por la maravilla con la que nos habla.

Nuestra carne no es opaca. Somos seres luminosos porque nuestro mismo cuerpo es sutilidad. Y dicen los maestros que esa condición de testigos vibrantes y desinteresados es nuestra propia naturaleza.

Llegar a hacer de todo nuestro ser y de toda nuestra carne, ojos y corazón desinteresado, luz y fuego, sutilidad, espiritualidad, no es someternos a una sobrecarga desmesurada para nuestra humilde condición de animales, sino que, por el contrario, según los maestros ésa es nuestra condición propia.

p. 295 a 299

Fuente: Centro de Estudio de las Tradiciones Religiosas (CETR)

Más información sobre el libro en la web del CETR

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