domingo, 30 de marzo de 2008

Yo, el supermercado


Raj Patel, en 'Obesos y famélicos' (Los Libros del Lince), analiza el impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial y describe cómo han cambiado los hábitos alimenticios con la poderosa irrupción de los supermercados

El lugar sagrado del sistema moderno de producción de alimentos es el supermercado. Una cadena de supermercados es un imperio de logística que gobierna y regula los feudos más pequeños de la industria alimentaria, como el dominio del comisionista sobre el agricultor o el del distribuidor sobre el comisionista. Con sus decisiones y su estrecha supervisión en cada paso en la cadena de productos, el departamento de compras de un supermercado puede despedir a los campesinos más pobres de Suráfrica, cambiar el destino de los cafetaleros en Guatemala o trastornar la producción de las plantaciones de arroz en Tailandia.


Los supermercados son inventos patentados y, como todas las innovaciones, respondieron a una necesidad específica en el momento y en el lugar en que fueron concebidos: a principios del siglo XX en Estados Unidos, una época de abundancia sin igual. Las ruedas de la industria estadounidense giraban rápido, y los productos manufacturados surgían en cantidades cada vez mayores, eran empaquetados y colocados en los estantes para la creciente población urbana. Los industriales estaban preocupados porque, de hecho, se estaba produciendo demasiado y los consumidores no podían comprar lo suficientemente rápido para absorber el aluvión de mercancías. Además, existía una inquietud paralela por el hecho de que incluso si los consumidores podían permitirse comprar, no lo harían por la simple razón de que no lo necesitaban. La técnica eterna para persuadir a alguien de que compre fue y sigue siendo bajar el precio. Para las empresas de supermercados de principios del siglo XX, hacer eso era un desafío, dado que el margen de ganancias ya era exiguo.

Una manera de lidiar con la encrucijada de coste y precio era aprovechar las economías de escala. Cuanto mayor era la empresa, mayor su poder para negociar rebajas en el precio que pagaba por unidad. Pero no existían corporaciones dedicadas exclusivamente a la venta al detalle de alimentos que fuesen lo suficientemente grandes para hacer eso. El gran tamaño era privilegio de las corporaciones manufactureras y de transporte. Los gigantes del mundo agrícola corporativo de finales del siglo XIX y principios del XX eran principalmente las procesadoras y las distribuidoras de alimentos, no los vendedores al detalle. Una empresa de transporte, la Atlantic & Pacific Tea Company (hoy más conocida como A&P), se dio cuenta de que se podía generar dinero no sólo al comerciar con los alimentos, sino también al venderlos al consumidor. Con tal fin, estableció una amplia red de tiendas de ultramarinos a las que proveía usando la creciente infraestructura de rutas y vías férreas, aprovechando los relativamente bajos costes de transporte y el ahorro resultante de poder vender sus propios productos directamente al minorista. Las hazañas logísticas de A&P sentaron las bases de lo que hoy en día se conoce como el supermercado moderno: una gran empresa capaz de negociar precios bajos con los proveedores, de asegurarse de que los estantes nunca estén vacíos, especializada en logística y marketing. Sin embargo, una vez que las mercancías llegaban a la tienda A&P, la experiencia de venta al detalle era esencialmente la misma: el dependiente estaba entre el comprador y la mercancía; los clientes aún tenían que pedir lo que deseaban y estaban alejados de los productos hasta que se decidían a comprarlos. Pero todo esto estaba a punto de transformarse. (...)

Mientras el oeste era pionero con el formato de autoservicio, la combinación de un virginiano espabilado que trabajaba en Tennessee y una serie de sucesos geopolíticos abrió la puerta a una verdadera revolución en el campo de la venta al detalle. En 1916, la confluencia de dos acontecimientos transformó el negocio en Estados Unidos: el primero fue que el país entró en la I Guerra Mundial, y a causa de esto, los precios de los alimentos subieron un 19% (en 1917 hubo revueltas en protesta por el aumento de los precios en Nueva York, Boston y Filadelfia). Los tenderos sintieron una presión muy fuerte para que bajasen los costes, dado que los consumidores estaban dispuestos a hacer muchos esfuerzos para encontrar comida más barata. Reducir los costes a través de la economía de escala fue una de sus opciones, pero el 11 de septiembre de 1916, el minorista Clarence Saunders transformó el negocio con una conmoción mucho más profunda que el ingreso de Estados Unidos a la guerra: abrió el primer King Piggly Wiggly en Memphis, Tennessee. En él codificó la revolución minorista clave que iba a reverberar durante el siglo XX. Todo consistía en transformar la relación entre el comprador y el vendedor de una manera que reducía al mínimo los costes de venta al detalle. Aquí lo dice con sus propias palabras, las que usó para sacar la patente 1.242.872 para la "tienda de autoservicio": "El objeto de dicha invención es equipar la tienda de tal de modo que el cliente pueda servirse a sí mismo; mientras lo haga, revisará la totalidad de las mercancías que la tienda ofrece, conveniente y atractivamente expuestas". Después de seleccionar la lista de los productos deseados, se requerirá que pase por un puesto de control y de pago en donde las mercancías elegidas puedan ser facturadas, empaquetadas y pagadas antes de dejar la tienda, de tal modo que el establecimiento quede liberado de una gran parte de los típicos gastos imprevistos, o de los gastos generales, que se requieren...

La nueva tienda combinaba la idea de que los consumidores comprasen por sí mismos (y así reducir el coste de personal) con la manera de asegurarse de que estaban expuestos a todo lo que estaba a la venta (maximizando los ingresos potenciales). La vista del plano de la patente de Saunders muestra cómo la geografía interna de la tienda propiciaba el control de las existencias y la arquitectura comunicativa en la que fue, en última instancia, la primera fábrica de consumo. Uno comienza por la entrada, pasa por un torniquete, coge una cesta, sigue por el laberinto de productos de aquí para allá hasta que llega a la caja, donde debe pagar. Hay un solo camino para seguir, no hay nadie con quien hablar y la tienda está diseñada ante todo para que se ponga la mayor cantidad de cosas posible en la cesta o en el carrito en el mínimo tiempo y con el menor coste para la tienda. Dentro, los consumidores se asemejan a ratas en un laberinto.

Lógicamente, algunos consumidores no entendieron muy bien el sistema. En Australia, los promotores de los supermercados contrataron a instructores que enseñaban a adultos y niños, hombres y mujeres, cómo empujar los carritos a lo largo de los pasillos. Y en los establecimientos de Estados Unidos, hoy en día, uno puede encontrar carritos infantiles con una banderita. Aunque se supone que sirven para que los padres encuentren fácilmente a los niños en los pasillos, los minicarritos cumplen con un propósito educativo: la bandera lo proclama muy claramente: "Cliente en prácticas".

Para Saunders, el supermercado era una cuestión tanto logística como educativa. Los dependientes que en los comercios tradicionales cogían los productos de una lista que el cliente les daba desaparecieron. Los empleados que habían sido dependientes en las antiguas tiendas fueron informados muy claramente de que en el nuevo autoservicio King Piggly Wiggly no debían ayudar para nada a los usuarios a elegir los productos, que ahora eran "libres" de hacerlo por sí mismos. Como los dependientes estaban obligados al silencio, los clientes sólo recibirían instrucciones acerca de la ubicación de las mercancías por medio de la arquitectura física del supermercado. Si bien el espacio fue diseñado a partir de las necesidades de los propietarios de ubicar las existencias, Saunders fue consciente de lo importante que era cautivar y entrenar al cliente como una parte integral de la logística de la venta. Fue una arquitectura que inauguraría la ciencia de la compra impulsiva y agresiva y supondría una enseñanza activa en las maneras del "consumismo". (...)

Aparte de las unidades de cuidados intensivos, hay pocos ambientes tan obsesivamente monitoreados y reconfigurados como los supermercados. Se ha invertido mucho dinero en asegurar que los súper hagan circular la mayor cantidad de productos posibles en el menor tiempo, lo cual supone un complejo malabarismo.
El espacio no sólo ha de permitir la reposición rápida de los productos y el control instantáneo del inventario, sino también tener una atmósfera que nos ayude a olvidar que estamos haciendo las compras en un almacén bien iluminado. Un grupo de estudiosos se ha dedicado a la labor de reconciliar el ambiente de venta al detalle con la percepción de los compradores, y llaman a su trabajo el "estudio de los ambientes". Con este propósito, se ha invertido mucho dinero público y privado para descubrir, por ejemplo, que el hilo musical es importante. Hay un animado debate en el tema de cómo el tempo musical tiene importancia en nuestras pautas de compra. Se debate qué cantidad de tiempo pasamos en la tienda y el nivel de irritación que nos causa hacer cola. Algunos gurús indican que, cuanto más lenta sea la música, más relajado será el paseo alrededor del perímetro del supermercado y más lánguidas nuestras incursiones a lo largo de los pasillos. Otros dicen que una música familiar, más que el tempo, es clave para que la penosa tarea de hacer la compra pase rápido. Con un nivel de preocupación similar, los investigadores también han estudiado el efecto del color en los supermercados, y han decidido que éste afecta a las compras simuladas, los índices de compra, el tiempo pasado en la tienda, las sensaciones placenteras, los estímulos, la imagen de la tienda y de las mercancías y la habilidad de atraer a un consumidor hacia el expositor de un producto. De hecho, todo, incluso el aroma del aire, el tipo de iluminación, la posición del producto y el revestimiento de las paredes, ha sido analizado profundamente. Y ello para que nos sintamos suficientemente estimulados para desprendernos de nuestro dinero, pero no tan bombardeados como para que nos vayamos apenas encontremos la leche (que, a propósito, está ubicada al fondo de la tienda porque es el artículo que solemos entrar a comprar más frecuentemente, y, por tanto, se coloca en un lugar estratégico para que, de camino, nuestros ojos pasen frente al mayor número de productos).

Aunque se manipula el ambiente de muchas maneras distintas, la materia sobre la que más se trabaja es, por supuesto, nosotros. Dentro del espacio del supermercado, estamos sujetos a una experimentación bastante intensa, si bien se logra que la experiencia sea lo menos invasiva posible. Por ejemplo, piense en las tarjetas cliente. Las compras que quedan registradas en ellas proporcionan a los supermercados un fondo de información orwelliano con el que pueden jugar: pueden asociar nuestro nombre, dirección y otra información demográfica con nuestros hábitos de compra, analizar nuestra voluntad colectiva (uno de los softwares más populares se llama VIPER, es decir, víbora) y adaptar consecuentemente el marketing. Como resultado, el marketing se ha afinado cada vez más. En 1996, la cadena de supermercados británicos Tesco había identificado 12 diferentes segmentos de mercado, cada uno de los cuales era atendido de manera distinta. A finales de ese mismo año, 5.000 versiones diferentes de su revista de marketing directo se enviaban por correo a diferentes segmentos de clientes, y a mediados de 1998, ese número había llegado a 60.000. Hoy, cada revista se configura individualmente, basada en la información que proporcionan las tarjetas cliente. Esto es exactamente lo que pensamos que queremos; nos produce mucho placer saber que somos distintos de cualquier otra persona, con necesidades diferentes respecto a la seguridad, al confort, las nuevas experiencias y la salud. Cuanto más armonice una empresa con nuestras preferencias, más productos podrá vendernos. La innovación que comenzó con que todos los productos estuviesen expuestos para que los consumidores pudiesen elegir, tiene su evolución contemporánea en el marketing personalizado. La clave para que esto funcione ha sido más y mejor información acerca de los deseos de los consumidores.

Sin embargo, las enormes cantidades de datos con los que nos rastrean y analizan tienen sus consecuencias. Brad Templeton, presidente del directorio de la Fundación Electronic Frontier, está preocupado. Cuenta la historia de la casa de un bombero que se quemó en Tukwila, Washington: "Una vez que uno supera la ironía del asunto -dice-, hay una historia más profunda". La policía sospechó que el fuego, que atrapó en la casa a la mujer y al hijo del bombero, había sido intencionado, ya que los forenses identificaron un tipo particular de combustible. Una de las pruebas incriminatorias fue la tarjeta de Safeway del bombero, que demostraba que hubo una compra de aquel mismo combustible. Por suerte, el verdadero pirómano confesó antes de que se iniciara el juicio. Pero la lección está clara: los datos fueron usados como prueba contra él. (...)

Wal-Mart es la mayor compañía del mundo, responsable del 2% del PIB de Estados Unidos y propietaria del segundo ordenador más potente del mundo tras el del Pentágono. El 80% de los estadounidenses son sus clientes y ha convertido en multimillonarios a los hijos del fundador. Ha generado más de 130.000 empleos en 2007, con docenas de personas que compiten por cada vacante, una estructura que promueve y recompensa desde dentro de la empresa, y con precios más bajos que los que las tiendas de barrio podrían ofrecer. Sus opositores dicen que es una pesadilla de mil millones de dólares para el erario público. Según su presidente ejecutivo, esto es "el foco de una de las campañas corporativas más organizadas, sofisticadas y costosas jamás lanzadas contra una empresa individual". Wal-Mart tiene pleitos actualmente por valor de miles de millones de dólares en demandas colectivas por discriminación contra empleadas, prácticas antisindicalistas y contratación ilegal. Uno podría argumentar que hay algo pernicioso sólo en Wal-Mart para que se encuentre sometida a tantos pleitos y escrutinio por parte de los sindicatos, los defensores de los derechos de las mujeres y los activistas contra la explotación. Pero la comodidad, los precios bajos y un paraíso de elección en supermercados van de la mano de la especulación de precios, la discriminación, las prácticas de explotación laboral, la destrucción de la comunidad local, la degradación del medio ambiente y las ganancias extremas. A pesar de todo, Wal-Mart no es una excepción, simplemente nos recuerda las reglas de conveniencia del supermercado. (...)

La forma de hacer negocios de Wal-Mart es despiadada y no sigue la consigna de la empresa de "siempre precios bajos". En los casos en los que la tienda tiene competidores, obviamente sus precios son más bajos, pero, en Nebraska, un cliente compró mercancías idénticas en dos tiendas Wal-Mart distintas con un 17% de diferencia de precio. ¿La razón? En el barrio de la tienda más cara, Wal-Mart ya había liquidado a la competencia y ahora tenía la libertad de subir los precios.

Raj Patel 30/03/2008 EL PAIS

Monjes olímpicos, por Moisés Naím


En China todo es muy grande. Y también debe ser muy grande el remordimiento de muchos dirigentes chinos por haberse comprado unos Juegos Olímpicos que no sólo son carísimos sino que en vez de proyectar una imagen positiva del país están logrando todo lo contrario. Estos dirigentes nunca imaginaron que los principales protagonistas de los Juegos no serían los atletas, sino los monjes budistas. Tampoco imaginaron que junto con el prestigio de los Juegos Olímpicos también venían pleitos de calibre planetario con la realeza de Hollywood -de Steven Spielberg a Richard Gere-, la comunidad budista mundial y dos premios Nobel de la Paz -el Dalai Lama y Aung San Suu Kyi- la líder de la oposición birmana, entre millones de otros.
Cuando, en el año 2000, el Gobierno chino hizo lo posible para que los Juegos de 2008 fueran en Pekín, YouTube no existía. Ni Facebook. Los teléfonos portátiles que toman fotos y vídeos no eran tan comunes. En China el número de usuarios de teléfonos móviles pasó de 140 millones en 2001 a más de 600 hoy, mientras que los chinos conectados a la Red aumentaron de 17 millones en 2000 a 162 ahora. Los bloggers, redes sociales y comunidades virtuales también han proliferado.

Lo que sucedió esta semana en Tíbet recuerda lo que ya sucedió en Myanmar, y se agudizara en los próximos meses. Es el choque entre los viejos hábitos represivos de burocracias autoritarias y las nuevas modalidades de organización política que son a la vez profundamente locales y ampliamente globales. Los muy locales monjes de Tíbet tienen hoy influencia global gracias a Internet. Y, a los Juegos.

El 10 de marzo de 1959 el Dalai Lama tuvo que exiliarse en la India debido a la represión del Gobierno chino tras los disturbios que ocurrieron en Tíbet. Hace dos semanas un grupo de monjes budistas conmemoró este aniversario con una marcha pacífica en Lhasa. Los monjes fueron encarcelados, lo cual provocó que más monjes salieran a las calles y que el Gobierno los reprimiera.

El Gobierno chino ha iniciado una campaña para dar al mundo su versión de los hechos: los disturbios han sido orquestados por el Dalai Lama y los actos más brutales de violencia fueron protagonizados por tibetanos que saquearon y quemaron casas y negocios de comerciantes chinos. Diplomáticos basados en Pekín han sido invitados por el Gobierno a ver películas que muestran grotescas escenas de violencia por parte de los tibetanos. El Gobierno chino también organizó una muy controlada visita a Lhasa para un pequeño grupo de periodistas extranjeros. Cuando en el templo de Jokhang las autoridades explicaban a los corresponsales que la normalidad había regresado a los monasterios, 30 jóvenes monjes interrumpieron el evento gritando "queremos un Tíbet libre" y explicando que muchos de los monjes y los visitantes que allí se veían eran parte de un montaje del Gobierno para engañar a los periodistas. Llorando, los monjes anticipaban las graves consecuencias personales que les acarrearía su protesta. Inmediatamente, los agentes de seguridad sacaron a empujones a los visitantes extranjeros.

La torpeza mediática del Gobierno chino contrasta con la agilidad y eficacia de sus oponentes. A pesar del severo bloqueo informativo que las autoridades han impuesto en Tíbet, fotos y vídeos de los acontecimientos aparecieron rápidamente en Internet. La red internacional pro Tíbet cuenta con más de 153 grupos de apoyo en todo el mundo y su presión política se siente en las principales capitales. Y en Facebook.

Estos eventos en Tíbet tienen mucho en común con lo que paso en Myanmar el año pasado. Allí también los monjes budistas protestaron y el Gobierno intento impedir que el mundo supiera lo que estaba sucediendo. Y también fracasó. Y allí también China desempeña un papel crucial como aliado incondicional de la junta militar.

En 1988 el Gobierno de Myanmar asesinó a más de 3.000 personas que protestaban en las calles. El mundo tardó semanas en enterarse. El 8 de agosto del 2008 no es sólo el aniversario de esa matanza. También es el día en que se inauguran los Juegos Olímpicos de Pekín.


Fuente: El País


Más información sobre Moisés Naím en su web

Más de 300 personas se concentran ante la Embajada china en Madrid para exigir el cese de la "represión" en Tibet


Más de 300 personas se concentraron hoy frente a la Embajada china en Madrid para exigir el "cese de la represión" al pueblo tibetano y la "urgente necesidad de buscar una solución pacífica" que, por medio del diálogo, acabe con el conflicto, que "dura ya medio siglo". Asimismo, hicieron un llamamiento a las autoridades internacionales, y en concreto al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, instando a que exprese su "solidaridad" con la región china.

La concentración, organizada por la Fundación Casa del Tibet y el Comité de Apoyo al Tibet (CAT), movilizó a más de 300 personas, procedentes de distintos puntos de España y otras de origen tibetano, que soportaban pancartas y banderas donde podían leerse consignas, como "Tibet, Libre", la "ONU duerme", o "50 años si Derechos Humanos en Tibet es demasiado". Bajo el lema 'Por el respeto a los Derechos Humanos en el Tibet y el diálogo entre el Dalai Lama y el Gobierno chino', los organizadores leyeron un mensaje del líder espiritual, así como una carta de la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú.

El director de la Fundació Casa del Tibet, Thubten Wangchen, subrayó, en declaraciones a Europa Press, la "gravedad" de los disturbios en el Tibet, y pidió el apoyo internacional para velar por la "justicia, la libertad y la paz" en la región. "El apoyo de la comunidad internacional -afirmó- cuesta, pero está empezando a dar pasos en buena dirección".

En este sentido, informó que su organización entregó ayer sendas cartas al Rey Don Juan Carlos así como a Rodríguez Zapatero, y al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, solicitando su "ayuda" para "resolver de manera pacífica" la situación en Tibet. Además, reclamó al Gobierno chino que "abra su sistema comunista al mundo, y albergue más justicia, democracia y respeto a los Derechos Humanos".

A continuación, ante los manifestantes y medios de comunicación, indicó que "China no va a solucionar el mundo, sino que va a complicarle con más matanza, más sangre y más violación de Derechos Humanos". En relación con la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín, denunció que el país asiático está "insultando" al Dalai Lama, acusándole de "boicotear" la cita deportiva, "sin pruebas y sin razón".

CARTAS DE RIGOBERTA MENCHÚ Y EL DALAI LAMA


Tras ello, los organizadores, dieron paso a la lectura de una carta "de condena" escrita por la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y en la cual reprueba "los actos represivos y violatorios de los más elementales derechos humanos" cometidos por el Gobierno de China. "Apoyo en el reclamo de la autodeterminación del Tibet, de su identidad, su espiritualidad y su cultura", señala.

Además, la organización trasladó a los participantes un mensaje escrito ayer por el Dalai Lama, líder espiritual y político de los tibetanos, por el cual reclama la "urgente necesidad de buscar una solución pacífica, que beneficie a ambas partes por medio del diálogo". En este punto, muestra su "buena voluntad" para trabajar junto con las autoridades chinas en busca de la "paz y la estabilidad", y destaca su "preocupación" por "salvaguardar la cultura Budista tibetana".

"Desde el principio yo he apoyado la idea de que a China se le permitiera albergar los Juegos Olímpicos. Mi posición no ha cambiado. Pero China necesita ganarse el respeto de la comunidad global, a través de una sociedad abierta, y armoniosa, basada en la transparencia, la libertad y el predominio de la ley", expresa el líder budista.

Por su parte, el Comité de Apoyo del Tibet de Madrid (CAT) recordó la querella que ha interpuesto ante la Audiencia Nacional junto con el Comité, la Fundación Casa del Tibet y algunas víctimas de este "genocidio", y destacó la necesidad de que el Gobierno chino permita la entrada de observadores internacionales para evaluar la situación e intermediar el diálogo entre el Gobierno y el Dalai Lama".

Por último, los organizadores, acompañados del actor Miguel Ángel Silvestre, entregaron un manifiesto con cientos de firmas en la Embajada China de Madrid, y anunciaron que prevén celebrar nuevas concentraciones.


Fuente: Soitu

Más información en Fundación Casa del Tíbet

China limpia las calles de 'indeseables' ante los Juegos


Amnistía Internacional denuncia que decenas de miles de personas están arrestadas en centros de reeducación

Limpiar las calles de indeseables que perjudican la imagen de China y enviarlos a centros de detención. Es tan sólo una de las prácticas de las autoridades chinas, según denuncia Amnistía Internacional, que está a punto de presentar un informe muy crítico con la situación de las libertades en el gigante asiático. Según sus informaciones, la detención y persecución de dirigentes pacíficos se ha intensificado en los últimos meses y las violaciones de derechos humanos, lejos de remitir, aumentan con la cercanía de los Juegos Olímpicos.
Amnistía Internacional (AI) se muestra preocupada por la escalada de violaciones de derechos humanos que se ha producido en los últimos cuatro meses. Subrayan el creciente número de detenciones de líderes pacíficos y la permanencia de los centros de reeducación por el trabajo, instrumento que el régimen utiliza para limpiar las calles. Las autoridades chinas habían prometido reformar la ley de reeducación.

Taxistas sin licencia, comerciantes ambulantes, prostitutas e incluso consumidores de droga son enviados a centros de detención, señala Esteban Beltrán, presidente de AI en España. Asegura que son decenas de miles los chinos que han sido enviados a estos centros.

Las autoridades chinas prometieron a los periodistas libertad de acceso a Internet y de movimiento, y la crisis del Tíbet ha demostrado otro incumplimiento flagrante, como demuestran las excursiones organizadas por el régimen de Pekín para pasear a la prensa por Lhasa. Se han registrado 180 denuncias de violaciones del derecho a la información.

AI reconoce un paso positivo en los últimos meses por parte del régimen: las condenas a muerte aprobadas por los tribunales locales ya están siendo revisadas por el Tribunal Supremo. No obstante, denuncian la falta de transparencia en las estadísticas de ejecuciones. "Lo ocurrido en el Tíbet es un elemento adicional en el aumento de la represión en China", manifiesta Beltrán, que apuesta porque los líderes que acudan a Pekín expresen públicamente su visión de los derechos humanos. "Si los Gobiernos europeos no las condenan claramente, están aceptando las violaciones como un hecho consumado", declara.

Ésta ha sido la semana del debate sobre cómo enfrentarse a la cuestión china. El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, fijó el viernes el desmarque español del boicot frente a la puerta abierta por Sarkozy días antes. "En las relaciones internacionales hay bastante de cálculo y poco de discurso moral", declara Jordi Xuclà, diputado por CiU: "Si Europa estuviera madura para plantear un boicot, yo me apuntaría: sobre cosas como los derechos humanos no se puede pasar".

Thubten Wangchen, líder de la Casa del Tíbet de Barcelona, tiene claro que los Gobiernos occidentales deben hacer algo: "Todo el mundo calla por los intereses económicos, pero los derechos humanos son más importantes".

AI, que no se pronuncia sobre el boicot, cuenta con una lista con los nombres de 15 monjes detenidos desde el 10 de marzo. Su presidente en España sostiene que el inicio de las protestas en el Tíbet obedece al intento de las autoridades chinas de "reeducar patrióticamente" a los monjes. "Les pidieron incluso que se desmarcaran del Dalai Lama", asegura. Ése fue, dice, el primer episodio de una protesta que luego degeneró en violencia: los monjes se quejaban del proceso de reeducación al que estaban siendo sometidos.


Fuente: El País

sábado, 29 de marzo de 2008

La democracia bajo sospecha

A la democracia la ha contaminado de desconfianza nuestra sociedad. Una sociedad en la que lo único que cuenta es ganar dinero, tener poder, ser famoso, a cualquier precio, a golpe de lo que sea, engaños, timos, trampas. Una sociedad del chanchullo generalizado en la que nadie se fía de nadie, en la que nada se da por bueno. Y así cuando nos presentan una hazaña -en estos días, en los campeonatos europeos de natación de Amsterdam, Alain Bernard pulverizando los récords de los 50 y lo 100 metros libres- sólo nos preguntamos a qué treta se debe, qué producto potenciador se ha añadido al submutamol que toma para su asma, para lograr hacer el milagro.

Pierre Rosanvallon ha apostillado su libro La contrademocracia, con el subtítulo de La política en tiempos de desconfianza, cuyo propósito es proponer las medidas que puedan combatirla. Al resultado le llama una democracia de vigilancia, que articula en torno de tres funciones: vigilar, denunciar y anotar.

Atrincherado en su posición de profesor del Collège de France, sostiene que, contrariamente a la interpretación dominante, los nuevos movimientos sociales y las modalidades de su militantismo no son comportamientos de ruptura y transformación, sino práctica de vigilancia y estabilización al igual que las intervenciones espontáneas en Internet no son espacios de libertad total sino que han dado lugar a lo que ya se llama la e-democracia de control.

Este clima general de recelo y suspicacia en lo social y cotidiano se agrava sobremanera en lo político. En los dos libros de denuncia puntual de la realidad norteamericana -Suzanne Garment Scandals, The Crisis of Mistrust in American Politics, Times Books; y Mertha C. Nussbaum, Hiding from Humanity: Disgust, Shame and the Law, Princeton University Press- y en las dos formulaciones globales más brillantes de este fenómeno -Mark E. Warren, Democracy and Trust, Cambridge University Press, y Mattei Dogan, Political Mistrust and the Discrediting of Politicians, Leyde and Boston Brill- abundan los ejemplos, los análisis y las conclusiones, que no cabe resumir. Sólo una procedente del último texto citado. Para el profesor Dogan, lo que mejor ilustra la situación actual es la absoluta falta de ejemplaridad de la inmensa mayoría de los líderes políticos, que acompañan su mediocridad con una bien retribuida y visible circulación entre el poder político y el poder económico. Nombres tantos, en la España de hoy, que dan cuerpo cotidiano a la sospecha y fragilizan el régimen democrático. Los analistas, al encarar este malestar múltiple de la democracia, la califican de crisis y con esa designación y desde esa perspectiva, pasan del centenar los libros que en los últimos 25 años lo han abordado.

Uno de los últimos y además de los más penetrantes es el breve texto La démocratie d'une crise à l'autre, de Marcel Gauchet, Edit. C. Deffaut, 2007, en que nos describe el proceso de circularidad crísica que a partir de finales del siglo XIX zarandea la democracia desde el individuo a la sociedad y desde ésta de nuevo a la soberanía individual.

En ese decurso, gracias al sufragio accede a la condición de liberalismo democrático y aprovechando el triunfo de éste frente a los totalitarismos fascista y estalinista, así como la consagración de los derechos sociales en el Estado providencia instala a la democracia en un horizonte sin más allá. Pero a partir de la década de los años ochenta la pujanza del individualismo y el primado de las iniciativas individuales sobre la creatividad de la sociedad civil, la impotencia parlamentaria y la economización de la gran mayoría de los procesos sociales acaban con la vigencia de las clases sociales, arrinconan al mundo del trabajo, reducen la importancia de los grupos y reinstituyen al derecho individual en motor de la historia. Lo que equivale a un adelgazamiento considerable del contenido democrático, que prescinde de todo lo no referido directamente a los individuos.

La soberanía del pueblo desaparece engullida por la soberanía del individuo y la comunidad en su doble dimensión de pública y de lo público es sustituida por la sociedad política del mercado y por la sociedad del mercado político. Al régimen resultante se le ha calificado de democracia mínima, en la que la sustancia decisiva son los derechos humanos, de aquí su apelación de Democracia de los Derechos Humanos. Por lo que la política contra ellos del presidente George Bush -Guantánamo, Bagram y, sobre todo, el veto a la ley del Congreso que prohíbe la tortura- deja a la democracia absolutamente vacía y sin sentido

JOSÉ VIDAL-BENEYTO 29/03/2008 EL PAIS

¿Cuál será el próximo paso?, por Leonardo Boff

La situación actual de la Tierra y de la Humanidad nos hace pensar. La aldea global se ha consolidado. Ocupamos prácticamente todo el espacio terrestre y explotamos el capital natural hasta los confines de la materia y de la vida, a través de la razón instrumental-analítica.

La pregunta que se plantea ahora es: ¿cuál será el próximo paso?, ¿más de lo mismo? Pero eso es muy arriesgado porque el paradigma actual está asentado sobre el poder como dominación de la naturaleza y de los seres humanos. No debemos olvidar que el ser humano ha creado la máquina de muerte que puede destruirnos a todos y destruir la vida de Gaia. Ese camino parece haberse agotado. Del capital material tenemos que pasar al capital espiritual. El capital material tiene límites y se agota. El espiritual es ilimitado, inagotable. No hay límites para el amor, la compasión, el cuidado, la creatividad, realidades intangibles que configuran el capital espiritual.

Éste ha sido bastante poco explorado por nosotros, pero puede representar la gran alternativa. La centralidad del capital espiritual reside en la vida, la alegría, en la relación inclusiva, en el amor incondicional y en la capacidad de trascendencia. No significa que tengamos que prescindir de la tecnociencia. Sin ella no atenderíamos las necesidades humanas, pero ella ya no destruiría la vida. Si en el capital material la razón instrumental era su motor, en el capital espiritual es la razón cordial y sensible la que organizará la vida social y la producción. En la razón cordial están radicados los valores; de ella se alimenta la vida espiritual pues produce las obras del espíritu que mencionamos antes: el amor, la solidaridad y la trascendencia.

Si en el tiempo de los dinosaurios hubiera habido un observador hipotético que se hubiera preguntado por el próximo paso de la evolución probablemente habría dicho: la aparición de especies de dinos todavía mayores y más voraces. Pero se habría engañado. Nunca habría podido imaginar que de un pequeño mamífero que vivía en la copa de los árboles más altos, alimentándose de flores y de brotes y temblando de miedo de ser devorado por los dinosaurios irrumpiría, millones de años más tarde, algo absolutamente impensado: un ser de conciencia y de inteligencia −el ser humano− con una cualidad de vida totalmente distinta a la de los dinosaurios. Fue un paso diferente.

Creemos que ahora, de otro paso, podrá surgir un ser humano marcado por el inagotable capital espiritual inagotable. Ahora será el mundo del ser más que el mundo del tener.

El próximo paso, entonces, sería exactamente éste: descubrir este capital espiritual inagotable y empezar a organizar la vida, la producción, la sociedad y la cotidianidad a partir de él. Entonces la economía estará al servicio de la vida y la vida se empapará de los valores de la alegría y la autorrealización, una verdadera alternativa al paradigma vigente.

Pero este paso no es mecánico. Es voluntario, es decir, es algo que se ofrece a nuestra libertad. Podemos acogerlo o podemos rechazarlo. No se identifica con ninguna religión Es algo anterior, que emerge de las virtualidades de la evolución consciente. Quien lo acoge vivirá otro sentido de vida, vivenciará también un nuevo futuro. Los otros seguirán sufriendo los impases del actual modo de ser y se preguntarán angustiados por su futuro y hasta por la eventual desaparición de la especie humana.

Estimo que la actual crisis mundial nos abre la posibilidad de un paso nuevo rumbo a este modo de ser más alto. Se dice que Jesús, Francisco de Asís, Gandhi y tantos otros maestros del pasado y del presente habrían dado ya anticipadamente este paso.


Fuente: Koinonia

Una sabiduría para todos los tiempos, por Salvador Harguindey


Nuestro amigo Salvador Harguindey acaba de publicar un libro de aforismos y pensamientos titulado "Una sabiduría para todos los tiempos", en Ediciones La Llave. A continuación reproducimos el prólogo del autor:

El hombre moderno ya no tiene tiempo para leer. Por ello, un libro en forma de aforismos y pensamientos tiene la ventaja de que se puede coger y dejar en cualquier momento, a pesar de lo cual se puede obtener un fruto muy apetecible con leer una única frase. Estas páginas se convierten también en la forma más sencilla de conocer la mente de un Einstein o comprender a Dostoyevski, Lao Tse o Goethe, sin verse obligado a saber de física de la relatividad, leer esas interminables y abigarradas novelas rusas, penetrar en una concienciación oriental distinta a la nuestra o sufrir los desencantos del gran poeta alemán.

La sabiduría, y con ellas, la cultura y el espíritu humano, individual y colectivo, se hunden vertiginosamente en un mundo cada vez más agresivo, violento y deshumanizado. Si, según dijo Buda, la estupidez es la causa de todos los males así como de la infelicidad de los hombres, nuestras sociedades, dominadas por la estupidez y la superficialidad, no tienen la mínima posibilidad de salvación. Pero si es cierto que al cielo no se llega sino a través del infierno y que antes de ver la luz hay que sobreponerse al caos, tal vez las páginas de este libro ayuden a resucitar una esperanza que aún mora escondida en algún recóndito lugar del ser humano. Con esos ingredientes es aún posible salir al encuentro de una nueva conciencia que permita superar, e incluso cambiar, un mundo cada vez más violento, conflictivo e insatisfactorio.

¿Por qué se habla aquí de “una” sola sabiduría para todos los tiempos? La sabiduría es una montaña que en su pico más alto, al nivel de la realización, su iluminada clarividencia no permite más dualismos confrontadores, ignorancia, conflicto o sufrimiento. Y es que en esa cima se trascienden todos los contrarios, allí todo se hace “Uno”. Por eso decimos que la sabiduría humana es únicamente “una”. No es de extrañar por lo tanto que un pequeño racimo de algunos de los sabios y seres más elevados - desde Buda y Lao Tse a Jesucristo, Plotino, Hermes Trimegisto, Spinoza, Goethe, Dosoyevski, Tolstoi, Carl Jung, Hermann Hesse, Raimon Panikkar, Aldous Huxley, Krishnamurti, Einstein, Evelyn Underhill, Abraham Maslow, el Dalai Lama, Ken Wilber, etc. -, lleguen a conclusiones muy parecidas. Y cada uno de estos seres nos indica un camino de ascenso que, en líneas generales, es común a todos ellos.

Este libro de pensamientos y aforismos pretende poner un peldaño más que lleve a una transformación de la conciencia, esa metanoia tan necesitada hoy en día, un cambio drástico que desde Jesús de Nazaret a Einstein y al Dalai Lama actual se ha considerado imprescindible para alcanzar la salvación. Pero no una salvación en una vida futura, a la manera de las merecidamente desprestigiadas, dogmáticas y trasnochadas religiones dualistas, sino en esta vida, en el Aquí y en el Ahora. Si el infierno está en esta vida, el Cielo también puede estarlo. No es necesario esperar.
Estas páginas pueden servir asimismo como libro de meditación en estos tiempos de crisis, cambio y confusión, indicando cual es el mejor y más sabio sendero a seguir para lograr la elevación y evolución ascendente de las conciencias, tanto en la existencia personal como en la vida social, política, espiritual y universal.



Fuente: Blog de Salvador Harguindey

Vídeo: ¡No al choque de civilizaciones!

El siguiente vídeo ha sido el ganador de los premios Youtube de este año en la categoría de política.



Fuente: Avaaz.org

La urgencia de la transformación, por Eckhart Tolle

La vida, ya sea de una especie o de una forma individual, muere, o se extingue, o se impone por encima de las limitaciones de su condición por medio de un salto evolutivo siempre que se ve enfrentada a una crisis radical, cuando ya no funciona la forma anterior de ser en el mundo o de relacionarse con otras formas de vida y con la naturaleza, o cuando la supervivencia se ve amenazada por problemas aparentemente insuperables.

Se cree que las formas de vida que habitan este planeta evolucionaron primero en el mar. Cuando todavía no había animales en la superficie de la tierra, el mar estaba lleno de vida. Entonces, en algún momento, alguna de las criaturas se aventuró a salir a la tierra seca. Quizás se arrastró primero unos cuantos centímetros hasta que, agobiada por la enorme atracción de la gravedad, regresó al agua donde esta fuerza prácticamente no existe y donde podía vivir con mayor facilidad. Después intentó una y otra vez hasta que, mucho después, pudo adaptarse a vivir en la tierra, desarrolló patas en lugar de aletas y pulmones en lugar de agallas. Parece poco probable que una especie se hubiera aventurado en semejante ambiente desconocido y se hubiera sometido a una transformación evolutiva a menos que alguna crisis la hubiera obligado a hacerlo. Quizás pudo suceder que una gran zona del mar hubiera quedado separada del océano principal y que el agua se hubiera secado gradualmente con el paso de miles de años, obligando a los peces a salir de su medioambiente y a evolucionar.

El desafío de la humanidad en este momento es el de reaccionar ante una crisis radical que amenaza nuestra propia supervivencia. La disfunción de la mente humana egotista, reconocida desde hace más de 2.500 años por los maestros sabios de la antigüedad y amplificada en la actualidad a través de la ciencia y la tecnología, amenaza por primera vez la supervivencia del planeta. Hasta hace muy poco, la transformación de la conciencia humana (señalada también por los antiguos sabios) era tan sólo una posibilidad a la cual tenían acceso apenas unos cuantos individuos aquí y allá, independientemente de su trasfondo cultural o religioso. No hubo un florecimiento generalizado de la conciencia humana porque sencillamente no era todavía una necesidad apremiante.

Una proporción significativa de la población del planeta no tardará en reconocer, si es que no lo ha hecho ya, que la humanidad está ante una encrucijada desgarradora: evolucionar o morir. Un porcentaje todavía relativamente pequeño pero cada vez más grande de personas ya está experimentando en su interior el colapso de los viejos patrones egotistas de la mente y el despertar de una nueva dimensión de la conciencia.

Lo que comienza a aflorar no es un nuevo sistema de creencias ni una religión, ideología espiritual o mitología. Estamos llegando al final no solamente de las mitologías sino también de las ideologías y de los credos. El cambio viene de un nivel más profundo que el de la mente, más profundo que el de los pensamientos. En efecto, en el corazón mismo de la nueva conciencia está la trascendencia del pensamiento, la habilidad recién descubierta de elevarse por encima de los pensamientos, de reconocer al interior del ser una dimensión infinitamente más vasta que el pensamiento. Por consiguiente, ya no derivamos nuestra identidad, nuestro sentido de lo que somos de ese torrente incesante de pensamientos que confundimos con nuestro verdadero ser de acuerdo con la vieja conciencia. Es inmensa la sensación de liberación al saber que no somos esa "voz que llevamos en la cabeza". ¿Quién soy entonces? Aquel que observa esa realidad. La conciencia que precede al pensamiento, el espacio en el cual sucede el pensamiento, o la emoción o la percepción.

El ego no es más que eso: la identificación con la forma, es decir, con las formas de pensamiento principalmente. Si es que hay algo de realidad en el concepto del mal (realidad que es relativa y no absoluta), su definición sería la misma: identificación total con la forma: las formas físicas, las formas de pensamiento, las formas emocionales. El resultado es un desconocimiento total de nuestra conexión con el todo, de nuestra unicidad intrínseca con "todo lo demás" y también con la Fuente. Este estado de olvido es el pecado original, el sufrimiento, el engaño. ¿Qué clase de mundo creamos cuando esta falsa idea de separación total es la base que gobierna todo lo que pensamos, decimos y hacemos? Para hallar la respuesta basta con observar la forma como los seres humanos se relacionan entre sí, leen un libro de historia o ven las noticias de la noche.

Si no cambian las estructuras de la mente humana, terminaremos siempre por crear una y otra vez el mismo mundo con sus mismos males y la misma disfunción.


Fuente: Extracto del libro Una Nueva Tierra de Eckhart Tolle

BARAKA: un mundo más allá de las palabras


‘Baraka’ es una antigua palabra sufí que puede traducirse simplemente como “bendición”, “aliento” o “esencia de vida”.

Esta película se rodó en cinco continentes, 24 países, incluyendo exteriores en Tanzania, China, Brasil, Japón, Kuwait, Camboya, Irán y Nepal, junto con otros lugares importantes de Estados Unidos y Europa.
Al captar las glorias y calamidades que la naturaleza y el hombre han traído al planeta, Baraka narra la impresionante historia de la tumultuosa interacción entre la Tierra y el Hombre; evitando las palabras, excitando la vista, el oído y la imaginación con un barrido de imágenes y sonidos

Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=dYZ8RWqqicQ

+ Información: http://www.isaanent.com/ficha.php?idpelicula=16
http://es.wikipedia.org/wiki/Baraka_%28pel%C3%ADcula%29

Fuente: www.eldedoenlallaga.com

La lucha de los monjes de Tíbet

por JUAN JOSÉ TAMAYO (*)
LA VERDAD de Murcia, 29.03.2008

En el imaginario social está muy extendida la idea de que los principios morales del budismo son intemporales, irreformables y sólo practicables por una minoría de iniciados dentro de la tradición budista. Se cree que carecen de significación histórica y de relevancia social, y que apenas pueden hacer aportaciones importantes en el actual debate ético y en las nuevas propuestas morales para la regeneración de la sociedad, la construcción de un mundo más habitable y la búsqueda de un modelo de desarrollo sostenible. Las pasadas movilizaciones pacíficas de los monjes budistas de Myanmar contra la dictadura militar que oprime al país desde hace casi medio siglo y las más recientes de los monjes de Tíbet contra la ocupación china constituyen un mentís a dicho imaginario y un ejemplo de compromiso cívico en defensa de la libertad. Estamos ante una revolución no violenta que se inspira en los principios del budismo, reformulados y reinterpretados en los nuevos contextos culturales, sociales, políticos, económicos y religiosos y que demuestran la vigencia del ideal budista de una Humanidad sin sufrimiento, de un mundo interdependiente y de una sociedad pacificada y pacificadora tanto a nivel interior como exterior.

Uno de los intentos más luminosos en esta línea es la reformulación de los Cinco Maravillosos Preceptos del budismo llevada a cabo por Thich Nhat Hanh, monje vietnamita exiliado en Francia desde hace varias décadas, cuyo objetivo es transformar el sufrimiento en vida feliz, aprender el arte de vivir en la belleza y ser solidario con todos los seres del Universo.

El primer precepto es no matar, que Nhat Hanh traduce como cultivar la compasión, poner todos los medios al alcance de cada uno para proteger la vida, no causar daño a la naturaleza ni a los seres humanos, practicar la no violencia. Consciente del sufrimiento causado por la destrucción de la vida, se compromete a cultivar la compasión y a proteger la vida de las personas, animales, plantas y minerales. Se muestra resuelto a no matar, a no dejar que otros maten y a no tolerar ningún acto mortal en el mundo, tanto en su pensamiento como en su forma de vivir.

El segundo es no robar, que Nhat Hanh traduce como no poseer nada que pertenezca a otra persona ni enriquecerse a costa del dolor de otros seres humanos y del resto de las especies de la tierra. Consciente del sufrimiento causado por la explotación de la injusticia social, el robo y la opresión, el monje vietnamita hace el voto de cultivar la ternura y trabajar por el bienestar de las personas, animales, plantas y minerales, de practicar la generosidad al compartir su tiempo, energía y recursos materiales con aquéllos que están necesitados. Está resuelto a no robar y a no poseer nada que pertenezca a otros, a respetar la propiedad de los demás y a impedir que otros se aprovechen del sufrimiento humano o del sufrimiento de otras especies de la Tierra.

El
tercer precepto es abstenerse de conductas sexuales inapropiadas, que implica tener un comportamiento sexual responsable, caer en la cuenta de los sufrimientos que se ocasionan a los demás por la mala conducta de uno, respetar los derechos y compromisos de los demás para asegurar la propia felicidad y la de los otros y afirmar la unidad de cuerpo y mente. Consciente del sufrimiento causado por la conducta sexual irresponsable, Nhat Hanh llama a cultivar la responsabilidad y a proteger la seguridad e integridad de los individuos, de las parejas y de la sociedad. Se muestra resuelto a no implicarse en relaciones sexuales sin amor y a hacer todo lo que esté en su mano para proteger a los niños de abusos sexuales.

El cuarto es no mentir, que Nhat Hanh traduce por decir la verdad, no exagerar, no tener un lenguaje inmundo, no tener lengua viperina, hablar consciente y responsablemente y escuchar atentamente, no difundir informaciones sin la seguridad de su certeza, no pronunciar palabras que causen odio o división en la comunidad o la familia, hacer todo lo posible para lograr la conciliación y de los conflictos. Consciente del sufrimiento causado por hablar inconscientemente y por la incapacidad de escuchar a los demás, asume el compromiso de cultivar la palabra cariñosa y la escucha profunda a fin de proporcionar gozo y alegría a los demás y de mitigar su sufrimiento. Sabiendo que las palabras pueden crear felicidad o sufrimiento, se compromete a hablar con palabras que inspiren autoconfianza, gozo y esperanza. Está resuelto a no propagar rumores cuya veracidad desconozca y a no criticar o condenar cosas de las que no esté seguro. Se abstendrá de pronunciar palabras que puedan causar división o discordia, o que puedan provocar la ruptura de la familia o la comunidad.

El
quinto precepto es no consumir sustancias que perjudiquen a la mente, como el alcohol y las drogas. El cuerpo se nos ha transmitido por generaciones anteriores y por nuestros padres; su destrucción constituye una traición tanto a las generaciones pasadas como a las futuras. Su propuesta es el consumo consciente. Consciente del sufrimiento causado por el consumo inconsciente, se compromete a cultivar una buena salud, tanto física como mental, para él, su familia y la sociedad mediante la práctica de comer, beber y consumir conscientemente, ingerir únicamente productos que preserven la paz, el bienestar y el gozo en su cuerpo, en su consciencia y en el cuerpo colectivo de su familia y sociedad. Está resuelto a no utilizar alcohol o ningún otro intoxicante y a no ingerir comidas u otros productos que contengan toxinas. Trabajará por transformar la violencia, el miedo, el odio y la confusión en sí mismo y en la sociedad practicando una dieta, para su bien y el de la sociedad. Comprende que una dieta adecuada es fundamental para la autotransformación y para la transformación de la sociedad. Con esta interpretación, Naht Hahn pretende contrarrestar la imagen pasiva del budismo en el imaginario colectivo que lleva a entender el mensaje de Buda como indiferencia ante la guerra y la injusticia, desinterés por la suerte común de la Humanidad y justificación de las situaciones de opresión.

¿Simples palabras? No. La reformulación de Nhat Hanh no se queda en el papel. Existen numerosas comunidades budistas comprometidas en el análisis de los problemas mundiales y en la mejora de las condiciones de vida de la Humanidad desde la práctica de la justicia social, la no violencia y el equilibrio ecológico. Un ejemplo es la Red Internacional de Budistas Comprometidos, cuyos ámbitos de trabajo son: la educación alternativa y la formación espiritual, el pacifismo, los derechos humanos, la lucha por emancipación de las mujeres, la ecología, la familia, el desarrollo rural, las economías alternativas, la comunicación y los problemas de los monjes y de las monjas, que han de compaginar la contemplación y la acción.

La lucha de los monjes budistas de Tíbet, que cuenta con el apoyo y la solidaridad de numerosos ciudadanos y ciudadanas de todo el mundo, viene a demostrar que el budismo está comprometido con la libertad de expresión, la democracia y la dignidad humana, y que la compasión que predica se traduce en compromiso con los derechos humanos, sociales, ecológicos y culturales de los pueblos. Así lo ha manifestado el Dalai Lama, tras denunciar el peligro de «genocidio cultural» que se cierne sobre Tíbet. Evitarlo es tarea de todos, sobre todo de los dirigentes chinos, de las organizaciones internacionales y de las religiones.

(*) Juan José Tamayo. Director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III.

Fuente: http://www.laverdad.es/murcia/prensa/20080329/opinion/lucha-monjes-tibet-20080329.html

viernes, 28 de marzo de 2008

Un colectivo artístico crea un "banco de conocimientos"


El grupo Platoniq recoge adhesiones para el ‘Mercado de Intercambio de Ideas’ que se celebrará en el CCCB ( http://www.cccb.org/es/ )


¿Quiere saber qué es el capitalismo cognitivo o cómo defenderse ante una situación de mobbing inmobiliario? O quizá le gustaría explicar cómo funciona una cooperativa de consumo biológico o cómo compartir wi-fi con sus vecinos. En ambos casos tiene que apuntarse al Banco Común de Conocimientos (BCC) (www.bancocomun.org), una plataforma concebida como un laboratorio de educación mutua, de ciudadano a ciudadano, basada en la idea de que todos los conocimientos capaces de mejorar la calidad de vida son un bien común y como tales deben ser transmitidos, compartidos, protegidos y extendidos.

“El BCC se enmarca en un movimiento global llamado Open Knowledge, que aplica la filosofía del copyleft y los métodos del software libre a dinámicas colectivas de aprendizaje”, afirman los creadores del invento, el colectivo Platoniq (www.platoniq.net), fundado por Susana Noguero (Mallorca, 1975) y Olivier Schulbaum (Francia, 1971). “La estructura de Banco es abierta y se basa en dinámicas de cooperación, documentación y responsabilidad distribuida. Cualquier persona puede participar, formando parte de la propia organización, ofreciendo y/o demandando conocimientos o produciendo contenidos para difundir a través de la web”, explican.

Tras dos acciones públicas en Cambridge y Lisboa, bajo el lema El saber ocupa lugar, el Banco Común de Conocimientos desembarca a Barcelona con un Mercado de Intercambio de Conocimientos Libres, que se celebrará del 3 al 5 de abril en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), en el marco del ciclo NOW, encuentros en el presente continuo. “Hasta entonces realizaremos sondeos a través de la web y en el espacio público, por ejemplo delante de universidades y mercados [el sábado estarán en el de Sant Antoni de Barcelona] para ir recopilando ofertas y demandas y estructurarlas en diversos apartados: educación, ecología del conocimiento, derechos ciudadanos y economía”, indican. De esta forma, y hasta el 31 de marzo, se preparará un programa de ponentes que ofrecerán sus cápsulas de conocimiento en las jornadas de intercambio en el CCCB.

“También habrá un espacio para las intervenciones imprevistas, consultorías, teoría para llevar, microtalleres y manuales audiovisuales de supervivencia urbana. Además, para abrirnos a un público de no iniciados, hemos encargado a diferentes expertos una serie de ejercicios / juegos, que simplifican conceptos y estrategias relacionados con la filosofía y los protocolos tecnológicos en los que se basa el BCC”, añaden.

Dos de estos juegos han sido concebidos por los propios miembros de Platoniq: el Social tagging, donde se aprende a detectar afinidades, intereses, carencias y habilidades con el objetivo de formar grupos de trabajo, y el Monalisa.Torrent, donde se ilustran los beneficios de las infraestructuras horizontales y distribuidas y cómo aplicarlos a otros ámbitos de la sociedad.

El investigador Ismael Peña López organizará ejercicios para enseñar sistemas de evaluación de contenidos y Juan Freire dará lecciones de software libre aplicado a modelos de sostenibilidad económica en empresas culturales. También participarán el escritor independiente y artista digital Armin Medosch; el creador del mítico banco del tiempo LET System en los años ochenta, Michael Linton; el colectivo suizo de media-activistas, Bitnik; los responsables de la comunidad online de aprendizaje por vídeo Sclipo, y la socióloga, bióloga, economista y especialista en redes de trueque en Latinoamérica, Heloísa Primavera.

“Todos los intercambios son registrados y publicados en Internet bajo una licencia copyleft que garantiza que el conocimiento siga rodando. Queremos crear herramientas para transformar múltiples aspectos de la vida en momentos de aprendizaje y compartir recursos como manera de conseguir más autonomía, individual y colectiva en la vida cotidiana”, concluyen los dos creadores del colectivo organizador.

Escrito por ROBERTA BOSCO - Barcelona - 25/03/2008 para EL PAIS

jueves, 27 de marzo de 2008

Una nueva espiritualidad más allá de las formas religiosas



Excelente artículo de Mariá Corbi del Centro de Estudios de las Tradiciones Religiosas
Los rasgos de las nuevas sociedades y de la dinámica que desencadenan.

Las nuevas sociedades industriales viven y prosperan a través de la creación continua de nuevos conocimientos científicos y de nuevas tecnologías. A partir de esas innovaciones científicas y tecnológicas, se crean innovaciones en productos y servicios. Esas innovaciones, sobre todo si son de calidad, son el motor de la economía y la base del éxito económico.

Esta actitud innovadora, como base del éxito económico, pone a todos los niveles de la sociedad en movimiento.

Las continuas creaciones científicas suponen el continuo cambio en la interpretación de las realidades. Y como las ciencias llegan a todas partes, las transformaciones de las interpretaciones de la realidad se extienden a todos los ámbitos de lo real.



Las innovaciones científicas llevan a las innovaciones continuas tecnológicas; estas conducen a las continuas transformaciones de las formas de trabajar y, consiguientemente, a la mutación necesaria de las formas de organizarse. Estos cambios en las organizaciones exigen cambios en las formas de cohesionar los grupos y en las finalidades y valoraciones que se establecen.

Esta es la conclusión: las nuevas sociedades industriales necesitan moverse continuamente en todos los niveles de su vida. Son, pues, sociedades dinámicas que tienen que estructurarse sin creencias, porque las creencias fijan la interpretación de la realidad, aunque sea sólo en sus puntos nucleares; al fijar la interpretación fijan la valoración y, con ello, tienden a fijar la organización, los sistemas de cohesión y valoración colectiva.

Por necesidades de supervivencia, las nuevas sociedades deben excluir positivamente todas esas fijaciones porque bloquearían o dificultarían grandemente la posibilidad y el funcionamiento de las sociedades de innovación.

Cuando hay que excluir las creencias, se excluye, con ellas, las sacralidades. Al excluir creencias y sacralidades, se excluyen, de hecho, las religiones.

Y todo esto no ocurre ni por maldad, ni por degradación colectiva, ni generado por un consumismo decadente, sino por la dinámica cultural de las nuevas sociedades.

Esta es la lógica interna de las sociedades de innovación, también llamadas sociedades de conocimiento. Se las llama así porque viven de la creación continua de conocimientos, no porque sean más sabias que las que les precedieron.

Pero además de esta lógica interna de las nuevas sociedades, se crea una conciencia generalizada en la población de que todo nos lo construimos nosotros mismos, a nuestro propio riesgo. Nuestras formas de interpretar la realidad y nuestras formas de valorarla, nuestras maneras de trabajar y organizarnos, nuestros mundos axiológicos y nuestras formas de comportamiento, todo debemos construirlo nosotros mismos. Esta es la experiencia colectiva, consecuencia de la aceleración de los cambios en las últimas décadas. Nada nos viene construido del cielo, ni de la naturaleza de las cosas.

Esta conciencia colectiva de que nada en nuestra vida nos viene determinado y construido desde ninguna parte, sino que todo tenemos que construírnoslo nosotros mismos, se hace incompatible, de hecho, con las creencias y el sometimiento a una revelación que nos vendría de los cielos, que nos proporcionaría un proyecto de vida humana, intocable, al que habría que someterse.

Es decir, esta conciencia colectiva, fruto de las rápidas transformaciones de nuestras sociedades, en todos los ámbitos de la vida, viene a hacerse incompatible con la religión que se fundamenta en revelación, en creencias y en sumisiones.
En la medida en que la religión se presenta ligada a creencias y, por tanto, fijaciones, la religión se hace imposible para las nuevas generaciones.

Y en la medida en que la espiritualidad se presenta como ligada a la religión, la espiritualidad también se hace imposible para los hombres y mujeres de las nuevas sociedades.

De hecho, estas nuevas sociedades, en términos generales, no están cultivando ninguna forma de espiritualidad, con excepción de una minoría muy escueta de buscadores.

Desmantelamiento axiológico de las nuevas sociedades.

Esta es la situación de nuestras sociedades. Se trata de sociedades que disponen de poderosas ciencias y tecnologías, cuyo potencial crece día a día. Tienen poder para controlar, en notables proporciones, siempre crecientes, el mundo físico, el biológico y el de las comunicaciones. Ese poder puede ser benéfico o irreversiblemente destructivo, hasta dañar la vida en el planeta. Las primeras alarmas serias ya se han disparado.

Los procedimientos con los que los hombres han cultivado la calidad, a lo largo de la historia, han sido las religiones, y en el último tramo de la historia, las ideologías, con apoyo colateral de las religiones. Las religiones han entrado en una grave crisis, para la gran mayoría de los hombres y mujeres de las sociedades desarrolladas, y es de prever, razonablemente, que en la medida en la que las sociedades subdesarrolladas o en vías de desarrollo se incorporen al grupo de las sociedades desarrolladas, se incorporarán también a la crisis de la religión. Es razonable hacer esta previsión; lo contrario es querer evitar la dificultad del problema o esperar que el río fluya hacia arriba.

Las grandes ideologías también están en crisis. De la ideología socialista, la socialización de los medios de producción, con todo lo que ello suponía como proyecto de vida colectiva, ha quedado invalidada a causa del colapso del mundo soviético; como mínimo para un largo espacio de tiempo. Lo que queda de aquella ideología son unos cuantos postulados: equidad, justicia, democracia, igualdad, sin que lleguen a constituir un proyecto de vida para el nuevo tipo de sociedades.

La otra gran ideología no ha salido mejor parada, aunque pueda parecer lo contrario. Las sociedades capitalistas son pragmáticas y lo que les queda del viejo proyecto liberal de vida, son métodos, procedimientos para gestionar la sociedad y la economía, que con el derrumbe de los proyectos socialistas del mundo soviético, han quedado fortalecidos también para un largo período de tiempo. Estos métodos o procedimientos, que han quedado si no verificados, sí reforzados, son la democracia, la propiedad privada, la libertad de iniciativa y el mercado.

Pero tanto los grupos sociales que propugnan los postulados socialistas como los que propugnan los procedimientos que proceden del capitalismo, carecen de proyectos que ofrecer a las nuevas sociedades globalizadas de conocimiento e innovación continua.

En estos momentos de nuestra transformación cultural y social, carecemos de proyectos de vida colectiva, con carga axiológica suficiente para motivar a los pueblos y dotarlos de cuadros de valores que fomenten la calidad de las personas y los grupos.

Las religiones ofrecían sus proyectos de vida colectiva e individual, apoyándose en creencias. También ofrecían la posibilidad de un cultivo serio de la espiritualidad, apoyándose en creencias. Esa vía de la calidad humana y de la espiritualidad ha quedado bloqueada para los hombres y mujeres y los grupos de las nuevas sociedades.

También las ideologías se apoyaban en creencias, laicas esta vez. Las ideologías sostenían que sus propuestas, con respecto al funcionamiento que debía adoptar la economía, la propiedad colectiva de los medios de producción o la iniciativa y propiedad privada y el mercado, se debía a la naturaleza misma de las cosas; naturaleza que las ciencias y la filosofía descubrían.

También esas creencias laicas, y los proyectos axiológicos que soportaban, se han venido abajo. Nada nos viene de Dios, ni nada nos viene de la naturaleza misma de las cosas. La marcha acelerada de las sociedades de innovación y cambio nos ha enseñado, y ha impreso en la conciencia de todos los hombres de las sociedades desarrolladas, que todo nos lo tenemos que construir nosotros: nuestros saberes, nuestras tecnologías, nuestros postulados axiológicos para la vida colectiva e individual, nuestros proyectos de vida, etc.

Ahora ya sabemos y vivimos que tenemos nuestro destino, y el destino del planeta, en nuestras manos.

No volverán ni las creencias laicas ni las religiosas.
En esta situación, hemos tenido que comprender, forzados por la evolución de la cultura y de los modos de vida, que para manejar el tremendo poder de nuestras ciencias y nuestras tecnologías, tenemos que ser capaces de construir proyectos de vida de calidad, para el bien de nuestra especie y para el bien del planeta.

Pero ¿cómo construiremos proyectos de calidad, si los constructores no tienen antes esa calidad? No podemos cultivar la calidad humana desde la religión, porque tendríamos que pasar por las creencias, y no nos es posible. Tampoco podemos cultivar la calidad humana partiendo de las ideologías, porque también tendríamos que pasar por las creencias laicas, que no nos es posible sostener.

¿Desde dónde cultivar la calidad que nos es imprescindible para poder construir proyectos colectivos de calidad?
Este es, quizás, el problema más grave con el que se enfrenta la nueva situación cultural de la humanidad en los países desarrollados.

Una herencia inapreciable que puede ser fuente de calidad y de espiritualidad.

Las nuevas sociedades tendían que advertir que hay un lugar desde donde cultivar la calidad humana y la espiritualidad, sin pasar ni por las religiones, ni por las ideologías, ni por ningún tipo de creencias, sean religiosas o laicas. Ese lugar es el enorme legado de sabiduría de las tradiciones religiosas de la humanidad. En esas tradiciones, herencia de milenios, es posible encontrar la sabiduría que necesitamos y los procedimientos para cultivarla.

Esas tradiciones de sabiduría y de espiritualidad, se expresaron y vivieron, aunque no todas, a través de creencias, porque nacieron y se desarrollaron en sociedades que se articulaban sobre creencias: y lo hacían no por razones religiosas, sino porque se trataba de sociedades estáticas, que vivieron durante milenios fundamentalmente de la misma manera, y que, por ello, tenían que excluir los cambios de importancia y las posibles alternativas.

La fijación de esos proyectos sociales se hacía mediante creencias: Dios había revelado que se debía vivir así. Supuesta esa revelación, el colectivo debía creerla y someterse. No hacerlo sería ir contra la voluntad de Dios y rebelarse contra Él.
Así se vivieron las tradiciones de sabiduría. No se podía hacer de otra manera. Pero las tradiciones de sabiduría pueden ser leídas, comprendidas y vividas sin pasar por las creencias que son propias de sociedades que debían programarse para no cambiar. Esa es nuestra tarea.

Todas las tradiciones religiosas de la humanidad nos invitan a acceder y cultivar una segunda dimensión de la realidad, una dimensión absoluta, libre, gratuita, que no tiene nada que ver con nuestro acceso cotidiano a la realidad, propio de unos vivientes necesitados y que está en función de sus necesidades.

Tenemos la posibilidad de un doble acceso a la realidad: uno en función de nuestras carencias y de cara a la supervivencia como individuos y como especie, y otro absoluto, sin referencia ninguna a nuestras necesidades, porque lo real está ahí, independientemente de nosotros.

Este doble acceso a lo real es nuestra cualidad específica.
Esa segunda dimensión de lo real es lo que cultivan las tradiciones religiosas. Y lo hacen dentro del programa o proyecto colectivo de vida, propio de las sociedades estáticas y preindustriales.

Las tradiciones religiosas son las tradiciones milenarias del cultivo de esa segunda dimensión de nuestro acceso a lo real. Son las tradiciones de la sabiduría de ser hombres, viviendo nuestra cualidad específica, viviendo y cultivando nuestra doble experiencia de lo real.

Las tradiciones del pasado hablan de esa dimensión absoluta, desde los sistemas míticos y simbólicos que forman la manera de pensar, sentir, actuar, organizarse y vivir de unos colectivos en unas condiciones de vida determinadas, que siempre son preindustriales. Invitan e incitan a experimentarla y cultivarla, dicen cómo hacerlo, cómo evitar errores, cómo progresar en ella.

A través del cultivo de esa dimensión
-conducen a un amor incondicional de toda realidad, humana y no humana;
-conducen a un distanciamiento y desapego de las situaciones, de nuestros intereses y rechazos, de nosotros mismos. Ese desapego permite que podamos interesarnos por la realidad misma, sin tener en cuenta las ventajas que podamos sacar nosotros de ello.

-Conducen al silenciamiento interior. Gracias a él, callamos todas nuestras interpretaciones y valoraciones al acercarnos a las cosas y a las personas. Y las silenciamos porque esas interpretaciones y valoraciones están formadas desde la egocentración propia de unos vivientes necesitados.

El silencio interior posibilita el desapego y la distancia que nos facilita el interés y el amor por todo lo real; un interés que es por las personas y las cosas mismas, sin que nuestros ganancias o pérdidas les pongan condiciones.

El interés sin condiciones por todo, el paso atrás que supone el desapego y el silenciamiento interior, son requisitos para acceder a la experiencia absoluta de lo real y para el cultivo de la espiritualidad, y son también la base de toda calidad humana, se presente donde se presente.

Podemos heredar el legado de las tradiciones sin tener que heredar, a la vez, sus sistemas de creencias, sus sistemas míticos y simbólicos -que eran los procedimientos de programación colectiva de las sociedades preindustriales-, ni sus modos de comportamiento y organización.

Podemos hacerlo y debemos hacerlo; de lo contrario despreciaríamos un riquísimo legado de sabiduría, fuente de calidad humana y de espiritualidad.

De esa herencia podemos aprender las formas del cultivo de la calidad humana, sin tener que pasar por creencias, ni religiosas, ni laicas.

Desde esta perspectiva queda patente que es posible un cultivo de la espiritualidad, que es el cultivo de la dimensión absoluta de nuestra experiencia de la realidad, sin tener que pasar por las viejas formas propias de las religiones, ni tener que pasar por sus sistemas de creencias.

Es posible hacerlo y diría, que en las circunstancias propias de las sociedades dinámicas de innovación, es la única manera posible de hacerlo, sin tener que partir de cero, sino heredando el inmenso legado de todas las tradiciones espirituales de la humanidad. Todas esas tradiciones son nuestras, todas son nuestra herencia. Todas están a nuestra disposición, si nos tomamos la molestia de aprender a leerlas sin buscar en ellas soluciones a nuestros problemas, sin buscar en ellas cómo hemos de interpretar y valorar la realidad, qué hemos de creer, cómo hemos de vivir, actuar y organizarnos. Todas esas cuestiones ya sabemos que debemos resolverlas nosotros mismos con nuestros propios medios y apoyados en nuestra propia cualidad. En las tradiciones religiosas encontraremos sólo lo que se refiere a esa segunda dimensión de lo real.

Todas las tradiciones tienen que ser leídas y vividas desde estas nuevas condiciones culturales. Pero unas son más fáciles de releer o descodificar que otras.

Podríamos decir que las grandes tradiciones religiosas de la humanidad se podrían dividir en dos grandes bloques: las que se expresan en sistemas míticos, simbólicos y rituales, y las que, con leve apoyo simbólico, se expresan por medios conceptuales.

En el primer grupo se encuentran las tres grandes tradiciones occidentales: el judaísmo, el cristianismo y el islam. En el segundo grupo se sitúan principalmente las grandes tradiciones orientales: algunas corrientes del hinduismo, el budismo y el taoísmo. El hinduismo, como en todo, cabalga entre los dos grupos.

Las tradiciones que se expresan con un mínimo aparato simbólico y por medios conceptuales que, además, no son sistemas de programación colectiva, son más fáciles de descodificar para sociedades, como las nuestras, de conocimiento. Por esta causa se han expandido más rápidamente por todo el Occidente.

Las que se expresan y viven por medio de grandes narraciones sagradas, mitos, símbolos y rituales, que son, a la vez, sistemas de programación colectiva de las sociedades preindustriales, resultan algo más difíciles; no porque en sí lo sean, sino por el hábito que tenemos de tomar esos mitos y símbolos como descripciones de personajes y hechos.

Hay que aprender a leerlas simbólicamente, es decir, no como descripción de hechos y personajes, sino como metáforas, como símbolos que apuntan y aluden a la dimensión absoluta de la realidad. Tenemos que aprender a leerlos y vivirlos como hacemos con los poemas.

Eso no es algo difícil, si se superan los viejos hábitos, que son milenarios. Si no se logra superar esos hábitos, resulta imposible. Sin embargo, para la mayoría de las nuevas generaciones de nuestras sociedades desarrolladas, esa lectura puede resultar muy fácil, porque las nuevas generaciones, con excepción de una escueta minoría, han perdido las creencias y se han alejados de las religiones.

Hay que volver al gran legado de las tradiciones religiosas de la humanidad, al legado de todas, pero desde donde estamos, desde sociedades laicas, sin creencias ni sacralidades. Ahí tenemos una gran herencia desde la que poder cultivar la calidad de individuos y grupos y la espiritualidad, sin tener que ser hombres religiosos ni creyentes.

Un témpano de 40 kilómetros de largo se desgaja de la Antártida

Imágen del resquebrajamiento de la Plataforma de Wilkins en la Antártida- AFP





Un témpano de 40 kilómetros de largo y 2,5 kilómetros de ancho se ha desgajado de la plataforma de Wilkins, una vasta base de hielo del tamaño de la provincia de Burgos en la Antártida, según ha informado el Servicio Británico sobre la Antártida.

Los científicos británicos se han mostrado muy sorprendidos por el pronto resquebrajamiento de la plataforma de hielo, ya que esperaban que se viera afectada por el alza de las temperaturas mundiales dentro de unos quince años. No se espera que el resquebrajamiento de la zona contribuya a elevar el nivel del mar, ya que el hielo ya flotaba sobre el agua, pero sí que su ausencia permita que otros glaciares antárticos fluyan hacia el océano.

Fuente: ELPAÍS.com - Madrid - 26/03/2008

viernes, 21 de marzo de 2008

La guerra de la que no se habla en la campaña electoral de EEUU

No hace mucho tiempo se daba por descontado que la guerra de Irak serí el tema central en la campaña presidencial, como lo fue en las elecciones de mitad de período de 2006. Pero prácticamente ha desaparecido, lo que ha generado cierta perplejidad.

No debería haberla. "The Wall Street Journal" estuvo cerca de acertar en un artículo de portada sobre el supermartes, aquel día de múltiples primarias: "Los temas pasan a segundo plano en la campaña 2008 a medida que los electores se enfocan en la personalidad".


Para ponerlo en forma más precisa, los temas dejan de figurar en primer plano, mientras los candidatos y sus agencias de relaciones públicas se centran en la personalidad. Como de costumbre, los temas pueden ser peligrosos. La teoría demócrata progresista sostiene que la población ("marginales ignorantes y entrometidos") debe ser "espectadora" y no "partícipe" de la acción, como escribió Walter Lippmann.

Los partícipes son conscientes de que ambos partidos políticos están bien a la derecha de la población y que la opinión pública es consistente a través del tiempo, asunto analizado en el útil estudio "La desconexión de la política exterior", de Benjamin Page y Marshall Bouton. Es importante entonces que la atención sea desviada hacia otra parte.

El trabajo concreto del mundo es asunto de un liderazgo iluminado. Y ello se revela más en la práctica que en las palabras. El presidente Wilson, por ejemplo, sostuvo que se debería dar poder a una elite de caballeros de "altos ideales" para preservar la "estabilidad y la corrección", esencialmente en la perspectiva de los Padres Fundadores (de Estados Unidos). En años más recientes, esos caballeros se han transmutado en la "elite tecnocrática", "intelectuales de acción", los neocons "straussianos" de Bush II y otras configuraciones. Para esta vanguardia, las razones por las que Irak debe ser sacado de la pantalla de radar no debieran ser oscuras.

Fueron convincentemente explicadas por el distinguido historiador Arthur M. Schlensinger, articulando la posición de los "palomas" hace 40 años, cuando la invasión de Estados Unidos a Vietnam estaba en su cuarto año y Washington se preparaba para sumar otros 100 mil efectivos militares a los 175 mil que ya estaban haciendo añicos Vietnam del Sur. Por entonces, la invasión suponía arduos costos, por lo que Schlesinger y otros liberales de la línea Kennedy eran reacios a pasar de halcones a palomas.

En 1966, Schlesinger escribió que "todos rezamos" para que los halcones tengan la razón al pensar que el incremento militar va a "eliminar la resistencia" y, si lo hace, "todos saludaríamos la sabiduría y la capacidad estadista del Gobierno" al obtener la victoria, dejando al mismo tiempo al "trágico país hecho polvo y devastado por los bombardeos, arrasado por el napalm, convertido en una tierra baldía por la defoliación química, una tierra en ruinas", con su "tejido político e institucional" pulverizado. Pero la escalada probablemente no tendrá éxito y resultará demasiado costosa para nosotros, por lo que tal vez habría que repensar la estrategia. A medida que los costos comenzaron a elevarse severamente, todos habían sido "fuertes opositores a la guerra".

El razonamiento de la elite y las actitudes que lo acompañan conllevan hoy pocos cambios. Y a pesar de que las críticas a la guerra de Irak son mucho mayores y extendidas que en el caso de Vietnam en cualquier etapa comparable, los principios que articuló Schlesinger siguen vigentes. Y él mismo ha tomado una posición muy diferente ante la invasión de Irak. Cuando las bombas comenzaron a caer sobre Bagdad escribió que las políticas de Bush son "alarmantemente similares a la política que aplicó el Japón imperial en Pearl Harbor, en un fecha que, como dijo un anterior Presidente estadounidense, perdurará en la infamia. Franklin D. Roosevelt tenía razón, pero hoy somos nosotros los que vivimos en la infamia". Que Irak es "una tierra en ruinas" es algo que no se cuestiona. Recientemente la agencia británica Oxford Research Business actualizó su estimación de muertes adicionales causadas por la guerra en 1,03 millones, excluyendo a Karbala y Anbar, dos de las peores regiones. Sea correcta esa estimación, o exagerada, según algunos, no hay duda de que el balance es horrendo. Varios millones de personas se encuentran internamente desplazadas.

Gracias a la generosidad de Jordania y Siria, los millones de refugiados que huyen del colapso de Irak, incluyendo a la mayoría profesional, no han sido simplemente exterminados. Pero esa acogida se debilita porque Jordania y Siria no reciben ningún apoyo significativo por parte de los autores de los crímenes en Washington y Londres; la idea de que ellos puedan admitir esas víctimas, más allá de casos puntuales, es demasiado estrafalaria para ser considerada. La guerra sectaria ha devastado a Irak. Bagdad y otras áreas han sido sometidas a una limpieza étnica brutal y dejadas en manos de señores de la guerra y milicias, el primer punto de la actual estrategia de contrainsurgencia desarrollada por el general Petraeus.

Uno de los más informados periodistas que se han adentrado en la chocante tragedia, Nir Rosen, publicó recientemente un epitafio, "La muerte de Irak", en "Current History". Escribe Rosen: "Irak ha sido asesinado, para no levantarse nunca más. La ocupación estadounidense ha sido más desastrosa que la de los mongoles, que saquearon Bagdad en el siglo XIII", percepción común de los iraquíes. "Sólo los tontos hablan ahora de ‘soluciones’. No hay solución. La única esperanza es que tal vez el daño pueda limitarse".

Independiente de la catástrofe, Irak sigue siendo un tema marginal en la campaña presidencial. Eso es natural, dado el espectro halcón-paloma de la opinión elitista. Las palomas liberales se adhieren a su razonamiento y actitudes tradicionales, rezando para que los halcones tengan la razón, EEUU obtenga una victoria e imponga "estabilidad", palabra código para la subordinación a la voluntad de Washington.

Los halcones son alentados y las palomas silenciadas con entusiastas informes sobre menores bajas tras el incremento de tropas. En diciembre, el Pentágono difundió "buenas noticias" sobre Irak: un estudio mostraba que los iraquíes tienen "opiniones mezcladas", por lo que la reconciliación debería ser posible. Las opiniones eran dos. Primero, que la invasión de EEUU es la causa de la violencia sectaria que ha hecho trizas a Irak. Segundo, que los invasores deben retirarse.

Unas pocas semanas después del informe del Pentágono, el experto militar en Irak de "The New York Times", Michael R. Gordon, escribió un análisis razonado sobre las opciones respecto a Irak que enfrentan los candidatos presidenciales. Hay una voz que falta en el debate: la de los iraquíes. Más bien, no es digna de mencionar.

Y parece que a nadie le importa. Eso tiene sentido en la habitual presunción tácita de casi todos los discursos sobre política internacional: somos dueños del mundo, ¿qué importa entonces lo que otros piensen? Son "no-personas", por tomar prestado el término usado por el historiador británico Mark Curtis en su trabajo sobre los crímenes imperiales de Gran Bretaña. Por rutina, los estadounidenses se unen a los iraquíes en ser no-personas. Tampoco sus preferencias brindan opciones.




Noam Chomsky

IAR Noticias/The New York Times Syndicate
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=64455